tag:blogger.com,1999:blog-33693041940188840652024-03-12T20:47:59.756+01:00Noticias Amor y RabiaColectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comBlogger173125tag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-18339230055364931412022-12-01T23:51:00.002+01:002022-12-01T23:52:26.022+01:00Maximilien Rubel (1905-1996), editor libertario de Marx<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCPV7TfIG467QJzhaPCFJFwShAjchtopSz-XQIcWyou8sDtqvPoezUyV5DM31VljHAnkwLQhl2Ume1aE8naAF_Yxoo3mHnEodmT4-9Nxw3-eJ0Ngx0AzNdkvzBi3eHHafXNdEpdldazROJWgMLonQb_iEo0IZ-jwBZOYTnoSEd1pXngeDKZRkv-MSG/s800/rubel1.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="527" data-original-width="800" height="263" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCPV7TfIG467QJzhaPCFJFwShAjchtopSz-XQIcWyou8sDtqvPoezUyV5DM31VljHAnkwLQhl2Ume1aE8naAF_Yxoo3mHnEodmT4-9Nxw3-eJ0Ngx0AzNdkvzBi3eHHafXNdEpdldazROJWgMLonQb_iEo0IZ-jwBZOYTnoSEd1pXngeDKZRkv-MSG/w400-h263/rubel1.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;"><b><i>Maximilien Rubel</i></b></span></div><br />Por Kevin Anderson (Obituario publicado en Capital & Class (London) No. 62, Summer 1997, p. 159-165)<p></p><p><br /></p><p>En lo que será una verdadera pérdida para los estudios de Marx, Maximilien Rubel, editor internacionalmente conocido de la obra de Marx, murió en París a la edad de 90 años el 28 de febrero de 1996. El logro más reconocido de Rubel fue su edición de <b>Marx Oeuvres</b>, del primer volumen que se publicó en 1963, al volumen IV, que apareció hace tres años <b><span style="color: red;">(1)</span></b>. Según su colega de toda la vida Louis Janover, esta edición provocó las polémicas más violentas por parte del Partido Comunista y sus intelectuales porque <b><i>“vieron que su monopolio sobre las ediciones de las obras de Marx estaban desapareciendo”</i></b> (1996: 143).</p><p><br /></p><p>En 1952, mucho después de la publicación de la primera <b>Marx-Engels-Gesamtausgabe (MEGA)</b> o <b>Textos Completos</b> iniciada en Rusia en la década de 1920 por David Riazanov hubiera dejado de ser publicada, y cuando la única edición aún publicada de la colección mucho menos completa de los <b>Collected Works</b> de Marx y Engels estaba editada en ruso, Rubel y Bracke-Desrousseaux publicaron una denuncia en un diario de izquierda francés sobre el Instituto Marx-Engels-Lenin en Moscú por su <b><i>“silencio”</i></b> respecto al <b><i>“destino de Riazanov y su trabajo”</i></b>. Escribieron que Stalin, que había mandado ejecutar a Riazanov, no<b><i> “toleraría la publicación en su totalidad de una obra que estigmatizó su despotismo a través de la lucha despiadada librada por Marx y Engels contra regímenes policiales: los de Louis Napoleón, de Prusia, y del zarismo”</i></b> (1952: 113).</p><p><br /></p><p>La propia edición de Rubel de las obras de Marx comenzó a aparecer una década después como parte de la prestigiosa serie Pléiade de la editorial Gallimard de grandes libros. Hasta la fecha han sido publicados dos volúmenes de escritos económicos de Marx (1963 y 1968), un solo volumen sobre filosofía (1982), y el primero de los dos volúmenes proyectados sobre los escritos políticos (<b>Oeuvres IV</b>, 1994, en lo sucesivo citados como Marx 1994). Para completar la serie, también se planeó un volumen de cartas. Estos volúmenes, cada uno de los cuales tiene un promedio de alrededor de 2.000 páginas, contienen una gran cantidad de comentarios detallados y eruditos sobre la vida y el trabajo de Marx en forma de prefacios, introducciones y notas críticas. Por ejemplo, para el primer volumen de los escritos económicos de Marx, publicado en 1963, Rubel escribió una larga cronología de la vida y obra de Marx, luego ampliada como libro (Rubel y Manale 1975), mientras que el volumen de 1994 de los escritos políticos de Marx hasta 1854 contiene casi 700 páginas de notas y los prefacios de Rubel, que cubren cuestiones como el viejo y el nuevo <b>MEGA</b>, la relación de la filosofía con la teoría política de Marx, y los antecedentes y contexto de cada selección.</p><p><br /></p><p>Dado que la interpretación de Rubel de Marx siempre había subrayado su dimensión política, quizás un examen de <b>Marx Oeuvres IV</b> de 1994, posiblemente la culminación del trabajo de su vida, dar a los lectores una idea de su enfoque general y contribución <b><span style="color: red;">(2)</span></b> El prólogo de Rubel al volumen ofrece el repaso breve más claro que conozco de los diversos esfuerzos para publicar las obras de Marx. Cubre el MEGA inacabado de Riazanov, las ediciones de las obras completas de Marx y Engels rusa (1928-47) y de Alemania Oriental (1956-85), cuyo objetivo era más limitado (que sirvieron de modelo para la <b>Marx-Engels Collected Works</b> en inglés), y el nuevo MEGA, comenzado en 1975. Señala mordazmente que<b><i> “el nombre de el iniciador y director de la primera MEGA (1927-35), D. Riazanov, nombrado por el propio Lenin para su cargo, no era siquiera mencionado”</i></b> por los nuevos editores de MEGA en Moscú y Berlín Este (Marx 1994: xvi). También recuerda brevemente la situación del nuevo MEGA desde 1991, que está siendo publicado ahora bajo la dirección general de la <i>International Marx-Engels Fundation</i> en el <i>International Institute for Social History</i> de Ámsterdam.</p><p><br /></p><p>Durante un período posterior a 1991, Rubel participó como miembro de la junta asesora reorganizada del MEGA, una junta que ahora incluye una serie de destacados académicos de Marx con varios puntos de vista. Aunque él no se refiere a ella en su 1994 prefacio a <b>Oeuvres IV</b>, Rubel finalmente renunció al consejo de MEGA, señalando en una entrevista de 1995 su <b><i>“desacuerdo sobre algunos principios de edición, especialmente la ausencia de un plan para volver a editar los volúmenes publicados durante el periodo marxista-leninista”</i></b>. También dio a entender que se oponía a los planes de MEGA de publicar la mayoría de las notas de Marx y extractos de libros y artículos, materiales que tienen una estructura similar a los <b>Ethnological Notebooks</b> ya publicados. Como declaró en respuesta a una pregunta sobre si podríamos esperar importantes nuevos materiales de Marx para ser publicado en el MEGA: <b><i>“Francamente, no lo creo. Riazanov solo quería publicar cuarenta volúmenes simplemente porque pensó que era inútil publicar todos los extractos de los cuadernos de Marx (¡más de doscientos!). Estos cuadernos no son más que simples copias, a menudo sin observaciones personales, de lo que estaba leyendo. Porque Marx era un lector obsesionado”</i></b>. (Weill 1995: viii) <b><span style="color: red;">(3)</span></b>.</p><p><br /></p><p>La introducción de 110 páginas de Rubel a su <b>Oeuvres IV</b>, tomada junto con sus prefacios a las obras individuales incluidas y sus notas, constituyen de facto una biografía intelectual de Marx hasta 1854. Aquí usa el nuevo MEGA, que publicó las cartas entre Marx y Engels hasta 1857, junto con otras fuentes para desenterrar algunos materiales interesantes. Por ejemplo, Rubel escoge un incidente significativo de 1841, cuando, durante el período en que Marx era terminando su disertación doctoral sobre Epicuro y Demócrito, el algo mayor Bruno Bauer comentó su proyecto. Bauer escribió advirtiendo a Marx que debería eliminar el ahora famoso epígrafe de <b>Prometeo Encadenado</b>, de Esquilo, que incluye las líneas:</p><p><br /></p><p><b><i>Mejor ser un sirviente de esta roca</i></b></p><p><b><i>que ser un niño fiel al padre Zeus</i></b></p><p>(citado en Marx [1841] 1975: 31)</p><p><br /></p><p>Bauer decía, sin duda correctamente, que mantener ese texto impediría a Marx convertirse en profesor en Alemania, tanto porque su contenido era demasiado radical como porque Esquilo no era un filósofo reconocido. Rubel también desarrolla un rico análisis informativo de un pasaje de un poema de Goethe sobre el conquistador túrcómano Timur, que fue citado por los Hegelianos de Izquierda en la década de 1840, donde Goethe sugiere que incluso de un sufrimiento terrible puede salir algo bueno. Aquí Rubel también retoma la deuda de Marx con Hegel. Sin embargo, la discusión de Rubel sobre los principios de Marx el pensamiento filosófico es algo decepcionante a pesar de su erudición, en gran parte porque convierte a Marx en un pensador demasiado ecléctico, saliendo de su camino para sugerir la influencia sobre Marx de Kant, Spinoza, Herder e incluso Schelling, mientras minimiza la de Hegel. Por ejemplo, cuando Marx en un punto discute un concepto hegeliano clave, la <b><i>“negación de lo negativo”</i></b>, Rubel no menciona a Hegel (Marx 1994: c), mientras que en otro lugar escribe de manera un tanto incongruente que el <b><i>“capítulo final de El Capital... vuelve a lo ‘imperativo categórico’ de la ética marxista“</i></b> (Marx 1994: xcvi), convirtiendo aquí al Marx maduro en un kantiano.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhd3gJmxtRR7phEzpLzTX7OHR6MIFlj3p4KKoMlrlaDSwAshA2sUuk-5jCyqnarEXl603cXjIDYK4fKaPLDYmOcFIy9U9aBhySU1FLIYcnmSiijryUu30gPGLRLAYiW9GRggrfiDIaRmxcZmk9bzwcj8S5z-f0m6Ab3AecT-fMqSNFGBnSY7cmPi6Ur/s947/rubel2.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="947" data-original-width="687" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhd3gJmxtRR7phEzpLzTX7OHR6MIFlj3p4KKoMlrlaDSwAshA2sUuk-5jCyqnarEXl603cXjIDYK4fKaPLDYmOcFIy9U9aBhySU1FLIYcnmSiijryUu30gPGLRLAYiW9GRggrfiDIaRmxcZmk9bzwcj8S5z-f0m6Ab3AecT-fMqSNFGBnSY7cmPi6Ur/w462-h640/rubel2.png" width="462" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;"><b><i>Carta del 15 de febrero de 1985 de Maximilien Rubel a su editor, Robert Gallimard, comunicándole que dejaba de trabajar en la preparación del Volumen IV de su antología Ouvres de Marx, por negarse a aceptar que alguien pudiera controlar (y censurar) su linea editorial.</i> (FUENTE)</b></span></div><br /><p><br /></p><p>Rubel tiene algunos comentarios interesantes sobre el desarrollo del concepto inicial de Marx de trabajo alienado hasta el de la alienación política. Argumenta provocativamente que los escritos reproducidos en este volumen sobre la política y el estado del los años 1848-54 son anteriores a los de economía política por los cuales Marx es más conocido: <b><i>“Marx, el crítico de la política, es anterior a Marx, el crítico de la economía política. El analista de la división enajenada del hombre moderno en público y privado precede al analista de la alienación económica. En su teoría, la negación del estado es anterior a la negación del capital, el anarquismo antes que comunismo”</i></b> (Marx 1994: cxx- vii-viii). yo no puedo estar totalmente de acuerdo con Ru- bel en este punto, ya que Marx tenía ya había hecho mucho trabajo sobre teoría económica a mediados 1840, y porque las diferencias de Marx con el anarquismo son explícitas a lo largo de su obra. No obstante, Rubel ha capturado aquí (y en otros lugares de su trabajo) algo del espíritu libertario de Marx, un aspecto de su pensamiento que a menudo se perdía durante los largos años de la burocrática Segunda Internacional y luego del estatismo comunista.</p><p><br /></p><p>La contribución más importante de Rubel en este volumen está menos en su larga introducción que en sus más de 500 páginas de prefacios y no- tas explicativas que acompañan los trabajos individuales de Marx que ha seleccionado. Como ya había incluido en volúmenes anteriores de el <b>Marx Oeuvres</b> lo que muchos consideran los escritos políticos de Marx, las criticas de 1843 de la Filosofía del Derecho de Hegel, <b><i>‘Sobre la cuestión judía’</i></b> y el <b>Manifiesto Comunista</b>, el <b>Oeuvres IV</b> de 1994 comienza con selecciones del periodismo revolucionario de Marx de 1848-49, y luego incluye <b>La lucha de clases en Francia</b>, <b>El dieciocho brumario de Louis Bonaparte</b>, una selección de sus artículos para el <i>New York Daily Tribune</i> sobre Inglaterra, China e India, así como sus escritos menos conocidos, como los referidos a la ruptura de la Liga Comunista, el juicio a los comunistas en Colonia, sobre Palmerston, sobre España, y sobre la Guerra de Crimea de 1853-56.</p><p><br /></p><p>El prefacio editorial de Rubel para el <b>Dieciocho Brumario</b>, de 28 páginas, retoma la historia de la publicación de la obra y sus notas indican las diferencias textuales entre las dos ediciones de la misma publicadas durante la vida de Marx. Rubel ofrece un repaso emocionante de los primeros años de Marx en Londres, mostrando de manera muy gráfica en detalle su aislamiento incluso de otros emigrantes revolucionarios. La pobreza, su ridiculización por la prensa del <i>establishment </i>alemán, e incluso las acusaciones de ser agente un de la policía (el hermanastro de Jenny Marx era por entonces el Ministro del Interior de Prusia y lideraba la represión de los demócratas y los revolucionarios) acosaron a Marx durante este período. Rubel también señala astutamente a algunas diferencias claves en 1851 entre Marx y Engels con respecto a Polonia, con Engels en este punto muy cerca de oponerse a la lucha de Polonia por la independencia, y también destaca la predilección bien conocida de Engels por el lado militar de las cosas. Sin embargo, aunque Rubel tiene una merecida reputación por exagerar las diferencias entre Marx y Engels, y por su hostilidad hacia Engels, en este mismo prefacio cree que Engels ayudó a Marx a formular las conocidas líneas de apertura del 18 Brumaire. Indica que en una carta de El 3 de diciembre de 1851, Engels le había escrito a Marx sobre el golpe bonapartista en Francia, usando la frase <b><i>“la primera vez como gran tragedia y la segunda como pequeña farsa“</i></b> (Marx 1994: 1363).</p><p><br /></p><p>El breve prefacio de Rubel a su selección del material del <i>New York Daily Tribune</i> es menos interesante que su notas explicativas más largas para ese mismo material, especialmente las de los controvertidos escritos sobre la India. Aquí Rubel una vez más saca el poema de Goethe sobre Timur, que Marx cita al final de uno de sus artículos de India de 1853 en el que argumenta que algo positivo podría surgir del colonialismo británico. Rubel pone a discusión en este pasaje la relación de Marx con Hegel, que enlaza con la noción del capitalismo como un desarrollo progresivo en la historia que Marx había continuado en el <b>Manifiesto Comunista</b>. En los escritos de Marx sobre el falso y reaccionario británico Lord Palmerston, especialmente su acusación de que este último era en realidad un agente zarista, Rubel cita un análisis temprano y poco conocido de Riazanov: <b><i>“Es por tanto, un error... hacer de Palmerston un amigo de principios de Rusia... Su ‘principio’ más elevado eran los intereses de la oligarquía inglesa”</i></b> (Marx 1994, 1532) <b><span style="color: red;">(4)</span></b>.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZB9zPWa0Fzt93Pza-FPhFjIi0ualLmauxfsrs0lAol5qfbmbl_dQhmBfl6QCrhLEFhGpnqDJPoRihx38KwO8rkuNxqdXEkqX8-ecOjvjo15WnBWKkQld3rSmRjc6X1-9Zzch1GU6C7ZKP7AWAOuwTCgspwIjw0az_VJPtT42Q6VU3q_BwepXs-z1d/s421/rubel3.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="421" data-original-width="288" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZB9zPWa0Fzt93Pza-FPhFjIi0ualLmauxfsrs0lAol5qfbmbl_dQhmBfl6QCrhLEFhGpnqDJPoRihx38KwO8rkuNxqdXEkqX8-ecOjvjo15WnBWKkQld3rSmRjc6X1-9Zzch1GU6C7ZKP7AWAOuwTCgspwIjw0az_VJPtT42Q6VU3q_BwepXs-z1d/w273-h400/rubel3.png" width="273" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;"><b><i>Segundo volumen de antología Ouvres de Marx editada por Rubel en la Bibliothèque de la Pléiade de Editorial Gallimard.</i></b></span></div><br /><p><br /></p><p>Durante muchos años, como dijo una vez Raya Dunayevskaya, el régimen estalinista ruso empleó <b><i>“tiempo, energía y vigilancia increíbles”</i></b> para „encarcelar a Marx dentro de los límites <b><i>“de su ideología”</i></b> (1988: 63). Como parte de este proceso, Marx también fue editado a menudo de manera tendenciosa, desfigurando sus escritos liberadores y humanistas con prefacios y notas dogmática y autoritarias, e incluso retrasó o suprimió la publicación de algunos de sus escritos más importantes. En esto contexto, las ediciones de Rubel de Marx se destacaron como una alternativa. Junto con Riazanov, fue uno de los principales editores de Marx del siglo. Además, Rubel produjo un cuerpo teórico de trabajos sobre Marx <b><span style="color: red;">(5)</span></b>. Hoy, cuando muchos están tratando de fomentar un retorno a Marx, que sería al mismo tiempo una ruptura con el legado del comunismo totalitario, su trabajo continuará ayudándonos a ver a Marx como un pensador revolucionario fundamentalmente democrático y humanista. En su última entrevista, Rubel declaró con confianza que Marx “es un pensador del siglo XX y no del siglo diecinueve”. Añadió que los peligros gemelos de la emancipación humana que Marx señaló a lo largo de su escrituras, “el estado y un sistema capitalista en el proceso de la globalización”, aún “pesan sobre el destino de la humanidad, a través de las armas de destrucción masiva” (Weill 1995: viii), hoy más que nunca.</p><p><br /></p><p><b>NOTAS</b></p><p><br /></p><p><b><span style="color: red;">(1)</span></b> Karl Marx, <b>Oeuvres IV. Politique I. Édition établie, présenté et annoté par Maximilien Rubel</b>. (Ediciones Gallimard, París, 1994: cxxxv, 1829. ISBN 2-07-011296-9. 540 francos). Nombrado en el texto a partir de aquí como Marx 1994.</p><p><b><span style="color: red;">(2)</span></b> Ver también la revisión de este volumen por Bertell Ollman (1995).</p><p><b><span style="color: red;">(3)</span></b> Para un informe altamente esclarecedor sobre la estructura actualmente proyectado para el <b>MEGA</b>, incluida una cuenta de algunos de los de- bates sobre la reducción de su tamaño por razones financieras y una completa lista de los volúmenes ya publicados y actualmente proyectados, ver Grandjonc y Rojahn (1995). Este artículo apareció en el nueva revista <b><i>MEGA-Studien</i></b>, fundada en 1994 y publicada por el<i> International Institute for Social History</i> de Amsterdam. Esta revista multilingüe sirve como un foro internacional para discusiones sobre la historia y el estado actual del MEGA.</p><p><b><span style="color: red;">(4)</span></b> Rubel cita esta afirmación de las largas notas editorales de Riazanov (1920), una colección de dos volúmenes de 1.000 páginas, aparentemente la primera traducción al alemán de una gran selección de artículos de Marx para el <i>New York Daily Tribune</i>. Curiosamente, Riazanov no incluyó ninguno de los artículos de Marx de la década de 1850 sobre la India o China, concentrándose en aquellos sobre Europa Occidental, Rusia, y Turquía.</p><p><b><span style="color: red;">(5)</span></b> Ver la colección bastante representativa de sus escritos que apareció en inglés hace más de una década (Rubel 1981), y el tributo a Rubel por Bongiovanni (1981), así como la evaluación crítica de Dunayevskaya (1982) y un artículo previo mío en esta revista (Anderson 1992).</p><p><br /></p><p><b>REFERENCIAS</b></p><p><b><br /></b></p><p>▪ Anderson, K. (1992) <i>"Rubel‘s Marxology: A Critique"</i>, <b><i>Capital & Class</i></b> 47: 67-91.</p><p>▪ Bongiovanni, B. (1981) <i>"Maximilien Rubel"</i>, <b><i>Telos </i></b>47:159- 74. Dunayevskaya, R. (1982) <i>"Hobsbawm and Rubel on the Marx Centenary, But Where Is Marx?"</i>, <b><i>News & Letters</i></b> 27 No.7 (August-September): 4,10.</p><p>- (1988) <b>Marxism and Freedom. From 1776 until Today</b>. Columbia University Press, New York.</p><p>▪ Grandjonc, J. and J. Rojahn (1995) <i>"Aus der MEGA-Arbeit. Der revidierte Plan der Marx-Engels-Cesamtausgabe"</i>, <i><b>MEGA-Studien</b></i> 2:62-89.</p><p>▪ Janover, L. (1996) <i>"Maximilien Rubel: une oeuvre & découvrir"</i>, <b><i>L‘Homme et la société</i></b> (January-March): 143-46.</p><p>▪ Marx, K. ([1841] 1975) <i>"Difference Between the Democritean and Epicurean Philosophy of Nature"</i>, in <b>Marx and Engels, Collected Works, Vol. 1</b>, International Publishers, New York: 25-105. (1994) <b>Oeuvres IV. Politique I. Edition established, presented, and annotated by Maximilien Rubel</b>. Gallimard, Paris. Oilman, B. (1995), <i>"Review of Rubel‘s Marx, Oeuvres IV"</i>, <i><b>MEGA-Studien 2</b></i>: 126-27.</p><p>▪ Riazanov, D., ed. (1920) <b>Gesammelte Schriften von Karl Marx und Friedrich Engels. 1852 bis 1862</b>. Translated by Luise Kautsky. Two vols. Dietz Verlag, Stuttgart.</p><p>▪ Rubel, M. (1981) <b>Rubel on Karl Marx: Five Essays</b>. Edited and translated by Joseph O‘Malley and Keith Algozin. Cambridge University Press, Cambridge and New York.</p><p>▪ Rubel, M. and Bracke-Desrousseaux (1952) <i>"L‘Occident doit Marx et Engels une Edition monumentale de leurs oeuvres"</i>, <b><i>La Revue socialiste</i></b> 59 (July): 113-14.</p><p>▪ Rubel, M. and M. Manale (1975) <b>Marx without Myth: A Chronological Study of His Life and Work</b>. Basil Blackwell, Oxford and Harper & Row, New York.</p><p>▪ Weill, N. (1995)‚ <i>“Un penseur du XXe siecle et non du XlXe. Un References entretien avec Maximilien Rubel”</i>, <b><i>Le Monde</i></b> (September 29): viii.</p><div><br /></div><span><a name='more'></a></span><p><br /></p><p>Este artículo es parte de un dossier sobre el papel del anarquismo en la difusión de la obra de Karl Marx publicado en el número 72b de la revista <b><i>Amor y Rabia</i></b>, que puede descargarse en formato PDF <a href="https://mega.nz/#!Dx5CCKxB!OB64E8NaW-jg-n2pl71Pejoddq39Djy3ZCz3oEBXBec" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2018/07/revista-amor-y-rabia-n72b-introduccion.html" target="_blank">aquí</a>.</p><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr1y73Z86pOm2mRp56TgS6lNuQuCI3acd_MYo-oMb59t1u432JUlo7g7gtafDhW1XgsoF03jBEX5jPHNZzKK7bU2XBONQmg26QrBQBOotwldrDusEMDKzTEBafP-JPbcba8d3JG7tlbe4/s1600/Anuncio-AyR-72b.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="661" data-original-width="1600" height="264" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr1y73Z86pOm2mRp56TgS6lNuQuCI3acd_MYo-oMb59t1u432JUlo7g7gtafDhW1XgsoF03jBEX5jPHNZzKK7bU2XBONQmg26QrBQBOotwldrDusEMDKzTEBafP-JPbcba8d3JG7tlbe4/s640/Anuncio-AyR-72b.jpg" width="640" /></a></div><div style="font-size: 12px; line-height: normal; text-align: justify;"><span face=""arial" , "helvetica" , sans-serif"><span style="-webkit-font-kerning: none;"><br /></span></span></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-90623080868902799692022-11-29T17:53:00.007+01:002022-11-29T18:04:05.751+01:00Max Stirner está ganando la competición<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizYN1vppuWpoli1ra_7J_YC6hOW2rDdYUdg02O7nv-gTTPu1WCNE_IYEQqT6PTtFTJ_TXeVRRKQBQX07jPoGhmbvgtNadxDUyD8za_InwhAqqL2j3TJO3HkDufJKAsIeOZjHMPpx-IFOEFU07Ry0F5szrgbLsHSkku70jxNX8jnHwTUG6YoBF1Jmn9/s700/tumba1.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="453" data-original-width="700" height="414" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizYN1vppuWpoli1ra_7J_YC6hOW2rDdYUdg02O7nv-gTTPu1WCNE_IYEQqT6PTtFTJ_TXeVRRKQBQX07jPoGhmbvgtNadxDUyD8za_InwhAqqL2j3TJO3HkDufJKAsIeOZjHMPpx-IFOEFU07Ry0F5szrgbLsHSkku70jxNX8jnHwTUG6YoBF1Jmn9/w640-h414/tumba1.jpg" width="640" /></a></div><div><br /></div><div>Por <b>Entito Sovrano</b></div><div><br /></div><div><div>En una fresca tarde de otoño, atravieso un cementerio que es de especial importancia para mí. Varios monumentos se alinean en sus caminos irregulares, salpicados con el antiguo mausoleo ocasional de un aristócrata o miembro de la burguesía muerto hace mucho tiempo. Los ángeles astillados y las coronas rotas huelen a intentos desesperados de permanencia, pero ya están manchados por los estragos de la entropía.</div><div><br /></div><div>Los monumentos cuentan una historia tan rica y variada como la tumultuosa historia de la ciudad misma. Este es el <b><i>Sophiengemeinde </i></b>en Berlín, un cementerio llamado así en memoria de la loca tercera esposa del rey Federico I de Prusia, y que lleva la cicatriz permanente de la lucha ideológica. Tras la construcción del Muro de Berlín, este mundo pacífico se partió por la mitad: la iglesia local permaneció en Berlín Occidental, pero el cementerio que la acompañaba acabó en Alemania oriental.</div><div>Mientras sigo caminando, llego a la última de las filas de monumentos conmemorativos, más allá de la cual solo hay un campo de hierba desnuda y, más allá, un fragmento gastado pero aún en pie del Muro de Berlín. Este campo de hierba indica una parte del cementerio que se excavó: muchos cientos de tumbas se retiraron para construir un segmento de la <b><i>‘franja de la muerte’</i></b> que sirvió para asesinar a los <b><i>‘reaccionarios’</i></b> que intentaron escapar de la supuesta utopía de los trabajadores.</div><div><br /></div><div>En la última fila antes de la antes mencionada franja de la muerte encuentro la piedra que he estado buscando: la tumba de un tal Johann Kaspar Schmidt, más conocido como Max Stirner. A diferencia de la mayoría de los otros monumentos conmemorativos del sitio, esta tumba no muestra diseños ornamentados y simbólicos, sino que es una losa de piedra simple. Sin iconografía ni elementos especiales, solo lleva el nombre Max Stirner, finamente cincelado en la superficie. El monumento se distingue arquitectónicamente al no intentar distinguirse en absoluto. En una sección tan antigua de un cementerio es raro encontrar una tumba que no tenga ningún signo de sentimiento religioso, libre de las culpas y ansiedades de las psicosis judeocristianas. En esta ausencia –de aquello que el diseño de la lápida prefirió no comunicar– se comunica todo.</div><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1p06qhfbX4vNv1w918hthuW_GGUE4oG1UjT5PQO_AqyReRobmUrndzJfoXi0BEdKHyQLro2-UMolla_ar2OVhYJ0NUSFXl0Pf5C9iPIT397dSmwaXGlttherE98TygH0zGJAutYsomraHx4wYRmfALQkR6FWAZOaqjeBGMuPxZuyACFoA1wEcKlCN/s933/tumba.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="933" data-original-width="700" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1p06qhfbX4vNv1w918hthuW_GGUE4oG1UjT5PQO_AqyReRobmUrndzJfoXi0BEdKHyQLro2-UMolla_ar2OVhYJ0NUSFXl0Pf5C9iPIT397dSmwaXGlttherE98TygH0zGJAutYsomraHx4wYRmfALQkR6FWAZOaqjeBGMuPxZuyACFoA1wEcKlCN/w300-h400/tumba.jpg" width="300" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <b><i>Tumba de Johann Kaspar Schmidt, filósofo que usaba el heterónimo 'Max Stirner'</i></b> </div><div><br /></div><div><br /></div><div>Lo que encuentro realmente sorprendente es el accidente simbólico de todo: el cuerpo de <b>der Einzige</b>, el demoledor de las ideologías establecidas, enterrado bajo tierra a pocos metros de lo que fue la manifestación material más explícita de <b>Geist </b>y la lucha entre ideologías que el mundo jamás ha visto: el Muro de Berlín. Johann Kaspar Schmidt yace directamente frente al muro. Durante décadas, la tumba fue mantenida por la República Democrática Alemana, un estado basado ideológicamente en las teorías del gran enemigo ideológico de Stirner: Karl Marx. El colapso de este estado, y el malestar actual generado por la crisis dentro del sistema capitalista liberal, hace sonar la trompeta anunciando una profunda victoria de Stirner más allá de la muerte, cuyo pensamiento calienta el corazón de este escritor en una tarde fría en Berlín. Parecería que solo en una obra de ficción podría presentarse tal justicia poética y simbólica, pero de alguna manera por pura casualidad uno se enfrenta a ella en la gloriosa realidad.</div><div><br /></div><div>Al lado de la tumba actual hay una placa marrón que indica que es un <b>Ehrengrab</b>, una <b><i>“tumba de honor”</i></b> seleccionada y mantenida por el gobierno local de Berlín, algo cuya ironía se pierde por completo en un departamento cultural de filisteos estatistas que sirven para construir un aire no deseado. de humor para los filosóficamente conscientes, una broma interna para los anarquistas ontológicos. Es en este lugar, donde reside un cadáver muerto hace mucho tiempo, donde Stirner aparece más vivo y más peligroso que nunca, yuxtapuesto y rodeado por un lugar que demuestra profundamente el paradigma en descomposición contra el que se enfureció. Con estos pensamientos zumbando salgo del lugar llevándome lo inefable por lo que vine. Johann Kaspar Schmidt ha muerto. <b>¡Viva Max Stirner!</b></div></div><div><div><br /></div><div><a name='more'></a><p><br /></p><p>Este artículo es parte de un dossier sobre Max Stirner publicado en el número 66 de <b><i>Desde el Confinamiento</i></b>, que puede descargarse en formato PDF <a href="https://mega.nz/file/C8BgEKYB#vlvNkEQ83Y-fpPXQyi18hliyGSPgV3QyDaFzC3phi3o" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/10/desde-el-confinamiento-n-66-mad-max.html" target="_blank">aquí</a>.</p><p><span></span></p><p><a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/10/desde-el-confinamiento-n-66-mad-max.html" target="_blank"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzB3HEv6hwOeEFiWAQ1HiZNPX0-c7v2yuBbf6UqID5CQF4wBulns8CqNj1vsD3R-ISF8ZjtILIlY9I4-pc4qdxbxDY8Mb4mJHIZspXW68m_jQ4n65WZ5tlvSrpWa5WIXIU5Mi9PcXSKAYUOXycbme5gee4Sca6Ju-6mmEuPixWJrComBmrnqpqRv/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="557" data-original-width="700" height="509" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzB3HEv6hwOeEFiWAQ1HiZNPX0-c7v2yuBbf6UqID5CQF4wBulns8CqNj1vsD3R-ISF8ZjtILIlY9I4-pc4qdxbxDY8Mb4mJHIZspXW68m_jQ4n65WZ5tlvSrpWa5WIXIU5Mi9PcXSKAYUOXycbme5gee4Sca6Ju-6mmEuPixWJrComBmrnqpqRv/w640-h509/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a>.</p></div></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-30930123094931464792022-11-25T17:23:00.005+01:002022-11-30T11:05:48.706+01:00Viva la anarquía<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiW-E8lz7_nlkKUKdtY_hmoBCL0xG5GFPVKMGt1OZdB_zwJD9lezrXH2DGw2VPDoTXyPwKpOqiGIB6CC_EVszlf2S6eYQ05U7zj7X6H3CxuXAgWBIkghcBTmx2to-RB_IEw6xpb4k5ALQzjAdxcdFQDfT6ae-3n168lek53z5fEoNzYC-tbZU1efcfz/s700/anarquismo.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="537" data-original-width="700" height="305" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiW-E8lz7_nlkKUKdtY_hmoBCL0xG5GFPVKMGt1OZdB_zwJD9lezrXH2DGw2VPDoTXyPwKpOqiGIB6CC_EVszlf2S6eYQ05U7zj7X6H3CxuXAgWBIkghcBTmx2to-RB_IEw6xpb4k5ALQzjAdxcdFQDfT6ae-3n168lek53z5fEoNzYC-tbZU1efcfz/w400-h305/anarquismo.jpg" width="400" /></a></div><br />Por <b>Ricardo Flores Magón</b><p></p><p><br /></p><p><i>Publicado en el periódico Regeneración, 31 de enero de 1914</i></p><p><br /></p><p>Tras largos meses de forzada ausencia del campo de la lucha, vuelvo por fin al mundo de los llamados libres. Viandante soy que retorna del destierro. Traigo en mis alforjas desengaños nuevos y nuevas decepciones, pues que hasta las rejas de mi obscuro calabozo fueron a asomar sus rostros repulsivos la ambición y el despecho, la ruindad y la traición. Al chirriar de cerrojos y chocar de llaves y cadenas se unieron los discordes aullidos de la jauría anarquizante y los relinchos iracundos de los mulos de la impotencia. El halo fétido de la calumnia envenenó más el enralecido aire de mi celda y la cobardía, viendo mis manos engrilladas, cobró valor y me azotó el rostro.</p><p><br /></p><p>Y calumniado, maldecido, insultado y herido por la espalda por quienes pensé amigos y compañeros y que, por el contrario, supieron aprovechar mi ausencia e imposibilidad de defenderme para desgarrarme el corazón destruyendo mi hogar y haciendo huérfanos a mis desventurados tiernos hijos en venganza de que no me presté a ser instrumento de pasiones ruines y de ambiciones bastardas, vuelvo otra vez, como digo, trayendo en mis alforjas desengaños nuevos y nuevas decepciones, con mi salud quebrantada, aligerado de carnes y peinando más hilos plateados entre las sortijas de mi cabellera negra.</p><p><br /></p><p>Más, si en lo físico he decaído, no así moralmente. Luchadores somos endurecidos en el fragor de la contienda. Nuestras voluntades han sido forjadas en el yunque de la miseria a golpes de infortunio y tiene el recto temple que da la conciencia de clase. Las vicisitudes de la vida son gimnasia vigorizante para las almas tenaces.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXv5PEXWBHuASSGvMlzbcxMp7Us1TK-2vSMiRPgw2oL6OPXz5NVQuOajQuCakbWEZx6Jmbo091oUc9oiB5hI61HL7hm0wsjxiWYQ3NifNC5bk2Juttu1YS3uhaU3ZPafubfoiDG4pUObvUr8oCwlQsjiEKOE_67Iav12f0LKXvg3--GfeDRdtb-pc3/s1250/anarquista.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="675" data-original-width="1250" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXv5PEXWBHuASSGvMlzbcxMp7Us1TK-2vSMiRPgw2oL6OPXz5NVQuOajQuCakbWEZx6Jmbo091oUc9oiB5hI61HL7hm0wsjxiWYQ3NifNC5bk2Juttu1YS3uhaU3ZPafubfoiDG4pUObvUr8oCwlQsjiEKOE_67Iav12f0LKXvg3--GfeDRdtb-pc3/w400-h215/anarquista.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Pobre de salud, pero rico de espíritu, ahora que me hallo despojado ya de mis cadenas de galeote y con las manos libres una vez más de los grilletes, me apresuro a volver al campo de la lucha y a empuñar nuevamente la pluma que arrancara de mis manos la chicana legal esgrimida en nuestra contra por los eunucos de los próceres que sienten perturbarse las funciones digestivas de sus voluminosos vientres con nuestra propaganda revolucionaria.</p><p><br /></p><p>De vuelta estoy entre vosotros, hermanos de cadenas; y así como os envío el más cordial saludo, escupo a los hocicos de la canalla imbécil que con sus maquinaciones pensaron corromperme y que en su impotencia, su rabia y su despecho, arremetieron —¡tontos!—, contra la hermosa lucha que en tierra mexicana sostiene el proletario, a más de arrojar lodo sobre mi nombre limpio y de meter cizaña en medio de mi hogar.</p><p><br /></p><p>He vuelto, pues, hermanos, después de largo encierro, y aunque en él he sufrido como nunca en mi vida, dispuesto estoy de nuevo a pasar por la prueba. Más, mientras ésta llega, a vuestro lado vengo. Hacedme campo, hermanos, a vuestro lado en la lucha; que si mi cuerpo se halla temporalmente enfermo, mi voluntad, como antes, se encuentra inquebrantable. De ahí que tome ahora una vez más mi pluma e irguiéndome altanero ante el prócer protervo le lance como reto este grito sublime que condena mis ansias: <b>¡Viva la anarquía!</b></p><p><b><br /></b></p><p><br /></p><a name='more'></a><p><br /></p><p>Este artículo es parte de un dossier sobre Ricardo Flores Magón publicado en el número 69 de <b><i>Desde el Confinamiento</i></b>, que puede descargarse en formato PDF <a href="https://mega.nz/file/StwUHCgC#_N-HhY2R0jrNKaEBmifeO-e12nfHfAeAeQ-qiwn9ykU" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/11/desde-el-confinamiento-n-69-ricardo.html" target="_blank">aquí</a>.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p><span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyj7x7a5GmTlxfUCL2f1JWxrtEZD1mZB9zPS__A_r3pIPQkBo1ALuUGE_qVCrBZpo6WD6BKQIodydWQnPPRG_vQqB0pf1Afp87yLP8WSVsHeWEzKr0aSqv4uBoSQDMjQWgkH-UzbMnZWCk1qYeucR93RZWxFrVrZKkvlSZMVqMnE5WkofZAZTqmaMj/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="442" data-original-width="700" height="404" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyj7x7a5GmTlxfUCL2f1JWxrtEZD1mZB9zPS__A_r3pIPQkBo1ALuUGE_qVCrBZpo6WD6BKQIodydWQnPPRG_vQqB0pf1Afp87yLP8WSVsHeWEzKr0aSqv4uBoSQDMjQWgkH-UzbMnZWCk1qYeucR93RZWxFrVrZKkvlSZMVqMnE5WkofZAZTqmaMj/w640-h404/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-59047062287444695592022-11-24T18:36:00.004+01:002022-11-30T11:06:08.369+01:00Tierra y Libertad<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKvPZ5iyJGjvtaAGgxXBjzheO9ok3qiGpaIopZp05QpmOGBe1viJnzb-2O9OkR65DHX2cG-449i4cNC9Ron99o_4P5UBGGHEZ7crioESP27f8SezwJ6bktRc3dM-CmigEYz0JLmsYmmJQXML6_dZ0PiuEWh30FrA18YjnwQQ7SLVtFArlash2APC4v/s700/TyL.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="572" data-original-width="700" height="326" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKvPZ5iyJGjvtaAGgxXBjzheO9ok3qiGpaIopZp05QpmOGBe1viJnzb-2O9OkR65DHX2cG-449i4cNC9Ron99o_4P5UBGGHEZ7crioESP27f8SezwJ6bktRc3dM-CmigEYz0JLmsYmmJQXML6_dZ0PiuEWh30FrA18YjnwQQ7SLVtFArlash2APC4v/w400-h326/TyL.jpg" width="400" /></a></div><br />Por <b>Ricardo Flores Magón</b><p></p><p><br /></p><p><i>Publicado en el periódico Revolución, 20 de julio 1907</i></p><p><br /></p><p>De las aberraciones en que incurre el derecho de propiedad, es de las más odiosas, sin duda alguna, la que pone las tierras en posesión de unos cuantos afortunados. Las leyes escritas sancionan la apropiación de tierras; pero como dice Montesquieu <b><i>«la igualdad natural y las leyes naturales son anteriores a la propiedad y a las leyes escritas»</i></b>, y, agregamos nosotros, deben prevalecer sobre las legislaciones artificiosas que ha forjado el egoísmo para favorecer a las castas privilegiadas, arrojando a la miseria y al abandono a la mayoría, a la inmensa mayoría de los seres humanos.</p><p><br /></p><p>La Naturaleza no hace distingos; no formó este globo que la avaricia ha convertido en infierno de los desheredados, para que fuera la <b><i>«cosa»</i></b> de un reducido grupo de explotadores. Formó este globo de inagotables riquezas, fecundo, prodigioso, magnificente, para que nadie careciera de lo necesario, para que en él la humanidad toda viviera feliz y satisfecha. La Naturaleza es igualitaria: leyes semejantes, precisas, invariables, rigen la vida universal de los astros, y de la misma manera, leyes semejantes, precisas, invariables determinan el nacimiento de todos los hombres. No hay quien sea superior a los demás: todos los hombres nacen iguales, tienen idéntico origen y viven sujetos a las mismas leyes biológicas. ¿Por qué han de ser unos poderosos y otros miserables? La tierra, obra de la Naturaleza ¿por qué ha de ser el feudo de los mimados de la fortuna, en vez del patrimonio de la colectividad, de la humanidad entera?</p><p><br /></p><p>El derecho a acaparar tierras individualmente, a adueñarse de lo que corresponde a la colectividad, es un atentado contra las leyes naturales que están muy por encima de las leyes escritas que rigen a la sociedad actual. Y ese atentado resulta más odioso si se observa que no es la laboriosidad o alguna otra virtud lo que determina el enriquecimiento de los hombres; al contrario, son pasiones bajas, el egoísmo, la avaricia, la rapacidad, las que generalmente conducen al solio de los próceres.</p><p><br /></p><p>Uno de los mayores absurdos del régimen capitalista estriba en la injusta y desproporcionada división de las tierras. En México, para no hablar de otros países, esa división, tal como subsiste hoy, es una verdadera calamidad nacional. El territorio mexicano está poseído, casi en su totalidad, por un grupo reducidísimo de terratenientes, quedando cortas extensiones en poder de los pequeños propietarios. La masa de la población, el proletariado tan numeroso como hambriento, no posee ni un palmo de terreno.</p><p><br /></p><p>Si examinamos esta cuestión, encontraremos que la violencia y la corrupción oficiales han contribuido principalmente a despojar a la colectividad de las tierras que por derecho natural le pertenecen. El Estado, el Gobierno, ha sido un aliado eficaz de los despojadores, de los acaparadores de tierras que en virtud de su crimen, se convierten en grandes, en poderosísimos Señores de vidas y haciendas.</p><p><br /></p><p>La conquista española nos trajo una irrupción de soldados aventureros y de nobles ambiciosos que mediante la influencia de que gozaban cerca del trono de España o cerca de los Virreyes, les era fácil, sencillísimo, obtener títulos de propiedad sobre terrenos rústicos o urbanos, aunque éstos pertenecieran de antiguo a los indios. Desalojar a los indígenas de sus tierras era cosa trivial y corriente en tiempos de la dominación española, lo mismo que ahora. Así se formaron grandes propiedades, muchas de las que, pasando de generación en generación, aún subsisten en poder de los descendientes de los despojadores primitivos.</p><p><br /></p><p>Ya independientes, vino la interminable sucesión de guerras civiles que engendraron el caudillaje, tan ávido de riquezas como los dominadores ibéricos. Cualesquier<b><i> «caudillo»</i></b> que se insurreccionaba y que alcanzaba éxito en la aventura, una vez encaramado al Poder, se llamaba a sí mismo ‚salvador de la patria‘ y en premio a sus meritorios servicios se adjudicaba terrenos y más terrenos. Sus compañeros de armas también tenían parte en el botín y se improvisaban rancheros o hacendados.</p><p><br /></p><p>Desde los tiempos del presidente Bustamante hasta las revoluciones de Díaz, los <b><i>«caudillos»</i></b> que luchaban por el medro personal y no por la defensa de ideales, jamás perdieron la oportunidad de hacerse de un pedazo de la patria. Hubo <b><i>«caudillos»</i></b> que llegaron a poseer estados enteros. En nuestra época tenemos ejemplos vivientes de esos voraces detentadores de tierras, siendo el principal Luis Terrazas, amo y señor de Chihuahua y de parte de Sonora.</p><p><br /></p><p>Los «caudillos» no reconocieron límites a su ambición: Santa Anna fue dueño de haciendas incontables, lo mismo que Márquez, Miramón y Mejía. Santiago Vidaurri se declaró propietario de gran porción de Nuevo León y Coahuila, y lo mismo hizo Manuel González en Tamaulipas y Guanajuato, Pacheco en Tamaulipas y cien más cuyos nombres callamos.</p><p><br /></p><p>Habiéndose apoderado los <b>«caudillos»</b> y los favoritos del Gobierno de todas las tierras apetecibles, siendo ya difícil encontrar aunque sea un sobrante qué denunciar, los hombres de dinero y de influencia que quieren engrandecer su feudo, entablan por cualquier pretexto pleitos con los propietarios pequeños e indefectiblemente triunfan en nuestros corrompidos tribunales.</p><p><br /></p><p>Así, los terratenientes van absorbiendo rápidamente el territorio nacional, que, puede asegurarse, está en manos de unos cuantos. Pero tales propiedades son perfectamente ilegítimas y el pueblo tiene pleno derecho a apropiárselas y distribuirlas de una manera equitativa. Esta solución justa y radical del problema agrario no es de nuestros días, es de un porvenir todavía remoto, bien lo sabemos. Estamos aún distantes de la época en que la colectividad tome posesión de las tierras y se evite así que por medio de ellas, se explote al trabajador que las cultiva y que ve con cólera y desesperación que los productos pasan a los cofres de los propietarios holgazanes e insolentes.</p><p><br /></p><p>Estamos muy lejos de abolir la explotación del hombre por el hombre, pero nuestro deber es avanzar hacia ese fin noble y fulgente. No podemos instituir nuestra sociedad sobre la base de la igualdad económica porque nos falta educación; no podemos enarbolar como regla de conducta la sentencia de Proudhon: «la propiedad es el robo», pero sí podemos contribuir al mejoramiento del proletariado y a ponerlo en aptitud de que más tarde destruya el monstruo de la explotación y se emancipe por completo.</p><p><br /></p><p>No suena aún la hora de que la colectividad entre en posesión de todas las tierras, pero sí se puede hacer en México lo que ofrece el <b>Programa del Partido Liberal</b>: tomar las tierras que han dejado sin cultivo los grandes propietarios, confiscar los bienes de los funcionarios enriquecidos bajo la actual Dictadura y distribuirlas entre los pobres. Y esas tierras y esos bienes son inmensos. Hay muchas tierras sin cultivar y favoritos de la Dictadura como Limantour, Terrazas, Corral, Torres, Cárdenas, Molina, Reyes, Dehesa y muchos más, han formado fortunas colosales y son dueños de grandes extensiones de terreno.</p><p><br /></p><p>El <i>Partido Liberal</i> no defiende principios de relumbrón: lucha por las libertades políticas y por la emancipación económica del pueblo. Quiere para los oprimidos reformas positivas, reformas prácticas. Al mismo tiempo que por la conquista de los derechos cívicos, se preocupa porque el trabajador obtenga mejores salarios y pueda hacerse de tierras. Por eso nuestro Programa es de verdadera redención, por eso nuestro grito de combate será:<b> ¡TIERRA Y LIBERTAD!</b></p><p><br /></p><a name='more'></a><p><br /></p><p>Este artículo es parte de un dossier sobre Ricardo Flores Magón publicado en el número 69 de <b><i>Desde el Confinamiento</i></b>, que puede descargarse en formato PDF <a href="https://mega.nz/file/StwUHCgC#_N-HhY2R0jrNKaEBmifeO-e12nfHfAeAeQ-qiwn9ykU" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/11/desde-el-confinamiento-n-69-ricardo.html" target="_blank">aquí</a>.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p><span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyj7x7a5GmTlxfUCL2f1JWxrtEZD1mZB9zPS__A_r3pIPQkBo1ALuUGE_qVCrBZpo6WD6BKQIodydWQnPPRG_vQqB0pf1Afp87yLP8WSVsHeWEzKr0aSqv4uBoSQDMjQWgkH-UzbMnZWCk1qYeucR93RZWxFrVrZKkvlSZMVqMnE5WkofZAZTqmaMj/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="442" data-original-width="700" height="404" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyj7x7a5GmTlxfUCL2f1JWxrtEZD1mZB9zPS__A_r3pIPQkBo1ALuUGE_qVCrBZpo6WD6BKQIodydWQnPPRG_vQqB0pf1Afp87yLP8WSVsHeWEzKr0aSqv4uBoSQDMjQWgkH-UzbMnZWCk1qYeucR93RZWxFrVrZKkvlSZMVqMnE5WkofZAZTqmaMj/w640-h404/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-91530984256871934922022-11-23T14:55:00.008+01:002022-11-23T17:45:51.968+01:00El anarquismo imperfecto de Max Stirner<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyMwOOB8vqIxyZELnB0u7j1Nzie0K7wFZ1IfnQ23Yjpck5uxROUy2Z8wNuiuKWWgt8w2N1zfUys3aNND4cngEhbfJetV0bNoOxOTzkLJfBS-kTvKSIwfN0B70z8jGdyFIL2JVbAWnPxP1QG17e5weMSpzemtF5sU1_SVdmwHua7cHiYmhCaiAg9C46/s720/imperfecto.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="474" data-original-width="720" height="263" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyMwOOB8vqIxyZELnB0u7j1Nzie0K7wFZ1IfnQ23Yjpck5uxROUy2Z8wNuiuKWWgt8w2N1zfUys3aNND4cngEhbfJetV0bNoOxOTzkLJfBS-kTvKSIwfN0B70z8jGdyFIL2JVbAWnPxP1QG17e5weMSpzemtF5sU1_SVdmwHua7cHiYmhCaiAg9C46/w400-h263/imperfecto.jpg" width="400" /></a></div><br />Por <b>Enrico Ferri</b><div><br /></div><div><div>Max Stirner es el seudónimo con el que Johan Caspar Schmidt (1806-1856) firmó sus primeros escritos filosóficos, como <b>El falso principio de nuestra educación</b> (1842) y después su obra principal, <b>El único y su propiedad</b> (1845), a la que está unida su fama de filósofo nada convencional y de rebelde, como teórico del individualismo, e incluso del anarquismo.</div><div><br /></div><div>En realidad, individualismo y anarquismo están estrechamente emparentados, si es cierto aquello que escribió Malatesta (<b><i>«todo anarquista es un individualista»</i></b>) para después añadir que no todos los individualistas son anarquistas. ¿Es este el caso de Max Stirner?</div><div><br /></div><div>Resumir en una definición el pensamiento del filósofo de Bayreuth resultaría reduccionista e inconsecuente, sobre todo si consideramos que en las 491 páginas de El único, Stirner ofrece una reinterpretación de la compleja experiencia histórica de la humanidad, utilizando de manera original las categorías de la filosofía de la historia hegeliana, para llegar a conclusiones que echan por tierra los presupuestos y logros de la historia filosófica hegeliana: tres mil años de historia no son la demostración del proceso/progreso del espíritu y la razón (dimensión mundana del <i><b>Geist</b></i>) sino que prueban el esfuerzo y el emerger gradual de la individualidad, del sujeto, del Único. No es el espíritu el que mueve la Historia, es el <b><i>«egoísmo»</i></b>, es decir, el deseo de afirmar y valorarse a sí mismo, que caracteriza toda forma de vida: en primer lugar el ser humano, todo ser humano.</div><div><br /></div><div>El sujeto de la Historia y de la vida, el solo sujeto real es el individuo, no entendido como una categoría (el <b><i>«hombre»</i></b>, el <b><i>«ciudadano»</i></b>, el <b><i>«trabajador»</i></b>) o dentro de un grupo humano (la sociedad, la humanidad, la familia, etc.) que lo reduciría a <b><i>«miembro»</i></b> suyo y a <b><i>«parte»</i></b> suya, es decir, que lo anularía. El sujeto real es <b><i>«el único y su propiedad»</i></b>, el individuo singular y la esfera de las relaciones y las cosas que domina, como si fueran de su propiedad, de las que dispone de manera absoluta. Partiendo de esos presupuestos, Stirner considera <b><i>«extraño»</i></b> todo lo que no es el yo/individuo singular, definiéndolo como la nada, es decir, carente de valor. La famosa afirmación con que comienza y finaliza <b>El único y su propiedad</b> (<b><i>«he fundado mi causa en la nada»</i></b>) significa, como explica el propio Stirner, que <b><i>«no tengo otro objetivo para mis acciones y mi vida que yo mismo»</i></b>. Por ello la filosofía de Stirner no es en absoluto una forma de nihilismo sino más que nada un individualismo radical y coherente, que ha fascinado a personajes procedentes de los más diverso ámbitos culturales: desde los anarquistas hasta los existencialistas como Buber y Camus, de los liberales a personajes reaccionarios como Ernst Jünger y Julius Evola, al menos el del primer periodo <b><i>«dadaísta»</i></b>, cuando considera a Stirner (y no es el único que lo hace) el teórico por excelencia del dadaísmo artístico y literario.</div><div><br /></div><div>Stirner describe la alteridad (lo que es extraño y diverso del yo como carente de valor) como sinónimo de <i><b>«sagrado»</b></i> cada vez que el individuo lo considera superior a sí mismo, o sea, como algo a respetar o incluso a venerar. La crítica stirneriana a lo sagrado no respeta nada ni a nadie: en el momento en que identifica alteridad con sacralidad, critica y condena toda forma de sociedad y vínculo tradicional; no solo la Iglesia, la sociedad y el Estado sino también la familia, la nación e incluso una ligazón como el matrimonio, en cuanto vínculo indisoluble que se impone al yo para siempre. El hombre social, el buen ciudadano, el miembro de un partido o de un sindicato o de una familia, son todos <b><i>«hombres religiosos»</i></b>, que viven para no realizarse a sí mismo y gozar de la vida, sino que en función de los otros son sujetos alienados y <i><b>«desdoblados»</b></i>. En este tipo de crítica se reconocen muchos anarquistas, entre otras cosas porque retoma la esencia misma del anarquismo, que consiste en el rechazo de todo lo que desde el exterior se quiera imponer al individuo, o sea, el principio de autoridad o, por mejor decir, de <b><i>«autoritarismo»</i></b>, porque existe un tipo de autoridad, por ejemplo la que se deriva del conocimiento y de la experiencia, a la que se pliega sin problema, como admite el mismo Bakunin.</div><div><br /></div><div>¿Podemos por ello incluir a Max Stirner entre los <b><i>«padres»</i></b> y los <b><i>«precursores»</i></b> del anarquismo, al menos filosófico? Seguramente, pero con alguna precisión. Considerando que el anarquismo no se reduce al pensamiento o a la obra de un autor, ni siquiera puede considerarse una ideología construida sobre esquemas rígidos, como teoría filosófica, como visión del hombre y del mundo, el anarquismo se reconoce en algunos principios y valores compartidos, si no por todos los anarquistas, seguramente por la mayoría. Por ejemplo, en principios como la libertad, la igualdad y la solidaridad, e incluso en el valor del apoyo mutuo, que es una forma <b><i>«activa»</i></b> de solidaridad. Stirner prefiere hablar de <i><b>«apropiación»</b></i> más que de libertad, considerada como una noción estéril; no habla de solidaridad, como mucho de <b><i>«uso recíproco»</i></b>, que es lo que nos encontramos en la stirneriana <b>Verein der Egoisten </b>(<b><i>«unión de los egoístas»</i></b>); considera la igualdad como una forma religiosa de anulación de la individualidad. Para él, lo único común es la unicidad, es decir, la originalidad individual que no es comparable ni reducible a cualquier cosa externa o extraña al único.</div><div><br /></div><div>Para Stirner, «lo que nos es común es una igual diferencia»: la originalidad es el patrimonio compartido por cada hombre, sobre la que no se pueden fundar categorías colectivas ni universales. Sobre este punto, todo anarquista puede estar de acuerdo, como sobre el hecho de que todo individuo debe hacerse valer, debe valorarse a sí mismo, debe hacerse respetar... Pero cuando la unicidad y la originalidad son las de un anciano o un enfermo, las de un niño indefenso o las de una persona en dificultades, ¿quién debe intervenir? ¿Qué debe hacer? La respuesta de Stirner, lógica y consecuente con las premisas de su pensamiento, es que el niño con su sonrisa te «obliga» a ocuparte de él, mientras que la persona con dificultades nos conmueve y, por egoísmo, nos decidimos a ayudarla, porque no nos gusta verla sufrir. No parecen respuestas adecuadas ni en la línea con los presupuestos humanistas e igualitarios del pensamiento libertario, donde la igualdad no es sinónimo de enmascaramiento en un modelo de hombre o de comportamiento, sino que significa reconocer la dignidad igualitaria de toda forma de vida humana y crear las condiciones para que tal dignidad sea respetada, valorada y protegida. En realidad Stirner, situando como centro la existencia individual y el valor de lo singular, está en sintonía con la «tradición» del anarquismo, pero no hasta el fondo, porque niega el valor de la solidaridad; incluso reconociendo la centralidad de todo individuo singular, abandona al hombre a su destino por miedo a los condicionantes externos, por ejemplo la sociedad. Es decir, por miedo a una mala cura, se deja sin curar a un individuo con dificultades. Este planteamiento presenta todos los inconvenientes de un individualismo exasperado, incapaz de comprender el papel positivo que puede tener la sociedad, al menos cierto tipo de sociedad, para la formación, para el apoyo y la «protección» de los individuos que forman parte de ella. No obstante, sobre todo por la centralidad que tiene el individuo en el pensamiento de Stirner y por su dura y coherente oposición a cualquier forma de condicionamiento, rebajación y anulación de la individualidad, Stirner tiene un puesto relevante entre los pensadores que han proporcionado argumentos e instrumentos para la visión de la vida típica del anarquismo.</div></div><div><br /></div><div><a name='more'></a><p>Este artículo es parte de un dossier sobre Max Stirner publicado en el número 66 de <b><i>Desde el Confinamiento</i></b>, que puede descargarse en formato PDF <a href="https://mega.nz/file/C8BgEKYB#vlvNkEQ83Y-fpPXQyi18hliyGSPgV3QyDaFzC3phi3o" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/10/desde-el-confinamiento-n-66-mad-max.html" target="_blank">aquí</a>.</p><p><span></span></p><p><a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/10/desde-el-confinamiento-n-66-mad-max.html" target="_blank"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzB3HEv6hwOeEFiWAQ1HiZNPX0-c7v2yuBbf6UqID5CQF4wBulns8CqNj1vsD3R-ISF8ZjtILIlY9I4-pc4qdxbxDY8Mb4mJHIZspXW68m_jQ4n65WZ5tlvSrpWa5WIXIU5Mi9PcXSKAYUOXycbme5gee4Sca6Ju-6mmEuPixWJrComBmrnqpqRv/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="557" data-original-width="700" height="509" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzB3HEv6hwOeEFiWAQ1HiZNPX0-c7v2yuBbf6UqID5CQF4wBulns8CqNj1vsD3R-ISF8ZjtILIlY9I4-pc4qdxbxDY8Mb4mJHIZspXW68m_jQ4n65WZ5tlvSrpWa5WIXIU5Mi9PcXSKAYUOXycbme5gee4Sca6Ju-6mmEuPixWJrComBmrnqpqRv/w640-h509/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a>.</p></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-61065184201366046722022-11-22T18:17:00.004+01:002022-11-30T11:06:24.680+01:00La revolución<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-H77RAkbvNJYjSHw_Nzaq46D4L2L3NhoxmmfDZgXxc2VkOEB-zxP0I8bxGpBunplDr73jHuidhmMsH2X7B4U6tFzZPcchCQgy_V1SiqhpbmERxuQb4HIUMSl-q-FBE1oWwWISDw6hV4Lx9Mpa7B-g7sBWPp8UJbbV5TqRO7RcByk31PFb_lqvqMOL/s800/grabado4.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="423" data-original-width="800" height="211" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-H77RAkbvNJYjSHw_Nzaq46D4L2L3NhoxmmfDZgXxc2VkOEB-zxP0I8bxGpBunplDr73jHuidhmMsH2X7B4U6tFzZPcchCQgy_V1SiqhpbmERxuQb4HIUMSl-q-FBE1oWwWISDw6hV4Lx9Mpa7B-g7sBWPp8UJbbV5TqRO7RcByk31PFb_lqvqMOL/w400-h211/grabado4.jpg" width="400" /></a></div><br />Por <b>Ricardo Flores Magón</b><p></p><p><br /></p><p><i>Regeneración</i>, 19 de noviembre de 1910</p><p><br /></p><p>Está para caer el fruto bien maduro de la revuelta intestina; el fruto amargo para todos los engreídos con una situación que produce honores, riquezas, distinciones a los que fundan sus goces en el dolor y en la esclavitud de la humanidad; pero fruto dulce y amable para todos los que por cualquier motivo han sentido sobre su dignidad las pezuñas de las bestias que en una noche de treinta y cuatro años han robado, han violado, han matado, han engañado, han traicionado, ocultando sus crímenes bajo el manto de la ley, esquivando el castigo tras la investidura oficial.</p><p><br /></p><p>¿Quiénes temen la Revolución? Los mismos que la han provocado; los que con su opresión o su explotación sobre las masas populares han hecho que la desesperación se apodere de las víctimas de sus infamias; los que con la injusticia y la rapiña han sublevado las conciencias y han hecho palidecer de indignación a los hombres honrados de la Tierra.</p><p><br /></p><p>La Revolución va a estallar de un momento a otro. Los que por tantos años hemos estado atentos a todos los incidentes de la vida social y política del pueblo mexicano, no podemos engañarnos. Los síntomas del formidable cataclismo no dejan lugar a la duda de que algo está por surgir y algo por derrumbarse, de que algo va a levantarse y algo está por caer. Por fin, después de treinta y cuatro años de vergüenza, va a levantar la cabeza el pueblo mexicano, y por fin, después de esa larga noche, va a quedar convertido en ruinas el negro edificio cuya pesadumbre nos ahogaba.</p><p><br /></p><p>Es oportuno ahora volver a decir lo que tanto hemos dicho: hay que hacer que este movimiento, causado por la desesperación, no sea el movimiento ciego del que hace un esfuerzo para librarse del peso de un enorme fardo, movimiento en que el instinto domina casi por completo a la razón. Debemos procurar los libertarios que este movimiento tome la orientación que señala la Ciencia. De no hacerlo así, la Revolución que se levanta no servirá más que para sustituir un Presidente por otro Presidente, o lo que es lo mismo un amo por otro amo. Debemos tener presente que lo que se necesita es que el pueblo tenga pan, tenga albergue, tenga tierra que cultivar; debemos tener presente que ningún Gobierno, por honrado que sea, puede decretar la abolición de la miseria. Es el pueblo mismo, son los hambrientos, son los desheredados los que tienen que abolir la miseria, tomando, en primer lugar, posesión de la tierra que, por derecho natural, no puede ser acaparada por unos cuantos, sino que es la propiedad de todo ser humano. No es posible predecir hasta dónde podrá llegar la obra reivindicadora de la próxima Revolución; pero si llevamos los luchadores de buena fe el propósito de avanzar lo más posible por ese camino; si al empuñar el wínchester vamos decididos, no al encumbramiento de otro amo, sino a la reivindicación de los derechos del proletariado; si llevamos al campo de la lucha armada el empeño de conquistar la libertad económica, que es la base de todas las libertades, que es la condición sin la cual no hay libertad ninguna; si llevamos ese propósito encauzaremos el próximo movimiento popular por un camino digno de esta época; pero si por el afán de triunfar fácilmente; si por querer abreviar la contienda quitamos de nuestras tendencias el radicalismo que las hace incompatibles con las tendencias de los partidos netamente burgueses y conservadores, entonces habremos hecho obra de bandidos y de asesinos, porque la sangre derramada no servirá más que para dar mayor fuerza a la burguesía, esto es, a la casta poseedora de la riqueza, que después del triunfo pondrá nuevamente la cadena al proletariado con cuya sangre, con cuyo sacrificio, con cuyo martirio ganó el poder.</p><p><br /></p><p>Preciso es, pues, proletarios; preciso es, pues, desheredados, que no os confundáis. Los partidos conservadores y burgueses os hablan de libertad, de justicia, de ley, de gobierno honrado, y os dicen que, cambiando el pueblo los hombres que están en el Poder por otros, tendréis libertad, tendréis justicia, tendréis ley, tendréis gobierno honrado. No os dejéis embaucar. Lo que necesitáis es que se os asegure el bienestar de vuestras familias y el pan de cada día; el bienestar de las familias no podrá dároslo ningún Gobierno. Sois vosotros los que tenéis que conquistar esas ventajas, tomando desde luego posesión de la tierra, que es la fuente primordial de la riqueza, y la tierra no os la podrá dar ningún Gobierno, ¡entendedlo bien!, porque la ley defiende el «derecho» de los detentadores de la riqueza; tenéis que tomarlo vosotros a despecho de la ley, a despecho del Gobierno, a despecho del pretendido derecho de La Revolución Mexicana propiedad; tendréis que tomarlo vosotros en nombre de la justicia natural, en nombre del derecho que todo ser humano tiene a vivir y a desarrollar su cuerpo y su inteligencia.</p><p><br /></p><p>Cuando vosotros estéis en posesión de la tierra, tendréis libertad, tendréis justicia, porque la libertad y la justicia no se decretan: son el resultado de la independencia económica, esto es, de la facultad que tiene un individuo de vivir sin depender de un amo, esto es, de aprovechar para sí y para los suyos el producto íntegro de su trabajo.</p><p><br /></p><p>Así, pues, tomad la tierra. La ley dice que no la toméis, que es de propiedad particular: pero la ley que tal cosa dice fue escrita por los que os tienen en la esclavitud, y tan no responde a una necesidad general, que necesita el apoyo de la fuerza. Si la ley fuera el resultado del consentimiento de todos, no necesitaría el apoyo del polizonte, del carcelero, del juez, del verdugo, del soldado y del funcionario. La ley os fue impuesta, y contra las imposiciones arbitrarias, apoyadas por la fuerza, debemos los hombres dignos responder con nuestra rebeldía.</p><p><br /></p><p>Ahora, ¡a luchar! La Revolución, incontenible, avasalladora, no tarda en llegar. Si queréis ser libres de veras, agrupaos bajo las banderas libertarias del Partido Liberal; pero si queréis solamente daros el extraño placer de derramar sangre y derramar la vuestra «jugando a los soldados», agrupaos bajo otras banderas, las antirreelecionistas (maderistas) por ejemplo, que después de que «juguéis a los soldados», os pondrán nuevamente el yugo patronal y el yugo gubernamental; pero, eso sí, os habréis dado el gustazo de cambiar el viejo Presidente, que ya os chocaba, por otro flamante, acabadito de hacer.</p><p><br /></p><p>Compañeros, la cuestión es grave. Comprendo que estáis dispuestos a luchar; pero luchad con fruto para la clase pobre. Todas las revoluciones han aprovechado hasta hoy a las clases encumbradas, porque no habéis tenido idea clara de vuestros derechos y de vuestros intereses, que, como lo sabéis, son completamente opuestos a los derechos y a los intereses de las clases intelectuales y ricas. El interés de los ricos es que los pobres sean pobres eternamente, porque la pobreza de las masas es la garantía de sus riquezas. Si no hay hombres que tengan necesidad de trabajar a otro hombre, los ricos se verán obligados a hacer alguna cosa útil, a producir algo de utilidad general para poder vivir; ya no tendrán entonces esclavos a quienes explotar.</p><p><br /></p><p>No es posible predecir, repito, hasta dónde llegarán las reivindicaciones populares en la Revolución que se avecina; pero hay que procurar lo más que se pueda. Ya sería un gran paso hacer que la tierra fuera de propiedad de todos; y si no hubiera fuerza suficiente o suficiente conciencia entre los revolucionarios para obtener más ventaja que esa, ella sería la base de reivindicaciones próximas que por la sola fuerza de las circunstancias conquistaría el proletariado.</p><p><br /></p><p>¡Adelante, compañeros! Pronto escucharéis los primeros disparos; pronto lanzarán el grito de rebeldía los oprimidos. Que no haya uno solo que deje de secundar el movimiento, lanzando con toda la fuerza de la convicción este grito supremo: ¡TIERRA Y LIBERTAD!</p><p><br /></p><span><a name='more'></a></span><p><br /></p><p>Este artículo es parte de un dossier sobre Ricardo Flores Magón publicado en el número 69 de <b><i>Desde el Confinamiento</i></b>, que puede descargarse en formato PDF <a href="https://mega.nz/file/StwUHCgC#_N-HhY2R0jrNKaEBmifeO-e12nfHfAeAeQ-qiwn9ykU" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/11/desde-el-confinamiento-n-69-ricardo.html" target="_blank">aquí</a>.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyj7x7a5GmTlxfUCL2f1JWxrtEZD1mZB9zPS__A_r3pIPQkBo1ALuUGE_qVCrBZpo6WD6BKQIodydWQnPPRG_vQqB0pf1Afp87yLP8WSVsHeWEzKr0aSqv4uBoSQDMjQWgkH-UzbMnZWCk1qYeucR93RZWxFrVrZKkvlSZMVqMnE5WkofZAZTqmaMj/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="442" data-original-width="700" height="404" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyj7x7a5GmTlxfUCL2f1JWxrtEZD1mZB9zPS__A_r3pIPQkBo1ALuUGE_qVCrBZpo6WD6BKQIodydWQnPPRG_vQqB0pf1Afp87yLP8WSVsHeWEzKr0aSqv4uBoSQDMjQWgkH-UzbMnZWCk1qYeucR93RZWxFrVrZKkvlSZMVqMnE5WkofZAZTqmaMj/w640-h404/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-9587647014017552192022-11-17T10:27:00.003+01:002022-11-22T18:12:53.868+01:00Nada está por encima de mí<p><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiMWEpfKDrLm3mapu-Qs3X66xc2RHiWachNVfDlrUFWw-u0kHRYDMmoHzFtlPrPljiQJQze64it1sm7TAM3nAPevmtHhovvM1UnKgLsaiAo_QhzxcZnR6v1Kkzd3ljwOQsOUQsvyT37i7HaT8aUrFoKEq5pPOSAYMJYluV2PuYahHBEUFIO4Vp3PN2/s640/intro.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="395" data-original-width="640" height="246" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiMWEpfKDrLm3mapu-Qs3X66xc2RHiWachNVfDlrUFWw-u0kHRYDMmoHzFtlPrPljiQJQze64it1sm7TAM3nAPevmtHhovvM1UnKgLsaiAo_QhzxcZnR6v1Kkzd3ljwOQsOUQsvyT37i7HaT8aUrFoKEq5pPOSAYMJYluV2PuYahHBEUFIO4Vp3PN2/w400-h246/intro.jpg" width="400" /></a></b></div><b><br />Por Max Stirner</b><p></p><p><br /></p><p><b><i>Introducción a </i>El único y su propiedad</b></p><p><br /></p><p>¿Qué causa es la que debo defender?Antes que nada la buena causa, la causa de Dios, de la verdad, de la libertad, de la humanidad, de la justicia; luego la de mi pueblo, la de mi gobernante, la de mi patria; más tarde será la del Espíritu y miles más después. Únicamente mi causa no puede ser nunca mi causa. <b><i>“Vergüenza del egoísta que no piensa más que en sí mismo”</i></b>.</p><p><br /></p><p>¿Pero esos cuyos intereses son sagrados, esos por quienes debemos trabajar, sacrificarnos y entusiasmarnos, cómo entienden su causa?</p><p><br /></p><p>Ustedes que saben de Dios tantas y tan profundas cosas; ustedes que durante siglos<b><i> “exploraron las profundidades de la divinidad”</i></b> y penetraron con sus miradas hasta lo profundo de su corazón, ¿pueden decirme cómo entiende Dios la <b><i>“causa divina”</i></b> que debemos servir nosotros? Y ya que tampoco nos ocultan los designios del Señor. ¿Qué quiere? ¿Qué persigue? ¿Abrazó, como a nosotros se nos pide, una causa ajena y se ha hecho el campeón de la verdad y del amor? Este absurdo indigna; nos enseñan que siendo Dios todo amor y toda verdad, las causas del amor y de la verdad se confunden con la suya y le son consustanciales. Les repugna admitir que Dios pueda, como nosotros, hacer suya la causa de otro. <b><i>“¿Pero abrazaría Dios la causa de la verdad si no fuera la suya?”</i></b> Dios no se ocupa más que de su causa, porque al ser él todo en todo, todo es su causa. Pero nosotros no somos todo en todo, y nuestra causa es bien mezquina, bien despreciable; por eso debemos servir a una <b><i>“causa superior”</i></b>. Más claro: Dios no se preocupa más que de lo suyo, no se ocupa más que de sí mismo, no piensa en nadie más que en sí mismo y no se fija más que en sí mismo; ¡pobre del que contradiga sus mandatos! No sirve a nada superior y no trata más que de satisfacerse. La causa que defiende es únicamente la suya. Dios es un ególatra.</p><p><br /></p><p>¿Y la humanidad, cuyos intereses debemos defender como nuestros, qué causa defiende? ¿La de otro? ¿Una superior? No. La humanidad no se ve más que a sí misma, la humanidad no tiene otro objeto que la humanidad; su causa es ella misma. Con tal que ella se desarrolle no le importa que mueran los individuos y los pueblos; saca de ellos lo que puede sacar, y cuando han cumplido la tarea que les reclamaba, los echa al cesto de papeles inservibles de la historia. ¿La causa que defiende la humanidad, no es puramente egoísta?</p><p><br /></p><p>Es inútil que siga y demuestre cómo cada una de esas cosas, Dios, humanidad, etc., se preocupan sólo de su bien y no del nuestro. Revisen a los demás y vean por ustedes mismos si la verdad, la libertad, la justicia, etc., se preocupan de ustedes para otra cosa que no sea pedirles su entusiasmo y sus servicios. Que sean servidores dedicados, que les rindan homenaje, eso es todo lo que les piden.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjI-l2HXvTFg-FYmwIkDZ2nNyIEaiKL_kJIYPX2RlyK8n9byAEKl7WijdC88h7AIMDaUSlJqL7bacDw1UAD2B5LI4LoHx0N0djHMJOnt3iExTQzLFjmXsPlzVvulhDUpQeH1wUN_eki8B_Ody_ubNbg3MTwh2mwpyDjtSDV1LtkT7bKBUFSXswPQg_e/s480/05-267.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="480" data-original-width="324" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjI-l2HXvTFg-FYmwIkDZ2nNyIEaiKL_kJIYPX2RlyK8n9byAEKl7WijdC88h7AIMDaUSlJqL7bacDw1UAD2B5LI4LoHx0N0djHMJOnt3iExTQzLFjmXsPlzVvulhDUpQeH1wUN_eki8B_Ody_ubNbg3MTwh2mwpyDjtSDV1LtkT7bKBUFSXswPQg_e/w270-h400/05-267.jpg" width="270" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b style="text-align: left;"><i>Retrato de Stirner de Friedrich Engels, realizado en 1892, medio siglo después de verle en Berlín. Según John Henry Mackay (Max Stirner – sein Leben und sein Werk, Berlin, 1898): “Debe dejar claron que la imagen de Striner del croquis no es similar a ́el. Se dice que la frente y el cráneo no eran ni tan angulares ni tan protuberantes como el mentón; además, se dice que Stirner nunca usó camisas de cuello alto y rígido ni abrigos con cuello. Sin embargo, se dice que la nariz y la fina boca son correctas y que todo tiene al menos un parecido remoto con el original”.</i></b></div><p><br /></p><p><br /></p><p>Miren a un pueblo redimido por nobles patriotas; los patriotas caen en la batalla o revientan de hambre y de miseria; ¿qué dice el pueblo? ¡Abonado con sus cadáveres se hace <b><i>“floreciente”</i></b>! Mueren los individuos <b><i>“por la gran causa del pueblo”</i></b>, que se conforma con dedicarles alguna que otra lamentable frase de reconocimiento y se guarda para sí todo el provecho. Eso me parece un egoísmo demasiado lucrativo.</p><p><br /></p><p>Pero vean al sultán que cuida tan tiernamente a <b><i>“los suyos”</i></b>. ¿No es la imagen de la más pura abnegación, y no es su vida un constante sacrificio? ¡Sí, por <b><i>“los suyos”</i></b>! ¿Se quiere hacer un ensayo? Que se muestre que no se es <b><i>“el suyo”</i></b>, sino <i><b>“el tuyo”</b></i>, que se rechace su egoísmo y será uno perseguido, encarcelado, torturado. El sultán no basa su causa más que en sí mismo; es todo en todo, es el único, y no tolera a nadie que no sea uno de <b><i>“los suyos”</i></b>.</p><p><br /></p><p>¿No les dicen nada estos ejemplos? ¿No les hacen pensar que un egoísta tiene razón? Yo, al menos, aprendo de ellos, y en vez de continuar sirviendo con desinterés a esos grandes egoístas, seré yo mismo el egoísta.</p><p><br /></p><p>Dios y la humanidad no basaron su causa sobre nada, sobre nada más que ellos mismos. Yo basaré, entonces, mi causa sobre mí; soy, como Dios, la negación de todo lo demás, soy todo para mí, soy el único.</p><p><br /></p><p>Si Dios y la humanidad son poderosos con lo que contienen, hasta el punto de que para ellos mismos todo está en todo, yo advierto que me falta a mí mucho menos todavía, y que no tengo que quejarme de mi “futilidad”. Yo no soy nada en el sentido de vacío, pero soy la nada creadora, la nada de la que saco todo.</p><p><br /></p><p>¡Fuera entonces toda causa que no sea entera y exclusivamente la mía! Mi causa, me dirán, debería ser, al menos, la “buena causa”. ¿Qué es lo bueno, qué es lo malo? Yo mismo soy mi causa, y no soy ni bueno ni malo; esas no son, para mí, más que palabras.</p><p><br /></p><p>Lo divino mira a Dios, lo humano mira al hombre. Mi causa no es divina ni humana, no es ni lo verdadero, ni lo bueno, ni lo justo, ni lo libre, es lo mío, no es general, sino única, como yo soy único.</p><p><br /></p><p>Nada está por encima de mí.</p><p><br /></p><a name='more'></a><p>Este artículo es parte de un dossier sobre Max Stirner publicado en el número 66 de <b><i>Desde el Confinamiento</i></b>, que puede descargarse en formato PDF <a href="https://mega.nz/file/C8BgEKYB#vlvNkEQ83Y-fpPXQyi18hliyGSPgV3QyDaFzC3phi3o" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/10/desde-el-confinamiento-n-66-mad-max.html" target="_blank">aquí</a>.</p><p><span></span></p><p><a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/10/desde-el-confinamiento-n-66-mad-max.html" target="_blank"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzB3HEv6hwOeEFiWAQ1HiZNPX0-c7v2yuBbf6UqID5CQF4wBulns8CqNj1vsD3R-ISF8ZjtILIlY9I4-pc4qdxbxDY8Mb4mJHIZspXW68m_jQ4n65WZ5tlvSrpWa5WIXIU5Mi9PcXSKAYUOXycbme5gee4Sca6Ju-6mmEuPixWJrComBmrnqpqRv/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="557" data-original-width="700" height="509" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzB3HEv6hwOeEFiWAQ1HiZNPX0-c7v2yuBbf6UqID5CQF4wBulns8CqNj1vsD3R-ISF8ZjtILIlY9I4-pc4qdxbxDY8Mb4mJHIZspXW68m_jQ4n65WZ5tlvSrpWa5WIXIU5Mi9PcXSKAYUOXycbme5gee4Sca6Ju-6mmEuPixWJrComBmrnqpqRv/w640-h509/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a>.</p>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-34055066088583341652022-11-13T13:00:00.002+01:002022-11-13T13:00:27.522+01:00Sobre el eterno debate alrededor de salir del gueto<p><i></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvl8k6PX7LP7kFwsHYIBuGa90W0F6AUlEfbsCQJd1_TozLqmes7jhnjR6UkfWvPAhPCUu5BjUOqileWSD_VOG7NtBvCsbckpwro5f18q6bpMm7e9Uu0qfKrq0dPMbMaVs_LeYgwUClAOdDHac4fDK2cs9R41I6AmlVcsUEEetMibsw3PsjZcIeZLf6/s612/salirdelguetto.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="408" data-original-width="612" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvl8k6PX7LP7kFwsHYIBuGa90W0F6AUlEfbsCQJd1_TozLqmes7jhnjR6UkfWvPAhPCUu5BjUOqileWSD_VOG7NtBvCsbckpwro5f18q6bpMm7e9Uu0qfKrq0dPMbMaVs_LeYgwUClAOdDHac4fDK2cs9R41I6AmlVcsUEEetMibsw3PsjZcIeZLf6/w400-h265/salirdelguetto.jpg" width="400" /></a></i></div><i><br />Texto aparecido el la extinta publicación </i><b>Aversion</b><i>.</i><p></p><p><b><i><br /></i></b></p><p><b><i>Estimo al hombre que dice lo que siente allí donde se encuentra; odio al votante en perpetua conquista de una mayoría</i></b></p><p><i>Albert Libertad</i></p><p><br /></p><p>Al entender como <i>gueto </i>nuestro círculo y el espacio político en el que nos movemos y nos relacionamos, y salir del mismo como la búsqueda de complicidades fuera de éste, vemos en la definición, antes que nada, una peligrosa simplicidad y hedonismo al considerar que hay un <b>nosotros </b>y un <b>ellos</b>. Si bien es verdad que, como anarquistas, nos movemos en espacios políticos y en ambientes afines y bien definidos, no quiere decir que, por lo menos desde nuestra experiencia, no tengamos relaciones o no nos socialicemos con nuestro entorno <b><i>"no político"</i></b> (por llamarle de alguna forma), o más bien, no nos relacionemos con nadie fuera de nuestro círculo político cercano. Es, por lo tanto, inverosímil crear una separación nítida y firme (como podría ser un <i>gueto</i>) que no va más allá del simple grupo de afinidad, el cual incluso puede ser circunstancial en un momento determinado.</p><p><br /></p><p>Si queremos, pues, definirnos como <i>gueto</i>, habrá que hacerlo desde una visión política y por lo tanto deberemos también ser conscientes del resto de <i>guetos </i>que nos rodean.</p><p><br /></p><p>Si bien no nos identificamos con esta visión, entendemos que es una forma de exponer una dificultad que surge al enfrentarnos o sumarnos, como grupo político, a luchas fuera del territorio en el que normalmente nos movemos o habitamos y en el que no cabe laposibilidsd de que no sean compartidas -o en las que sólo se coincida en parte del planteamiento- con los habitantes del territorio en cuestión.</p><p><br /></p><p>A través de relaciones abiertas y sinceras con el entorno y de una expresión clara y firme de las propias posiciones e intenciones se pueden encontrar cómplices, amistades y simpatías, pero también enemigos y grupos o colectividades hostiles; todo ello ha de ayudarnos a tener una visión real y pragmática de lo que nos rodea (ser claras no quiere decir ser <i><b>buenrollistas</b></i>).</p><p><br /></p><p>El afán de relacionarnos con este entorno, entendido como las personas o colectivos que no sean de nuestro círculo político cercano, puede llevar a actitudes como la moderación y tergiversación del lenguaje propio, pero también tener una disposición más abierta hacia personas <b>"no politizadas"</b> o con ideas diferentes a las nuestras -que pueden ser un aporte a nuestras vidas y luchas-, como también al esclarecimiento de las formas de expresar nuestras ideas y argumentos, ya sea en discusiones o escritos, a no dar cosas por sentado, etcétera.</p><p><br /></p><p>El problema aparece cuando nuestro discurso y nuestra manera de actuar cambia radicalmente ante personas <b>"no politizadas"</b> con la finalidad de conseguir simpatía o apoyo, convertir, engatusar, o manipular. No se pueden crear lazos y redes de solidaridad horizontales y duraderos desde una posición de superioridad y/o condescendencia: de esta manera, inevitablemente se crea una distancia al identificarse claramente dos registros diferentes para quien es<b> "parte de"</b> y quien es parte de<b> "la gente"</b>. Si caemos en estas dinámicas reafirmamos estas categorías como estáticas y pierde sentido un discurso de superación de las mismas. Incluso muchas veces hemos visto que en ciertas ocasiones se deja de lado un discurso propio para sumarnos a las ideas de algún grupo, colectivo o partido de peso en el lugar con la intención de tener más fuerza, de ser más, o de obtener algún tipo de <b>"legitimidad"</b>, pero eso ya es <b><i>harina de otro costal</i></b>.</p><p><br /></p><p>Queremos pues reafirmar la importancia de una sinceridad activa en nuestras luchas y con el entorno para no crear <b>"malentendidos"</b> y tener relaciones verdaderamente horizontales, recíprocas y solidarias; un posicionamiento claro permite además que los conflictos con el entorno (si los hay) quien de manifiesto desde un primer momento, dándonos la posibilidad de analizar con franqueza y reconocer la realidad social que nos rodea y los potenciales compañeros de viaje o detractores. So los riesgos que se corren cuando se quiere ir más allá de lo conocido. Hay lugares que no son propicios ni a una radicalización ni a una solidaridad, por tener una posición y unos intereses distintos a los nuestros, en algunos casos incluso opuestos, pero en estos casos siempre nos queda lo conocido, los grupos de afinidad o los círculos cercanos: es el llamado <i>gueto</i>.</p>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-37939027810146006492022-11-04T09:42:00.006+01:002022-11-22T18:13:25.477+01:00El anarquista que todo ideólogo ama odiar<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMYW54IQPkLvY_Y6iwM3b3DMChtwwRhxZhStbH6ZvkP2MQUgsuVWasxDeEoZgnXGnxZf9Y9n5Xl8mENfFJCgjr9P5gviNFhEUxcIsDu7LEFwgWxE8lfB92MGkqzN_2-KNTz5meRrreItDqbUln-7KIJV_4OYqLFo5pBT5CbakQ6KjAylfDyJ0o8KIy/s895/2e98a-stirner-kar1900.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="589" data-original-width="895" height="263" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiMYW54IQPkLvY_Y6iwM3b3DMChtwwRhxZhStbH6ZvkP2MQUgsuVWasxDeEoZgnXGnxZf9Y9n5Xl8mENfFJCgjr9P5gviNFhEUxcIsDu7LEFwgWxE8lfB92MGkqzN_2-KNTz5meRrreItDqbUln-7KIJV_4OYqLFo5pBT5CbakQ6KjAylfDyJ0o8KIy/w400-h263/2e98a-stirner-kar1900.jpg" width="400" /></a></div><br />Por <b>Jason McQuinn</b><p></p><p><br /></p><p><b>Max Stirner</b> (seudónimo de un antiguo anarquista europeo llamado <b>Johann Caspar Schmidt</b>) es más conocido por ser la figura central de la disolución del medio filosófico post-Hegeliano durante los años que en un futuro conducirían a la revolución Prusiana (y otros eventos revolucionarios) de 1848. Nacido en 1806, fue a universidades en un sistema de educación dominado por el Hegelianismo, estudio filosofía, filología y religión — donde muchas veces el mismo Hegel era el Profesor de las cátedras. Luego de adquirir un limitado éxito en sus exámenes universitarios, Stirner enseñó en un <b><i>“gimnasio”</i></b> <b><span style="color: red;">(1) </span></b><b><span style="color: red;">(2)</span></b> de niñas en Berlín por las mañanas y frecuentaba cafés y bares durante sus horas libres. Él comenzó a asociarse con <b>die Freien</b> <b><span style="color: red;">(3)</span></b>, algunas veces en el bar de Hippel en Friedrichstrasse, donde desarrollo amistades con algunos de los mayores miembros de este círculo de intelectuales rebeldes como Bruno Bauer, Friedrich Engels (con quien se convirtió en <b><i>dutzbruder </i><span style="color: red;">(4) </span></b><b><span style="color: red;">(5)</span></b> ), y Arnold Ruge.</p><p><br /></p><p>La notoriedad de Stirner viene casi absolutamente de su obra maestra, Der Einzige und sein Eigentum <b><span style="color: red;">(6)</span></b> Aunque Stirner había escrito y publicado ensayos y revisiones anteriorermente, la aparición de este libro a finales de 1844 fue una conmoción tanto para sus compañeros de <i>die Freien</i> como para los grandes medios socioculturales radicales y liberales de Prusia de esa época. No solo fue un texto mucho más radical que cualquier otro de su tiempo (o, discutiblemente, desde entonces), sino también envío críticos golpes devastadores al sistema filosófico de Hegel, el humanismo de Ludwig Feuerbach, la crítica crítica de Bruno Bauer, el comunismo de Wilhelm Weitling, el anarquismo mutualista de Pierre-Joseph Proudhon, e incluso el naciente feuerbachiano Comunismo de Karl Marx. Luego de las reacciones inmediatas a este texto por Moses Hess, Feurbach y Bauer, Stirner publico una respuesta titulada Recensenten Stirners <b><span style="color: red;">(5)</span></b> para clarificar la obvia mala interpretación de su texto. El entusiasmo inicial de Engels por el texto de Stirner fue anulado por la rígida disciplina de Marx; poco después Marx reclutaría a Engels para ser el co-autor de una respuesta monumentalmente incoherente, la que, por desgracia, Stirner nunca fue capaz de ver (y prescindir), debido a la censura, <b>Die Deutsche Ideologie</b> <b><span style="color: red;">(8)</span></b>. Luego, de la misma manera tan rápida y sorpréndente como su trabajo apareció en 1844, fue eclipsado y olvidado durante las confrontaciones y revueltas de las revolución de 1848 y la reacción que luego surgió.</p><p><br /></p><p>Han existido muchos anarquista de facto antes de que el medio anarquista europeo comenzara a surgir a los finales de 1700 y principios de 1800 — con mayor relevancia en la prehistoria. Max Stirner no solo fue uno de los primeros en elaborar una orientación teórica anarquista; él también fue el más sofisticado e importante anarquista crítico de la filosofía que ha existido desde esa época hasta ahora. Sin embargo, su influencia tanto dentro como fuera del medio anarquista ha sido considerado extremadamente controversial. El egoísmo descriptivo y fenomenológico de Stirner y su absoluto rechazo frente a cualquier forma de esclavización han sido una fuente perenne de vergüenza para los moralistas anarquistas, los ideólogos y políticos de todas las persuasiones (especialmente los de izquierda pero también se incluye individualistas y otros). Al reconocer clara y abiertamente que cada individuo único siempre toma sus propias decisiones y no puede evitar la elección entre la auto-posesión o la auto-alienación y la esclavitud presentes en cada momento, Stirner revela escandalosamente cada intento no solo realizado por los reaccionarios, sino también por aquellos realizados por <b><i>“auto-asignados”</i></b> radicales y llamados anarquistas que intentan recuperar la rebelión y canalizarla hacia nuevas formas de alienación y esclavización. En <b>Der Einzige und sein Eigentum</b>, Stirner tiene rígidas criticas de aquellos que intentan legislar la esclavitud a través de la imposición de la moralidad obligatoria, hacia los ideólogos que intentan justificar la sumisión hacia un estado político y una economía capitalista (o equivalentes formas institucionales), y políticos que cabalgan el ganado en un intento de mantener todo en orden. A través de la historia, los ideólogos, militantes y políticos marxistas han tratado a Stirner como la máxima figura anarquista. Pero incluso dentro del medio anarquista, desde Proudhon a Bakunin, desde Kropotkin a Faura, desde Maximoff a Arshinov, y especialmente entre aquellas ideologías de militancia de la anarco-izquierda a través del siglo XX, las palabras de Max Stirner son una anatema — ¡o incluso algo peor!</p><p><br /></p><p>Aun así (y de manera bastante irritante para la anarco-izquierda) siempre ha existido una minoría de radicales enérgicos, incluidos los incontrolables e indisciplinados indomables entre los anarquistas, aquellos que han escuchado las advertencias y criticas de Stirner, rechazando cualquier palabra, doctrina o institución que venga a dominarlos. Como Stirner proclama, <b><i>“Nada es más para mí, que Yo mismo”</i></b> esto claramente implica que Yo soy libre cuando Yo escojo como vivir mi propia vida. Políticos, economistas, ideólogos, curas, filósofos, policías, y cualquier otro estafador con o sin papeles legales, planes y/o bombas y pistolas: ¡LÁRGUENSE DE NUESTRAS VIDAS! Y eso incluye a cualquier falso anarquista que cree poder vendar nuestros ojos.</p><p><br /></p><p><b>NOTAS</b></p><p><br /></p><p><b><span style="color: red;">(1)</span></b> Equivalente a una escuela de preparación universitaria.</p><p><b><span style="color: red;">(2)</span></b> Similares a los pre-universitarios en la región chilena <i>[N. del T.]</i></p><p><b><span style="color: red;">(3)</span></b> <b>“Los libres”</b>, un grupo de jóvenes Hegelianos desempleados.</p><p><b><span style="color: red;">(4)</span></b> Alguien tan familiar como para ser tratado por el informal <b><i>“tú”</i></b> (Tú del <b><i>du </i></b>en alemán, combinado con B<i><b>rüder</b></i>, que significa hermano).</p><p><b><span style="color: red;">(5)</span></b> En la región chilena esto ocurre cuando alguien es tan familiar que uno deja de tratarlo como <b><i>“usted”</i></b> y te permites<b><i> “tutearlo”</i></b>, es decir llamarlo por su nombre o por el informal <b><i>“tú”</i></b>. <i>[N. del T.]</i></p><p><b><span style="color: red;">(6)</span></b> Literalmente, <b>“El único y su propiedad”</b> que usualmente es traducida al inglés bajo algunos errores de título como <b>“El ego y su yo”</b>. El titulo original era <b>“Der Einzige und sein Eigenthum”</b>; la forma en que se escribe la última palabra ha cambiado en el vocablo alemán desde los años 1900 a <b>“Eigentum”</b>. La publicación data de 1845, pero el libro aparece en algún momento del verano del hemisferio norte de 1844, y ya había sido leída por Engels antes de diciembre de ese año, enviando cartas a Marx acerca de esta obra.</p><p><b><span style="color: red;">(7)</span></b> <i>“Críticas de Stirner”</i>; esta lúcida (pero muchas veces olvidada) defensa apareció en Wigans <b><i>Vierteljahrsschrift </i></b>en septiembre de 1845.</p><p><b><span style="color: red;">(8)</span></b> Luego que Marx se convirtiera en un dios en la tierra de los gulags, comisarios y policía secreta, la ideología alemana finalmente apareció impresa, pero siempre con los casi ilegibles capítulos acerca de Stirner expurgados. </p><p><br /></p><a name='more'></a><p>Este artículo es parte de un dossier sobre Max Stirner publicado en el número 66 de <b><i>Desde el Confinamiento</i></b>, que puede descargarse en formato PDF <a href="https://mega.nz/file/C8BgEKYB#vlvNkEQ83Y-fpPXQyi18hliyGSPgV3QyDaFzC3phi3o" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/10/desde-el-confinamiento-n-66-mad-max.html" target="_blank">aquí</a>.</p><p><span></span></p><p><a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/10/desde-el-confinamiento-n-66-mad-max.html" target="_blank"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzB3HEv6hwOeEFiWAQ1HiZNPX0-c7v2yuBbf6UqID5CQF4wBulns8CqNj1vsD3R-ISF8ZjtILIlY9I4-pc4qdxbxDY8Mb4mJHIZspXW68m_jQ4n65WZ5tlvSrpWa5WIXIU5Mi9PcXSKAYUOXycbme5gee4Sca6Ju-6mmEuPixWJrComBmrnqpqRv/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="557" data-original-width="700" height="509" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzB3HEv6hwOeEFiWAQ1HiZNPX0-c7v2yuBbf6UqID5CQF4wBulns8CqNj1vsD3R-ISF8ZjtILIlY9I4-pc4qdxbxDY8Mb4mJHIZspXW68m_jQ4n65WZ5tlvSrpWa5WIXIU5Mi9PcXSKAYUOXycbme5gee4Sca6Ju-6mmEuPixWJrComBmrnqpqRv/w640-h509/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a>.</p>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-36679458953643692252022-11-02T17:25:00.006+01:002022-11-22T18:13:43.001+01:00El peligroso pensamiento de Max Stirner<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirh1BpuEtkbx9DMGq2Z1XNdu5xIZET1XtJSoYUwuk8rKlM55LALa-XficnjvE63uyNDT6_oXeXnPKkaeI1V4Y__9JIdyZustVftaQfakZYUH4f0pkS87G1C2CD3kBg6qhnKxIBHwBelrqeWGJY3h8WuFa9ymcEzYV0PLI4th3WcwsZPPFsFad601LP/s700/peligrosa.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="490" data-original-width="700" height="279" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirh1BpuEtkbx9DMGq2Z1XNdu5xIZET1XtJSoYUwuk8rKlM55LALa-XficnjvE63uyNDT6_oXeXnPKkaeI1V4Y__9JIdyZustVftaQfakZYUH4f0pkS87G1C2CD3kBg6qhnKxIBHwBelrqeWGJY3h8WuFa9ymcEzYV0PLI4th3WcwsZPPFsFad601LP/w400-h279/peligrosa.jpg" width="400" /></a></div><br /></div><br />Por<b> Frater Ignatius</b><p></p><p><br /></p><p>El razonamiento del anarquista alemán profundiza en un egoísmo y en un solipsismo general. Los individuos, según Stirner/Schmidt, deben obrar para su propio interés. Existe la opción de que este interés propio no rivalice con el interés de los otros e incluso que exista una recompensa al actuar de esa forma. Toda teoría y toda praxis van enfocadas a beneficiar al yo, al individuo como una subjetividad.</p><p>El egoísta es soberano de sí mismo porque la única realidad es la de su propio existir. Su vida es única e irrepetible y se da en un tiempo y un espacio únicos. Decía Stirner: <b>“Mi causa es lo mío”</b>. La base para juzgar el beneficio propio es el nivel de resultados concretos en la persona propia a nivel material, emocional e intelectual.</p><p>Existe un principio rector en esta filosofía y postura anarquista individualista. Lo único de lo que uno puede estar absolutamente seguro es de la existencia de la propia mente, de la propia persona, de un individualismo fincado en un cuerpo. La realidad que rodea a una persona, a una mente, a un individuo es incognoscible, aún más que lo propio. No existen ideas trascendentes, la única realidad es la del individuo, la de su persona y la de su subjetividad. Platón y todo el cristianismo, por ejemplo, hacen un desvío enfermo de una realidad que se nos presenta siempre, que está ahí para recordarnos a los individuos que es lo único que existe y que lo demás son elucubraciones enfermizas de una mente desviada.</p><p>Todas las experiencias del sujeto son absolutamente privadas e incomunicables. Lo que uno percibe y siente no puede ser transmitido a nadie. Todo pasa por una subjetividad que es el yo pero que se cruza con un cuerpo único que no puede comunicar en el fondo sus propias experiencias.</p><p>Otra idea que caracteriza el pensamiento de Stirner es la del individuo como soberano de sí mismo, como dueño de sí. El hombre como ente individual tiene el derecho de controlar su persona y su vida. Con ello se extiende y se defiende el concepto de propiedad privada. Es un principio fundamental de ideologías de corte libertario o anarquista que defiende la libertad individual, como el anarcoindividualismo o el anarcocapitalismo, donde la propiedad individual es, junto con el principio de no agresión, el punto de partida para el rechazo del Estado.</p><p>Todo es una cosificación de la mente. El centro de toda reflexión hacia una aparente realidad es el hombre como individuo material y único en un tiempo y espacio dados. El hombre o el Único como lo llama Stirner es el fundamento de toda relación posible. Todo lo que une al hombre con los otros o con la realidad, pasa forzosamente por la criba de la subjetividad del yo. La unicidad por decirlo así, todo lo <b>“amarra”</b> con la única realidad que existe llamada individuo.</p><p>Surge así el concepto stirneano de unión de egoístas, es decir, una asociación voluntaria entre individuos que se opone a la concepción de grupos y colectivos abstractos y no basados en el ego de los individuos.</p><p>El impacto de Stirner en el pensamiento anarquista es muy grande. También en el filosófico. Simplemente mencionaremos a Nietzsche como una de las mentes que tocó la impronta de Stirner. Otros fueron Oskar Panizza, Adolf Brand, John Henry Mackay, Benjamin Tucker, Sakae Osugi, Biófilo Panclasta, B. Traven, Enrico Arrigoni, Émile Armand o el filósofo mexicano alemán Horst Matthai Quelle.</p><p>Podemos o no estar de acuerdo con Stirner. Lo que debemos admitir es que sus tesis son prácticamente irrefutables en distintos sentidos. Y es que su filosofía apunta a una realidad incuestionable. La existencia de una subjetividad, de un yo por donde pasan todas las cosas que se perciben en el mundo. Existen puntos equidistantes con el budismo zen, aunque este pretenda anular al yo. Empero, toda filosofía se da desde la esfera de una subjetividad que es el yo como eje interpretativo. Pero también podemos sostener que es una realidad tangible y constatable ese yo del que hablamos. Su filosofía es puramente inmanente, jamás trascendente. Al mismo tiempo es peligrosa debido a lo que promueve. Para las clases dominantes o para las ideologías que inyectan debilidad y dominio a los otros, es una postura revolucionaria, reaccionaria, contestataria.</p><div><br /></div><a name='more'></a><p>Este artículo es parte de un dossier sobre Max Stirner publicado en el número 66 de <b><i>Desde el Confinamiento</i></b>, que puede descargarse en formato PDF <a href="https://mega.nz/file/C8BgEKYB#vlvNkEQ83Y-fpPXQyi18hliyGSPgV3QyDaFzC3phi3o" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/10/desde-el-confinamiento-n-66-mad-max.html" target="_blank">aquí</a>.</p><p><span></span></p><p><a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/10/desde-el-confinamiento-n-66-mad-max.html" target="_blank"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzB3HEv6hwOeEFiWAQ1HiZNPX0-c7v2yuBbf6UqID5CQF4wBulns8CqNj1vsD3R-ISF8ZjtILIlY9I4-pc4qdxbxDY8Mb4mJHIZspXW68m_jQ4n65WZ5tlvSrpWa5WIXIU5Mi9PcXSKAYUOXycbme5gee4Sca6Ju-6mmEuPixWJrComBmrnqpqRv/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="557" data-original-width="700" height="509" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzB3HEv6hwOeEFiWAQ1HiZNPX0-c7v2yuBbf6UqID5CQF4wBulns8CqNj1vsD3R-ISF8ZjtILIlY9I4-pc4qdxbxDY8Mb4mJHIZspXW68m_jQ4n65WZ5tlvSrpWa5WIXIU5Mi9PcXSKAYUOXycbme5gee4Sca6Ju-6mmEuPixWJrComBmrnqpqRv/w640-h509/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a>.</p>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-77961525767155476602022-10-29T14:44:00.002+02:002022-10-29T14:44:52.922+02:00La muerte al servicio de la naturaleza<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhpZwM8VFxNlgYBK09ugvAV0j72eud_b4XVwVwOGJbD1OaXfJTBy3lkUos2m-nZGTxSS3CLfUtsX5Y80iEWYqkXf_SBdyQLXfcGMu9CM0F1ZnnIglKx40vokaFbET3_wPREx5C2hti9er671b3qF4i22Sc87HG1XNj6wjFeciw1TC6O0zC85DLwg4Q/s700/muerte.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="365" data-original-width="700" height="209" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhpZwM8VFxNlgYBK09ugvAV0j72eud_b4XVwVwOGJbD1OaXfJTBy3lkUos2m-nZGTxSS3CLfUtsX5Y80iEWYqkXf_SBdyQLXfcGMu9CM0F1ZnnIglKx40vokaFbET3_wPREx5C2hti9er671b3qF4i22Sc87HG1XNj6wjFeciw1TC6O0zC85DLwg4Q/w400-h209/muerte.jpg" width="400" /></a></div><br />Por el <b>Marqués de Sade</b><p></p><p><br /></p><p>(De <b><i>Histoire de Juliette ou les Prospérités du vice</i></b>, IV, 1797)</p><p><br /></p><p>De todas las extravagancias que el orgullo ha dictado al hombre, la más absurda, sin duda, es el cuidado extremo que prodiga a su propia persona. Rodeado de criaturas de igual o mayor valía, se ha creído autorizado a atentar impunemente contra la vida de estos seres, suponiendo que le eran inferiores, y piensa que no hay castigo o suplicio que pueda lavar el crimen del que atente contra la suya. A la primera locura que ese orgullo le ha inspirado, a la indignante estupidez de creerse el fruto de una divinidad, de suponerse un alma inmortal y ser la obra celestial de esta habilidosa mano, a esta ceguera atroz, no podía, desde luego, dejar de agregar la de pensar que su existencia en este mundo es inestimable. ¡Cómo! La obra dilecta de una divinidad bondadosa, el favorito del cielo... Es inconcebible, en efecto, que hubiera razonado de otro modo: el destructor de una máquina tan hermosa tenía que recibir forzosamente los castigos más rigurosos, pues esa máquina era sagrada. Un alma, brillante imagen de una divinidad aún más brillante, animaba esa máquina, cuya desorganización debía constituir el crimen más atroz que pudiera cometerse. Y, razonando de tal modo, ponía en el asador para saciar su glotonería, guisaba para calmar su hambre al cordero manso y pacífico, criatura formada por la misma mano que lo formó a él, a la que dominaba sólo en virtud de una constitución diferente. Con un poco de luces, en cambio, le hubiera bastado para tenerse en menos estima; una mirada algo más filosófica sobre esa naturaleza que desconocía le hubiera permitido ver que un ser como él, informe y endeble producto moldeado por una madre ciega, se parecía a todas las otras criaturas, estaba ineluctablemente unida a todas ellas y, como todas ellas, necesitada, a resultas de lo cual, no podía en modo alguno considerarse mejor que ellas.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjv9YFpbzWPge4CFIQw5k7YhSKiM8dkteSQ1MYqCydi32W4V8QYkJJymxaA1kdIzD6mNdYlMaz-9H79s0Aotdax7jqFUp8fiDeDVRgGzHsS9oT_oy47nBNIVr-cC1VXvunsYMGm1SY2YxntEqqMlzvgXXmX3Ku5-S-1zAQZUpgghCsYlJFI8SosfP33/s500/02a.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="392" data-original-width="500" height="251" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjv9YFpbzWPge4CFIQw5k7YhSKiM8dkteSQ1MYqCydi32W4V8QYkJJymxaA1kdIzD6mNdYlMaz-9H79s0Aotdax7jqFUp8fiDeDVRgGzHsS9oT_oy47nBNIVr-cC1VXvunsYMGm1SY2YxntEqqMlzvgXXmX3Ku5-S-1zAQZUpgghCsYlJFI8SosfP33/s320/02a.jpg" width="320" /></a></div><p><br /></p><p><br /></p><p>Ningún ser, en este mundo, ha sido formado expresamente por la naturaleza, ninguno ha sido creado ex profeso por ella: todos son el resultado de sus leyes y operaciones, de tal suerte que, en un mundo construido como el nuestro, tenía necesariamente que haber criaturas como las que en él vemos, así como las hay sin duda muy distintas en otro globo, en ese hormiguero de globos que colma el espacio. Pero esas criaturas no son buenas ni bellas o valiosas o creadas: son la espuma, el resultado de las leyes ciegas de la naturaleza, son como los vapores que emanan de un líquido enrarecido por efecto del fuego, cuya acción expulsa del agua las partes de aire que ésta contiene. Pues bien, este vapor no ha sido creado, es una derivación heterogénea, que debe su existencia a un elemento extranjero y por sí sola carece de precio; puede ser o no ser, sin que el elemento del que emana se vea afectado por ello; nada debe a éste y, a su vez, éste no le debe nada. Si una vibración diferente de la producida por el calor modificara este elemento, seguiría existiendo en su segunda modificación, mientras el vapor, que resultaba de aquella primera, se desvanecería con esta última. Si la naturaleza se hallara sometida a otras leyes, las criaturas que se derivan de las actuales leyes dejarían de existir con las nuevas, y sin embargo, la naturaleza seguiría existiendo, si bien regida por otras leyes.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLyMMA0QndlcBGYsS62rd4uqTDkR58-36CO0--6TAhQ_-x8DCaVgSIsvvwgotT--tUpLW_rVNwOpXNjpAuqKb2clP-DSa8wX57Ayh4Ma9zlfBqQUJDGCutTUK8yGzBL3wqR5R-9GYKYtq2E13ySA0msD2jK8trUBsNDyQC70mK7eiGDUfpjnNy01RF/s700/03a.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="457" data-original-width="700" height="261" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLyMMA0QndlcBGYsS62rd4uqTDkR58-36CO0--6TAhQ_-x8DCaVgSIsvvwgotT--tUpLW_rVNwOpXNjpAuqKb2clP-DSa8wX57Ayh4Ma9zlfBqQUJDGCutTUK8yGzBL3wqR5R-9GYKYtq2E13ySA0msD2jK8trUBsNDyQC70mK7eiGDUfpjnNy01RF/w400-h261/03a.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Los lazos que unen al hombre con la naturaleza y a la naturaleza con el hombre son, por tanto, inexistentes. No hay ley de la naturaleza capaz de encadenar al hombre, y éste no depende en modo alguno de aquélla. No se deben nada mutuamente, y no pueden agraviarse ni ser útiles el uno al otro. La una produce a pesar suyo, con lo cual no hay aquí vínculos; el otro es producido a pesar suyo, y, por consiguiente, tampoco aquí los hay. El hombre, una vez ha recibido impulso, se separa de la naturaleza, y la naturaleza, habiéndolo impulsado, no puede ya influir en el hombre, pues todas sus leyes son particulares. En virtud del primer impulso, el hombre se somete a unas leyes directas de las que no podrá ya liberarse. Estas leyes son las de su conservación personal..., las de su multiplicación, leyes que se le someten... que dependen de él, pero que no son en ningún caso necesarias para la naturaleza, pues ha dejado de estar ligado a ella. A tal punto es un ser desligado de la naturaleza, que su existencia es indiferente a la evolución de ésta... tan inútil para sus propósitos, que el hombre podría cuadruplicar su propia especie o bien aniquilarla totalmente sin que el universo sufriera por ello la más mínima alteración. Si se destruye, desde su propio punto de vista habrá cometido un error. Pero todo esto cambia ante los ojos de la naturaleza. Si el hombre se multiplica comete un error, ya que retira a la naturaleza, cuyas leyes desembocan siempre en nuevas criaturas, el honor de crear un nuevo fenómeno. Si los seres que reciben de ella su impulso dejaran de propagarse, impulsaría entonces nuevos seres, y gozaría así de una facultad que previamente no tenía. Lo que no quiere decir que no pudiera tenerla si lo deseara, pero la naturaleza nunca actúa en vano, y si los primeros seres continúan propagándose según las leyes que llevan en sí mismos, ella no ve la necesidad de hacerlo. Es, por tanto, evidente que nuestra multiplicación, que es apenas una de las leyes que nos constituyen únicamente a nosotros, es indudablemente perniciosa para aquellos fenómenos de los que la naturaleza es capaz. Así, lo que consideramos virtudes se convierte en crímenes ante sus ojos. Si las criaturas se destruyen, por el contrario, tienen razón en atención a la naturaleza, pues dejan entonces de utilizar no una ley impuesta, sino apenas una de las facultades que han recibido, y ponen así a la naturaleza a su vez en la necesidad de desarrollar una de sus más hermosas, que mantiene suspendida por la inutilidad en que ha caído.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiitJO4jZDIIm3OnlI_1orwSOV4JWkjoeSzvrbXo-nvZfuRjWmEE6XAnoomWK6tDQctJ4Hu5iLVWPoqum-B_dZ9hLm8xnhisDR2uiG2amNtVKYvH8sjuvPKzoiaALS2S4PzIyMF6gOewZMFZkgTfTlE2BwwFRE07g2YdvUIeZfAAP43yF9tWcf4wTaQ/s700/04a.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="445" data-original-width="700" height="254" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiitJO4jZDIIm3OnlI_1orwSOV4JWkjoeSzvrbXo-nvZfuRjWmEE6XAnoomWK6tDQctJ4Hu5iLVWPoqum-B_dZ9hLm8xnhisDR2uiG2amNtVKYvH8sjuvPKzoiaALS2S4PzIyMF6gOewZMFZkgTfTlE2BwwFRE07g2YdvUIeZfAAP43yF9tWcf4wTaQ/w400-h254/04a.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Objetarás quizás que si esta posibilidad de propagarse que la naturaleza ha otorgado a sus criaturas le fuera dañina, no se la habría concedido... Te pido que observes que ella no es la dueña, sino la primera esclava de sus leyes... que se halla encadenada por sus propias leyes, que en absoluto puede modificar, y que una de esas leyes es el impulso que rige a sus criaturas y la posibilidad de que éstas se propaguen. Pero si estas criaturas dejasen de propagarse o si se destruyeran, la naturaleza recuperaría entonces plenamente unos derechos a los que nada podría ya oponerse, mientras que propagándose o no destruyéndose la mantenemos sometida a leyes secundarias y la privamos de su más activa potencia.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEMzjB7VgAtB4Nro_TIXKCH8oiWya-KZpyHoLZNgvI0Xud2gnO7AVwdbqC5OEMLvPwS0uDXJy8d_WPbxTQBmHOfd5ZTdyRYfovzIqB_dUUitN3QFo1X1NdJQHHiRXnwccd59bpIM4wNVPnFcG9W5hMO20-HkmJ0UIANU88_rZ4Vz6eKPVZzmiDJuPi/s2260/05a.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1188" data-original-width="2260" height="210" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEMzjB7VgAtB4Nro_TIXKCH8oiWya-KZpyHoLZNgvI0Xud2gnO7AVwdbqC5OEMLvPwS0uDXJy8d_WPbxTQBmHOfd5ZTdyRYfovzIqB_dUUitN3QFo1X1NdJQHHiRXnwccd59bpIM4wNVPnFcG9W5hMO20-HkmJ0UIANU88_rZ4Vz6eKPVZzmiDJuPi/w400-h210/05a.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Así, todas las leyes que hemos concebido, bien para fomentar la población o para castigar la destrucción, contrarían necesariamente todas las suyas. Y cada vez que nos prestamos a esas leyes, contrariamos sus deseos. Mas, al contrario, cada vez que nos obstinamos en negar la propagación, que ella detesta, o si cooperamos con los crímenes, que la delectan y la sirven, podemos tener la certeza de complacerla... seguros de actuar según sus miras. ¡Y bien! ¿Acaso no nos demuestra hasta qué punto nuestra multiplicación le es un estorbo... cuánto querría destruirla para liberarse? Las calamidades con que nos abruma incesantemente, las divisiones, las cizañas que siembra entre nosotros... esa inclinación al asesinato que nos inspira a cada momento, ¿no son acaso una prueba de ello? Las guerras, las hambrunas con que nos aplasta; las pestes que de cuando en cuando desata en el globo a fin de destruirnos; los criminales que nos prodiga, los Alejandros, Tamerlanes, Gengis, esos héroes que asolan la tierra; todo esto, insisto, ¿no es una prueba irrefutable de que todas nuestras leyes son contrarias a las suyas, y de que su única finalidad es destruirlas? Esos crímenes que nuestras leyes castigan con tanto rigor, esos crímenes que suponemos son el mayor ultraje que podamos hacerle, resulta que no sólo, como puedes ver, no le hacen ni pueden hacerle daño alguno, sino que son, de algún modo, útiles a sus fines; y esos crímenes que imita tan a menudo, podemos estar seguros de que lo hace sólo por deseo de aniquilar totalmente las criaturas que ella impulsa, a fin de poder gozar de esa facultad suya de dar impulso a otras. El mayor criminal de la tierra, el asesino más abominable, el más feroz y bárbaro es apenas un órgano de sus leyes... un móvil de sus voluntades y el agente más confiable de sus caprichos.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQvpF02ICCskgNHouySPx0wC_GHMotDw2sm_xI_OqlUXE2qTENLCZYzfze3C4JyHllbzhRa-xOBLrLnmcHRZkbPh13n74E2fWpkrlvauOSZgC5kVaZs40j6O2IeEPPVsq2o4psSYWkTIfXR28aeVABYAWwtwfXfmMDZIV1K4lwarUoyQUH7ztpg50T/s700/05a2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="315" data-original-width="700" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQvpF02ICCskgNHouySPx0wC_GHMotDw2sm_xI_OqlUXE2qTENLCZYzfze3C4JyHllbzhRa-xOBLrLnmcHRZkbPh13n74E2fWpkrlvauOSZgC5kVaZs40j6O2IeEPPVsq2o4psSYWkTIfXR28aeVABYAWwtwfXfmMDZIV1K4lwarUoyQUH7ztpg50T/w400-h179/05a2.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Pero vayamos más lejos. El asesino cree que destruye, que devora, y de aquí que tenga a veces remordimientos. Sobre esta cuestión, acudamos a serenarlo. Si el sistema que acabo de exponer no está aún a su alcance, demostrémosle, mediante los hechos que desfilan ante sus ojos, que ni siquiera tiene el honor de destruir, que la aniquilación de que se ufana en la salud y que le hace temblar en la enfermedad es perfectamente vana, algo que escapa por desgracia a sus capacidades.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaMbbuLB9v9X-HnH4dcJka4fKvbMnVZZcmMBbZrEInjkU71qgdUfKPoKLe0oHic8l0Z3Jim9LfJbl246mtYpqru40I5y_RQ1mS5xMG5gJqUu2TzxzqCN3CmgqABEw2T7evLto-Czx449c7CpgorRhMHwo9mJ66MryOLhQ2cVJ8TqLnL4PubPK28ILn/s593/06a1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="593" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaMbbuLB9v9X-HnH4dcJka4fKvbMnVZZcmMBbZrEInjkU71qgdUfKPoKLe0oHic8l0Z3Jim9LfJbl246mtYpqru40I5y_RQ1mS5xMG5gJqUu2TzxzqCN3CmgqABEw2T7evLto-Czx449c7CpgorRhMHwo9mJ66MryOLhQ2cVJ8TqLnL4PubPK28ILn/s320/06a1.jpg" width="270" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeRLE6cYu0MPOnfT4Vy1A9_zi-u9Tr-7WrkjOcC6EGogN3rfEHuaepXl-Mc7nY30V2N3ghORIroDYcC5lyH02Gqs-1a04TiMcjoBGF0x5-uizh_AWZdwHaoOuUBtnB1hh4cua8gdjciEZf7js2cz5AqOD3UCHeeT2zkh0EDTQWsy4wGWzZioUsgzmI/s564/06a2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="564" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgeRLE6cYu0MPOnfT4Vy1A9_zi-u9Tr-7WrkjOcC6EGogN3rfEHuaepXl-Mc7nY30V2N3ghORIroDYcC5lyH02Gqs-1a04TiMcjoBGF0x5-uizh_AWZdwHaoOuUBtnB1hh4cua8gdjciEZf7js2cz5AqOD3UCHeeT2zkh0EDTQWsy4wGWzZioUsgzmI/s320/06a2.jpg" width="284" /></a></div><br /><p><br /></p><p>La cadena invisible que mantiene unidos a todos los seres físicos, esa dependencia absoluta de los tres reinos entre sí demuestra que todos y cada uno de ellos son iguales ante la naturaleza, de cuyas leyes primeras cada uno de ellos es una derivación, y que no son ni creados ni necesarios. Las leyes de estos reinos son idénticas entre sí. Los tres se reproducen y destruyen maquinalmente porque todos ellos están compuestos por los mismos elementos, que tan pronto se combinan de determinada manera como de otra. Pero esas leyes son independientes de las de la naturaleza. Ésta ha influido en ellos sólo una vez, <b><i>al impulsarlos</i></b>, pero, desde entonces, han actuado por su cuenta, acatando leyes que les son propias, como esa, preponderante, de la metempsicosis perpetua, de la variación y la mutación permanente entre ellos.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYJnmizOpfr4ZEKkxfxm_O1KO5HzvD19QLXTCByjlWA2Ouaa93PslbTADEZeX3FT8fVlF-imHqootbEBslPR_SIQFH3bTNLuPFtLz6Qh6nzvWJE0QqN46iVlxANaUQld4PHHpm1RUdUxWRWjD_9mzDV5vzLlZBuuttWadnnR-8OqL_JFbffr4SDHnp/s552/06a3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="552" data-original-width="500" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYJnmizOpfr4ZEKkxfxm_O1KO5HzvD19QLXTCByjlWA2Ouaa93PslbTADEZeX3FT8fVlF-imHqootbEBslPR_SIQFH3bTNLuPFtLz6Qh6nzvWJE0QqN46iVlxANaUQld4PHHpm1RUdUxWRWjD_9mzDV5vzLlZBuuttWadnnR-8OqL_JFbffr4SDHnp/s320/06a3.jpg" width="290" /></a></div><br /><p><br /></p><p>En todos los seres, el principio de la vida no es otra cosa que el de la muerte: recibimos y nutrimos en nuestro seno a ambos a la vez. En el instante que llamamos <b><i>muerte</i></b>, todo parece disolverse. Nos convence de ello la excesiva diferencia que entonces se produce en esa porción de materia, que parece no estar ya animada. Pero esta muerte es sólo imaginaria, su existencia es sólo figurada y está desprovista de realidad. La materia, privada de aquella otra porción sutil de materia que le comunicaba movimiento, no se destruye por esta razón, tan sólo cambia de forma: se corrompe, con lo que se demuestra que conserva movimiento, suministra jugos a la tierra, la fertiliza y contribuye a la regeneración de los otros reinos, así como al suyo. No hay, por último, diferencia fundamental entre esta primera vida que hemos recibido y esa otra, que llamamos muerte. La primera se produce por la formación de la materia organizada en la matriz de la hembra; la segunda es, así mismo, materia que se renueva y reorganiza en las entrañas de la tierra. Así, esta materia apagada engendra, en su nueva matriz, el germen de las partículas de materia etérea que, sin ella, hubieran permanecido en una aparente inercia. Y esta es toda la ciencia de las leyes de los tres reinos, unas leyes independientes de la naturaleza que recibieron desde el primer instante de su evasión, unas leyes que constriñen los lanzamientos, los chorros de la naturaleza: son éstos los únicos medios por los que operan las leyes propias de estos reinos.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU7dv34E_nJohMKZ987nk808Mkz4CAegqs13jrrnwF9w1wUuYIyBqoLQK5oad-Tnt4OLnQQpBQiVKjCAw4GGLrZ0cNe7Qy6cLKGsYLNmtVN-JQQTfcmMU0sRcEJnWXab5bWM23oE5QsaCI_yFr9oyjsWXGBZCNE4YAAjpRa0ZNvVTw0Zje6N2ygdxO/s700/07a.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="409" data-original-width="700" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU7dv34E_nJohMKZ987nk808Mkz4CAegqs13jrrnwF9w1wUuYIyBqoLQK5oad-Tnt4OLnQQpBQiVKjCAw4GGLrZ0cNe7Qy6cLKGsYLNmtVN-JQQTfcmMU0sRcEJnWXab5bWM23oE5QsaCI_yFr9oyjsWXGBZCNE4YAAjpRa0ZNvVTw0Zje6N2ygdxO/w400-h234/07a.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>La primera generación, que llamamos vida, nos da una suerte de ejemplo. Las leyes de que hablamos llegan a afectarla sólo por agotamiento, mientras que afectan a la segunda mediante la aniquilación. La primera precisa una especie de materia corrupta, la segunda, materia putrefacta. Estos principios primeros de agotamiento y aniquilación son, en suma, la causa única de la inmensidad de creaciones sucesivas, lo que nos permite ver que la muerte es tan necesaria como la vida, que no existe la muerte y que todos los azotes que acabamos de mencionar, la crueldad del tirano, los crímenes del asesino, tan necesarios son a las leyes de los tres reinos como el acto que los revivifica. Cuando la naturaleza nos los envía, con el propósito de aniquilar esos reinos que la privan de la facultad de operar nuevos impulsos, tan sólo comete un acto de impotencia. Las primeras leyes que recibieron los reinos, al ser impulsadas por la naturaleza, dejaron impresa en ellos una facultad productiva que jamás se apagará y que la naturaleza logrará aniquilar sólo destruyéndose totalmente, lo que no es dueña de hacer, pues también ella se halla sometida a unas leyes eternas de cuyo imperio es imposible que huya. Así, mediante sus crímenes, el asesino no sólo acerca la naturaleza a unos proyectos que será siempre incapaz, sin embargo, de poder realizar, sino ayuda también a las leyes que los reinos recibieron desde su primer impulso. Y digo primer impulso para facilitar la inteligencia de mi sistema, dado que, al no haberse producido la creación y siendo eterna la naturaleza, mientras haya seres los impulsos serán perpetuos. Dejarían de serlo al desaparecer aquéllos, y entonces se producirían otros impulsos, justamente los que la naturaleza anhela y que no puede alcanzar salvo mediante la aniquilación total, fin al que tienden todos los crímenes. De donde se deduce que el criminal capaz de trastornar los tres reinos a la vez, aniquilándolos y suprimiendo facultades productivas, sería el mejor ejecutor de la naturaleza. Que tus leyes se sirvan como de un patrón de esta verdad, y verás cuan justas son.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFXSm2yrOwNaWDCfPlUxvCn7rtwJztLXcUwJkWpN59RWNvCDjxwX3eoHChYx_74yLYCCzYivJKdXj5luhgFG82yYKIsu9SDf8UR3TmyVl2DdJBxORktKUOlviy8B1hdhZIkcGMFjcsZvc3816qYOKh4l1JZEWKzK1aIsYIyhJ0sRJQHXOP--NbDV7T/s700/08a.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="410" data-original-width="700" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFXSm2yrOwNaWDCfPlUxvCn7rtwJztLXcUwJkWpN59RWNvCDjxwX3eoHChYx_74yLYCCzYivJKdXj5luhgFG82yYKIsu9SDf8UR3TmyVl2DdJBxORktKUOlviy8B1hdhZIkcGMFjcsZvc3816qYOKh4l1JZEWKzK1aIsYIyhJ0sRJQHXOP--NbDV7T/w400-h234/08a.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Ni destrucción ni alimento en la tierra ni, por consiguiente, posibilidad para el hombre de reproducirse. Fatal verdad, sin duda, ya que demuestra irresistiblemente que los vicios y las virtudes de nuestro sistema social no son nada, y aun que los vicios son más necesarios que las virtudes, pues aquéllos son creadores mientras éstos son sólo creados, o, si es más de tu agrado, son causas y las virtudes, sólo efectos... También, que una armonía demasiado perfecta tendría aún más inconvenientes que el desorden, y que si la guerra, la discordia y los crímenes llegasen a quedar desterrados de la tierra, el imperio de los tres reinos adquiriría una violencia inusitada y a su vez destruiría todas las otras leyes de la naturaleza. Los cuerpos celestes se detendrían, las influencias quedarían suspendidas debido a la preponderancia de una de ellas, desaparecerían la gravitación y el movimiento. Son, pues, los crímenes del hombre los que disturban la influencia de los tres reinos y, al hacerlo, impiden que ésta alcance una posición de eminencia que disturbaría todo el resto, contribuyendo a mantener en el universo ese perfecto equilibrio que Horacio llamaba <b><i>rerum concordia discors</i></b>. Los crímenes son, por tanto, necesarios en el mundo. Pero los más útiles son, sin duda, los que más disturban, como <b><i>el rechazo de la propagación y la destrucción</i></b>. Todos los otros son indiferentes o, mejor, sólo estos dos pueden aspirar a merecer el nombre de crímenes. Son crímenes indispensables a las leyes de los reinos y esenciales para las leyes de la naturaleza.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzqfsHPZL6pMyGea73hu0ZLMTtZrJv47sfBXVOouwZ5lmuUxIEpTqAyIvjRmq3MQR1mSb9h1jHZceNbO9MnBtJweyeGTLlhI3XtDUQGzJ0nDZvOm0Erp-QmKDxUCx46KpVaNvqT6fu3giamAQOyN54sD7zlNAMdJn4-ww6M0oY5-lREHAi1ARgjvQF/s700/09a1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="313" data-original-width="700" height="179" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzqfsHPZL6pMyGea73hu0ZLMTtZrJv47sfBXVOouwZ5lmuUxIEpTqAyIvjRmq3MQR1mSb9h1jHZceNbO9MnBtJweyeGTLlhI3XtDUQGzJ0nDZvOm0Erp-QmKDxUCx46KpVaNvqT6fu3giamAQOyN54sD7zlNAMdJn4-ww6M0oY5-lREHAi1ARgjvQF/w400-h179/09a1.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Un filósofo antiguo llamaba a la guerra <i>madre de todas las cosas</i>. Como este azote, la existencia de los asesinos es necesaria, y sin ellos, todo en el universo quedaría trastornado. Es, por tanto, absurdo censurarlos o castigarlos, y aún más ridículo incomodarse por las inclinaciones harto naturales que, a pesar nuestro, nos arrastran a cometer estas acciones. Nunca se cometerán suficientes crímenes sobre la tierra, si se considera la ardiente sed que de ellos tiene la naturaleza. ¡Ay, desgraciado mortal! No alardees de tu poder de destruir, esta acción supera tus fuerzas. Puedes variar las formas, pero jamás aniquilarlas. Eres incapaz de devorar los elementos de la materia. ¿Cómo ibas a destruirlos, si son eternos? Das otra forma a las formas, las modificas, pero estas disoluciones son útiles a la naturaleza, ya que se sirve de estas partes destruidas para recomponer. Por tanto, todo cambio operado por el hombre en la materia organizada, en lugar de contrariar a la naturaleza, le es útil. ¿Qué digo? Por desgracia, para servirla habría que prodigar destrucciones de mucha mayor envergadura... mucho más completas de lo que somos capaces de operar. Atroces y extendidos: así quiere la naturaleza que sean los crímenes; en la medida en que nuestras destrucciones sean de esta especie, podrán ser de su agrado. Para servirla mejor aún, sería preciso poder oponerse a la regeneración que resulta del cadáver que enterramos. El asesinato sólo quita la primera vida al individuo que golpeamos; habría que poder arrancarle la segunda, si queremos ser más útiles a la naturaleza, pues lo que busca es la aniquilación. No está en nuestro poder dar a nuestros crímenes toda la extensión que ella desea.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUPYYBJ6UcRUb6xFKIODdApfnwOZAfcN7-fAwAeTmEXG6-eMLqvbseSumdaiHI2LuIyWo7TDpE1OhmNF2IgZHd2PdY91D6jcTR04EvzvUGEZ016dPt6iMaRUlcZmKr26rmNLKV9N4LT8vbm8HiUQAY-v7HMmTzN0quLSt2E4j9XXgwj1sQP_SG_o6Q/s700/09a2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="384" data-original-width="700" height="220" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUPYYBJ6UcRUb6xFKIODdApfnwOZAfcN7-fAwAeTmEXG6-eMLqvbseSumdaiHI2LuIyWo7TDpE1OhmNF2IgZHd2PdY91D6jcTR04EvzvUGEZ016dPt6iMaRUlcZmKr26rmNLKV9N4LT8vbm8HiUQAY-v7HMmTzN0quLSt2E4j9XXgwj1sQP_SG_o6Q/w400-h220/09a2.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>¡Oh, Julieta! Nunca pierdas de vista que no hay real destrucción, que la muerte misma no lo es, que, física y filosóficamente concebida, es sólo una diferente modificación de la materia en la que el principio activo o, si se quiere, el principio del movimiento no deja nunca de actuar, si bien de un modo menos aparente. Es tan poco cierto, por tanto, que el nacimiento del hombre sea el comienzo de su existencia como que la muerte sea su cesación; que la madre que lo trae al mundo le haya dado la vida, tan incierto como que el homicida que lo mata le dé muerte: una produce una especie de materia organizada de una manera determinada, el otro hace posible el renacimiento de una materia diferente, y ambos crean.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0kTLP0chUYNA0RoD3CziX5yX_Sc5kO3H-lgL4DU--pR0Bj8T9TXOteb8I3qdQzqWY-RurgP4s9IW-r4RdNjLr_-b5e9xLmsVjKfCc38yV1_PchcG9EuywlLIiRPI83LjcWDdmLXro7RHEIJpuxQFRzbivhNIW0E2PxSCA0qqh8nmV6qBWHzuVlHtJ/s700/10a.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="409" data-original-width="700" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0kTLP0chUYNA0RoD3CziX5yX_Sc5kO3H-lgL4DU--pR0Bj8T9TXOteb8I3qdQzqWY-RurgP4s9IW-r4RdNjLr_-b5e9xLmsVjKfCc38yV1_PchcG9EuywlLIiRPI83LjcWDdmLXro7RHEIJpuxQFRzbivhNIW0E2PxSCA0qqh8nmV6qBWHzuVlHtJ/w400-h234/10a.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Nada nace, nada perece esencialmente, todo es acción y reacción de la materia. Es el subir y bajar incesante de las olas del mar, en cuya masa de aguas no se produce pérdida ni incremento. Es un movimiento perpetuo que ha sido y será siempre, y sin saberlo somos sus principales agentes, debido a nuestros vicios y virtudes. Es una variación infinita: millares de porciones de diferentes materias bajo toda suerte de formas se destruyen y vuelven a aparecer bajo otras formas, para de nuevo perderse y aparecer. El principio de la vida es sólo un resultado de los cuatro elementos. Al morir, cada uno regresa a su esfera sin destruirse, dispuesto a volver a juntarse en cuanto así lo quiera la ley de los reinos. Sólo el conjunto cambia de forma, las partes permanecen enteras y, de estas partes reunidas en el gran todo, a cada instante se recomponen nuevos seres. Pero el principio de la vida, el fruto único de esta combinación de elementos, carece de existencia por sí solo. Nada sería sin esta reunión, y se convierte en otro cuando ésta cesa, más o menos perfecta según la nueva obra elaborada con los vestigios de la antigua. Ahora bien, como esos seres son a la vez perfectamente indiferentes entre ellos y perfectamente indiferentes ante los ojos de la naturaleza y aun a las leyes de los reinos, ¿qué puede importar el cambio que yo introduzca en las modificaciones de la materia? ¿Qué importancia tiene, como dice Montesquieu, <b><i>que de una bola redonda haga una cuadrada</i></b>? ¿Qué importa que haga de un hombre una col, un nabo, una ariposa o un gusano? Actuando de este modo, me limito a usar el derecho que me ha sido otorgado, y puedo perturbar o destruir a todos los seres sin que se diga que con ello me opongo a las leyes de los reinos y, por consiguiente, a las de la naturaleza. Antes bien, favorezco a ambas. A las primeras, devolviendo a la tierra un jugo nutricio que facilita sus otras producciones, para las que es indispensable, y sin el que éstas desaparecerían. A las segundas, actuando según los planes de perpetua destrucción que la naturaleza proclama, con la finalidad de facilitar el desarrollo de nuevas impulsiones, facultad que va mermando en ella debido a las antiguas, que la tienen impedida.</p><p><br /></p><p>(...)</p><p><br /></p><p>Para la naturaleza, los asesinos son, en una palabra, como la guerra, la peste y el hambre: uno de sus instrumentos, como las otras calamidades con que nos agobia. Así, el que dice que un asesino es una ofensa contra la naturaleza profiere un absurdo tan enorme como el que sostiene que la peste, la guerra o el hambre irrita la naturaleza o comete crímenes; es exactamente lo mismo. Sin embargo, no podemos supliciar ni quemar en la hoguera a la peste o el hambre, y sí hacemos lo uno y lo otro con el hombre. Esta es la verdadera culpa del hombre. Siempre verás que las culpas se tasan, no en función de la magnitud de la ofensa, sino en base a la debilidad del agresor. Esta es la razón por la que siempre las riquezas y el crédito tienen la razón frente a la indigencia.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjP7ehAJ7cI2xApIaWwXCm5PIS4NVod7p5TfA2F8pXNdraJeclDjVcZslMWvH3G4dYxlCpHkOpe0pcASZ6usePUj199hvP0dvsmXzJ5fJtB1_h5_L7MLTaiTy30d3j_bZz5L-yRh4MTMJbmV9-rDufrnfzqrkBiXWNn1Z6OtwgzQKgyEwlhWJhzsE8c/s500/13.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="431" data-original-width="500" height="276" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjP7ehAJ7cI2xApIaWwXCm5PIS4NVod7p5TfA2F8pXNdraJeclDjVcZslMWvH3G4dYxlCpHkOpe0pcASZ6usePUj199hvP0dvsmXzJ5fJtB1_h5_L7MLTaiTy30d3j_bZz5L-yRh4MTMJbmV9-rDufrnfzqrkBiXWNn1Z6OtwgzQKgyEwlhWJhzsE8c/s320/13.jpg" width="320" /></a></div><p><br /></p><div><br /></div><span><a name='more'></a></span><div><br /></div><div>Este artículo es parte de un dossier sobre la muerte publicado en el número 66 de <b><i>Desde el Confinamiento</i></b>, que puede descargarse en formato PDF <a href="https://mega.nz/file/XtRGjYBQ#zU7Y0ioLmAWIoDM0c2KekXb8T-QDhgaXYzpSMkIPsVg" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/08/desde-el-confinamiento-n-62-contra-la.html" target="_blank">aquí</a>.</div><div><br /></div><div><br /></div><div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzxamGhg0o7hoNupZ52meGU23mDF1P5Fi_RjQc7O2VZ52ivfA_SuF86LY3NG4v6Wyf2-mNV4sWH_BPyahoJaT1vtU2kllp4ZCPwKvtN79BpGS_xvJhnmIAbUiYl0-MuHl-wkB7mVUrUB_yoPcUNxbONRmqgw8f9aOfPAhFAPzVVvJ0_8H6e2VXFDlG/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="465" data-original-width="700" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzxamGhg0o7hoNupZ52meGU23mDF1P5Fi_RjQc7O2VZ52ivfA_SuF86LY3NG4v6Wyf2-mNV4sWH_BPyahoJaT1vtU2kllp4ZCPwKvtN79BpGS_xvJhnmIAbUiYl0-MuHl-wkB7mVUrUB_yoPcUNxbONRmqgw8f9aOfPAhFAPzVVvJ0_8H6e2VXFDlG/w640-h424/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a></div><div><br /></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-27037340168210446482022-10-22T14:39:00.004+02:002022-11-22T18:14:18.577+01:00El egoista<div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjITYLz6kFKA4pBuk5Y0DwpWLkCYpGW5NYwZ50HkKpgYBv-dQpWiEmgSLd6tlADJVUtTzM2IfM0ty56XkV9em-QmzpoMkQZNrtgGIGHHVHT-JePjb4AWY_2CKyyRV26UD0-yL0xFcOrM0L7fzxIYDcjY-lyxyPHG5yGbjGfsj7PAZG-Ueoo2OsS8o0n/s700/max.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="432" data-original-width="700" height="245" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjITYLz6kFKA4pBuk5Y0DwpWLkCYpGW5NYwZ50HkKpgYBv-dQpWiEmgSLd6tlADJVUtTzM2IfM0ty56XkV9em-QmzpoMkQZNrtgGIGHHVHT-JePjb4AWY_2CKyyRV26UD0-yL0xFcOrM0L7fzxIYDcjY-lyxyPHG5yGbjGfsj7PAZG-Ueoo2OsS8o0n/w400-h245/max.jpg" width="400" /></a></div><br />Por <b>George Woodcock</b></div><div><br /></div><div>La penetración de los sistemas de pensamiento anarquista en la edad que siguió a la Revolución francesa y que estableció tanto el sistema capitalista de producción como el estado centralizado moderno, se demuestra, firmemente, en los distintos e independientes puntos de partida de autores de muchos países que le condujeron a similares puntos de destino libertarios. Godwin, como ya hemos visto, llegó a rechazar el gobierno a partir de la tradición de los disidentes ingleses modificada por la Ilustración francesa. Josiah Warren en los Estados Unidos y Pierre-Joseph Proudhon en Francia alcanzaron, independientemente, el anarquismo durante la década de 1840, sobre todo, criticando las doctrinas socialistas utópicas, especialmente las de Charles Fourier y Robert Owen. Durante la misma década en Alemania, Max Stirner en su única obra importante, <b>El único y su propiedad</b> <i>(Der Einzige und sein Eigentum)</i>, partía del hegelianismo hacia un cambio completo de una doctrina que negaba todos los absolutos y todas las instituciones y se basaba a sí misma, solamente, en la <b><i>“propiedad”</i></b> del individuo humano. Es cierto que Stirner había estudiado las primeras obras de Proudhon, pero –como Proudhon mismo hizo al rechazar a Godwin– no advirtió la similitud entre sus propias conclusiones y las que se contenían en los escritos del anarquista francés. Sus argumentos, y el individualismo extremo a que le condujeron, pueden, por lo tanto, considerarse razonablemente como consecuencia independiente de una tendencia general de aquel tiempo.</div><div><br /></div><div>A primera vista, la doctrina de Stirner parece muy diferente de la de otros pensadores anarquistas. Estos tienden, como Godwin, a concebir algún tipo de criterio moral absoluto al que el hombre debe subordinar sus deseos en nombre de la justicia y la razón. O, como Kropotkin, a postular alguna fuerza innata que una vez que la autoridad haya sido derrocada induzca a los hombres a cooperar naturalmente en una sociedad gobernada por invisibles leyes de ayuda mutua. Stirner, por otra parte, se aproxima al nihilismo y al existencialismo en su negación de todas las leyes naturales y de una humanidad común. Establece como su ideal el egoísta, que se realiza a sí mismo en conflicto con la colectividad y con otros individuos, que no rehuye utilizar cualquier medio en <b><i>“la guerra de cada uno contra todos”</i></b>, que juzga cada cosa fríamente desde el punto de vista de su propio bienestar y que habiendo proclamado su <b><i>“propiedad”</i></b>, puede entonces, entrar –con individuos que piensen de modo semejante– a formar una <b><i>“unión de egoístas”</i></b>, sin reglas ni órdenes para resolver aquellos asuntos de conveniencia común.</div><div><br /></div><div>No hay necesidad de señalar el parecido entre el egoísta de Stirner y el superhombre de Nietzsche. El mismo Nietzsche consideraba a Stirner como una de las mentes más creadoras e injustamente olvidadas del siglo XIX. Sin embargo, hay elementos en el pensamiento de Stirner que le llevan claramente a la tradición anarquista y que le dan una influencia considerable en círculos libertarios durante el siglo XX. Tanto como cualquiera de los pensadores anarquistas más típicos, Stirner critica la sociedad existente por su carácter autoritario y antiindividual, postula una condición deseable a la que puede llegarse sólo con la caída de las instituciones gubernamentales. Aboga por la igualdad entre egoístas, aunque la vea en términos de la tensión creada por un equilibrio del poder. Y sugiere –aunque vagamente– medios insurreccionarios por los cuales pueda realizarse el cambio en la sociedad. Al mismo tiempo, han existido pocos anarquistas tan extremados como Stirner en la adoración de la fuerza, o tan jubilosos en su concepción de la vida como un perpetuo y amoral conflicto de voluntades.</div><div><br /></div><div>Sin embargo, advertimos un curioso aspecto interior del carácter de los extremistas teóricos cuando observamos a este fanático del individualismo que llegó a alarmar incluso a algunos de los anarquistas, como por ejemplo a Kropotkin por la ferocidad de sus enseñanzas. El gran egoísta, el poeta del conflicto perenne que alabó el delito y exaltó el asesinato, era en la vida real, cuando publicó <i>El único y su propiedad</i>, en 1843, un profesor apacible y sufrido en la academia berlinesa de Madame Gropius para señoritas jóvenes. Se llamaba Johann Kaspar Schmidt. El seudónimo con que sustituyó su vulgar apellido hace referencia a su extraordinario desarrollo frontal. Stirn en alemán significa frente, y Max Stirner puede traducirse razonablemente como Max el <b><i>“frontudo”</i></b>.</div><div><br /></div><div>De la misma forma que Schmidt tomó un nuevo nombre para publicar su libro, parece ser que creó una nueva personalidad para escribirlo, por lo menos que apeló a algún otro yo violento, no familiar, sumergido en su existencia diaria. Porque en la infeliz, desafortunada y desordenada carrera del tímido Schmidt no hay nada del emancipado egoísta que crea la apasionada quimera de Max Stirner. El contraste entre el hombre y su obra parece proporcionarnos el ejemplo clásico del poder de la literatura como quimera compensatoria.</div><div><br /></div><div>Los hechos conocidos de la vida de Schmidt, reunidos dificultosamente por el poeta individualista John Henry Mackay en la década de 1890, son escasos y patéticos. Schmidt era bávaro, nacido en 1806 en Bayreuth, entonces una ciudad oscura y carente de la fama que Wagner y Richter le traerían más tarde. Salido de un hogar pobre, su padre murió siendo él joven y el segundo matrimonio de su madre le condujo a un período de vagabundeo por Alemania septentrional, interrumpido por enfermedades intermitentes. Más tarde, cuando la familia regresó a Bayreuth, Johann Kaspar siguió sus estudios en el instituto local, embarcándose luego en una larga, interrumpida y poco brillante carrera universitaria.</div><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkWbgao_1PQj55ruOD1PjvyK9Yg0RezHw6xLfoZafwFx1VlV7wsKVSkJGXKsJ_8NDkgY-4l98uui3qopeQK1yCHr_KYH1lEZiWHXrgKhDphrN1NgGzjxp3BJBFc4ujp9cTMgJcn8YTzfRvDHYN92ccovBuoZ84PoI8kkO9CRZSNe5mGfQsys-QwMsI/s1031/Stirnerhaus.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1031" data-original-width="700" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkWbgao_1PQj55ruOD1PjvyK9Yg0RezHw6xLfoZafwFx1VlV7wsKVSkJGXKsJ_8NDkgY-4l98uui3qopeQK1yCHr_KYH1lEZiWHXrgKhDphrN1NgGzjxp3BJBFc4ujp9cTMgJcn8YTzfRvDHYN92ccovBuoZ84PoI8kkO9CRZSNe5mGfQsys-QwMsI/w270-h400/Stirnerhaus.jpg" width="270" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b>Casa en Bayreuth (Baviera, Alemania) donde nació Johann Kaspar Schmidt, “Max Stirner”</b></div><br /><div><br /></div><div>Desde 1826 a 1828, estudió filosofía en la Universidad de Berlín, donde asistió a las clases de Hegel, el primer héroe intelectual contra quien reaccionaría, decisivamente, más tarde. Siguió luego un semestre en Erlangen y su matriculación en Kónigsberg, donde no asistió a una sola clase. Posteriormente fue llamado a Kulm para cuidar a su madre víctima de la demencia. Sólo tres años más tarde, en 1832, pudo regresar a la Universidad de Berlín, donde por fin consiguió pasar, con apuros, el examen que le proporcionaría un certificado para dar clase en institutos prusianos.</div><div><br /></div><div>Durante año y medio Schmidt trabajó como profesor a prueba, sin salario, en la <i>Berlin Kónigliche Realschule</i>, y al final de dicho período, el gobierno prusiano no quiso nombrarle para una plaza asalariada. Schmidt no protestó; ciertamente este período de su vida estuvo caracterizado por una apatía resignada que parecía impedir cualquier esfuerzo serio para tratar de superar sus desgracias. Y éstas continuaron. A pesar de carecer de empleo, Schmidt se casó con la hija de su casera en 1837; ella murió meses después al dar a luz. Schmidt reasumió entonces la tarea de cuidar a su madre loca y tuvo que esperar casi dos años antes de que finalmente hallara empleo como profesor en la escuela de Madame Gropius, donde permaneció durante cinco años dando clases satisfactoriamente.</div><div><br /></div><div>Fueron éstos los años menos desgraciados de la vida de Stirner, la época en que se relacionó con algunas de las inteligencias más vitales de Alemania. Bajo su estímulo, emergió del estancamiento de su vida para escribir <i>El único y su propiedad</i>, un libro que, pese a sus fallos, jamás se puede criticar por falto de fuerza y ardor.</div><div><br /></div><div>El medio ambiente que catalizó estas calidades inesperadas de la hasta entonces, improductiva mente de Johann Kaspar Schmidt, fue la taberna de Hippel en la Friedrichstrasse donde, durante los primeros años de la década de 1840, los jóvenes hegelianos de Berlín se reunían para discutir, corregir e incluso refutar las enseñanzas del maestro. Se denominaban a sí mismos <b>Die Freien</b><i> –los Libres–</i> y formaban una especie de sociedad de debates irregular bajo el liderato de los hermanos Bruno y Edgar Bauer. Marx y Engels, y los poetas Herwegh y Hoffman von Fallersleben, fueron visitantes ocasionales. Los debates eran brillantes, extravagantes y ruidosos. Se trataba irrespetuosamente a los dignatarios visitantes y una tarde Arnold Ruge, que se había constituido a sí mismo en una especie de sumo sacerdote entre los hegelianos de izquierda, se enzarzó en una enconada disputa con el grupo de Berlín, lo que Engels celebró con un boceto a lápiz, boceto que se ha conservado. Ruge, grueso y fatuo, aparece chillando encolerizado contra los berlineses entre un tumulto de sillas patas arriba y papeles pisoteados. Mientras, ajeno a la refriega, una figura solitaria de ancha frente, con gafas, fumando displicentemente un cigarrillo, contempla la escena con gesto irónico. Se trata de Stirner, captado en el papel silencioso y desvinculado que desempeñó en la compañía de los <i>Libres</i>, el papel del oyente sonriente y crítico, en buenas relaciones con todos pero amigo de ninguno.</div><div><br /></div><div>Sólo en una ocasión cayó la armadura de su desapego y fue después de la llegada, procedente de Medenburgo, de una mujer joven, guapa, brillante y superficialmente emancipada llamada Marie Dahnhardt, que frecuentaba la taberna de Hippel y fue aceptada por los <i>Libres </i>como una buena camarada que podía apurar su vaso de vino y fumar un cigarro como el mejor de ellos. Stirner vio en Marie una esperanza para recuperar la felicidad que había perdido en la vida y en 1843 se casaron. La ceremonia, que tuvo lugar en el apartamento de Stirner, fue bohemia y caótica, ya que cuando llegó el pastor encontró al novio y los testigos jugando a las cartas en mangas de camisa. La novia llegó tarde, con ropa de diario, y como que nadie se había acordado de comprar alianzas, la ceremonia tuvo que completarse con los anillos de cobre del portamonedas de Bruno Bauer. El único y su propiedad se publicó durante el primer año de su matrimonio.</div><div><br /></div><div>No fue ésta la primera obra de Stirner que se publicó; Karl Marx ya había hecho imprimir en la <i>Rheinische Zeitung</i> un ensayo de aquél sobre métodos educativos. Pero fue el libro lo que condujo a Stirner a la fama, breve y escandalosa. En sus páginas no abogaba simplemente por un egoísmo y una amoralidad repugnante a la mayoría de las mentalidades del siglo XIX, sino que atacaba también el espectro total del pensamiento contemporáneo. No sólo Hegel, sino también Feuerbach, Marx y Proudhon –ya un anarquista confesado– fueron rechazados. Los habituales de la taberna de Hippel y especialmente Bruno Bauer, fueron condenados con el resto. Stirner se aplicó a demoler no solamente todas las creencias religiosas, sino también cualquier doctrina política, social o filosófica que le pareciera capaz de iniciar de nuevo todo el proceso religioso al postular cualquier cosa ajena al individuo, ya fuese un principio absoluto o un partido o incluso una abstracción colectiva como el hombre. El extremismo de sus argumentos provocó que celebridades como Feuerbach y Moses Hess le replicaran en letra impresa.</div><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgq2Mrx4P8x7ZnSKKJW2ntnbOtqpsZRtoUS5IjeS3M0yPeqECJBQ9xC-QSrbdG24HS5zB2a9G23bx2mSgbvrTzqck36Kyh3JgDP0_PFyK5e-FRjQNKddVxc3Xm50iW49Poq6iFPlEUKuZJ4bivm46a4DpRFNFb0aodpmuzwJAGXifD7iLSKqWxzCZ3n/s1152/einizige1845.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1152" data-original-width="700" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgq2Mrx4P8x7ZnSKKJW2ntnbOtqpsZRtoUS5IjeS3M0yPeqECJBQ9xC-QSrbdG24HS5zB2a9G23bx2mSgbvrTzqck36Kyh3JgDP0_PFyK5e-FRjQNKddVxc3Xm50iW49Poq6iFPlEUKuZJ4bivm46a4DpRFNFb0aodpmuzwJAGXifD7iLSKqWxzCZ3n/w242-h400/einizige1845.jpg" width="242" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b>Segunda edición de El único y su propiedad (1845)</b></div><div><br /></div><div><br /></div><div>Pero el éxito de Stirner fue tan insustancial como la mayoría de los que proceden de la notoriedad. Su libro desapareció rápidamente de la atención pública y sólo cincuenta años más tarde, después de que la moda por Nietzsche hubiera preparado a los lectores para el culto de la propia voluntad ilimitada, tuvo lugar una resurrección popular de <i>El ego y su propiedad</i>. Durante la década de 1890 y la era eduardiana, fue muy leído, tanto dentro, como fuera de los círculos anarquistas. Algo había en el indisciplinado vigor del libro, que llamaba la atención especialmente a los rebeldes autodidactas de aquel tiempo, los adictos de los Institutos Mecánicos. Todavía en la década de 1940, pude encontrar un grupo de obreros anarquistas en Glasgow para los que el libro constituía aún un evangelio.</div><div><br /></div><div>Esta moda, no obstante, tuvo lugar mucho después de la muerte de Stirner, y su efímero éxito fue seguido por renovada mala suerte. Abandonó la escuela de Madame Gropius. Aunque no se conoce la causa de su marcha, se debió probablemente al descubrimiento de que el dulce Herr Schmidt tenía por <i>alter ego</i> al terrible <i>Herr Stirner</i> que recomendaba la rebelión y glorificaba la violencia. Para ganarse la vida inició una serie de traducciones de economistas franceses e ingleses y publicó varios volúmenes de J. B. Say y Adam Smith. Era ésta una tarea ardua y poco remuneradora y, en un desesperado intento por conseguir rápidamente algún dinero, invirtió lo que quedaba de la dote de su esposa en una lechería, que a su vez fracasó por su falta de experiencia comercial. Hacia 1847, Marie Dahnhardt estaba tan harta de la inexperiencia y de los golpes que la vida daba a Stirner que le abandonó, marchándose, primero a Inglaterra y más tarde a Australia. Mucho tiempo después, en Londres, durante la década de 1890, John Henry Mackay la visitó encontrando que el recuerdo de aquellos días, medio siglo atrás, aún permanecía. Ella no quiso hablar de Stirner sino para decir que era <b><i>“muy pícaro”</i></b> y de una egolatría imposible.</div><div><br /></div><div>Solo, Stirner se hundió progresivamente en la pobreza y la oscuridad. Vivió en una serie de antros, ganándose la vida miserablemente, organizando arreglos entre pequeños comerciantes, y publicando una <b>Historia de la reacción</b> cuya pedestre estupidez lleva la marca de Johann Kaspar Schmidt y no la de Max Stirner. Dos veces ingresó en prisión por deudas, y los últimos años de su vida, hasta que falleció en 1856, los pasó principalmente tratando de eludir a sus numerosos acreedores.</div><div><br /></div><div>Era ésta la carrera de un hombre cuya tendencia al fracaso procedía claramente de algo más personal que simple mala suerte. De algún fallo de la voluntad que da a su único libro importante, visto contra el trasfondo gris de su vida, el aspecto de un violento esfuerzo para liberarse de una apatía natural y sofocante. La apatía se cernió de nuevo sobre Johann Kaspar Schmidt, el hombre, y finalmente lo engulló Max Stirner, el escritor, sobrevivió por la completa desesperación que da a su protesta su vigor peculiar.</div><div><br /></div><div>Lo que llama la atención en <i>El único y su propiedad</i> es su antiintelectualismo apasionado. En contraste con el acento que puso Godwin en la razón, Stirner habla de la voluntad y los instintos. Trata de surcar todas las estructuras del mito y la filosofía, todas las construcciones artificiales del pensamiento humano, hasta el ego elemental. Niega la realidad de conceptos abstractos y generalizados, como el de hombre y humanidad. El ser humano es la única cosa de lo que tenemos un cierto conocimiento, y cada individuo es único. Es esta individualidad lo que cada hombre debe cultivar. El ego es la única ley, y no hay obligaciones para ningún código, credo o concepto fuera de él. No existen los derechos; hay sólo el poder del ego dispuesto para el combate. Incluso, conceptos godwinianos como el deber y las leyes morales inmutables, Stirner los niega completamente. Sus propias necesidades y deseos le proporcionan la única regla de conducta para el individuo autorrealizado.</div><div><br /></div><div>Incluso la libertad, el gran objetivo de la mayoría de los anarquistas, es en opinión de Stirner, superada por la individualidad o <b><i>“propiedad”</i></b>. Stirner ve la libertad como una condición de estar exento de ciertas cosas, pero señala que la misma naturaleza de la vida hace de la libertad absoluta un imposible.</div><div><br /></div><div><i><b>Uno consigue liberarse de muchas cosas, pero no de todas. Interiormente se puede ser libre a pesar de la condición de esclavitud, aunque, también, se es libre sólo de algunas cosas, no de todas. Pero uno no puede ser libre, como esclavo, del látigo o del carácter dominante del amo. “¡La libertad vive tan sólo en el reino de los sueños!”. La propiedad, por el contrario, es mi ser y mi existencia totales, es yo mismo. Soy libre de aquello de lo que estoy exento, dueño de aquello que tengo en mi poder o que yo controlo. Me pertenezco en todo momento y en cualquier circunstancia, si sé cómo poseerme a mí mismo y no sacrificarme en vano por los demás. Ser libre es algo que no puedo querer realmente, porque yo no puedo serlo, no puedo crearlo. Sólo puedo desearlo y aspirar a ello ya que no es más que un ideal, una quimera. Los grilletes de la realidad son causa continua de las mayores llagas en mi carne. Pero yo me sigo perteneciendo.</b></i></div><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjZlYLxP4h-RqLeuZkW-DbUE5bq7g9wmFBDZBUG2Iqaq-FnPnWZVUlTPa7LGSnd34MtxDMUzpL8UGXI8jKCrN3XXR6qJBdAKJLtaHyGFGl1XIZS4Fn53KUl2B1743e0ZWJHhD9VLGZds9rdK-AC4H5Ox-Fk45UBXczIA0moUdxdXFWSwExvcwVQIkw/s900/Freien.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="712" data-original-width="900" height="253" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjZlYLxP4h-RqLeuZkW-DbUE5bq7g9wmFBDZBUG2Iqaq-FnPnWZVUlTPa7LGSnd34MtxDMUzpL8UGXI8jKCrN3XXR6qJBdAKJLtaHyGFGl1XIZS4Fn53KUl2B1743e0ZWJHhD9VLGZds9rdK-AC4H5Ox-Fk45UBXczIA0moUdxdXFWSwExvcwVQIkw/s320/Freien.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b>Dibujo de Friedrich Engels de una reunión en Berlín de los Freier (los Libres), que contiene la única imagen conocida de Johann Kaspar Schmidt, “Max Stirner”, realizada durante su vida.</b></div><br /><div><br /></div><div>No obstante, en su lucha por la <b><i>“propiedad”</i></b>, Stirner se halla a sí mismo enfrentado con el mismo enemigo que el anarquista en su lucha por la libertad: el estado.</div><div><br /></div><div><b><i>El estado y yo somos enemigos. Yo, el egoísta, no me preocupo del bienestar de esta “sociedad humana”. No sacrifico nada a ella. Sólo la utilizo: pero para poder utilizarla completamente necesito transformarla en mi propiedad y mi criatura: esto es, debo aniquilarla y constituir en su lugar la Unión de los Egoístas.</i></b></div><div><br /></div><div>El estado, ya sea despótico o democrático, es la negación de la voluntad individual. Está basado en la adoración del hombre colectivo. Además, sus propios sistemas de legislación y promulgación de leyes conducen a una estabilización, a una congelación de la acción y la opinión, que no puede tolerar el hombre que desea pertenecer a sí mismo. Por lo tanto, la lucha entre el egoísta y el estado es inevitable.</div><div><br /></div><div><i><b>Para el estado es indispensable que nadie tenga una voluntad propia. Si alguien la tuviera, el estado se encargará de excluirle, encerrarle o desterrarle. Si la tuvieran todos, conseguirían destruir el estado. No puede concebirse el estado sin dominio y sin esclavitud; ya que el estado quiere ser señor de todo lo que abarca. A esta voluntad se la llama la “voluntad del estado”... Mi propia voluntad es el destructor del estado; por lo tanto, el estado la estigmatiza como “auto voluntad”. La propia voluntad y el estado son poderes en lucha a muerte, entre los cuales no es posible “paz eterna”</b></i></div><div><br /></div><div>En el vacío dejado por el estado aniquilado surge el mundo de los egoístas. Un mundo que Stirner caracteriza de modo alarmante por el uso liberal de palabras como <b>fuerza</b>, <b>poder </b>y <b>potencia</b>, palabras que la mayoría de los anarquistas usan tan sólo en un sentido peyorativo. Como ya he observado, Stirner opone estas palabras al derecho.</div><div><br /></div><div><b><i>No pido ningún derecho; por lo tanto no tengo que reconocer ninguno. Lo que puedo obtener por la fuerza así lo obtengo. Si no puedo obtenerlo por la fuerza es que no tengo derecho a ello, ni debe importarme demasiado. Ni me consuelo hablando de mi derecho imprescriptible [...] Con títulos o sin ellos, eso no me concierne; yo sólo soy poderoso, me he dado poder a mí mismo, y no necesito que nadie me de poderes ni derechos.</i></b></div><div><br /></div><div>La accesión de cada hombre a su poder, que implica su individualidad, no sugiere, sin embargo, para Stirner un reino de rapacidad universal y matanza perpetua. Ni significa, tampoco, esgrimir el poder contra los demás. Cada hombre defiende por la fuerza su propia individualidad, pero una vez alcanzada la autorrealización del verdadero egoísmo no necesita ser agobiado con más posesiones que las que requiere. Reconoce que gobernar a los demás destruiría su propia independencia.<b><i> “Aquel que, para mantener su propiedad debe contar con la ausencia de voluntad en los otros, es una hechura de esos otros, como el dueño es una hechura del esclavo. Si cesara la sumisión se terminaría de una vez con el dominio”</i></b>.</div><div><br /></div><div>En el mundo de Stirner no existirían amos ni esclavos, sino sólo egoístas y el mismo hecho de la retirada de cada hombre a su individualidad impediría el conflicto antes que agravarlo.</div><div><br /></div><div><b><i>Como individuo, tú no tienes nada en común con los demás, por lo tanto, nada divisivo u hostil. No buscas tener razón contra él ante un tercer partido, y contiendes con él no “en base al derecho”, ni tampoco sobre ningún otro terreno común. La oposición se desvanece en completa división o simplicidad. Esto puede considerarse como un nuevo punto en común o una nueva paridad. Pero aquí la paridad consiste precisamente en la disparidad.</i></b></div><div><br /></div><div>El egoísmo no niega la unión entre los individuos. Ciertamente, puede llegar a incitar a la unión genuina y espontánea.<b><i> “El individuo es único, no como miembro de un partido. Se une libremente y se separa después”</i></b>. Stirner, que rechaza lo práctico y siempre prefiere el aforismo al argumento, no entró en muchos detalles sobre la forma de la organización social que debería producir la <b>Unión de Egoístas</b>. Desde luego, algo lo suficiente estático, como para ser definido con una palabra como <b><i>“organización”</i></b>, existe fuera de la perspectiva stirneriana. Y él, claramente, se opone a la sociedad, tanto como al estado, porque la considera como una institución basada en una concepción colectiva del hombre, en la subordinación del individuo al conjunto. A la sociedad todo lo que Stirner opone es una unión basada en la libre reunión de egoístas, que utilizan su <i><b>“relación”</b></i> o <b><i>“comercio”</i></b> para su propio provecho y los abandonan tan pronto como han dejado de serles útiles.</div><div><br /></div><div><b><i>Tú llevas a una unión tu entero poder, tu competencia y te haces valer a ti mismo. En una sociedad eres empleado, con tu poder de trabajo. En la primera vives egoísticamente, en la segunda humanamente, es decir, religiosamente, como “miembro en el cuerpo del Señor”. A una sociedad debes cuanto tienes y estás ligado a ella por deberes, estás poseído por “deberes sociales”. En cambio, tú utilizas una unión y la rechazas, sin ningún deber y sin deberle ninguna fidelidad cuando ya no ves forma de utilizarla. Si una sociedad es más que tu, entonces es más para ti que tú mismo. Una unión es sólo tu instrumento, o la espada con la que puedes agudizar y aumentar tu fuerza natural. La unión existe para ti y a través de ti, la sociedad, por el contrario, te reclama para sí misma y existe aun sin ti. En resumen, la sociedad es sagrada, la unión tu propiedad; la sociedad te consume a ti, tú consumes a la unión.</i></b></div><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyGszcnOX4ilseLUkcup9ZBb_Nig4iJV2JJLBmvUsxtLDsT--j0voWqQ5kk5bmjnVqotuhti4KExUh7Zeb_8OQb61Vv_rS5kT8DJpm524Tlhm7G7VwXs06e-6mo42TOtOwrWe9iq2tN3CZUw87jtItWvMXRFwfkLatTJeTw2mq2hThr-NXlgXTJsE8/s700/ediciones.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="700" height="229" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyGszcnOX4ilseLUkcup9ZBb_Nig4iJV2JJLBmvUsxtLDsT--j0voWqQ5kk5bmjnVqotuhti4KExUh7Zeb_8OQb61Vv_rS5kT8DJpm524Tlhm7G7VwXs06e-6mo42TOtOwrWe9iq2tN3CZUw87jtItWvMXRFwfkLatTJeTw2mq2hThr-NXlgXTJsE8/w400-h229/ediciones.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b style="text-align: left;">UN ÉXITO INTERNACIONAL: Traducciones de El único y su propiedad al inglés, francés e italiano. En Alemania ha sido el libro anarquista más leído de la historia, siendo reeditado constantemente.</b></div><div><br /></div><div><br /></div><div>Si en la vida real pudiera conseguirse el mundo de los egoístas stirnerianos, ese libre intercambio de seres únicos, cada uno acastillado en su poder, adquiriría una forma similar a la Utopía subterránea que Bulwer Lytton describe en <b>The Coming Race</b>, donde cada individuo posee poder en forma de energía mortal llamada vril. Se establece una suerte de equilibrio basado en el respeto mutuo, y la hermandad, paradójicamente, surge del peligro de la destrucción mutua. Por lo tanto, los gobiernos ya no son necesarios, y nada tienen que hacer frente a esta unión de lo poderoso.</div><div><br /></div><div>Pero el mundo en que reinará la Unión de Egoístas no puede conseguirse sin lucha. Mientras permanezca el estado, afirma Stirner, el egoísta debe luchar contra él con todos los medios a su alcance, y la idea de esta lucha constante, llevada a cabo fuera de todas las concepciones de moralidad, le conduce a una rapsódica glorificación del crimen. <b><i>“En el crimen el egoísta se ha afirmado a sí mismo y se ha burlado de lo sagrado; la ruptura con lo sagrado, o más bien de lo sagrado, puede hacerse general. Una revolución nunca compensa, pero un crimen poderoso, atrevido, desvergonzado, sin conciencia y orgulloso ¿no retumba en distantes truenos y no veis cómo el cielo se hace silencioso y lúgubre?”</i></b>.</div><div><br /></div><div>Stirner puede no haber tenido influencia directa sobre los criminales orgullosos y atrevidos cuya presencia oscureció el movimiento anarquista en los países latinos durante las décadas de 1880 y 1890, pero con frecuencia, se anticipa a ellos notablemente. Anticipó también la idea anarquista posterior del alzamiento espontáneo del pueblo, como una conjunción de individuos rebeldes, mejor que una insurrección de masas.</div><div><br /></div><div>Al mismo tiempo, Stirner ataca a los socialistas y a los comunistas por su creencia de que la cuestión de la propiedad puede resolverse de modo amistoso. Será necesaria la fuerza. Cada hombre, declara Stirner, debe poseer y obtener aquello que necesita, y esto significa <b><i>“la guerra de cada uno contra todos”</i></b>, ya que <b><i>“el pobre se hace libre y poderoso sólo cuando se levanta”</i></b>. Aquí Stirner hace una distinción fundamental desde su punto de vista entre la revolución y la rebelión. Como Albert Camus en nuestra propia generación, niega la revolución y exalta la rebelión y sus razones van estrechamente unidas a su concepción de la unicidad individual.</div><div><br /></div><div>No debe considerarse a la revolución y a la rebelión como sinónimos. La primera consiste en un trastrueque de las condiciones, de la condición establecida, o status, el estado o la sociedad, y es por lo tanto un acto político o social. La segunda tiene, ciertamente, como inevitable consecuencia una transformación de las circunstancias, sin embargo, no arranca de ahí, sino del descontento de los hombres consigo mismos. No es un alzamiento armado, sino un alzamiento de individuos, un levantamiento sin mirar las consecuencias que de él puedan derivarse. La revolución apunta a nuevos arreglos; la rebelión nos libera de estar sujetos a arreglos, nos lleva a arreglarnos a nosotros mismos y no pone ninguna esperanza deslumbrante en las<b><i> “instituciones”</i></b>. No es una lucha contra lo establecido, ya que, si ésta prospera, lo establecido muere por sí mismo...</div><div><br /></div><div><b><i>Como mi objetivo no es derrocar ningún orden establecido, sino mi elevación sobre él, mi propósito y mis acciones no son políticos ni sociales, sino egoístas. La revolución le fuerza a uno a hacer arreglos; la rebelión pide que uno se alce o se ensalce a sí mismo.</i></b></div><div><br /></div><div>Desde Godwin, que ponía su fe en leyes morales inmutables y veía la discusión racional como los medios mejores para cambiar la condición del hombre, hasta Stirner que exaltó al individuo amoral y abogó por la rebelión egoísta y autoafirmadora, el camino puede parecer largo. Sin embargo, termina para ambos en una sociedad de individuos orgullosos, cada uno seguro de su integridad y cooperando con otros individuos sólo en la medida que le convenga. Trabajando aislado, y separado de la corriente histórica principal del anarquismo, uno de ellos desarrolló la conclusión lógica y el otro la apasionada del pensamiento anarquista. Es significativo que estos dos pensadores tan diferentes hayan llegado, por caminos distintos, al mismo punto de destino.</div><div><br /></div><div>Es cierto que <i>El único y su propiedad</i> es un libro altamente personal, un producto del descontento de Stirner, gritando desaforadamente contra todo lo que en la vida subyugara o destruyese su voluntad. Sin embargo, cuando uno ha meditado sobre él y ha soportado la terrible verborrea con que la sustancia de un brillante ensayo fue desmesurada hasta convertirla en el más tedioso de todos los clásicos libertarios, queda expreso un punto de vista que pertenece claramente a un extremo del variado espectro de la teoría anarquista.</div><div><br /></div><div>De la teoría anarquista, pero no del movimiento anarquista. Como Godwin, Stirner no iba a ser descubierto por escritores libertarios hasta después de que el anarquismo asumiera una forma definitiva como credo de su tiempo. Incluso entonces su influencia afectó sólo a unos pocos y pequeños grupos marginales de individualistas. A Stirner se le debe un lugar en la historia del anarquismo como el rapsoda solitario de la individualidad de cada ser humano.</div><div><br /></div><span><a name='more'></a></span><p>Este artículo es parte de un dossier sobre Max Stirner publicado en el número 66 de <b><i>Desde el Confinamiento</i></b>, que puede descargarse en formato PDF <a href="https://mega.nz/file/C8BgEKYB#vlvNkEQ83Y-fpPXQyi18hliyGSPgV3QyDaFzC3phi3o" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/10/desde-el-confinamiento-n-66-mad-max.html" target="_blank">aquí</a>.</p><p><a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/10/desde-el-confinamiento-n-66-mad-max.html" target="_blank"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzB3HEv6hwOeEFiWAQ1HiZNPX0-c7v2yuBbf6UqID5CQF4wBulns8CqNj1vsD3R-ISF8ZjtILIlY9I4-pc4qdxbxDY8Mb4mJHIZspXW68m_jQ4n65WZ5tlvSrpWa5WIXIU5Mi9PcXSKAYUOXycbme5gee4Sca6Ju-6mmEuPixWJrComBmrnqpqRv/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="557" data-original-width="700" height="509" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6MzB3HEv6hwOeEFiWAQ1HiZNPX0-c7v2yuBbf6UqID5CQF4wBulns8CqNj1vsD3R-ISF8ZjtILIlY9I4-pc4qdxbxDY8Mb4mJHIZspXW68m_jQ4n65WZ5tlvSrpWa5WIXIU5Mi9PcXSKAYUOXycbme5gee4Sca6Ju-6mmEuPixWJrComBmrnqpqRv/w640-h509/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a>.</p>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-20678914595671797162022-09-10T09:47:00.005+02:002022-09-10T09:49:13.385+02:00Federalismo y anarquía<p><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRZTruwbVMcCaPF1-hHQbkCN7QO52CQvK3lekiqaZxXyeYDF6NJ8B8Vil-f-xpjKr3v8Ew7pS-0np1-4bOY7JjtWkEYE83dLnpDUPOBaV0ux0rQsLXIg1SgPONolIGYfxUwF-912Bn82bu19UaGTeat8rZpW7jIPSssdOgdzBJCBUNG8zVCxC7m2_L/s700/federalismo.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="493" data-original-width="700" height="280" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRZTruwbVMcCaPF1-hHQbkCN7QO52CQvK3lekiqaZxXyeYDF6NJ8B8Vil-f-xpjKr3v8Ew7pS-0np1-4bOY7JjtWkEYE83dLnpDUPOBaV0ux0rQsLXIg1SgPONolIGYfxUwF-912Bn82bu19UaGTeat8rZpW7jIPSssdOgdzBJCBUNG8zVCxC7m2_L/w400-h280/federalismo.jpg" width="400" /></a></b></div><b><br />Por Errico Malatesta (1900)</b><p></p><p><br /></p><p><i>Este artículo apareció en La Questione Sociale, Paterson, Nueva Jersey, 6, nueva serie, nº 20, 20 de enero de 1900</i></p><p><br /></p><p>En años pasados, en la época de la Internacional, la palabra federalismo se utilizaba a menudo como sinónimo de anarquía; y la fracción anarquista de la gran Asociación (que los opositores, imbuidos de un espíritu autoritario, tienden a reducir las más amplias cuestiones de ideas a mezquinas cuestiones de personas, llamaban la Internacional bakunista) era llamada indistintamente por sus amigos la Internacional anarquista o la Internacional federalista.</p><p><br /></p><p>Era la época en que la «unidad» estaba de moda en Europa; y no sólo entre la burguesía.</p><p><br /></p><p>Los representantes más escuchados de la idea socialista autoritaria predicaban la centralización en todo, y tronaban contra la idea federalista, que calificaban de reaccionaria. Y en el seno mismo de la Internacional, el Consejo General, formado por Marx, Engels y los compañeros socialistas democráticos, intentaba imponer su autoridad a los trabajadores de todos los países, centralizando en sus manos la dirección suprema de toda la vida de la asociación, y pretendía reducir a la obediencia, o expulsar, a las federaciones rebeldes, que no querían reconocer ninguna atribución legislativa a la misma y proclamaban que la Internacional debía ser una confederación de individuos, grupos y federaciones autónomos, unidos por el pacto de solidaridad en la lucha contra el capitalismo.</p><p><br /></p><p>Por lo tanto, en aquella época, la palabra federalismo, si no está absolutamente libre de equívocos, representa bastante bien, si no fuera por el sentido que le da la oposición de los autoritarios, la idea de asociación libre entre individuos libres, que es la base del concepto anarquista.</p><p><br /></p><p>Pero ahora las cosas han cambiado bastante. Los socialistas autoritarios, ya ferozmente unitarios y centralizadores, presionados por la crítica anarquista, se declaran de buen grado federalistas, al igual que la mayoría de los republicanos empiezan a llamarse federalistas. Por lo tanto, hay que abrir los ojos y no dejarse engañar por una palabra.</p><p><br /></p><p>Lógicamente, el federalismo, llevado a sus últimas consecuencias, aplicado no sólo a los diferentes lugares que habitan los hombres, sino también a las diferentes funciones que desempeñan en la sociedad, empujado en cuanto a lo común, en cuanto a la asociación para cualquier fin, en cuanto a lo individual, significa lo mismo que la anarquía: unidades libres y soberanas que se federan para el beneficio común.</p><p><br /></p><p>Pero este no es el sentido en el que los no anarquistas entienden el federalismo.</p><p><br /></p><p>De los republicanos propiamente dichos, es decir, de los republicanos burgueses, no hay que preocuparse ahora. Ellos, ya sean unitaristas o federalistas, quieren preservar la propiedad individual y la división de la sociedad en clases; y por tanto, sea cual sea la organización de su república, la libertad y la autonomía serían siempre una mentira para el mayor número: el pobre siempre dependiente, el esclavo del rico.</p><p><br /></p><p>El federalismo burgués significaría simplemente más independencia, más arbitrariedad para los señores de las distintas regiones, pero no menos poder para oprimir a los trabajadores, ya que las tropas federales estarían siempre dispuestas a correr para contener a los trabajadores y defender a los señores.</p><p><br /></p><p>Hablamos de federalismo como forma política independientemente de las instituciones económicas.</p><p><br /></p><p>Para los no anarquistas, el federalismo se reduce a una descentralización administrativa regional y municipal más o menos amplia, sujeta siempre a la autoridad suprema de la «Federación». Pertenecer a la federación es obligatorio; y es obligatorio obedecer las leyes federales, que se supone que regulan los asuntos «comunes» a los distintos confederados. Quién determina entonces qué asuntos deben dejarse a la autonomía de las distintas localidades y cuáles deben ser comunes a todos y ser objeto de leyes federales, sigue siendo la Federación, es decir, el propio gobierno central quien lo decide. Un gobierno que tiene que limitar su autoridad… ya está claro que la limitará lo menos posible y que tenderá continuamente a sobrepasar los límites que tuvo que imponerse al principio, cuando era débil.</p><p><br /></p><p>Además, esta mayor o menor autonomía afecta a los distintos gobiernos municipales, regionales y centrales en sus relaciones entre sí. El individuo, el hombre, sigue siendo siempre una materia que puede ser gobernada y explotada a discreción, – con el derecho de decir por quién quiere ser gobernado, pero con el deber de obedecer a cualquier parlamento que salga del alambique electoral.</p><p><br /></p><p>En este sentido, que es el que existe en algunos países y en el que lo desean los más avanzados de los republicanos y socialistas democráticos, el federalismo es un gobierno que, como todos los demás, se funda en la negación de la libertad del individuo, y tiende a ser cada vez más opresivo, y no encuentra límite a sus pretensiones autoritarias más que en la resistencia de los gobernados. Por lo tanto, nos oponemos tanto al federalismo como a cualquier otra forma de gobierno.</p><p><br /></p><p>Aceptaríamos, en cambio, la calificación de federalistas, si se entendiera que cada localidad, cada empresa, cada asociación, cada individuo es libre de federarse con quien quiera o de no hacerlo, que cada uno es libre de salir cuando le plazca de la federación en la que ha entrado, que una federación representa una asociación de fuerzas para el mayor provecho de los miembros y que no tiene, en su conjunto, nada que imponer a los federados individuales, y que cada grupo, así como cada individuo, no debe aceptar ninguna resolución colectiva sino en la medida en que le convenga y le agrade. Pero en este sentido el federalismo ya no es una forma de gobierno: es sólo otra palabra para la anarquía.</p><p><br /></p><p>Y esto se aplica tanto a las federaciones de la sociedad futura como a las federaciones entre compañeros anarquistas para la propaganda y la lucha.</p>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-17648602077644861102022-08-31T08:22:00.002+02:002022-09-01T10:30:09.567+02:00El Estado, por León Tolstói<p><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTEhgkMpwlLPcGaqDpaCcJk62t_JLOn5rVkGvT9oUlERbaXF6Jlfce_Fkh2QwkLDNiuEHkDbK31EtKwK0flwADuym0_DSubtYweuDY6iUEAd9WAsfvTxDC9B3DTxh891rYwf8xknsPZlYX_24rR_0zDwwK75XeI5eoMCLggbvqqBADn82fb4pCptQo/s700/estado.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="525" data-original-width="700" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTEhgkMpwlLPcGaqDpaCcJk62t_JLOn5rVkGvT9oUlERbaXF6Jlfce_Fkh2QwkLDNiuEHkDbK31EtKwK0flwADuym0_DSubtYweuDY6iUEAd9WAsfvTxDC9B3DTxh891rYwf8xknsPZlYX_24rR_0zDwwK75XeI5eoMCLggbvqqBADn82fb4pCptQo/w400-h300/estado.jpg" width="400" /></a></b></div><b><br /></b><p><i>Fuente: El fin de la era. Un ensayo sobre la revolución que se avecina, 1905</i></p><p><br /></p><p>A las personas que viven en Estados fundados en la violencia, les parece que la abolición del poder del Gobierno implicará necesariamente el mayor de los desastres.</p><p><br /></p><p>Pero la afirmación de que el grado de seguridad y bienestar que los hombres disfrutan está garantizado por el poder del Estado es totalmente arbitraria. Conocemos los desastres y el bienestar que existen entre las personas que viven bajo la organización del Estado, pero no sabemos la posición en la que se encontraría la gente si se librara del Estado. Si se tiene en cuenta la vida de las pequeñas comunidades que han vivido y viven fuera de los grandes Estados, tales comunidades, aunque se benefician de todas las ventajas de la organización social, y están libres de la coerción del Estado, no experimentan ni la centésima parte de los desastres que sufren las personas que obedecen a la autoridad del Estado.</p><p><br /></p><p>Las personas de las clases dominantes para las que la organización del Estado es ventajosa son las que más hablan de la imposibilidad de vivir sin la organización del Estado. Pero preguntad a los que sólo soportan el peso del poder del Estado, preguntad a los trabajadores agrícolas, a los cien millones de campesinos de Rusia, y veréis que sólo sienten su carga, y que, lejos de considerarse más seguros gracias al poder del Estado, podrían prescindir totalmente de él. En muchos de mis escritos me he esforzado por demostrar que lo que intimida a los hombres -el temor de que sin el poder gubernamental triunfarían los peores hombres mientras que los mejores serían oprimidos- es precisamente lo que ha sucedido hace mucho tiempo, y sigue sucediendo, en todos los Estados, ya que en todas partes el poder está en manos de los peores hombres; como, en efecto, no puede ser de otro modo, porque sólo los peores hombres podrían hacer todos esos actos astutos, ruines y crueles que son necesarios para participar en el poder. Muchas veces me he esforzado en explicar que todas las principales calamidades que sufren los hombres, como la acumulación de enormes riquezas en manos de algunas personas y la profunda pobreza de la mayoría, el apoderamiento de la tierra por parte de quienes no la trabajan, los incesantes armamentos y guerras, y la privación de los hombres, provienen únicamente del reconocimiento de la licitud de la coacción gubernamental. Me he esforzado por demostrar que antes de responder a la pregunta de si la situación de los hombres sería peor o mejor sin los gobiernos, hay que resolver el problema de quiénes constituyen el gobierno. ¿Los que lo constituyen son mejores o peores que el nivel medio de los hombres? Si son mejores que el nivel medio, entonces el Gobierno será benéfico; pero si son peores será pernicioso. Y que estos hombres -Iván IV, Enrique VIII, Marat, Napoleón, Arakcheyef, Metternich, Tallyrand y Nicolás- son peores que el conjunto de la población, lo demuestra la historia.</p><p><br /></p><p>En toda sociedad humana hay siempre hombres ambiciosos, sin escrúpulos, crueles, que, como ya me he esforzado en demostrar, están siempre dispuestos a perpetrar cualquier tipo de violencia, robo o asesinato para su propio beneficio; y que en una sociedad sin gobierno estos hombres serían ladrones, frenados en sus acciones en parte por la lucha con los perjudicados por ellos (justicia autoinstituida, linchamiento), pero en parte y principalmente por el arma más poderosa de influencia sobre los hombres: la opinión pública. Mientras que en una sociedad gobernada por la autoridad coercitiva, estos mismos hombres son los que se apoderarán de la autoridad y harán uso de ella, no sólo sin el freno de la opinión pública, sino, por el contrario, apoyados, alabados y ensalzados por una opinión pública sobornada y mantenida artificialmente.</p><p><br /></p><p>Se dice:</p><p><br /></p><p><b><i>«¿Cómo pueden vivir los pueblos sin gobiernos y sin coacciones?».</i></b></p><p><br /></p><p>Por el contrario, habría que decir:</p><p><br /></p><p><b><i>‘¿Cómo pueden los hombres, si son seres racionales, vivir reconociendo la violencia y no el acuerdo racional como nexo interno de su vida?’.</i></b></p><p><br /></p><p>O lo uno o lo otro: los hombres son seres racionales o irracionales. Si no son seres racionales, entonces todos los asuntos entre ellos pueden y deben decidirse por la violencia, y no hay ninguna razón para que unos tengan y otros no tengan este derecho a la violencia. Pero si los hombres son seres racionales, entonces sus relaciones deben fundarse, no en la violencia, sino en la razón.</p><p><br /></p><p>Se podría pensar que esta consideración sería concluyente para que los hombres se reconocieran como seres racionales. Pero los que defienden el poder del Estado no piensan en el hombre, en sus cualidades, en su naturaleza racional; hablan de una determinada combinación de hombres a la que aplican una especie de significación sobrenatural o mística.</p><p><br /></p><p>¿Qué pasará con Rusia, Francia, Gran Bretaña, Alemania, dicen, si la gente deja de obedecer a los gobiernos? ¿Qué pasará con Rusia? – ¿Rusia? ¿Qué es Rusia? ¿Dónde está su principio o su fin? ¿Polonia? ¿Las provincias bálticas? ¿El Cáucaso con todas sus nacionalidades? ¿Los tártaros de Kazán? ¿La provincia de Ferghana? Todo esto no sólo no es Rusia, sino que son nacionalidades extranjeras deseosas de liberarse de la combinación que se llama Rusia. La circunstancia de que estas nacionalidades sean consideradas como partes de Rusia es accidental y temporal, condicionada en el pasado por toda una serie de acontecimientos históricos, principalmente actos de violencia, injusticia y crueldad, mientras que en el presente esta combinación se mantiene sólo por el poder que se extiende sobre estas nacionalidades. En nuestra memoria, Niza era Italia y de repente se convirtió en Francia; Alsacia era Francia y se convirtió en Prusia. La provincia del Trans-Amur era China y se convirtió en Rusia, Sajalín era Rusia y se convirtió en Japón. En la actualidad, el poder de Austria se extiende sobre Hungría, Bohemia y Galicia, y el del Gobierno británico sobre Irlanda, Canadá, Australia, Egipto e India, el del Gobierno ruso sobre Polonia y Guria. Pero mañana este poder puede cesar. La única fuerza que une a todas estas Rusias, Austrias, Británicas y Francesas es el poder coercitivo, que es la creación de los hombres que, en contra de su naturaleza racional y de la ley de la libertad revelada por Jesús, obedecen a quienes les exigen malas obras de violencia. Basta que los hombres tomen conciencia de su libertad, natural de los seres racionales, y dejen de cometer actos contrarios a su conciencia y a la Ley, y entonces esas combinaciones artificiales de Rusia, Gran Bretaña, Alemania, Francia, que parecen tan espléndidas, dejarán de existir, y desaparecerá esa causa, en nombre de la cual los hombres sacrifican no sólo su vida, sino la libertad propia de los seres racionales.</p><p><br /></p><p>Se suele decir que la formación de grandes Estados a partir de otros pequeños que luchan continuamente entre sí, al sustituir las pequeñas fronteras por una gran frontera exterior, disminuye las luchas y el derramamiento de sangre y los males que conllevan. Pero esta afirmación también es bastante arbitraria, ya que nadie ha sopesado las cantidades de mal en una y otra posición. Es difícil creer que todas las guerras del período confederal en Rusia, o de Borgoña, Flandes y Normandía en Francia, hayan costado tantas víctimas como las guerras de Alejandro o de Napoleón o como la guerra de Japón que acaba de terminar. La única justificación de la expansión del Estado es la formación de una monarquía universal, cuya existencia eliminaría toda posibilidad de guerra. Pero todos los intentos de formar tal monarquía por parte de Alejandro de Macedonia, del Imperio Romano o de Napoleón, nunca alcanzaron este objetivo de pacificación. Por el contrario, fueron la causa de las mayores calamidades para las naciones. De modo que la pacificación de los hombres no puede alcanzarse sino por el medio opuesto: la abolición de los Estados con su poder coercitivo.</p><p><br /></p><p>Han existido supersticiones crueles y perniciosas, sacrificios humanos, quemas por brujería, guerras «religiosas», torturas… pero los hombres se han liberado de ellas; mientras que la superstición del Estado como algo sagrado continúa su dominio sobre los hombres, y a esta superstición se le ofrecen sacrificios quizá más crueles y ruinosos que a todas las demás.</p><p><br /></p><p>La esencia de esta superstición es la siguiente: que los hombres de diferentes localidades, hábitos e intereses están persuadidos de que todos ellos componen un todo porque a todos ellos se les aplica una misma violencia, y estos hombres lo creen, y están orgullosos de pertenecer a esta combinación. Esta superstición ha existido durante tanto tiempo y se mantiene con tanto empeño que no sólo los que se benefician de ella -reyes, ministros, generales, militares y funcionarios- están seguros de que la existencia, la confirmación y la expansión de estas combinaciones artificiales es buena, sino que incluso los grupos dentro de las combinaciones se acostumbran tanto a esta superstición que se enorgullecen de pertenecer a Rusia, Francia, Gran Bretaña o Alemania, aunque esto no les sea en absoluto necesario, y no les traiga más que males. Por lo tanto, si estas combinaciones artificiales en grandes Estados fueran abolidas por los pueblos, sometiéndose mansa y pacíficamente a toda clase de violencia, y dejando de obedecer al Gobierno, tal abolición sólo conduciría a que hubiera entre esos hombres menos coerción, menos sufrimiento, menos maldad, y a que les fuera más fácil vivir según la ley superior del servicio mutuo, que fue revelada a los hombres hace dos mil quinientos años, y que gradualmente entra más y más en la conciencia de la humanidad.</p><p><br /></p><p>En general, para el pueblo ruso, tanto la población de la ciudad como la del campo, es importante sobre todo, en una época tan crítica como la actual, no vivir según la experiencia de los demás, no según los pensamientos, las ideas, las palabras de los demás, no según las diversas socialdemocracias, las constituciones, las expropiaciones, las mesas, los delegados, las candidaturas y los mandatos, sino pensar con su propia mente, vivir su propia vida, construyendo a partir de su propio pasado, de sus propios fundamentos espirituales nuevas formas de vida propias de este pasado y de estos fundamentos.</p>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-58139690389696365742022-08-20T08:47:00.002+02:002022-08-23T08:18:48.268+02:00Existieron. Eran los viejos de la CNT<p><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaxxsFwMZD7GUJgHOvNuAF2SMbkPUgT58aya0xfWzXuJRG3oG7Ffg6XPxhgCT9ZvgdZVXGtTxN1JKQ3crJn8PxZr_M-DwCQYZP_Qlm9S8yD5sAryO-Y3FhK4z8beaPGZsFmxgoYQjI5EAn01YHyWInEJHt6jKMkrfiF5lKnOIXvNhN-ON9ESW7O_XO/s820/pintada.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="547" data-original-width="820" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaxxsFwMZD7GUJgHOvNuAF2SMbkPUgT58aya0xfWzXuJRG3oG7Ffg6XPxhgCT9ZvgdZVXGtTxN1JKQ3crJn8PxZr_M-DwCQYZP_Qlm9S8yD5sAryO-Y3FhK4z8beaPGZsFmxgoYQjI5EAn01YHyWInEJHt6jKMkrfiF5lKnOIXvNhN-ON9ESW7O_XO/w400-h265/pintada.jpg" width="400" /></a></b></div><b><br />por Jorge Gómez, obrero de la construcción, miembro de la CNT</b><p></p><p><br /></p><p>En los años de los 70 me di cuenta de que existían. Eran los viejos de la CNT. Se trataba de hombres en su mayor parte, también algunas mujeres, de manos grandes, piel tostada y profundas arrugas, que estaban llegando a la edad en que un obrero se jubila. Cada viejo tenía un relato que contar, y se trataba casi siempre de un recuerdo interesante, jugoso. Veías pasar a González, un escayolista de culo gordo, mono blanco y sucio, y andar patoso. Había corrido como la pólvora el rumor de que en una obra había entrado "el jefe" pegando voces e insultando a todo el mundo. El tal González se había bajado de su andamio, se había dirigido hacia él, y le había dado un solo guantazo sin mediar palabra, que restalló en todo el edificio implantando un silencio serio, espeso y muy educado. Eran tiempos negros de Dictadura franquista, miles de hombres estaban en la cárcel por menos que eso. Pero el jefe no denunció a González. ¿Por qué?</p><p><br /></p><p>Empecé a indagar, y encontré otra historia, una historia que no tenía que ver con el partido comunista y con Rusia. Era siempre la historia de unos obreros manuales, de los que hoy serían llamados iletrados e incultos. Yo buscaba a los intelectuales, a los científicos, a los grandes líderes de extracción burguesa, y no los encontraba. Por motivos misteriosos, en los años veinte y treinta del siglo XX estos obreros se habían organizado en torno a un sindicato -la CNT-. ¿Por qué estabais en la CNT? -les preguntaba. -¿Por qué? Porque sí, qué tiene de raro -me contestaba Pedro.</p><p><br /></p><p>Afiliándose al sindicato ellos mismos eran la CNT, y la CNT al mismo tiempo que existía por ellos, les daba vida otra vida a ellos. Escuelas, grupos de teatro, periódicos, bibliotecas, grupos de acción, de discusión... estaban muy organizados. Y habían sido derrotados en una guerra. Los supervivientes arrastraban el peso infame de esa derrota, con la marca del vencido que no se rinde, pero que ha perdido la esperanza. Eran tercos, pero los jóvenes tenían otros referentes: el partido, Mao, Cuba, desarrollo de las fuerzas productivas, imperialismo, alienación... Esos hombres y mujeres, que se decían de la CNT, anarcosindicalistas, eran "aliados objetivos de la reacción" según los cultos marxistas. ¿Reaccionarios? Pues a mí no me daba esa impresión. Parecían trabajadores corrientes.</p><p><br /></p><p>Empecé a hablar con ellos, y siempre me sorprendían. Este se afilió con nueve años, porque con nueve años empezó a trabajar, y estaba deseando empezar a cotizar para ser un hombre. Esta mujer de rostro simpático me cuenta que en unos tiempos de moral rígida, siendo mocita bastaba con decir en casa que iban a la asamblea del sindicato, o que acudían al ateneo, para poder regresar a cualquier hora, porque el padre de mirada severa transigía con la tardanza si se realizaba al amparo del sindicato. Aquel me comenta cómo destruyeron una segadora burlando a la guardia, y cómo a raíz de aquello en la siega se implantó la jornada de cuatro horas. Otro más me enseña un revólver que parece sacado de una película del Oeste, "un recuerdo", me comenta. Uno estuvo en Mathausen, aquel en la liberación de París, este firmó el convenio de las treinta y seis horas semanales en el ramo de la construcción, José defendió Coria de los fascistas porque apañó un fusil y acabó en el campo de concentración de Albatera. Al "cojo" le dieron "el paseo", le dijeron que echara a andar para tirarle por la espalda, y cogió tal carrera que ni un galgo lo pillaba, y todos se ríen. "El niño de la Juani", fue el tesorero de la cooperativa, aquí están las cuentas. Bermejo me enseña cómo se parte un bloque de granito para darle el tamaño necesario con un mazo de tres kilos. Julián me explica cómo el sindicato designaba a los empresarios el número de parados a los que tenían que pagarle un jornal diario, trabajasen o no -eso lo dejábamos a cuidado del empresario, peor para él si no te daba faena-... Una foto con muchas mujeres sonrientes vestidas de negro... -son las compañeras, recogiendo fondos -me explica Luis "el camionero"-, nosotros estábamos en la cárcel... Fuimos a implantar el Comunismo Libertario, y nos confundimos de día y de hora, -y se ríen otra vez- ¡qué lío nos hicimos con las claves! Hicimos esta carretera, me escapé de la cárcel, fui un maquis, escribí un manifiesto, me dieron una paliza, a mí otra, y a mí otra, "alguien" mató al bicho del teniente... ¿Pero qué queríais? -les pregunto-... El precio de nuestro trabajo, la tierra, levantar casas, la libertad, destruir al Estado, fumar un cigarro, quemar el dinero, que no hubiera guardia civil, hacer un viaje, un vestido estampado, queríamos esto -y abre los brazos abarcando la habitación...</p><p><br /></p><p>Lo más curioso, era el relato frío que hacían de una larga sucesión de pulsos y derrotas. Huelgas perdidas, despidos, listas negras... Estaban acostumbrados -me decían. Si te tumban, es sólo cuestión de ponerse en pie, no pasa nada. ¿Y qué es el anarquismo, qué puedo leer? -les preguntaba. El anarquismo es esto -me respondían golpeándome la frente con el índice-, lee lo que quieras. Podemos hacer todo lo que pretendamos en este mundo -afirmaban- basta con quererlo, joder. ¿Y por qué ya nadie es anarquista?... Entonces me miraban con tristeza apagada, furiosa. -Hubo una guerra. Murieron, los mataron, los exiliaron, y sólo nos salvamos nosotros, que tuvimos más suerte, o más cuidado, o más miedo... no sabemos por qué no vuelven los jóvenes, a nadie parece interesarle el sindicato, será culpa nuestra.</p><p><br /></p><p>Los jóvenes que reorganizábamos "el sindicato", solo levantábamos su sombra. Eran los tiempos de "los sindicatos", de las banderas rojas, del partido, de la doctrina correcta y la interpretación científica de la Historia. La CNT no salía del raquitismo, y así sigue dignamente delgada en su fanatismo. Sus hombres y mujeres de la generación de la guerra, hoy en su mayor parte desaparecidos, fueron como los últimos mastodontes, seres a extinguir por la modernidad. Y los Historiadores se están encargando de cumplir la misión de enterradores, con un dictamen seco y contundente: lo que dicen esos hombres, es mentira. No existieron. Son obreros, no saben escribir, no entienden de ciencia, somos nosotros, que no estuvimos allí, los que podemos explicar qué pasó, y por qué ocurrió lo que ocurrió, que en realidad no pasó. Yo he escrito una tesis. Olvidaros de ellos, allí donde triunfaron llevaron la sociedad al desastre. Eso dicen los científicos, los intelectuales, los listillos.</p><p><br /></p><p>Pero yo sé que eso es falso. Yo lo certifico. Yo los vi. Yo los toqué. Yo los escuché. No hubo personas en el mundo con más desprecio por la mentira que los viejos de la CNT. Para lo bueno y para lo malo, fueron veraces. Existieron, se organizaron, lucharon, vivieron, rieron y amaron. Todo es posible, ellos lo demostraron. Esa fue su herencia. Para silenciarlos, los tuvieron que matar.</p><p><br /></p><p>Siempre en pie, la CNT.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNPRLXGA5tWRuLeXLs0KLoYASxX3MlVGY0bgLXZX9Q7GQcd7bqyzeb_192yfGsXfOjzke3p4IglrQbeVkVsU2cQXLIJbFKJy7nRxHRbDo2W2EsPHuZkMS8RSfrVq6u1qaM_CeJSQocW9h5cLloKJaIPvnirsdMYbHUHJ_uMVitTQzZtY5FTpLAXqgb/s1122/Los%20viejos%20de%20la%20CNT%201.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1122" data-original-width="793" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNPRLXGA5tWRuLeXLs0KLoYASxX3MlVGY0bgLXZX9Q7GQcd7bqyzeb_192yfGsXfOjzke3p4IglrQbeVkVsU2cQXLIJbFKJy7nRxHRbDo2W2EsPHuZkMS8RSfrVq6u1qaM_CeJSQocW9h5cLloKJaIPvnirsdMYbHUHJ_uMVitTQzZtY5FTpLAXqgb/w450-h640/Los%20viejos%20de%20la%20CNT%201.jpg" width="450" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilNPGi4Nnj87LSQQCJQx4PxgMz4JT17E1oRMl_IGcW6D2oXTUuKSDYDHpufaWItntODNO2gyVSpVzk3eXhtSbWttSSTuGnKFH1z54_KvBW21seRLfLmTH2SIeY-F0hPBLp_CNCtEFri0dHiO12MtJmD5sYaOh88Rlq5L0XMtuTHSCDAC0paZoORW5C/s1122/Los%20viejos%20de%20la%20CNT%202.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1122" data-original-width="793" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilNPGi4Nnj87LSQQCJQx4PxgMz4JT17E1oRMl_IGcW6D2oXTUuKSDYDHpufaWItntODNO2gyVSpVzk3eXhtSbWttSSTuGnKFH1z54_KvBW21seRLfLmTH2SIeY-F0hPBLp_CNCtEFri0dHiO12MtJmD5sYaOh88Rlq5L0XMtuTHSCDAC0paZoORW5C/w450-h640/Los%20viejos%20de%20la%20CNT%202.jpg" width="450" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_PI4Vqsa0OcKv4LbrhYWa7QYzonU79mSrCI7mevaw4SH4lXeMWEzx5zNmVPrGkiCq-zp680qfUM1esjo8V8L-HcQPIzR9qSeKMfCyqDALC_Vr00U1RycG21N8vroXN5RPD4Qo-AzIn02vRY_IxA2QvTCFgxWu0-GrEHDj6JQb-s80TJVcHMy2eHFZ/s1238/Los%20viejos%20de%20la%20CNT%203.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1238" data-original-width="900" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_PI4Vqsa0OcKv4LbrhYWa7QYzonU79mSrCI7mevaw4SH4lXeMWEzx5zNmVPrGkiCq-zp680qfUM1esjo8V8L-HcQPIzR9qSeKMfCyqDALC_Vr00U1RycG21N8vroXN5RPD4Qo-AzIn02vRY_IxA2QvTCFgxWu0-GrEHDj6JQb-s80TJVcHMy2eHFZ/w464-h640/Los%20viejos%20de%20la%20CNT%203.jpg" width="464" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiq3aup5s1ssEwgFed825j6RKCGR9trG5EEFlDbakBURLHIK7ICZc0wkDpnaumCDNgM2r2sGKQl1nFJA0w1ap-ab9nbHpgxSt8kobyFuzZcENnVK_rHSf0F8i1oHGuwslw04ft5P42tA8V2SasZSgZhFBCQKIVfX0WjMi25wSr2H3EA7we4UiN2BIFf/s1238/Los%20viejos%20de%20la%20CNT%204.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1238" data-original-width="900" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiq3aup5s1ssEwgFed825j6RKCGR9trG5EEFlDbakBURLHIK7ICZc0wkDpnaumCDNgM2r2sGKQl1nFJA0w1ap-ab9nbHpgxSt8kobyFuzZcENnVK_rHSf0F8i1oHGuwslw04ft5P42tA8V2SasZSgZhFBCQKIVfX0WjMi25wSr2H3EA7we4UiN2BIFf/w464-h640/Los%20viejos%20de%20la%20CNT%204.jpg" width="464" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrMjzlljw2gEcA_XYj4JQWu2_JFIyQZy6F23TYIudnparM-agIwE78aEQ7NiVtNg1KRGX7V7qWlz96GVcg1SPZF4n2GzBUf62mZy0eEIOXFXvKZp06ILh9SfHzTuIj1IOajZYHAaHqNrJaAGQCEh6Xm2jqnHV2KhpRotMI4BVbbRqNQGy0y6w92cSg/s1238/Los%20viejos%20de%20la%20CNT%205.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1238" data-original-width="900" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrMjzlljw2gEcA_XYj4JQWu2_JFIyQZy6F23TYIudnparM-agIwE78aEQ7NiVtNg1KRGX7V7qWlz96GVcg1SPZF4n2GzBUf62mZy0eEIOXFXvKZp06ILh9SfHzTuIj1IOajZYHAaHqNrJaAGQCEh6Xm2jqnHV2KhpRotMI4BVbbRqNQGy0y6w92cSg/w464-h640/Los%20viejos%20de%20la%20CNT%205.jpg" width="464" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilIJl6YML5No6ajuP5RoP_uUxrqmEeaCD9Uq_mnv9U1-G0Qv9kbAFEt1sdR2eHqorfFX--1nLct5yZktkC_oVJmeBLzMqA2pCvABCtg0gyxjELve81LNU81E0YMzmnG51CZPI00ybIT5LtXU9M9Mxd5Xz6G2NquAnSuxDBdirTAaBszPNdGdMJAlsz/s1273/Los%20viejos%20de%20la%20CNT%206.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1273" data-original-width="900" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilIJl6YML5No6ajuP5RoP_uUxrqmEeaCD9Uq_mnv9U1-G0Qv9kbAFEt1sdR2eHqorfFX--1nLct5yZktkC_oVJmeBLzMqA2pCvABCtg0gyxjELve81LNU81E0YMzmnG51CZPI00ybIT5LtXU9M9Mxd5Xz6G2NquAnSuxDBdirTAaBszPNdGdMJAlsz/w450-h640/Los%20viejos%20de%20la%20CNT%206.jpg" width="450" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><span><a name='more'></a></span><p>Este texto (y cómic) han sido publicados en el número 61 de la revista <b>Desde el Confinamiento</b>, <b><i>Los viejos de la CNT</i></b>, que puede descargarse gratuitamente <a href="https://mega.nz/file/mtRnwaZa#X_UOGxFL3Mp5p15nw1iixKIq3ofuPgeNGXPgjXr3mL0" target="_blank">aquí</a>.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXaM4ZtkVtyQShASf2dEyTBCQYpxTpRKdzv-rHZHw0va75srxpyxiT0qlxtcxBuK5na0kyWddiSpafIZIFD6pRLyAMFKWxqqoYyhkHnGmYVPqdVyI_pCIBx0iuEI1gZ_cdhoPyQhbOiDYDFG2T6NTyILt5F9CH1q8Z82UaUvGn1GLH4UZT_LxSD6ZY/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="465" data-original-width="700" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXaM4ZtkVtyQShASf2dEyTBCQYpxTpRKdzv-rHZHw0va75srxpyxiT0qlxtcxBuK5na0kyWddiSpafIZIFD6pRLyAMFKWxqqoYyhkHnGmYVPqdVyI_pCIBx0iuEI1gZ_cdhoPyQhbOiDYDFG2T6NTyILt5F9CH1q8Z82UaUvGn1GLH4UZT_LxSD6ZY/w640-h424/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-75987529834499526502022-06-30T21:47:00.002+02:002022-08-23T08:22:04.790+02:00El Poder, por León Tolstoi<p><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU3bYQ6-gvAEPCmts8WeoLAF6H8t39T0de7EuOCBPew1imQacU07k0_tr3hIaaQi-5pYV8vbtBNeJykBkrAuKg1nxDksd8pg0cU1PcmxWBiX0NCChJDY6T6OYIDE4Yh1aQRiy1QJT5dc6auQfvV1SUzjzitJqLUFX_pEw90dyoFpXNTpIIapxx88z6/s700/poder.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="495" data-original-width="700" height="281" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU3bYQ6-gvAEPCmts8WeoLAF6H8t39T0de7EuOCBPew1imQacU07k0_tr3hIaaQi-5pYV8vbtBNeJykBkrAuKg1nxDksd8pg0cU1PcmxWBiX0NCChJDY6T6OYIDE4Yh1aQRiy1QJT5dc6auQfvV1SUzjzitJqLUFX_pEw90dyoFpXNTpIIapxx88z6/w400-h281/poder.jpg" width="400" /></a></b></div><b><br /></b><p><i><a href="https://www.irancartoon.com/site/gallery/gallery-of-cartoons-by-medi-belortaja-from-albania" target="_blank">Ilustraciones de Medi Belortaja </a></i></p><p><br /></p><p>La concepción social de la vida consiste, sabido es, en que el sentido de la vida es transportado de la personalidad al grupo en sus diversos grados: familia, tribu, raza, Estado.</p><p><br /></p><p>Según esta concepción, resulta que, como el sentido de la vida reside en la agrupación de las personalidades, estas personalidades sacrifican voluntariamente sus intereses a los del grupo. Es lo que se ha producido y se produce aún realmente en ciertas formas del grupo, en la familia o en la tribu, en la raza y aun en el Estado patriarcal. A consecuencia de costumbres transmitidas por la educación y confirmadas por la sugestión religiosa, las personalidades subordinan sus intereses a los del grupo y los sacrifican a la comunidad sin ser obligados a ello. Pero, cuanto más las sociedades llegaban a ser complicadas, cuanto más grandes se hacían, cuanto más aumentaban en miembros nuevos por la conquista, más se afirmaba la tendencia de las personalidades a perseguir su, interés personal, en detrimento del interés general; y más entonces el Poder debía recurrir a la violencia para dominar a esas personalidades rebeldes. Los defensores de la concepción social tratan de ordinario de confundir la noción del Poder, es decir, la violencia con la noción de la influencia moral, pero está confusión es absolutamente imposible.</p><p><br /></p><p>La influencia moral obra sobre los deseos mismos del hombre y los modifica en el sentido de lo que se le exige. El hombre que sufre la influencia moral obra según sus deseos. Mientras que el Poder, en el sentido corriente de esta palabra, es un medio de obligar al hombre a obrar contrariamente a sus deseos. El hombre sometido al Poder no obra como él quiere, sino como es obligado a hacerlo; y solamente por la violencia física, es decir, el encarcelamiento, la tortura, la mutilación, o por la amenaza de esos castigos, es como se puede obligar al hombre a hacer lo que no quiere. En eso es en lo que consiste y ha consistido siempre el Poder.</p><p><br /></p><p>A pesar de los esfuerzos continuos de los gobernantes por ocultarlo y por dar al Poder una significación distinta, es para el hombre una cuerda, una cadena con que será agarrotado y arrastrado, el knut con que será magullado, el machete o el hacha que le cortarán los brazos, las piernas, la nariz, las orejas, la cabeza; y eso era así bajo Nerón y Gengis Kan, y eso es así todavía hoy bajo el gobierno más liberal, el de la República americana o el de la República francesa. El pago de los impuestos, el cumplimiento de los deberes sociales, la sumisión a los castigos, cosas todas que parecen voluntarias, tienen siempre en el fondo el temor de una violencia.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgr6cgXj_qFpoI5RlvTRvkFYrN8jNLUTb3BdQmOtIBqJSqL6E6gHuPdmaoBa-mIf3xxDECGsYgTJpeZy2mrKP9-Rreg6FaiU3kHFw8IFRj9ZbywQ40H9KAhqYmBknS7JMieP0ncXv8JNV3c-13VIONud_yMeU8NitEI-g_PnwLg7vKjFVV_p2LLiwGv/s800/poder7.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="573" data-original-width="800" height="286" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgr6cgXj_qFpoI5RlvTRvkFYrN8jNLUTb3BdQmOtIBqJSqL6E6gHuPdmaoBa-mIf3xxDECGsYgTJpeZy2mrKP9-Rreg6FaiU3kHFw8IFRj9ZbywQ40H9KAhqYmBknS7JMieP0ncXv8JNV3c-13VIONud_yMeU8NitEI-g_PnwLg7vKjFVV_p2LLiwGv/w400-h286/poder7.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>La base del Poder es la violencia física; y la posibilidad de hacer sufrir a los hombres una violencia física es debida sobre todo a individuos mal organizados: de tal modo que obran de acuerdo aunque sometiéndose a una sola voluntad. Estas uniones de individuos armados que obedecen a una voluntad única forman el ejército. El Poder se encuentra siempre en manos de los que mandan el ejército, y siempre todos los jefes de Poder, desde los césares romanos hasta les emperadores rusos y alemanes, se preocupan del ejército más que de cualquier otra cosa, y no favorecen sino a él, sabiendo que, si él está con ellos, el Poder les está asegurado.</p><p><br /></p><p>Esta composición y esta fuerza del ejército, necesarias a la garantía del Poder, son las que han introducido en la concepción social de la vida el germen desmoralizador.</p><p><br /></p><p>El fin del Poder y su razón de ser están en la limitación de la libertad de los hombres que querrían poner sus intereses personales por encima de los intereses de la sociedad. Pero, sea el Poder adquirido mediante el ejército, por herencia o por elección, los hombres que lo poseen no se distinguen en nada de los demás hombres y, como ellos, son impelidos a no subordinar su interés al interés general; al contrarío. Cualesquiera que sean los medios empleados, no se ha podido, hasta el presente, realizar el ideal de no confiar el Poder sino a hombres infalibles, o solamente de arrebatar a los que lo detentan la posibilidad de subordinar a los suyos los intereses de la sociedad.</p><p><br /></p><p>Todos los procedimientos conocidos: el derecho divino, la elección, la herencia, dan los mismos resultados negativos. Todo el mundo sabe que ninguno de esos procedimientos es capaz de asegurar la transmisión del Poder sólo a los infalibles, o aun de impedir el abuso del Poder. Todo el mundo sabe que al contrario, los que lo poseen -sean soberanos, ministros, gobernadores o agentes de policía- son siempre, porque tienen el Poder, más inclinados a la inmoralidad, es decir, a subordinar los intereses generales a sus intereses particulares, que los que no tienen el Poder. Eso, por lo demás, no puede ser de otro modo.</p><p><br /></p><p>La concepción social no podía justificarse sino en tanto que los hombres sacrificaban voluntariamente su interés a los intereses generales; pero, tan pronto como hubo entre ellos quienes no sacrificaban voluntariamente su interés, se sintió la necesidad del Poder, es decir, de la violencia, para limitar su libertad, y entonces ha penetrado en la concepción social y en la organización que de ella resulta el germen desmoralizador del Poder, es decir, de la violencia de unos sobre otros.</p><p><br /></p><p>Para que la dominación de unos sobre otros alcanzara su fin, para que pudiese limitar la libertad de los que hacen pasar sus intereses privados antes que los de la sociedad, el Poder hubiera debido encontrarse en manos de hombres infalibles, como se supone que está entre los chinos, o como se ha creído que estaba en la Edad Media y como creen que está todavía hoy los que tienen fe en la gracia de la unción. Sólo en esas condiciones podía comprenderse la organización social.</p><p><br /></p><p>Pero como eso no existe, como, al contrario, los hombres que tienen el Poder están siempre muy lejos de ser santos, precisamente porque tienen el Poder, la organización social basada sobre la autoridad no puede ya ser justificada.</p><p><br /></p><p>Aun si hubo un tiempo en que, a consecuencia de la baja del nivel moral y de la disposición de los hombres a la violencia, la existencia del Poder ha ofrecido alguna ventaja, por ser la violencia de la autoridad menor que la de los particulares, es evidente que esta ventaja no podía ser eterna. Cuanto más la tendencia de las personalidades a la violencia disminuía, cuanto más las costumbres se endulzaban, cuanto más el Poder se desmoralizaba a consecuencia de su libertad de acción, más esta ventaja desaparecía.</p><p><br /></p><p>Este cambio de la relación entre el desenvolvimiento moral de las masas y la desmoralización de los gobiernos es toda la historia de los últimos dos mil años.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh44dAQuWy5sHa9WaY2BgT4OJu_s4YMkiOQN5ithedL3nN6_Lxyiu2xYjE5I7VeKmtfHkOdbOHyU8dikeI-iDVMWkKnEWPXEM2Tt4VjDDoy1mXUo908lTz-yl0gNyAzykw8p6NDfO9Q6mqZAZVTMs-Jl0n25TZXK8T3XwjKCqXLWE8wje0PBHl5VpVd/s1133/poder11.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1133" data-original-width="800" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh44dAQuWy5sHa9WaY2BgT4OJu_s4YMkiOQN5ithedL3nN6_Lxyiu2xYjE5I7VeKmtfHkOdbOHyU8dikeI-iDVMWkKnEWPXEM2Tt4VjDDoy1mXUo908lTz-yl0gNyAzykw8p6NDfO9Q6mqZAZVTMs-Jl0n25TZXK8T3XwjKCqXLWE8wje0PBHl5VpVd/w281-h400/poder11.jpg" width="281" /></a></div><br /><p><br /></p><p>He aquí simplemente como las cosas han pasado:</p><p><br /></p><p>Los hombres vivían en familias, en tribus, en ramo, provocándose, violentándose, despojándose, matándose. Esas violencias se cometían en grande y en pequeño: individuo contra individuo, familia contra familia, tribu contra tribu, raza contra raza, pueblo contra pueblo. El grupo más numeroso, el más fuerte, se apoderaba del más débil, y, cuanto más fuerte llegaba a ser, más las violencias interiores disminuían, y más la duración de la vida del grupo parecía asegurada.,</p><p><br /></p><p>Los miembros de la familia o de la tribu reunidos en un solo grupo son menos hostiles unos para otros, y la familia o la tribu no mueren como el individuo aislado. Entre los miembros de un Estado sometido a una sola autoridad, la lucha entre personalidades parece más débil aún y la duración del Estado más segura.</p><p><br /></p><p>Estas reuniones en grupos cada vez más grandes se han producido no porque los hombres han tenido conciencia de encontrar en ellas una ventaja, como se cuenta en la leyenda del llamamiento de los Varegas en Rusia, sino a causa del aumento de las poblaciones y a consecuencia de las luchas y de las conquistas.</p><p><br /></p><p>Después de la conquista, en efecto, el poder del conquistador hace desaparecer las disensiones intestinas, y la concepción social de la vida recibe su justificación. Pero esta justificación sólo es provisional. Las disensiones intestinas no desaparecen sino en razón de una presión más fuerte del Poder sobre las personalidades que estaban en hostilidad. La violencia de la lucha interior, ahogada por el Poder, renace en el Poder mismo. Este se encuentra en manos de hombres que, como todos los demás, están inclinados a sacrificar el bien general a su bien particular, con la diferencia de que los violentados no pueden resistirle, y de que sufren la influencia desmoralizadora del Poder. Por eso es por lo que el mal de la violencia, pasando al Poder, no cesa, de aumentar y llega a ser mayor que el de que el Poder ha sido el remedio. Y eso, mientras que en los miembros de la sociedad las tendencias a la violencia se debilitan cada vez más, y que la violencia del Poder llega a ser por consiguiente cada vez menos necesaria.</p><p><br /></p><p>El poder gubernamental, aun si hace desaparecer las violencias interiores, introduce siempre en la vida de los hombres violencias nuevas, cada vez más grandes siempre, en razón de su duración y de su fuerza. De suerte que, si la violencia del Poder es menos evidente que la de los particulares, porque se manifiesta no por la lucha, sino por la opresión, no existe menos y las más de las veces en un grado más elevado.</p><p><br /></p><p>Y eso no puede ser de otro modo, porque, además de que el Poder corrompe a los hombres, los cálculos o aun la tendencia inconsciente de los que lo poseen tendrán siempre por objetivo el mayor debilitamiento posible de los violentados, puesto que cuanto más débiles son, menos esfuerzos hacen falta para dominarlos.</p><p><br /></p><p>Por eso es por lo que la violencia aumenta siempre hasta el límite extremo que puede alcanzar sin matar la gallina que pone los huevos de oro. Y, si esta gallina no pone ya, corno los indios de América, los fueguinos o los negros, se mata a pesar de las sinceras protestas de los filántropos.</p><p><br /></p><p>La mejor confirmación de esto es la situación de los obreros de nuestra época, que lo cierto es que no son más que siervos.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgP3PsBodYY_10ZGvAaOKKLckWT_MlR4ba1DEc--TYkDBl9R7u9bbWDIMncpROpwF7FmS7iPax-_FOugtO9LQSDIBJUKYisgGt0H1VAi8BOT-mH0iH8KbxadGiHXgZOc1ByBVHuygTIf5NV8rwiE_DdbjK1OOYf_0MNao75qYizvJXoMPMMJtuVWQ1c/s871/poder5.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="871" data-original-width="700" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgP3PsBodYY_10ZGvAaOKKLckWT_MlR4ba1DEc--TYkDBl9R7u9bbWDIMncpROpwF7FmS7iPax-_FOugtO9LQSDIBJUKYisgGt0H1VAi8BOT-mH0iH8KbxadGiHXgZOc1ByBVHuygTIf5NV8rwiE_DdbjK1OOYf_0MNao75qYizvJXoMPMMJtuVWQ1c/w320-h400/poder5.jpg" width="320" /></a></div><br /><p><br /></p><p>A pesar de los supuestos esfuerzos de las clases superiores por mejorar la suerte de los trabajadores, éstos son sometidos a una ley de hierro, inmutable que no les concede sino lo estricto necesario, a fin de que estén siempre obligados al trabajo conservando justo la suficiente fuerza para trabajar en provecho de sus amos, cuya dominación recuerda la de los conquistadores de antaño.</p><p><br /></p><p>Eso ha sido siempre así. Siempre, a medida del aumento y de la duración del Poder, las ventajas para los que estaban sometidos a él disminuían, y los inconvenientes aumentaban.</p><p><br /></p><p>Eso ha sido y eso es, independientemente de las formas gubernamentales en las cuales viven los pueblos; con la sola diferencia de que en la forma autocrática el Poder está concentrado en las manos de un pequeño número de violentos, y la forma de las violencias es más visible, mientras que en las monarquías constitucionales y la república, como en Francia y en América, el Poder está repartido entre un mayor número de violentos, y la forma en la cual se traduce la violencia es menos sensible; pero su resultado – las desventajas del gobierno más grandes que sus ventajas – y su proceso – debilitamiento de los oprimidos – son siempre los mismos.</p><p><br /></p><p>Tal ha sido y tal es la situación de los oprimidos, pero la ignoraban hasta el presente y, en cuanto a la mayor parte, creían ingenuamente que el gobierno existía para su bien, que sin gobierno estarían perdidos; que no se puede, sin sacrilegio, expresar el pensamiento de vivir sin gobierno; que eso seria una doctrina terrible -¿por qué?- de anarquía y que se presenta acompañada de un séquito de calamidades.</p><p><br /></p><p>Se creía, como en algo absolutamente probado, que puesto que hasta el presente todos los pueblos se han desenvuelto bajo la forma de Estados, esta forma es para siempre la condición esencial del desenvolvimiento de la humanidad.</p><p><br /></p><p>Así es como eso ha continuado centenares y millares de años, y los gobernantes se han esforzado siempre y se esfuerzan aún por mantener a los pueblos en este error.</p><p><br /></p><p>Eso pasaba así bajo los emperadores romanos, y eso pasa aún así en nuestros días, aunque la idea de la inutilidad y aun de los inconvenientes del Poder penetra cada vez más en la conciencia de las masas, y eso pasaría así eternamente si los gobiernos no se encontraran en la obligación de aumentar continuamente sus ejércitos para mantener su autoridad.</p><p><br /></p><p>Se cree generalmente que los gobiernos aumentan los ejércitos únicamente para la defensa exterior del país, cuando los ejércitos les son sobre todo necesarios para su propia defensa contra los súbditos oprimidos y reducidos a esclavitud.</p><p><br /></p><p>Eso ha sido siempre necesario y eso llega a serlo cada vez más a medida que se extiende la instrucción, a medida que las relaciones entre los pueblos y entre los habitantes de un mismo país llegan a ser más fáciles, y sobre todo a causa del movimiento comunista, socialista, anarquista y obrero en general. Los gobiernos lo sienten y aumentan la fuerza de sus ejércitos.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2e-zGuFnBum3HAD7FFrB4VwUncboPpb5PXrkbLpRoiSTvUSR7w9ZLJhd7sDojVfZAaAntXwStgiuSeUyq5hv2DxO4N_x8FkhU1HDjoR6XCKtYYEN153AF5JXsx95cVM4X3XqpRdSrImWTPwcHRbAsL1XB39X8BT-t2ec-_gjcuj0EmiKozIancjz_/s800/poder6.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="570" data-original-width="800" height="285" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2e-zGuFnBum3HAD7FFrB4VwUncboPpb5PXrkbLpRoiSTvUSR7w9ZLJhd7sDojVfZAaAntXwStgiuSeUyq5hv2DxO4N_x8FkhU1HDjoR6XCKtYYEN153AF5JXsx95cVM4X3XqpRdSrImWTPwcHRbAsL1XB39X8BT-t2ec-_gjcuj0EmiKozIancjz_/w400-h285/poder6.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>No hace mucho, en el Reichstag alemán, respondiendo a la interpelación que preguntaba por qué se tenía necesidad de fondos para aumentar el sueldo de los suboficiales, el canciller declaró francamente que hacían falta suboficiales seguros para luchar contra el socialismo. El canciller no hizo sino decir en voz alta lo que cada cual sabe en el mundo político, pero lo que se oculta cuidadosamente al pueblo. Por el mismo motivo se formaban guardias suizos para los reyes de Francia y para los papas, y todavía hoy, en Rusia, es mezclan con tanto cuidado los reclutas, de modo que los regimientos que tienen guarnición en el centro se componen de soldados pertenecientes a las provincias fronterizas, y recíprocamente.</p><p><br /></p><p>El sentido del discurso del canciller alemán, traducido en lengua vulgar, es que el dinero es necesario no contra el enemigo exterior, sino para comprar suboficiales dispuestos a marchar contra los trabajadores oprimidos.</p><p><br /></p><p>El canciller ha dicho involuntariamente lo que todo el mundo sabe muy bien o lo que sienten los que no lo saben, a saber: que el orden de cosas actual es tal no porque debe ser así naturalmente, no porque el pueblo quiere que sea así, sino porque el gobierno lo mantiene así por la violencia, apoyado en el ejército con sus suboficiales y sus generales comprados.</p><p><br /></p><p>Si el trabajador no tiene tierra, si está privado del derecho más natural, el de extraer del suelo su subsistencia y la de su familia, no es en modo alguno porque el pueblo lo quiere así, sino porque cierta clase, los hacendados, tiene el derecho de admitir en él, o de no admitir, al trabajador. Y este orden de cosas contra naturaleza es mantenido por el ejército. Si las inmensas riquezas amontonadas por el trabajo son consideradas como pertenecientes no a todos, sino a algunos; si la deducción de los impuestos y su empleo son abandonados a la voluntad de algunas personalidades; si las huelgas de los obreros son reprimidas, y las de los capitalistas protegidas; si algunos hombres pueden elegir los procedimientos de educación (religiosa o laica) de los niños; si algunos hombres tienen el privilegio hacer leyes a las cuales todos los demás deben someterse, y de disponer así de los bienes y de la vida de cada uno, todo eso tiene lugar no porque el pueblo lo quiere y porque eso debe ser naturalmente, sino porque los gobiernos y las clases dirigentes lo quieren así para su provecho y lo imponen por medio de una violencia material.</p><p><br /></p><p>Cada cual lo sabe o, si no lo sabe, lo aprenderá a la primera tentativa de rebeldía o de transformación de este orden de cosas.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj02py5S-fxWA4-PCm0baiqjusuebApAfn-wQ_Iyq_pssWhnT3kb3UoTJ2WzcMKey9QCzGjbkkQR4E2luLaV7EWaXGGZ2QKaxMH2o0NUou1QJ_xGBIxikjnMmZeGbSe9HBpRsb-Apf7sP2qkn7Rd5Sbv3npE4xv_XrWOsgqyMXRow11NzjY9eIs3cB5/s800/poder9.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="568" data-original-width="800" height="284" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj02py5S-fxWA4-PCm0baiqjusuebApAfn-wQ_Iyq_pssWhnT3kb3UoTJ2WzcMKey9QCzGjbkkQR4E2luLaV7EWaXGGZ2QKaxMH2o0NUou1QJ_xGBIxikjnMmZeGbSe9HBpRsb-Apf7sP2qkn7Rd5Sbv3npE4xv_XrWOsgqyMXRow11NzjY9eIs3cB5/w400-h284/poder9.jpg" width="400" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Pero no hay un solo gobierno. Existen otros a su lado, que dominan igualmente por la violencia y que están siempre dispuestos a arrebatar al vecino el producto de sus súbditos ya reducidos a la esclavitud. Por eso es por lo que cada uno de ellos tiene necesidad de un ejército no solamente para mantenerse en el interior, sino también para defender su botín contra los vecinos rapaces. Los Estados están, pues, reducidos a rivalizar en el aumento de sus ejércitos, y este aumento el contagioso, como lo ha hecho, notar Montesquieu va para dos siglos.</p><p><br /></p><p>Todo aumento de efectivos dirigido por un Estado contra sus súbditos llega a ser inquietante para el Estado vecino, y le obliga a reforzar él también su ejército.</p><p><br /></p><p>Si los ejércitos se enumeran hoy por millones de hombres, no es solamente porque cada Estado ha sido amenazado por sus vecinos, sino sobre todo porque le ha sido preciso reprimir las tentativas de rebeliones interiores. Lo uno es el resultado de lo otro: el despotismo de los gobiernos aumenta con su fuerza y sus éxitos exteriores, y sus disposiciones agresivas aumentan con su despotismo interior.</p><p><br /></p><p>Esta rivalidad en los armamentos ha llevado a los gobiernos europeos a la necesidad de establecer el servicio universal, único que procura el mayor número de soldados con el menor gasto posible. Alemania fue la primera en tener esa idea, y las otras naciones la han seguido. Y entonces todos los ciudadanos han sido llamados bajo las armas para mantener las injusticias que se cometen entre ellos, de suerte que los ciudadanos so han convertido en sus propios tiranos.</p><p><br /></p><p>El servicio universal es una necesidad lógica a la cual se debía llegar, pero es también la última expresión de la contradicción interior de la concepción social, contradicción que se ha revelado cuando ha hecho falta para su sostén recurrir a la violencia.</p><p><br /></p><p>En el servicio universal esta contradicción ha llegado a ser evidente. En efecto, el sentido de la concepción social consiste en que el hombre, teniendo conciencia de la barbarie de la lucha entre personalidades y de la falta de seguridad, ha transportado el sentido de la vida a la asociación de las personalidades. Con el servicio universal, acontece que los hombres, habiendo hecho todos los sacrificios posibles para evitar las crueldades de la lucha y la instabilidad de la vida, son llamados a pesar de todo a correr todos los peligros que han creído evitar, y que, además, la asociación -el Estado- a la cual han sacrificado sus intereses personales, corre los mismos peligros de muerte que amenazaban antes al individuo aislado.</p><p><br /></p><p>Los gobiernos debían evitar a los hombres la lucha entre individuos y darles la certidumbre de la inviolabilidad del régimen adoptado; en lugar de eso exponen al individuo a los mismos peligros, con la diferencia de que en vez de una lucha entre personalidades del mismo grupo, hay una lucha entre grupos.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3b3l3stLT3xqF1gUIQRAOn3CO7A8O_rHg_uf8kajcIR2pNRUYSPFiXeN-MWTHbOw1NtECf0VVDZiFCHofZJXRVEGkBncJohOQDZRg9VQMGoABygELdF9X37bEd0szxfpAdhWWRWTWLq_SExpFOAgh7j0LD6d9iSm9Xa65mrM04iOAfjL2HthB_8kJ/s812/poder2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="812" data-original-width="700" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3b3l3stLT3xqF1gUIQRAOn3CO7A8O_rHg_uf8kajcIR2pNRUYSPFiXeN-MWTHbOw1NtECf0VVDZiFCHofZJXRVEGkBncJohOQDZRg9VQMGoABygELdF9X37bEd0szxfpAdhWWRWTWLq_SExpFOAgh7j0LD6d9iSm9Xa65mrM04iOAfjL2HthB_8kJ/w345-h400/poder2.jpg" width="345" /></a></div><br /><p><br /></p><p>El establecimiento del servicio universal hace pensar en un hombre que, para que su casa no se hunda, la llenara de tal modo de soportes, de puntales, de vigas y de tablas, que no llegara a conservarla sino haciéndola absolutamente inhabitable.</p><p><br /></p><p>Del mismo modo el servicio universal hace nulas todas las ventajas de la vida social que es llamado a defender.</p><p><br /></p><p>Las ventajas de la vida social consisten en la seguridad de la propiedad y del trabajo y en la posibilidad de una mejora general de las condiciones de la vida. Ahora bien; el servicio universal destruye todo eso.</p><p><br /></p><p>Los impuestos percibidos para los gastos militares absorben la mayor parte del producto del trabajo que el ejército debe defender.</p><p><br /></p><p>La incorporación al servicio de todos los hombres válidos compromete la posibilidad del trabajo mismo. Las amenazas de guerra, siempre pronta a estallar, hacen inútiles y vanas todas las mejoras de las condiciones de la vida social.</p><p><br /></p><p>Si antiguamente se había dicho al hombre que sin el Estado estaría expuesto a los ataques de los malhechores, de los enemigos interiores y exteriores, que tendría que defenderse solo contra todos, que su vida estaría amenazada, que, por consiguiente, era ventajoso para él someterse a algunas privaciones para evitar esas desgracias, el hombre podía creer en ello, puesto que el sacrificio que hacía al Estado le daba la esperanza de una vida tranquila en un orden de cosas que no podía desaparecer. Pero hoy que sus sacrificios han duplicado y que las ventajas que podía esperar de ellos han desaparecido, es natural que cada cual se pregunte si su sumisión al Estado no es absolutamente inútil.</p><p><br /></p><p>Pero no es en este hecho donde reside la significación fatal del servicio militar como manifestación de la contradicción que encierra la concepción social. La manifestación principal de esta contradicción consiste en que, con el servicio obligatorio, todo ciudadano llega a ser el sostén del orden de cosas actual y participa en todos los actos del Estado sin reconocer su legitimidad.</p><p><br /></p><p>Los gobiernos afirman que los ejércitos son necesarios en todas partes para la defensa exterior. Es falso. Son necesarios sobre todo contra los ciudadanos mismos, y cada soldado participa a pesar suyo en las violencias del Estado sobre los ciudadanos.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmwdQnJ68BFX3va1ksXexhusIVMbmN0uCLXb7D8CMcRI5FTwjLaYTgXEu3QVhsiG7fYB7rjka2bPYFbKQfNQPXfKJyKg0he5wO2Y4XV05Wp5Aloouu9DPTu5lXpci-hCGvNByy9wNQyUD2bFvGijmomJpq3DGo9tjnD10XeJQ7hc0X3Rwfbrp0GlIS/s800/poder8.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="565" data-original-width="800" height="281" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmwdQnJ68BFX3va1ksXexhusIVMbmN0uCLXb7D8CMcRI5FTwjLaYTgXEu3QVhsiG7fYB7rjka2bPYFbKQfNQPXfKJyKg0he5wO2Y4XV05Wp5Aloouu9DPTu5lXpci-hCGvNByy9wNQyUD2bFvGijmomJpq3DGo9tjnD10XeJQ7hc0X3Rwfbrp0GlIS/w400-h281/poder8.jpg" width="400" /></a></div><p><br /></p><p><br /></p><p>Para convencerse de esta verdad basta acordarse de lo que se comete en cada Estado, en nombre del orden y de la tranquilidad del pueblo, y de lo cual el ejército es siempre el instrumento. Todas las querellas intestinas de dinastías o de partidos, todas las ejecuciones que acompañan esos disturbios, todas las represiones de revueltas, todas las intervenciones de la fuerza armada para dispersar todas las reuniones o impedir las huelgas, todas las extorsiones de impuesto, todas las trabas a la libertad del trabajo, todo eso es hecho o directamente con la ayuda del ejército, o por la policía apoyada por el ejército. Todo hombre que cumple el servició militar participa en todas esas presiones que a veces le parecen dudosas, pero las más de las veces absolutamente contrarias a su conciencia.</p><p><br /></p><p>¿Cómo, unos hombres se niegan a abandonar la tierra que cultivan de padre a hijo desde varias generaciones, otros no quieren circular como lo exige la autoridad, otros no quieren pagar los impuestos, otros no quieren reconocer como obligatorias leyes que ellos no han hecho, otros no quieren perder su nacionalidad, y yo, cumpliendo el servicio militar, estoy obligado a ir a atacar a esos hombres? Yo no puedo, tomando parte en esas represiones, dejar de preguntarme si son justas o injustas, y si debo concurrir a su ejecución.</p><p><br /></p><p>El servicio universal es el último grado de la violencia necesaria para el sostén de la organización social, el límite extremo que pueda alcanzar la sumisión de los súbditos, la clave cuyo desplome determinará el del edificio entero.</p><p><br /></p><p>Con los abusos crecientes de los gobiernos y su antagonismo, se ha llegado a reclamar de los súbditos no solamente sacrificios materiales, sino también sacrificios morales tales que cada cual se pregunta: ¿Puedo obedecer? ¿En nombre de qué debo yo hacer sacrificios? Esos sacrificios se piden en nombre del Estado. En nombre del Estado se me pide sacrificar todo lo que puede ser querido de un hombre: la felicidad, la familia, la seguridad, la dignidad humana. Pero, ¿qué es ese Estado que reclama sacrificios tan espantosos? ¿En qué nos es necesario?</p><p><br /></p><p>El Estado, se nos dice, es necesario, en primer lugar, porque, sin el Estado, vosotros y yo, todos nosotros estaríamos sin defensa contra la violencia de los malos; en segundo lugar, porque sin el Estado habríamos permanecido salvajes y no habríamos tenido ni religión, ni instrucción, ni educación, ni industria, ni comercio, ni medios de comunicación, ni otras instituciones sociales; y finalmente, porque sin el Estado habríamos corrido el peligro de ser conquistados por los pueblos vecinos.</p><p><br /></p><p><b>“Sin el Estado </b>-se, nos dice-<b> habríamos corrido el peligro de sufrir las violencias de los malos en nuestra propia patria”</b>.</p><p><br /></p><p>Pero, ¿quiénes son esos malos, de la maldad y de la violencia de los cuales nos preservan nuestro Estado y nuestro ejército? Hace tres o cuatro siglos, cuando estábamos orgullosos de nuestros talentos militares y de nuestras armas, cuando matar era una acción gloriosa, había hombres de esa especie, pero hoy no hay ya, y los hombres de nuestro tiempo no llevan armas, y cada uno predica leyes de humanidad, de piedad para el prójimo y desea lo que nosotros deseamos: la posibilidad de una vida tranquila y estable. Eso quiere decir que no hay ya esos violentos contra los cuales el Estado debe protegemos. Y si el Estado debe defendernos contra los hombres que son considerados como criminales, sabemos que éstos no son hombres de una naturaleza distinta, como las fieras entre las ovejas, sino hombres como todos nosotros, que no aman más que nosotros cometer crímenes. Sabemos hoy que las amenazas y los castigos no pueden hacer disminuir el número de esos hombres, y que no será disminuido sino por el cambio del medio y la influencia moral. De suerte que la protección del Estado contra los violentos, si era necesaria hace tres o cuatro siglos, no lo es ya hoy. Ahora es más bien lo contrario lo que es cierto: la acción del gobierno con sus medios crueles de coerción, retrasados sobre el estado de nuestra civilización, tales como las prisiones, los presidios, la horca, la guillotina, concurre a la barbarie de las costumbres mucho más que a su pulimento y, por consiguiente, aumenta más bien que disminuye el número de los violentos.</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQcAXp6GXuzNjEGowQD1MThsC0IxGehWay11UV3j2za5tyIYBcLQOD6LOZiIn71HUUa9nACI_fUHGZoAhkCgfPKp5-Jg1pUKc5bbnTJGGCQ70l73J_Gl4sLTSXGijyJJbdbW5vNBfc84dMWkj-Zw5XKg6i7ggmx4ugqjiPMqcRiT3XcZe8WfHgESrK/s1106/poder10.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1106" data-original-width="800" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQcAXp6GXuzNjEGowQD1MThsC0IxGehWay11UV3j2za5tyIYBcLQOD6LOZiIn71HUUa9nACI_fUHGZoAhkCgfPKp5-Jg1pUKc5bbnTJGGCQ70l73J_Gl4sLTSXGijyJJbdbW5vNBfc84dMWkj-Zw5XKg6i7ggmx4ugqjiPMqcRiT3XcZe8WfHgESrK/w288-h400/poder10.jpg" width="288" /></a></div><br /><p><br /></p><p><b>“Sin el Estado </b>-se nos dice-<b> no habríamos tenido ni religión, ni educación, ni industria, ni comercio, ni vías de comunicación, ni otras instituciones sociales”</b>.</p><p><br /></p><p>Sin el Estado, no habríamos podido organizar las instituciones que nos son necesarias a todos. Pero este argumento habría podido tener algún valor hace también algunos siglos. Si ha habido un tiempo en que los hombres eran tan poco comunicativos, y en que los medios de aproximarse y cambiar ideas faltaban de tal modo que no era posible ponerse de acuerdo para ningún esfuerzo comercial, industrial o económico sin un centro de Estado, esos obstáculos han desaparecido. Las vías de comunicación tan ampliamente desarrolladas y el cambio de las ideas han hecho que, para la formación de las sociedades, de las corporaciones, de los congresos, de las instituciones económicas y políticas, los hombres de nuestro tiempo no solamente pueden pasarse sin los gobiernos, sino que las más de las veces son incomodados por el Estado, que les impide más bien que les ayuda en la realización de sus proyectos.</p><p><br /></p><p>Desde el fin del siglo XVIII, casi cada paso hacia adelante de la humanidad, en lugar de ser estimulado, ha sido entorpecido por los gobiernos. Es lo que ha sucedido en cuanto a la supresión de los castigos corporales, de la tortura, de la esclavitud, así como en cuanto al establecimiento de la libertad de Prensa y de la libertad de reunión. No solamente el gobierno no ayuda, sino que se opone a todo movimiento que podría conducir a nuevas formas de vida. La solución de las cuestiones obreras, agrarias, políticas, religiosas, lejos de ser favorecida, es impedida por la autoridad gubernamental.</p><p><br /></p><p><b>“Sin el Estado y el gobierno</b> -se nos dice- <b>el pueblo habría sido conquistado por los pueblos vecinos”</b>.</p><p><br /></p><p>Inútil responder a este argumento: lleva su refutación en sí mismo. El gobierno y su ejército nos son, se dice, necesarios para defendemos contra los pueblos vecinos que podrían someternos; pero todo eso se dice por todos los gobiernos, en todas las naciones, y sin embargo sabemos muy bien que todos los pueblos de Europa exaltan los principios de la libertad y de la fraternidad. No han de defenderse, pues, los unos contra los otros. Mas, si se habla de los bárbaros, la milésima parte de las tropas en este momento bajo las armas, bastaría para tenerlos a raya. Vemos, pues, justamente lo contrario de lo que se nos dice. No solamente la exageración de las fuerzas militares no nos preserva de los ataques de nuestros, vecinos, sino que ella sola, al contrario, podría ser él motivo de esos ataques.</p><p><br /></p><p>Eso hace que para todo hombre que, por el servicio obligatorio, es llevado a reflexionar sobre el gobierno en nombre del cual se le pide el sacrificio de su reposo, de su seguridad y de su vida, es claro que este sacrificio no está ya justificado por nada hoy.</p><p><br /></p><p>No sólo es evidente que los sacrificios pedidos por el gobierno, no tienen en teoría ninguna razón de ser, sino que aun prácticamente, es decir, ante las penosas condiciones en las cuales el hombre se encuentra por culpa del Estado, cada uno ve forzosamente que para él mismo someterse al servicio militar es a menudo mucho más desventajoso que sería la rebeldía. </p><p><br /></p><span><a name='more'></a></span><p>Este texto ha sido publicado en el número 58 de la revista <b>Desde el Confinamiento</b>, <b><i>El poder</i></b>, que puede descargarse gratuitamente <a href="https://mega.nz/file/Th4nzRLB#hWfAyK-U2sIg7IMBOFETgfFif36B94bwALVNNJRLzaw" target="_blank">aquí</a>.</p><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1mUaZRFFkdPXZa7YwvwubD4qioHPikoYT5clr-2To3pYIYAhA5VD9-2P3-y18KU1djwBbJwpfLcBdk3G-z0Ug-Yuj16oJktSIFttLNgUJfekv3kGL01_i2erZrHpsY94gcsqty2pBJeoabxqJykM_BMv7Bq16QzpHAQawtLisE6NqsP_VJRlZQmBZ/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="465" data-original-width="700" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1mUaZRFFkdPXZa7YwvwubD4qioHPikoYT5clr-2To3pYIYAhA5VD9-2P3-y18KU1djwBbJwpfLcBdk3G-z0Ug-Yuj16oJktSIFttLNgUJfekv3kGL01_i2erZrHpsY94gcsqty2pBJeoabxqJykM_BMv7Bq16QzpHAQawtLisE6NqsP_VJRlZQmBZ/w640-h424/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://mega.nz/file/Th4nzRLB#hWfAyK-U2sIg7IMBOFETgfFif36B94bwALVNNJRLzaw" target="_blank">Enlace Mega para bajarse el ejemplar en PDF</a></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://www.scribd.com/document/584932668/Desde-el-Confinamiento-N-58" target="_blank">Enlace para verlo en Scribd</a></b></div></div></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-49727902634600869692022-05-22T14:58:00.002+02:002022-05-22T14:58:21.898+02:00Anarquistas y antiautoritarios suecos y finlandeses contra la entrada en la OTAN<p><i><a href="https://colectivolibertarioevora.wordpress.com/2022/05/22/anarquistas-e-anti-autoritarios-suecos-e-finlandeses-contra-a-adesao-a-nato/" target="_blank"></a></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipHZwEKKNZCFqaFwEs9V6WzGuwWP85YkstxGb9yCDRzN_O8HIHZHjKKThy_wzx24-k4h3ul_AI0HCp-EihiOPyNkYuqQBmzl2a2dycnOshRvzwE-bosj0FidnYj4BvPiyAIQN4P8lmklwxdFV4KI9n4t2PUlhq1bXwvT3hHbZtZKhKVvRvICLnlAHG/s700/no.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="416" data-original-width="700" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipHZwEKKNZCFqaFwEs9V6WzGuwWP85YkstxGb9yCDRzN_O8HIHZHjKKThy_wzx24-k4h3ul_AI0HCp-EihiOPyNkYuqQBmzl2a2dycnOshRvzwE-bosj0FidnYj4BvPiyAIQN4P8lmklwxdFV4KI9n4t2PUlhq1bXwvT3hHbZtZKhKVvRvICLnlAHG/w400-h238/no.jpg" width="400" /></a></i></div><i><br />22 de mayo de 2022</i><p></p><p><br /></p><p>El anuncio de la solicitud de adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN ha provocado el descontento de grupos y colectivos anarquistas, anarcosindicalistas y antiautoritarios de estos dos países que critican la creciente militarización de Europa.</p><p><br /></p><p>La <a href="https://www.facebook.com/events/788182288833289/?ref=newsfeed" target="_blank">SAC, la Central Anarcosindicalista Sueca</a> fundada en 1910, que agrupa a unos pocos miles de miembros, condena <b><i>“la vil guerra de Rusia contra Ucrania y expresa su solidaridad con el pueblo de Ucrania y con todos los que en Rusia luchan por la paz”</i></b>, pero <b><i>“al mismo tiempo miramos con horror que Suecia se está armando cada vez más y la retórica militarista de Suecia sobre cuestiones de seguridad, centrándose únicamente en la defensa militar y la pertenencia a la OTAN”</i></b>, en lugar de <b><i>“promover la paz y los esfuerzos para mantenerla”</i></b>. La SAC también considera que <b><i>“la OTAN no es una organización de paz, al contrario”</i></b>.</p><p><br /></p><p>En Finlandia, el colectivo <a href="https://www.facebook.com/aryhma/photos/a.359799240770897/4976428149107960/" target="_blank">A-ryhma (Grupo A)</a>, que agrupa a anarquistas y otros antiautoritarios, considera, en un comunicado difundido recientemente, que <b><i>“la mayor parte de la élite finlandesa ha apoyado durante mucho tiempo la pertenencia a la OTAN”</i></b> y que han aprovechado el ataque de Rusia a Ucrania para llevar a cabo la entrada en la organización.</p><p><br /></p><p>Los antiautoritarios finlandeses consideran que Putin está debilitado y que no representa un peligro para Finlandia, pero que unirse a la OTAN puede tener consecuencias, sobre todo porque esta alianza tiene armas nucleares y está dirigida por Estados Unidos, un país para el que <b><i>“atacar y ocupar otros países ha sido parte inherente de su política exterior”</i></b> en las últimas décadas.</p><p><br /></p><p>Afirmando defender la <b><i>“resistencia anarquista ucraniana contra la invasión rusa y las acciones no violentas y violentas de los anarquistas rusos contra la guerra”</i></b>, los libertarios finlandeses apoyan el <b><i>“desarme nuclear multilateral”</i></b> y recuerdan que entrar en la OTAN, de la que Turquía forma parte, podría volverse contra el pueblo kurdo, que Finlandia ha apoyado. <b><i>“Erdogan ha ocupado militarmente el norte de Siria, destruyendo la sociedad kurda y continúa atacando el norte de Irak en un intento de aplastar los intentos kurdos de democracia. Este comportamiento no difiere significativamente del de la Rusia de Putin”</i></b>.</p><p><br /></p><p><a href="https://www.federacaoanarquista.com.br/a-ryhma-se-opoe-a-adesao-da-finlandia-a-otan/">https://www.federacaoanarquista.com.br/a-ryhma-se-opoe-a-adesao-da-finlandia-a-otan/</a></p><p><br /></p><p><a href="https://www.facebook.com/aryhma">https://www.facebook.com/aryhma</a></p><p><br /></p><p><a href="https://www.facebook.com/SAC.Syndikalisterna/">https://www.facebook.com/SAC.Syndikalisterna/</a></p>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-60927904992591130582022-02-08T21:11:00.005+01:002022-03-26T08:32:47.275+01:00Una defensa anarquista de la pornografía<p><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><img border="0" height="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEh2E3ZyE85oUu8Ad_gtXmL8VW3B3echHm5HuNcPGYQbtxfYY1NkvN9Bozi-Om6s-di7Lnw4w4jnG5zBrq3eqpZLnvS9EAMTkRRyQD57z4byzgAov7DxQ3Ovoyzjz0gaaFH9EgVserPp5gttp1qmZreDemOqSbMdX7_LggX1BHDBGVv36AiUM6GqerNJ=s320" width="0" /></b></div><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhVtTU82yKnH91zMhY-0gOimzDMIP69QXE141AKrjwznScGm7kAYHc8K5mopJlNs1BfhOPYJrN_kzMDFbgRs3EhPYf_5G6RJl9pdmTfmcDGWp1LIDE2SfVsylKt48CJNJYXXRh7FuI-CsLrDS5HcZUX6SAs69bf3uu11aZSFuQ07nhSFHcTlsdjE23o=s727" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="727" data-original-width="699" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhVtTU82yKnH91zMhY-0gOimzDMIP69QXE141AKrjwznScGm7kAYHc8K5mopJlNs1BfhOPYJrN_kzMDFbgRs3EhPYf_5G6RJl9pdmTfmcDGWp1LIDE2SfVsylKt48CJNJYXXRh7FuI-CsLrDS5HcZUX6SAs69bf3uu11aZSFuQ07nhSFHcTlsdjE23o=w616-h640" width="616" /></a></b></div><b><br />por Boston Anarchist Drinking Brigade</b><p></p><p><br /></p><p><i><a href="https://theanarchistlibrary.org/library/boston-anarchist-drinking-brigade-an-anarchist-defense-of-pornography" target="_blank">Invierno de 1993</a></i> <i>(publicado en “BAD Broadside #5” by the Boston Anarchist Drinking Brigade (FOB 1323, Cambridge, MA. 02238). Published in Anarchy: A Journal of Desire Armed #35 — Winter ’93)</i></p><p><br /></p><p>La pornografía sigue siendo un tema controvertido, incluso entre los anarquistas, de quienes se podría esperar que estén entre los más firmes defensores de la libre expresión sexual. Sin embargo, muchos anarquistas han criticado la pornografía y algunos han apoyado o participado en el movimiento antipornografía, cuyos miembros no pocas veces se esfuerzan por evitar que quienes deseen ver pornografía puedan hacerlo. Algunos anarquistas en Canadá incluso llegaron a incendiar una tienda de videos sexuales, una actividad que muchos otros anarquistas ignoraron o optaron por no criticar. Mientras tanto, los que defendemos la pornografía y la libertad de expresión, sexual o no, somos tachados de sexistas y reaccionarios. ¿Por qué los supuestos amantes de la libertad y la liberación sexual parecen olvidar sus principios cuando se trata de literatura e imágenes sexualmente explícitas?</p><p><br /></p><p>El movimiento contra la pornografía, incluidos sus miembros y simpatizantes anarquistas, no es monolítico. A algunos les desagradan los libros y las películas consideradas sucias, pero apoyan la libertad de las personas para producir y consumir ese material. Utilizan argumentos y protestas para intentar cambiar las actitudes de aquellos a quienes les gusta la pornografía, alentándolos a abstenerse de consumirla y no apoyan la censura. Otros, incluidos nuevamente algunos anarquistas, sienten que los ataques físicos a las tiendas de pornografía o la censura ordenada por el gobierno son tácticas aceptables en la lucha contra la pornografía. Si bien solo la última posición es censuradora y, por lo tanto, antianárquica, la primera posición, que desprecia las representaciones del sexo, también es problemática en un movimiento que supuestamente favorece la libertad sexual.</p><p><br /></p><p>La pornografía es simplemente una descripción, en palabras o imágenes, de la actividad sexual. La mayoría de las personas consideran que el sexo es una actividad buena y placentera, y mirar pornografía es sexualmente excitante para muchas personas. Las personas en contra de la pornografía suelen decir que las imágenes de mujeres en la pornografía son degradantes y ofensivas para las mujeres. Sin embargo, mientras algunas mujeres ciertamente se sienten ofendidas por las imágenes pornográficas que consideran degradantes, otras mujeres disfrutan de la pornografía. (Véase, por ejemplo, el libro <b>Caught Looking</b> de Kate Ellis, et al, o <b>Writing Sado-masochistic Pornography: A Woman‘s Defense</b>, de Deborah Ryder). Mientras el movimiento anti-pornografía ve a las mujeres como una clase que comparte los mismos objetivos y deseos, las mujeres no son una masa de autómatas que piensan y sienten igual; algunas están a favor de la pornografía y otras están en contra de la pornografía, como pasa con los hombres. Además, las imágenes de mujeres en la pornografía no son más sexistas ni degradantes hacia las mujeres que las imágenes de mujeres en la mayoría de la literatura y los medios visuales, desde novelas hasta películas, televisión y anuncios en revistas. En una sociedad sexista, la mayoría de las imágenes de mujeres contendrán al menos algunas de las actitudes sexistas comunes tanto a mujeres como a hombres. Además, hay pornografía que contiene personajes femeninos que son muy independientes, motivados y preocupados por su propio placer, especialmente en la pornografía S/M donde las mujeres suelen estar en la cima. Lo que molesta a esta gente no es la imagen de la mujer en el porno, que es así en otras partes de la sociedad, sino su explicitud sexual; se sienten incómodos con el sexo.</p><p><br /></p><p>Los activistas contra la pornografía también afirman que la pornografía, con su visión supuestamente degradante de las mujeres, es responsable de las actitudes y acciones de los hombres hacia las mujeres y, por lo tanto, es diferente de otras formas de expresión. Pero, al igual que con otros tipos de escritos e imágenes, la pornografía generalmente muestra lo que la gente quiere ver y con lo que se siente cómoda; no planta ideas extrañas en la mente de las personas. E, incluso en los pocos casos en los que la pornografía muestra ideas nuevas a las personas, siguen siendo solo eso, ideas. Los hombres no violan ni golpean a las mujeres porque lo ven en una película. El sexismo, la violación y las palizas a las mujeres por parte de sus parejas existían mucho antes de la difusión generalizada de la pornografía moderna, y las sociedades con poca o ninguna pornografía no son menos sexistas y violentas que aquellas donde es común.</p><p><br /></p><p>La afirmación de que la pornografía vuelve violentos a los hombres, además de ser inexacta, también se basa en un mito; que la mayoría de la pornografía es violenta. La mayoría de la pornografía se compone de representaciones de sexo no violento, consensuado y mutuamente placentero. Parte de él también contiene sexo sadomasoquista, que, si bien incluye contenidos violentos e implica dolor (aparente), también es consensuado y es mutuamente placentero. Ciertamente hay una pornografía que muestra violaciones u otro tipo de sexo violento y coercitivo, pero es una pequeña porción de la pornografía producida y consumida. Además, al igual que las películas y los libros violentos no sexuales, es simplemente una representación de una fantasía, inventada por el autor o interpretada por actores que lo consienten. El porno violento no es más violencia real que las películas de Halloween.</p><p><br /></p><p>Y si las personas contrarias a la pornografía están realmente preocupadas por la violencia y no por el sexo en la pornografía, ¿por qué protestan solo contra las tiendas de pornografía o destruyen las revistas y tiendas de videos porno, mientras ignoran el películas como Viernes trece y revistas y libros de terror?</p><p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi_8SBX3Ck46jLC5Qi8hk_vgHa5rXDedlnEV90Vm7HOSsTo44jKIFHeGzw9zeAvFZ8N8WDzYAda4X3WZgW-ktzoqgGMR2yRq3Cu2--vDlmY7eBh7XKVNByNP_F9AwrMgCjnzuOHbGFgWy8j45Gz25QfNuU3MEGmiqgaixxia0UK2LtezPNDdLbwsi-K=s425" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="425" data-original-width="350" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi_8SBX3Ck46jLC5Qi8hk_vgHa5rXDedlnEV90Vm7HOSsTo44jKIFHeGzw9zeAvFZ8N8WDzYAda4X3WZgW-ktzoqgGMR2yRq3Cu2--vDlmY7eBh7XKVNByNP_F9AwrMgCjnzuOHbGFgWy8j45Gz25QfNuU3MEGmiqgaixxia0UK2LtezPNDdLbwsi-K=w329-h400" width="329" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Un aspecto de todo el fenómeno de la pornografía que a menudo queda fuera de discusión es el de la pornografía homosexual. Gran parte de la pornografía que se produce hoy en día muestra a hombres teniendo sexo con hombres, y una proporción cada vez mayor muestra relaciones sexuales entre mujeres. Los antiporno tienden a ignorar la pornografía homosexual porque desmiente muchos de sus argumentos. Si las representaciones de encuentros sexuales desiguales entre hombres y mujeres son degradantes para las mujeres, ¿por qué los encuentros igualmente desiguales entre hombres y otros hombres (que son muy comunes en la pornografía exclusivamente masculina, con sus activos y pasivos) no son degradantes para los hombres? Y si son degradantes para los hombres, ¿por qué esa pornografía no es ofensiva para los hombres, especialmente para los pasivos? Y, si hay imágenes sadomasoquistas y con violencia (simulada) en este porno, ¿por qué esto no resulta en violencia generalizada contra los hombres e incluso violaciones de hombres?</p><p><br /></p><p>Nunca se discuten estos temas, ya que la mayoría de las personas que se oponen a la pornografía heterosexual no están dispuestas a hablar, y mucho menos criticar, el porno queer porque no quieren arriesgarse a ser vistos como <i>'homofóbicos'</i> o políticamente incorrectos. Esto se debe al hecho de que la pornografía a menudo ha sido vista, con razón, como liberadora por los hombres homosexuales (y recientemente también por algunas mujeres homosexuales), y es una parte mucho más abierta de la vida convencional para los hombres queer que la pornografía hetero en la sociedad heterosexual. Debido a esta <i>'politización'</i> de la pornografía queer, es probable que cualquier discusión sobre porno homosexual por parte de los contrarios al porno, algunos de los cuales son hombres homosexuales, sea criticada por los liberacionistas homosexuales como <i>'anti-gay'</i> y, por lo tanto, sea suprimida con éxito. Esto es algo desafortunado, ya que tal discusión mostraría las falacias en los argumentos contra la pornografía.</p><p><br /></p><p>Aunque parece extraño que los defensores de la liberación sexual y los anarquistas encuentren ofensiva la pornografía, ciertamente es cierto que las personas tienen gustos diferentes. El hecho de que me guste el porno no significa que a ti te deba hacerlo. Pero, si uno encuentra algo ofensivo, simplemente debe evitarlo y, por lo tanto, evitar sentirse ofendido. Sin embargo, los contrarios al porno no están contentos con esta estrategia cuando se trata de pornografía. Sienten que si los ofende a ellos, debe ofender a los demás, principalmente a las mujeres, y se encargan de proteger a los demás de ello. Además, dado que sienten que lleva a los hombres que aman a las mujeres y que no son violentos por el camino de la violencia y el sexismo, sienten que también deben evitar que los hombres vean pornografía.</p><p><br /></p><p>Como se indicó anteriormente, los enemigos de la pornografía difieren en la estrategia que emplean para lograr estos fines. Si bien aquellos que se basan en argumentos y protestas para influir en otros para evitar la pornografía son preferibles a los censores, sus ideas sobre las personas deberían ser problemáticas para quienes tienen una mentalidad anarquista. Las personas son individuos libres que eligen y toman decisiones basadas en lo que observan, escuchan y experimentan, y son responsables del resultado de estas elecciones. La forma libertaria de tratar con otros individuos libres que eligen ver o leer materiales que uno desaprueba es dejarles ver estos libros o películas y luego discutir el material con ellos y tratar de convencerlos del punto de vista de uno.</p><p><br /></p><p>Más cuestionables para los anarquistas, sin embargo, son los activistas enemigos de la pornografía que son abiertamente defensores de la censura; mientras comparten las opiniones de los enemigos del porno que buscan proteger a otros de la pornografía, estas personas van un paso más allá y usan la fuerza coercitiva para lograr sus fines. Esto es totalmente incompatible con el tipo de sociedad voluntaria buscada por la mayoría de los anarquistas, y debería ser denunciado por todos los amantes de la libertad.</p><p><br /></p><p>La pornografía, como cualquier otra forma de entretenimiento, puede ser buena o mala, según los méritos individuales de cualquier trabajo en particular. Sin embargo, como género literario o cinematográfico, no es ni mejor ni peor, ni más bueno o malo que cualquier otro. Si la pornografía es mala o sexista, la mejor estrategia es criticarla y discutirla con otros, y/o hacer buena pornografía no sexista, no reprimirla. El sexo y su representación son una fuente de placer para muchos y los anarquistas deberían defender, o al menos tolerar, nuestra libertad para disfrutar de ambos. Los censores, incluidos los que dicen ser anarquistas, son enemigos de la libertad, y los anarquistas que los apoyan cuestionan su compromiso con una sociedad libre. </p><div><br /></div><div><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><span><a name='more'></a></span><div><br /></div><div><div>Este texto es parte de un dossier en defensa de la pornografía publicado en el número 53 de la revista <b>Desde el Confinamiento</b>, que puede descargarse gratuitamente <a href="https://mega.nz/file/GtRygR5D#R571ytdlTWr0GqrzIHHPgm4qMbsRyiEWkUGFc-OByAY" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/01/desde-el-confinamiento-n-53-en-defensa.html" target="_blank">aquí</a>.</div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi46paaB6OHIafy0gb5-UosnJt_TYB3vef1CZrNeHlv_MQTVmIk09bEoqfLM9iV2wO6ZwdjsN84HtQEn6QLwx5k8k1O8-MsCpQYu62RQuVBQLNusceXC5U5YO2npNsGu8j2SmYGGhKK0S6UUjzwPh_G6vgH9_uD9S88p2DkaJrNYcTAMsldzEmotj-q=s700" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="349" data-original-width="700" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi46paaB6OHIafy0gb5-UosnJt_TYB3vef1CZrNeHlv_MQTVmIk09bEoqfLM9iV2wO6ZwdjsN84HtQEn6QLwx5k8k1O8-MsCpQYu62RQuVBQLNusceXC5U5YO2npNsGu8j2SmYGGhKK0S6UUjzwPh_G6vgH9_uD9S88p2DkaJrNYcTAMsldzEmotj-q=w640-h320" width="640" /></a></div></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-29476450117944013912022-02-03T18:56:00.004+01:002022-03-26T08:32:40.093+01:00Una defensa feminista de la pornografía<b><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjCEIqi4TJgzPpwQ_0m8nc4XMHtc4Cf5UIcdAgP0gV6-FxuGyz6KP89Thc-Ni4MFr4yEg2Yi-zzPq6wcd3rf7h3uYBK-45IBE2ndzh370R_l_fLKzsn615v60Ju1y9NLM7L1yCB11Tuy8LWyeR_TTkVn-pTbGtjbEUHiAKuzr_HlRo37hegjJbSB274=s652" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="380" data-original-width="652" height="374" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjCEIqi4TJgzPpwQ_0m8nc4XMHtc4Cf5UIcdAgP0gV6-FxuGyz6KP89Thc-Ni4MFr4yEg2Yi-zzPq6wcd3rf7h3uYBK-45IBE2ndzh370R_l_fLKzsn615v60Ju1y9NLM7L1yCB11Tuy8LWyeR_TTkVn-pTbGtjbEUHiAKuzr_HlRo37hegjJbSB274=w640-h374" width="640" /></a></div><br />por Wendy McElroy</b><div><br /></div><div><b><i>“La pornografía beneficia a las mujeres, tanto personal como políticamente”</i></b>. Esta frase abre mi libro <b>XXX: El derecho de una mujer a la pornografía</b> (<i>XXX: A Woman‘s Right to Pornography</i>), y constituye una defensa más extrema de la pornografía de aquella con la que la mayoría de las feministas se sienten cómodas. Llegué a estas posiciones después de años de entrevistar a cientos de trabajadoras sexuales.</div><div><br /></div><div><b>POSICIONES FEMINISTAS</b></div><div><br /></div><div>Las posiciones feministas sobre la pornografía actualmente se dividen en tres categorías generales. La más común, al menos en el mundo académico, es que la pornografía es una expresión de la cultura masculina a través de la cual las mujeres son mercantilizadas y explotadas. Una segunda perspectiva, la posición liberal, combina el respeto por la libertad de expresión con el principio <b><i>“el cuerpo de la mujer, el derecho de la mujer”</i></b> y por lo tanto produce una defensa de la pornografía del tipo <b><i>“No la apruebo, pero todo el mundo tiene el derecho a consumir o producir palabras e imágenes”</i></b>. Un tercer punto de vista, una verdadera defensa de la pornografía, surge de las feministas que han sido etiquetadas como <b><i>“pro-sexo”</i></b> y que argumentan que la pornografía tiene beneficios para las mujeres.</div><div><br /></div><div>Hay poco diálogo entre las tres posiciones. Las feministas anti-pornografía tratan a las mujeres que no están de acuerdo con ellas como víctimas del patriarcado que las ha lavado de cerebro o como apologistas de los pornógrafos. En la antología <b>Sexual Liberals and the Attack on Feminism</b> (1990), la editora Dorchen Leidholdt afirma que las feministas que creen que las mujeres toman sus propias decisiones sobre la pornografía están difundiendo <i><b>“una mentira feliz”</b></i> (p. 131). En el mismo libro, Sheila Jeffreys argumenta que las feministas <i>“pro-sexo”</i> están <i><b>“erotizando el dominio y la subordinación”</b></i>. Wendy Stock acusa a las feministas de la libertad de expresión de identificarse con sus opresores <b><i>“al igual que... los prisioneros de los campos de concentración se identifican con sus carceleros”</i></b> (p. 150). Andrea Dworkin las acusa de llevar a cabo una <b><i>“red criminal de chantaje sexual”</i></b> (p. 136) y sostiene que nadie que defienda la pornografía puede ser feminista.</div><div><br /></div><div>Las feministas liberales que se sienten personalmente incómodas con la pornografía tienden a sentirse intimidadas y calladas. Aquellos que continúan hablando, como la presidenta de la <i>Unión Estadounidense de Libertades Civiles</i>, Nadine Strossen (<b>Defending Pornography</b>), son ignoradas. Por ejemplo, Catharine MacKinnon se ha negado en repetidas ocasiones a compartir escenario con Strossen o cualquier mujer que defienda el porno. Las feministas <i>“pro-sexo”</i>, muchas de las cuales son trabajadoras sexuales actuales o anteriores, a menudo responden con ira, en lugar de argumentos.</div><div>Retirando las emociones, ¿cuáles son las preguntas clave que plantea cada perspectiva feminista?</div><div><br /></div><div><b>FEMINISMO ANTI-PORNO</b></div><div><br /></div><div>Page Mellish de <i>Feminists Fighting Pornography</i> ha declarado: <b><i>“No hay problema feminista que no tenga sus raíces en el problema de la pornografía”</i></b>. En su libro <b>Only Words</b>, MacKinnon niega que la pornografía consista en palabras e imágenes, las cuales estarían protegidas por la Primera Enmienda. Ella considera que la pornografía, en sí misma, es un acto de violencia sexual. ¿Por qué se considera que la pornografía es tanto el tema central del feminismo moderno como un acto inherente de violencia? La respuesta está en la ideología del feminismo radical, que Christina Hoff Sommers llama <b><i>“feminismo de género”</i></b>.</div><div><br /></div><div>El feminismo de género analiza la historia y ve una opresión ininterrumpida de las mujeres por parte de los hombres que supera las barreras culturales. Para ellas, la única explicación factible es que hombres y mujeres son clases separadas y antagónicas cuyos intereses necesariamente entran en conflicto. Los intereses masculinos son expresados y mantenidos por una estructura capitalista conocida como <i>“patriarcado”</i>.</div><div><br /></div><div>La raíz del antagonismo es tan profunda que se encuentra en la propia biología masculina. Por ejemplo, en el libro decisivo <b>Against Our Will</b>, Susan Brownmiller rastrea la inevitabilidad de la violación hasta la época de los neandertales, cuando los hombres comenzaron a usar sus penes como armas. Brownmiller escribe: <b><i>“Desde tiempos prehistóricos hasta el presente, creo, la violación ha desempeñado una función fundamental. No es ni más ni menos que un proceso consciente de intimidación mediante el cual todos los hombres mantienen a todas las mujeres en un estado de miedo”</i></b>. No se sabe cómo adquirió Brownmiller estos conocimientos del sexo prehistórico.</div><div><br /></div><div>Otro principio de la opresión de género es que el sexo es una construcción social. Las feministas radicales rechazan lo que llaman <b><i>“esencialismo sexual”</i></b>: la noción de que el sexo es una fuerza natural basada en la biología que inclina a las mujeres hacia tendencias naturales, como la maternidad. Incluso dicen que las preferencias sexuales profundamente sentidas, como la heterosexualidad, no son biológicas, sino que surgen de la ideología.</div><div><br /></div><div>Los hombres construyen la sexualidad de las mujeres a través de las palabras y las imágenes de la sociedad, que el filósofo francés Foucault llamó los <i>“textos”</i> de la sociedad. Después de tal construcción, los hombres comercializan la sexualidad de las mujeres y la vuelven a comercializar en forma de pornografía. En otras palabras, a través de la pornografía, el hombre define sexualmente a la mujer, una definición que determina todos los aspectos de su papel en la sociedad. Para terminar con la opresión, el patriarcado y sus textos deben ser destruidos.</div><div><br /></div><div><b>FEMINISMO LIBERAL</b></div><div><br /></div><div>El feminismo liberal es una continuación del feminismo de la década de los 60 que pedía la igualdad con los hombres, que no eran tanto opresores inherentes como socios recalcitrantes que había que educar. La igualdad no significaba destruir el sistema actual, sino reformarlo mediante medidas como la acción afirmativa. El principio liberal <i><b>“cuerpo de mujer, derecho de mujer”</b></i> subyace en argumentos que van desde el derecho al aborto hasta libertades de estilo de vida como el lesbianismo. El énfasis estaba en el acto de elegir, más que en el contenido de cualquier elección.</div><div><br /></div><div>Las feministas liberales comparten el sesgo liberal general hacia la libertad de expresión, pero están en constante cambio respecto a la pornografía. Algunas organizaciones liberales como <i>Feministas por la Libertad de Expresión </i>(<i>Feminists for Free Expression, FFE</i>) se han opuesto constantemente a la censura en cualquier forma. Algunas feministas liberales como Sallie Tisdale (<b>Talk Dirty to Me</b>) han defendido incondicionalmente la libertad sexual. Pero muchas feministas liberales comúnmente razonan de la siguiente manera: <b><i>“Como mujer, Playboy me horroriza... pero como escritora entiendo la necesidad de la libertad de expresión”</i></b>.</div><div><br /></div><div>Tales argumentos no son pro-pornografía. Son anticensura basadas en varios motivos, entre ellos: se prohibirían las grandes obras de arte y literatura; se violaría la Primera Enmienda; se suprimiría la expresión política; y una cultura creativa requiere libertad de expresión.</div><div><br /></div><div>Otras feministas liberales, que han aceptado muchos de los supuestos ideológicos de la posición anti-pornografía, parecen dispuestas a sacrificar la libertad de expresión por el bien mayor de proteger a las mujeres. Por ejemplo, también condenan el libre mercado por comercializar a las mujeres como <b><i>“partes del cuerpo”</i></b>, lo que las degrada. En <b>A Capital Idea</b>, un ensayo que defiende la pornografía, que a veces parece ser un ataque, Lisa Steel comenta:</div><div><br /></div><div>La representación sexista de las mujeres... es parte del mismo sistema que, al servicio de las ganancias, reduce la sociedad a <b><i>"grupos de consumidores"</i></b>. Y el marketing es tan conservador como el ejército... pagamos un alto precio por los “derechos” de unos pocos para obtener ganancias del resto de nosotras.</div><div><br /></div><div>Tales <i>“defensas”</i> confusas y ambivalentes a menudo ofenden a las trabajadoras sexuales a las que pretenden proteger.</div><div><br /></div><div><b>FEMINISMO PRO-SEXO</b></div><div><br /></div><div>Durante la última década, un número creciente de feministas, etiquetadas como <i>“pro sexo”</i>, han defendido la elección de una mujer de participar en la producción de pornografía y en su consumo. Algunas de estas mujeres, como Nina Hartley, son o han sido trabajadoras sexuales que saben de primera mano que posar para la pornografía es una elección sin coerción que puede ser enriquecedora. Las feministas a favor del sexo conservan una interpretación consistente del principio <b><i>“el cuerpo de una mujer, el derecho de una mujer”</i></b> e insisten en que toda elección pacífica que una mujer haga con su propio cuerpo debe recibir plena protección legal, si no respeto.</div><div><br /></div><div>Los argumentos a favor del sexo a veces parecen superponerse con los feministas liberales. Por ejemplo, ambos expresan su preocupación sobre quién actuará como censor porque las palabras subjetivas, como <i>“degradante”</i>, se interpretarán en el sentido que el censor desee.</div><div><br /></div><div>El estatuto que prohibió a Margaret Sanger porque usó las palabras sífilis y gonorrea no es diferente, en principio, del que interpreta la obscenidad hoy. No habrá protección ni siquiera para los clásicos del feminismo, como <b>Our Bodies, Ourselves</b>, que proporcionó a una generación de mujeres la primera visión explícita de su propia biología. Inevitablemente, la censura se utilizará contra las opiniones menos populares, contra los miembros más débiles de la sociedad... incluidas las feministas y las lesbianas. Cuando la Corte Suprema de Canadá decidió en 1992 proteger a las mujeres restringiendo la importación de pornografía, una de las primeras víctimas fue la librería lesbiana/gay <i>Glad Day Bookstore</i>, que había estado en la lista negra de la policía. Entre los libros incautados por la aduana canadiense había dos libros de Andrea Dworkin, <b>Pornography: Men Possessing Women</b> y <b>Women Hating</b>. Eso no debió sorprender a Dworkin, quien declaró en <b>Take Back the Night</b>: <b><i>“No hay una feminista viva que pueda buscar en el sistema legal masculino una protección real contra el sadismo sistematizado de los hombres”</i></b> (p. 257).</div><div><br /></div><div>Sobre los peligros de censurar la pornografía, las feministas pro-sexuales y liberales a menudo están de acuerdo. Sobre los posibles beneficios de la pornografía para las mujeres, sus posturas se separan.</div><div><br /></div><div><b>DISECCIÓN DE LA ANTIPORNOGRAFÍA</b></div><div><br /></div><div>¿Se sostienen bajo examen las acusaciones específicas lanzadas contra la pornografía?</div><div><br /></div><div><b>La pornografía es degradante para las mujeres.</b></div><div><br /></div><div>Degradar es un término subjetivo. Considero que los anuncios en los que las mujeres se vuelven orgásmicas con espuma de jabón son tremendamente degradantes. La conclusión es que toda mujer tiene derecho a definir lo que es degradante y liberador para ella misma.</div><div><br /></div><div>La supuesta degradación suele estar ligada a la <b><i>“cosificación”</i></b> de las mujeres: es decir, la pornografía las convierte en objetos sexuales. ¿Qué significa esto? Si se toma literalmente, no significa nada porque los objetos no tienen sexualidad; sólo los seres lo hacen. Pero decir que la pornografía retrata a las mujeres como <b><i>“seres sexuales”</i></b> es una retórica pobre. Usualmente, el término objetos sexuales significa mostrar a las mujeres como partes del cuerpo, reduciéndolas a objetos físicos. ¿Qué hay de malo en esto? Las mujeres son tanto sus cuerpos como sus mentes o almas. Nadie se molesta si presentas a las mujeres como <i>“cerebros”</i> o como seres espirituales. Si me concentro en el sentido del humor de una mujer con exclusión de sus otras características, ¿es degradante? ¿Por qué es degradante centrarse en su sexualidad?</div><div><br /></div><div><b>La pornografía conduce a la violencia contra las mujeres.</b></div><div><br /></div><div>Se establece una relación de causa y efecto entre los hombres que ven pornografía y los hombres que atacan a las mujeres, especialmente en forma de violación. Pero estudios y expertos discrepan sobre si existe alguna relación entre pornografía y violencia, entre imágenes y comportamiento. Incluso el Informe de la Comisión Meese a favor de la censura admitió que los datos que conectan la pornografía con la violencia no eran fiables.</div><div><br /></div><div>Otros estudios, como el preparado por la feminista Thelma McCormick en 1983 para el <i>Grupo de Trabajo sobre la Violencia contra las Mujeres del Área Metropolitana de Toronto </i>(<i>Metropolitan Toronto Task Force on Violence Against Women</i>), no encuentran ningún patrón para conectar la pornografía y los delitos sexuales. Increíblemente, el <i>Grupo de Trabajo</i> suprimió su estudio y reasignó el proyecto a un hombre a favor de la censura, quien arrojó los resultados <i>“correctos”</i>. Su estudio fue publicado.</div><div><br /></div><div>¿Qué pasa con la retroalimentación con el mundo real? En Japón, donde la pornografía que muestra violencia gráfica y brutal está ampliamente disponible, la violación per cápita es mucho más baja que en Estados Unidos, donde la violencia en la pornografía está severamente restringida.</div><div><br /></div><div><b>La pornografía es violencia porque las mujeres son obligadas a participar en la pornografía.</b></div><div><br /></div><div>Ninguna de las docenas de mujeres representadas en materiales pornográficos con las que hablé dijo haber sido coaccionada. Ninguno conocía a alguna mujer que lo hubiera sido. Sin embargo, no descarto las denuncias de violencia: toda industria tiene sus abusos. Y cualquier persona que utilice la fuerza o las amenazas para hacer que una mujer actúe debe ser acusada de secuestro, agresión y/o violación. Tales fotografías o películas deben ser confiscadas y quemadas porque nadie tiene derecho a beneficiarse del producto de un delito.</div><div><br /></div><div><b>La pornografía es violencia porque las mujeres que posan para la pornografía están tan traumatizadas por el patriarcado que no pueden dar un consentimiento real.</b></div><div><br /></div><div>Aunque las mujeres en la pornografía parecen estar dispuestas, las feministas anti-pornografía dicen saber que ninguna mujer psicológicamente sana estaría de acuerdo con la degradación de la pornografía. Por lo tanto, si el acuerdo parece estar presente, es porque las mujeres se han <i><b>“enamorado de su propia opresión”</b></i>, y deben ser rescatadas de sí mismas. Una característica común de las actrices porno que he entrevistado es su amor por el exhibicionismo. Sin embargo, si una mujer así declara su placer de alardear de su cuerpo, las feministas anti-pornografía afirman que ella no es simplemente un ser humano único que reacciona desde un trasfondo o personalidad diferente, sino que dicen que está psicológicamente dañada y ya no es responsable de sus acciones. En esencia, esto es una negación del derecho de la mujer a elegir cualquier cosa fuera del estrecho corredor de opciones que ofrece la corrección política/sexual. El derecho a elegir depende del derecho a tomar una decisión <i><b>“</b></i><b><i>equivocada</i></b><i><b>”</b></i>, del mismo modo que la libertad de religión implica el derecho a ser ateo. Después de todo, nadie impedirá que una mujer haga lo que él cree que debe hacer.</div><div><br /></div><div><b>UNA DEFENSA PRO-SEXO</b></div><div><br /></div><div>Como feminista “pro-sexo”, sostengo: La pornografía beneficia a las mujeres, tanto personal como políticamente. Proporciona información sexual en al menos tres niveles:</div><div><br /></div><div><ul style="text-align: left;"><li><b>Da una visión panorámica de las posibilidades sexuales del mundo</b>. Esto es cierto incluso para la información sexual básica, como la masturbación. No es raro que las mujeres lleguen a la edad adulta sin saber cómo darse placer.</li><li><b>Permite a las mujeres experimentar “con seguridad” alternativas sexuales y satisfacer una sana curiosidad sexual</b>. El mundo es un lugar peligroso. Por el contrario, la pornografía puede ser una fuente de iluminación solitaria.</li><li><b>Ofrece la información emocional que proviene únicamente de experimentar algo, ya sea directa o indirectamente</b>. Nos proporciona una idea de cómo se “sentiría” hacer algo.</li></ul></div><div><br /></div><div>La pornografía permite a las mujeres disfrutar de escenas y situaciones que serían anatema para ellas en la vida real. Tomemos, por ejemplo, una de las fantasías más comunes reportadas por las mujeres: la fantasía de <b><i>“ser tomadas”</i></b>. Lo primero que hay que entender es que una fantasía de violación no representa un deseo por lo real. ¿Por qué una mujer sana soñaría despierta con ser violada? Tal vez al perder el control, también por despojarse de todo sentido de responsabilidad y culpa por el sexo. Tal vez sea exactamente lo contrario del sexo educado y gentil que tiene ahora. Tal vez sea halagador imaginar a un hombre en particular tan abrumado por ella que debe tenerla. Tal vez es curiosa. Tal vez tenga algunos sentimientos masoquistas que se desahogan a través de la fantasía. ¿Es mejor reprimirlos?</div><div><br /></div><div>La pornografía rompe con los estereotipos culturales y políticos, para que cada mujer pueda interpretar el sexo por sí misma. Las antifeministas les dicen a las mujeres que se avergüencen de sus apetitos e impulsos. La pornografía les dice que los acepten y los disfruten. La pornografía puede ser una buena terapia. La pornografía proporciona una salida sexual para quienes, por la razón que sea, no tienen pareja sexual. Tal vez estén fuera de casa, hayan enviudado recientemente, estén aisladas debido a una enfermedad. Tal vez simplemente elijan estar solas. Las parejas también usan la pornografía para mejorar su relación. A veces lo hacen solas, viendo videos y explorando sus reacciones juntos. A veces, las parejas acuden a un terapeuta sexual que les aconseja utilizar la pornografía como una forma de abrir la comunicación sobre el sexo. Al compartir pornografía, las parejas pueden experimentar variedad en su vida sexual sin tener que cometer adulterio.</div><div><br /></div><div>La pornografía beneficia políticamente a las mujeres de muchas maneras. Históricamente, la pornografía y el feminismo han sido compañeros de viaje y aliados naturales. Aunque no es posible establecer una relación de causa y efecto entre el auge de la pornografía y el del feminismo, ambos exigen las mismas condiciones sociales, a saber, la libertad sexual.</div><div><br /></div><div>La pornografía es la libertad de expresión aplicada al ámbito sexual. La libertad de expresión es aliada de quienes buscan el cambio: es enemiga de quienes buscan mantener el control. La pornografía, junto con todas las demás formas de herejía sexual, como la homosexualidad, debería tener la misma protección legal que la herejía política. Esta protección es especialmente importante para las mujeres, cuya sexualidad ha sido controlada por la censura a lo largo de los siglos.</div><div><br /></div><div>Ver pornografía puede tener un efecto catártico en los hombres que tienen impulsos violentos hacia las mujeres. Si esto es cierto, restringir la pornografía elimina una barrera protectora entre las mujeres y el abuso.</div><div><br /></div><div>Legitimar la pornografía protegería a las trabajadoras sexuales, que son estigmatizadas por nuestra sociedad. Las feministas anti-pornografía en realidad están socavando la seguridad de las trabajadoras sexuales cuando las tratan como <b><i>“mujeres adoctrinadas”</i></b>. La Dra. Leonore Tiefer, profesora de psicología, observó en su ensayo <b>Sobre la censura y las mujeres</b>: <b><i>“Estas mujeres han pedido apoyo a las feministas, no rechazo... Las trabajadoras de la industria del sexo, como todas las mujeres, luchan por sobrevivir económicamente y una vida digna, y si el feminismo significa algo es hermandad y solidaridad con estas mujeres”</i></b>.</div><div><br /></div><div><b>EL PROPÓSITO DE LA LEY</b></div><div><br /></div><div>El debate sobre la pornografía gira en torno a dos visiones fundamentalmente antagónicas del propósito de la ley en la sociedad.</div><div><br /></div><div>El primer punto de vista, que se suscriben las feministas a favor del sexo, es que la ley debería proteger la elección personal. <b><i>“El cuerpo de una mujer, el derecho de una mujer”</i></b> se aplica a todas las actividades pacíficas que una mujer decide emprender. La ley debe entrar en juego solo cuando una mujer utiliza la fuerza o cuando la fuerza se utiliza contra ella. El segundo punto de vista, que suscriben tanto las conservadoras como las feministas anti-pornografía, es que la ley debería proteger la virtud. Debería entrar en juego cada vez que haya una violación de la moralidad pública o una violación de los <b><i>“intereses de clase de las mujeres”</i></b>.</div><div><br /></div><div>Este es vino viejo en nuevas botellas. El tema en juego en el debate sobre la pornografía es nada menos que el antiguo conflicto entre la libertad individual y el control social.</div><div><br /></div><div><br /></div><div><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><span><a name='more'></a></span><div><br /></div><div><div>Este texto es parte de un dossier en defensa de la pornografía publicado en el número 53 de la revista <b>Desde el Confinamiento</b>, que puede descargarse gratuitamente <a href="https://mega.nz/file/GtRygR5D#R571ytdlTWr0GqrzIHHPgm4qMbsRyiEWkUGFc-OByAY" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/01/desde-el-confinamiento-n-53-en-defensa.html" target="_blank">aquí</a>.</div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi46paaB6OHIafy0gb5-UosnJt_TYB3vef1CZrNeHlv_MQTVmIk09bEoqfLM9iV2wO6ZwdjsN84HtQEn6QLwx5k8k1O8-MsCpQYu62RQuVBQLNusceXC5U5YO2npNsGu8j2SmYGGhKK0S6UUjzwPh_G6vgH9_uD9S88p2DkaJrNYcTAMsldzEmotj-q=s700" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="349" data-original-width="700" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi46paaB6OHIafy0gb5-UosnJt_TYB3vef1CZrNeHlv_MQTVmIk09bEoqfLM9iV2wO6ZwdjsN84HtQEn6QLwx5k8k1O8-MsCpQYu62RQuVBQLNusceXC5U5YO2npNsGu8j2SmYGGhKK0S6UUjzwPh_G6vgH9_uD9S88p2DkaJrNYcTAMsldzEmotj-q=w640-h320" width="640" /></a></div></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-75917582250182137832022-01-16T16:38:00.003+01:002022-03-26T08:32:23.287+01:00En defensa de la pornografía<p><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgxXECX68IPiwl-__rnQ2HAsZKd--O-0BZ5Nsg0lO5mnY2G0l6MGm7zCbq5wWza5k8z_axiEotUYL5L7pGSnT6X-QCOsqpGuTNsWoe1nbfCHp3qXYoe86ZuyRAMaf6JxSDfmf1m5lshJSUK5dfMH2QmkZeEW4xZI8Fpb3CZkWYFziHtuODq3fO0VfaZ=s700" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="472" data-original-width="700" height="432" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgxXECX68IPiwl-__rnQ2HAsZKd--O-0BZ5Nsg0lO5mnY2G0l6MGm7zCbq5wWza5k8z_axiEotUYL5L7pGSnT6X-QCOsqpGuTNsWoe1nbfCHp3qXYoe86ZuyRAMaf6JxSDfmf1m5lshJSUK5dfMH2QmkZeEW4xZI8Fpb3CZkWYFziHtuODq3fO0VfaZ=w640-h432" width="640" /></a></b></div><b><br />por Anna Walters</b><p></p><p><br /></p><p><i><a href="https://www.upbeacon.com/article/2008/04/in-defense-of-pornography" target="_blank">15 de abril de 2008</a></i></p><p><br /></p><p>Tal vez he estado escuchando demasiado <b><i>Savage Love</i></b> últimamente. O tal vez no soy muy feminista después de todo. Simplemente creo que la pornografía recibe unos ataques inmerecidos en nuestra cultura.</p><p><br /></p><p>Las restricciones sobre materiales obscenos son necesarias en casos como la pornografía infantil, pero una prohibición total de la pornografía como medio de expresión constituiría una eliminación de derechos. Sin tener en cuenta cómo se produce la pornografía (es decir, los sueldos, los derechos de los trabajadores y las pruebas médicas), creo que la posición de la pornografía en nuestra cultura debe reevaluarse.</p><p><br /></p><p>Algunos críticos se esfuerzan por prohibir totalmente la pornografía por su tendencia a fomentar la violencia, en particular la violación, contra las mujeres. El famoso estudio de 1988 realizado por el psicólogo <b>William Marshall</b>, a menudo citado por organizaciones religiosas que denuncian la pornografía, afirma que el 86% de los violadores condenados admitieron el uso regular de pornografía, y el 57% admitió imitar material pornográfico a la hora de perpetrar sus delitos sexuales.</p><p><br /></p><p>Pero estas y otras estadísticas similares solo sugieren que puede existir una correlación entre la pornografía y la agresión sexual. Y, como cualquier estudiante aprende en una clase introductoria de ciencia o estadística, la correlación no es causalidad. Otras variables podrían haber reforzado con la misma facilidad la mentalidad de violador en la mente de estos delincuentes. De hecho, diría que circunstancias como sufrir abusos en la infancia o tener padres emocionalmente distantes probablemente jugaron mucho más en la formar la mentalidad sociópata de un violador que sus inclinaciones hacia la pornografía.</p><p><br /></p><p>Además, hay datos que ayudan a desacreditar las conclusiones de Marshall, como el hecho de que Japón, una nación donde la pornografía violenta es fácilmente accesible, tiene menos violaciones per cápita que Estados Unidos, un país que restringe ferozmente la pornografía y otro material obsceno.</p><p><br /></p><p>Además, si los críticos quieren prohibir la pornografía por reforzar las mentalidades de comportamiento negativo, ¿por qué no prohibir también los videojuegos? Los estudios han relacionado el uso frecuente de videojuegos violentos con problemas como la delincuencia, las peleas en la escuela y durante los períodos de tiempo libre, incluyendo comportamientos delictivos violentos como los ataques y el robo. Pero, ¿alguien se está organizando para prohibir Halo 3? Realmente no. En general, hay una oposición mucho más vehemente hacia la pornografía que hacia los videojuegos violentos y, la verdad es que la violencia es una forma de expresión culturalmente mucho más aceptable que mostrar sexo y la sexualidad.</p><p><br /></p><p>Algunas feministas argumentan que la pornografía, como producto de una sociedad misógina, es inherentemente degradante para las mujeres. Por lo tanto, al consumir palabras e imágenes pornográficas, los espectadores están fortaleciendo una representación estereotipada y dominada por hombres de las mujeres. Es cierto. Las mujeres en la pornografía son retratadas comúnmente como altamente sexualizadas y, a menudo, reducidas a partes del cuerpo. Pero, ¿la cosificación de las mujeres en el contexto de fantasía de la pornografía es necesariamente incorrecta?</p><p><br /></p><p>Debería haber un lugar en la vida de las personas para permitirse fantasías libres de culpa, restricciones y juicios. Las acciones consentidas en el dormitorio entre dos adultos y que pueden considerarse degradantes no suelen dar lugar a la degradación en el hogar, la oficina o el mundo exterior en general. Algunas mujeres disfrutan al ser cosificadas sexualmente y disfrutan de la pornografía de la misma manera. Son perfectamente capaces de distinguir entre la fantasía y la realidad.</p><p><br /></p><p>Prohibir la pornografía no dejaría a las mujeres empoderadas, de hecho, daría lugar a todo lo contrario. Como mujer, preferiría tomar la decisión de ver o no ver pornografía teniendo en cuenta mis propios criterios personales la sobre industria pornográfica, mis propios puntos de vista sobre la sexualidad y mi religión. Puedo optar por no verlo e instar a otros a que también se opongan, o puedo navegar por Internet con regularidad. De cualquier manera, la decisión es mía.</p><p><br /></p><p>Las opciones empoderan a las mujeres, no las restricciones, y el hecho es que algunas mujeres disfrutan de la pornografía y no se sienten desmoralizadas o degradadas al verla. Me sentiría personalmente degradada si me obligaran a asumir el papel de <b>"ama de casa"</b> o <b>"mamá que se queda en casa"</b>, pero eso no significa que no respete el derecho de otras mujeres a asumir esos roles.</p><p><br /></p><p>Es difícil ver el contenido de la pornografía en el pasado al evaluar su valor en la vida de las personas (dado que alrededor del 43% de todos los usuarios de Internet ven pornografía en los EEUU, según <b><i>Family Safe Media</i></b>). Por ejemplo, la pornografía ayuda a las personas que empiezan a desarrollar su sexualidad a explorarla en un entorno protegido. Lor ordenadores, las revistas y otros medios no juzgarán a un individuo mientras él o ella profundiza en prácticas sexuales que pueden considerarse tabú. Familiarizarse y sentirse cómodo con la propia sexualidad y las preferencias sexuales aumenta la confianza en uno mismo y afirma la propia identidad.</p><p><br /></p><p>Entonces, en lugar de condenar abiertamente la pornografía simplemente por su naturaleza obscena, tómese el tiempo para pensar cómo encaja en la libertad personal y la sexualidad individual.</p><div><br /></div><div><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><span><a name='more'></a></span><div><br /></div><div><div>Este texto es parte de un dossier en defensa de la pornografía publicado en el número 53 de la revista <b>Desde el Confinamiento</b>, que puede descargarse gratuitamente <a href="https://mega.nz/file/GtRygR5D#R571ytdlTWr0GqrzIHHPgm4qMbsRyiEWkUGFc-OByAY" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2022/01/desde-el-confinamiento-n-53-en-defensa.html" target="_blank">aquí</a>.</div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div></div><div style="-webkit-text-size-adjust: auto; -webkit-text-stroke-width: 0px; orphans: auto; widows: auto;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi46paaB6OHIafy0gb5-UosnJt_TYB3vef1CZrNeHlv_MQTVmIk09bEoqfLM9iV2wO6ZwdjsN84HtQEn6QLwx5k8k1O8-MsCpQYu62RQuVBQLNusceXC5U5YO2npNsGu8j2SmYGGhKK0S6UUjzwPh_G6vgH9_uD9S88p2DkaJrNYcTAMsldzEmotj-q=s700" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="349" data-original-width="700" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEi46paaB6OHIafy0gb5-UosnJt_TYB3vef1CZrNeHlv_MQTVmIk09bEoqfLM9iV2wO6ZwdjsN84HtQEn6QLwx5k8k1O8-MsCpQYu62RQuVBQLNusceXC5U5YO2npNsGu8j2SmYGGhKK0S6UUjzwPh_G6vgH9_uD9S88p2DkaJrNYcTAMsldzEmotj-q=w640-h320" width="640" /></a></div></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-76171994715042731782021-12-30T13:58:00.005+01:002021-12-30T14:00:49.187+01:00¡Anarquistas contra la libertad!<b><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhpEESo0kuvupvAMeBJBS7MiU-haJLgKtiHqbByadTYj4JXIWqKDjzL8alRo8H7ZwRyAYXs9CGWDNi3J2_fNpplzTAUZItkveyQyYdORXFfn60EDR1B5ajC4KmBPcCKlG0rN4bE_IOLAFCtfc58C4yW_uZRnxbn7rJ6Yh269LdWNfwI6JjlE2C1fY9a=s640" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="453" data-original-width="640" height="454" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhpEESo0kuvupvAMeBJBS7MiU-haJLgKtiHqbByadTYj4JXIWqKDjzL8alRo8H7ZwRyAYXs9CGWDNi3J2_fNpplzTAUZItkveyQyYdORXFfn60EDR1B5ajC4KmBPcCKlG0rN4bE_IOLAFCtfc58C4yW_uZRnxbn7rJ6Yh269LdWNfwI6JjlE2C1fY9a=w640-h454" width="640" /></a></div><br />por Paul Cudenec</b><div><br /><div><i><a href="https://network23.org/paulcudenec/2020/04/26/anarchists-against-freedom/" target="_blank">26 de abril de 2020</a></i></div><div><br /></div><div>Varias críticas bastante extrañas me han llegado durante las últimas semanas.</div><div><br /></div><div>Por el momento me voy a referir solo a una de ellos, la que me parece la mas importante.</div><div><br /></div><div>Siempre tuve la grata impresión de que la libertad era una piedra angular intocable de la cosmovisión anarquista. ¡La palabra ciertamente aparece mucho en la literatura y la cultura anarquista!</div><div><br /></div><div>Sin embargo, resulta que a veces la libertad no es nada bueno, según algunos camaradas con los que he estado intercambiando puntos de vista.</div><div><br /></div><div>Su problema era el concepto de <b><i>libertad individual</i></b>, que incluso insistieron en escribir entre comillas para dejar bastante claro su disgusto por el término.</div><div><br /></div><div>La primera objeción que se les ocurrió fue que la <i><b>libertad individual</b></i> era parte del lenguaje de Donald Trump y de los <i>libertarianos </i>armados en los Estados Unidos.</div><div><br /></div><div>Esto significaba, según la habitual antilógica que se ha puesto de moda, que cualquiera que creyera en la <b><i>libertad individual</i></b> estaba, por tanto, peligrosamente contaminado con las ideologías de la derecha capitalista estadounidense.</div><div><br /></div><div>Dejando a un lado este absurdo, hay un tema importante que acecha aquí, ya que es cierto que los capitalistas invocan la <b><i>libertad individual</i></b> en defensa de su mundo de explotación y desigualdad.</div><div><br /></div><div>El concepto anarquista de <b>libertad </b>implica necesariamente también un aspecto colectivo, reconociendo que la libertad del individuo depende de la <b>libertad </b>de la sociedad de la que forma parte.</div><div><br /></div><div>También está la cuestión de la <b>responsabilidad</b>, en el sentido de que los anarquistas no esperan que los individuos busquen su <b>libertad </b>a expensas de los demás, sino que tengan en cuenta su <b>responsabilidad </b>hacia lo que les rodea.</div><div><br /></div><div><a href="https://winteroakextra.wordpress.com/2015/04/21/quote-for-the-day-april-21/" target="_blank">Como ha dicho</a> un escritor anarquista: <b>“La libertad real y la responsabilidad real están tan entrelazadas y son tan interdependientes en su significado que son casi inseparables”</b>.</div><div><br /></div><div>El hecho de que ese anarquista fuera yo (en mi libro <b>Forms of Freedom</b> de 2015 ) debería insinuar fuertemente que, de hecho, no estoy defendiendo el tipo de <b>libertad </b>del <i>"yo primero"</i> promocionado por los libertarianos capitalistas.</div><div><br /></div><div>Pero esto es lo que aparentemente les pareció a mis críticos, simplemente debido a mi oposición al estado policial surgido del confinamiento global de nuestras libertades básicas impuesto a raíz del <a href="https://winteroak.org.uk/2020/03/27/coronavirus-thoughtcrime/" target="_blank">pánico generado por el coronavirus</a>.</div><div><br /></div><div>Desde su punto de vista, es irresponsable quejarse de la pérdida de la <b>libertad individual</b> (perdón, <i><b>“libertad individual”</b></i>) cuando estaba en juego el bien común de la comunidad, en este caso la necesidad de protegernos a nosotros mismos y a los demás del contagio.</div><div><br /></div><div>No estoy de acuerdo con esto en dos niveles.</div><div><br /></div><div><b>1: En el contexto específico de lo que está sucediendo hoy</b>, no acepto que el virus sea una amenaza que justifique el despliegue actual de la represión autoritaria contra nuestras vidas, <a href="https://network23.org/paulcudenec/2020/03/25/the-politics-of-fear/" target="_blank">como ya he dicho</a>.</div><div><br /></div><div>Por lo tanto, la <b><i>libertad del individuo</i></b> no está subordinada a una responsabilidad social basada en aceptar lo que es de hecho una sociedad sometida a una ley marcial.</div><div><br /></div><div>Además, debido a <a href="https://www.youtube.com/watch?v=xfLVxx_lBLU" target="_blank">se ha exagerado masivamente la peligrosidad del virus</a> como justificación de un acaparamiento totalitario-financiero del poder y la riqueza, la verdadera responsabilidad social está en la dirección opuesta.</div><div><br /></div><div>Desde mi punto de vista, la libertad del individuo de buscar una vida tranquila simplemente de acuerdo con todo esto, manteniendo la cabeza agachada, quesa anulada por la <a href="https://winteroak.org.uk/2020/03/29/the-acorn-56/#1" target="_blank">responsabilidad de denunciar</a>, desafiar la propaganda, y alertar a la sociedad a lo que está sucediendo e instar a la gente a resistir.</div><div><br /></div><div>Obviamente, desde los <a href="https://winteroak.org.uk/2020/04/03/anarchists-and-the-coronavirus/" target="_blank">puntos de vista de mis críticos</a>, este no es un argumento válido, porque parten del supuesto de que el virus es tan real y tan mortal como nos han dicho constantemente las autoridades y sus medios de comunicación.</div><div><br /></div><div>Esto, en sí mismo, es profundamente problemático. ¿Qué pasó con eso de <b><i>"cuestionarlo todo"</i></b>? No es posible construir una crítica de la opresión sin estar preparado para desafiar las justificaciones utilizadas para justificar esa opresión.</div><div><br /></div><div>El argumento anarquista sobre la responsabilidad colectiva, si se trasplanta al suelo del engaño, crece al revés.</div><div><br /></div><div>La lógica que debería exigir que las personas actúen por el bien común se invierte y, en cambio, sirve para condenar a quienes actúan por el bien común y tratan de exponer el fraude.</div><div><br /></div><div><b>2: El segundo nivel de mi desacuerdo con estos críticos se refiere a su interpretación ideológica de la responsabilidad y la libertad</b>.</div><div><br /></div><div>Aquí, me parece que su pensamiento se aleja mucho de la perspectiva anarquista.</div><div><br /></div><div>De hecho, me ocupé de todo esto en <b><i>Forms of Freedom</i></b>. Ahora está disponible como <a href="https://winteroakpress.files.wordpress.com/2020/04/forms-of-freedom.pdf" target="_blank">pdf gratuito</a> en la web de Winter Oak (al igual que <a href="https://winteroak.org.uk/2020/04/07/lots-of-reading/" target="_blank">los demás libros que he escrito</a>) y para comprender mi posición con más profundidad, recomiendo echar un vistazo.</div><div><br /></div><div>Este pasaje sobre la <b>responsabilidad </b>es particularmente relevante:</div><div><br /></div><div><b>“Parte de la confusión que rodea al término responsabilidad surge de la manera en que se abusa de él para satisfacer ciertos propósitos. A menudo se confunde con la idea de conformidad u obediencia, no a los intereses de la colectividad, sino algo que se hace pasar por representante de esos intereses”</b>.</div><div><br /></div><div>Con esto me refería al Estado, por supuesto, como seguí explicando: la entidad que le dice a la gente que su responsabilidad de obedecer órdenes es más importante que su libertad individual.</div><div><br /></div><div>Comoseñalé en el libro, esta <b>responsabilidad </b>de obedecer la ley nunca se imagina que pueda surgir del juicio de un individuo, por los que se percibe como irresponsabilidad el <i>'tomar la ley en sus propias manos'</i>, sino que se considera necesaria en interés de un colectivo, claramente definido desde arriba en lugar de desde abajo.</div><div><br /></div><div>Que esa ley sea buena o mala es irrelevante: <b>“Lo importante es que la responsabilidad en cuestión se ve como algo que debe aceptarse independientemente de la libre conciencia de uno, y no como resultado de ella</b>.</div><div><br /></div><div><b>Aquí hay un conflicto importante entre la responsabilidad falsa y la real, entre la responsabilidad impuesta y la libre, entre la responsabilidad dictada desde el exterior y la responsabilidad asumida desde el interior del individuo.</b></div><div><b><br /></b></div><div><b>En definitiva, quienes proponen una responsabilidad impuesta lo hacen porque temen la responsabilidad real que surge de dentro.</b></div><div><b><br /></b></div><div><b>Se puede invocar una responsabilidad impuesta para exigir obediencia a reglas arbitrarias construidas para defender los intereses egoístas de una minoría que mantiene el control de la riqueza robada mediante la violencia de la autoridad en todas sus formas.</b></div><div><b><br /></b></div><div><b>Una responsabilidad real bien podría llevar a individuos o comunidades a desafiar esas reglas arbitrarias y la falsa moralidad construida en torno a ellas”</b>.</div><div><br /></div><div>Quien defiende un deber de responsabilidad colectiva que implica la supresión de la libertad individual no está invocando una responsabilidad real, sino la impuesta.</div><div><br /></div><div><b>“El individuo es parte de la colectividad y la colectividad está formada por individuos. <i>Son el mismo ser vivo con los mismos intereses en el fondo</i>”</b>.</div><div><br /></div><div>La libertad y la responsabilidad son dos aspectos de una misma cosa y también lo son el individuo y la colectividad.</div><div><br /></div><div>La colectividad necesita que los individuos sean libres, porque sin esa libertad el organismo social estaría muerto.</div><div><br /></div><div><b>“Es importante para la colectividad que los individuos sean libres de vivir de acuerdo con las demandas más sutiles de su forma de ser, porque solo así la colectividad también puede vivir de acuerdo con las demandas más sutiles de <i>su </i>forma de ser.</b></div><div><b><br /></b></div><div><b>Una colectividad no puede ser libre a menos que los individuos que la integran sean todos libres. Un individuo no puede ser libre si no vive en una colectividad que es libre, es decir, en la que todos los individuos son libres”</b>.</div><div><br /></div><div>Dar la espalda a la relación simbiótica entre los intereses individuales y colectivos es darle la espalda al anarquismo.</div><div><br /></div><div>Se trata, de hecho, de adoptar una forma de pensar compartida por el liberalismo y el fascismo, que no son en absoluto los polos opuestos que podrían parecer, <a href="https://orgrad.wordpress.com/articles/liberalism-the-two-faced-tyranny-of-wealth/" target="_blank">como explica este artículo</a>.</div><div><br /></div><div>Ambos sistemas de control (el primero más sutil que el segundo) se basan en mentiras. Retuercen la verdad, incluso invierten el significado de las palabras para imponer sus propios objetivos, como <a href="https://orgrad.wordpress.com/a-z-of-thinkers/george-orwell/" target="_blank">George Orwell</a> nos <a href="https://network23.org/paulcudenec/2017/02/20/denying-reality-a-dangerous-delusion/" target="_blank">mostró tan perfectamente</a> en 1984.</div><div><br /></div><div>Tanto el liberalismo como el fascismo utilizan un lenguaje que sugiere la plena participación de la población en el funcionamiento de la sociedad, que incluso parece implicar una especie de simbiosis como la antes mencionada.</div><div><br /></div><div>Los liberales etiquetan esta participación como <b><i>“democracia”</i></b> y, al menos hasta ahora, se han esforzado mucho para mantener esta ilusión, que es la principal justificación de la legitimidad de su sistema.</div><div><br /></div><div>Pero es solo una farsa, por supuesto. Siempre lo ha sido. El juego está manipulado de muchas maneras y en muchos niveles.</div><div><br /></div><div>A los fascistas no les gusta el término <i><b>“democracia”</b></i> y prefieren hablar de <i><b>“nación”</b></i>, que supuestamente es la incorporación de los intereses colectivos del pueblo.</div><div><br /></div><div>A veces incluso han robado el lenguaje del organismo social para dar la impresión de que hay algo natural en su sistema.</div><div><br /></div><div>Pero el organismo social, para los fascistas, nunca puede ser una entidad viva de individuos libres que actúen según sus propias conciencias, como lo es para los anarquistas.</div><div><br /></div><div>Su organismo imaginado es más como un robot, bajo el control total del estado fascista.</div><div><br /></div><div>La realidad detrás de la falsa democracia de los liberales y el falso organismo de los fascistas es la misma: una élite gobernante que solo pretende actuar en interés de todos.</div><div><br /></div><div>El desprecio por las<b><i> “masas”</i></b>, por la <b><i>“turba”</i></b>, por los <i><b>“gran masa de guarros”</b></i>, el <i><b>“infrahombre”</b></i> es compartido por ambos sistemas porque son elitistas y autoritarios.</div><div><br /></div><div>Son sistemas que imponen el control de la clase dominante sobre el pueblo.</div><div><br /></div><div>Desde la perspectiva de la clase dominante, la idea de que podríamos dirigir nuestras propias vidas y nuestras propias sociedades sin sus estructuras de control es peligrosa.</div><div><br /></div><div>Por eso hablan con miedo de <b><i>“caer en la anarquía”</i></b>. Su peor pesadilla es que sus esclavos puedan liberarse.</div><div><br /></div><div>Es por eso que a menudo describen la naturaleza humana como egoísta, codiciosa y violenta, por lo que necesitan la mano firme del estado liberal / fascista para mantenerla bajo control.</div><div><br /></div><div>Es por eso que a veces prefieren decir que no existe la naturaleza humana en absoluto, rechazando así la idea anarquista empoderadora de que todos nacemos con la capacidad o tendencia natural de vivir de manera cooperativa y más o menos armoniosa.</div><div><br /></div><div>Un pilar básico del liberalismo / fascismo es que no se puede confiar en nosotros para tomar nuestras propias decisiones, que básicamente somos unos irresponsables y que necesitamos el control y la <b><i>“protección”</i></b> de nuestros líderes sabios y benevolentes.</div><div><br /></div><div>Para mantenernos a salvo. De nosotros mismos.</div><div><br /></div><div>Entonces, ¿por qué actualmente esta libertad viva surgida de la <a href="https://winteroak.org.uk/2018/01/19/individuals/" target="_blank">simbiosis individual-colectiva</a> no es aceptada por todos los anarquistas?</div><div><br /></div><div>¿Por qué vomitan la mentira liberal / fascista de que la libertad individual y el bien colectivo son incompatibles?</div><div><br /></div><div>El problema, para mí, es que demasiados anarquistas están hoy completamente atrapados en lo que llamé <b>"la restricción de pensamiento inherente del sistema dominante"</b>.</div><div><br /></div><div>Este asfixiante nuevo pensamiento contemporáneo niega por completo la <a href="https://orgrad.wordpress.com/articles/reclaiming-the-revolutionary-wisdom-of-the-past/" target="_blank">sabiduría humana atemporal</a> de la que surgió la filosofía anarquista.</div><div><br /></div><div>Es una forma de pensar que ve a los seres humanos como máquinas programables y maleables. <a href="https://network23.org/paulcudenec/2019/12/28/smash-vitaphobia/" target="_blank">La artificialidad</a> triunfa sobre la autenticidad. Cualquier charla sobre el organismo social se considera reaccionario o próximo al fascismo (una inversión típica, como se señaló anteriormente; consulte también <a href="https://winteroak.org.uk/2018/07/10/organic-radicalism-bringing-down-the-fascist-machine/" target="_blank">este artículo</a>).</div><div><br /></div><div>La noción de esencia se descarta de plano, la idea de lo innato puede provocar ataques de pánico, el significado se considera sin sentido, lo natural es algo reaccionario, la ética una construcción artificial, la calidad se considera una ilusión.</div><div><br /></div><div>No hay verdad ni realidad. Dos más dos pueden ser cinco si se adapta a la ideología basada en mentiras (liedology).</div><div><br /></div><div>Como escribí, <b>“cualquier forma de pensar fuera de este marco cada vez más estrecho se vuelve imposible en un clima intelectual post-natural, post-humano, post-auténtico que efectivamente constituye una completa parálisis de la mente humana colectiva”</b>.</div><div><br /></div><div>El nuevo pensamiento contemporáneo es binario, unidimensional. No comprende el pensamiento multidimensional y no puede abrazar la paradoja creativa.</div><div><br /></div><div>Solo puede ver la <b><i>libertad individual</i></b> y la <b><i>responsabilidad colectiva</i></b> como opuestos.</div><div><br /></div><div>Es incapaz de escuchar siquiera, y mucho menos comprender, argumentos del viejo pensamiento que se elevan por encima de sus dogmas vacíos y planos.</div><div><br /></div><div>En resumen, <b>se está atribuyendo la etiqueta anarquista, y una especie de parodia superficial de la ideología anarquista, a algo que no es anarquismo en absoluto</b>.</div><div><br /></div><div>Este pensamiento pseudoanarquista no ha surgido de la filosofía anarquista y, por lo tanto, nunca puede ser otra cosa que una mala copia del anarquismo, un anarquismo zombi que parece real pero que carece de alma anarquista.</div><div><br /></div><div>Este falso anarquismo es el enemigo jurado del verdadero anarquismo. Al robar el cuerpo del anarquismo, destierra el anarquismo real del mundo.</div><div><br /></div><div>Siempre que surge el anarquismo real, este anarquismo zombi lo señala con el dedo acusador y lo declara peligroso.</div><div><br /></div><div><b>Esto es antianarquismo, anarquismo al revés, anarquismo invertido</b>.</div><div><br /></div><div>He estado hablando de todo esto durante años. A veces me he preguntado si es tan importante como todo eso, si no podría simplemente aceptar algunas diferencias filosóficas con camaradas en aras de trabajar y hacer campaña juntos.</div><div><br /></div><div>Pero ahora que los anarquistas se están enfadando conmigo por creer en la libertad, puedo ver muy claramente aquello que me preocupaba todo el tiempo.</div></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-55943028712743512172021-11-23T19:46:00.001+01:002021-11-23T19:47:08.011+01:00Sobre el deber de la desobediencia civil<b><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhI2o7EKYZUtPdFvAnbFkmEV3chp2ZQi30Iu6eC3ltj1R7p4dasH-JcPAV4eJ-aq5nU-Gvp9jKWCAPWOaYuahXr53fjZvV75AGZCcr_MzPOqrvgvMZ-_bBer27-gjIj0UfyrN7rbOSOcg8/s700/desobediencia.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="465" data-original-width="700" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhI2o7EKYZUtPdFvAnbFkmEV3chp2ZQi30Iu6eC3ltj1R7p4dasH-JcPAV4eJ-aq5nU-Gvp9jKWCAPWOaYuahXr53fjZvV75AGZCcr_MzPOqrvgvMZ-_bBer27-gjIj0UfyrN7rbOSOcg8/w640-h424/desobediencia.jpg" width="640" /></a></div><br />por Henry-David Thoreau</b><div><br /></div><div><i>1848</i></div><div><br /></div><div><div>Acepto de todo corazón la máxima: <b>"El mejor gobierno es el que gobierna menos"</b>, y así también lo creo, que <b>"el mejor gobierno es el que no gobierna en absoluto"</b>; y, cuando los hombres estén preparados para él, ése será el tipo de gobierno que tendrán. Un gobierno es, en el mejor de los casos, un mal recurso, pero la mayoría de los gobiernos son, a menudo, y todos, en cierta medida, un inconveniente. Las objeciones que se le han puesto a un ejército permanente (que son muchas, de peso, y merecen tenerse en cuenta), pueden imputarse también al ejército como institución. El ejército permanente es tan sólo un brazo de este gobierno. El gobierno por si mismo, que no es más que el medio elegido por el pueblo para ejecutar su voluntad, es igualmente susceptible de originar abusos y perjuicios antes de que el pueblo pueda intervenir. El ejemplo lo tenemos es la actual guerra de México, obra de relativamente pocas personas que se valen del gobierno establecido como un instrumento, a pesar de que el pueblo no habría autorizado esta medida.</div><div><br /></div><div>Este gobierno americano, ¿qué es sino una tradición, aunque muy reciente, que lucha por transmitirse a la posteridad sin deterioro, pese a ir perdiendo parte de su integridad a casa instante? No tiene ni la vitalidad ni la fuerza de un solo hombre, ya que un solo hombre puede plegarlo a su voluntad. Es una especie de fusil de madera para el pueblo mismo. Sin embargo, no es por ello menos necesario; el pueblo ha detener alguna que otra complicada maquinaria y oír su sonido para satisfacer así su idea de gobierno. De este modo los gobiernos evidencian cuán fácilmente se puede instrumentalizar a los hombres, o pueden ellos instrumentalizar el gobierno en beneficio propio. Excelente, debemos reconocerlo. Tal es así que este gobierno por sí mismo nunca promovió empresa alguna y en cambio si mostró cierta tendencia a extralimitarse en sus funciones. Esto no hace que el país sea libre. Esto no consolida el oeste. Esto no educa. El propio temperamento del pueblo americano es el que ha conquista- do sus logros hasta hoy, y hubiera conseguido muchos más, si el gobierno no se hubiera interpuesto en su camino a menudo. Y es que el gobierno es un mero recurso por el cual los hombres intentan vivir en paz; y, como ya hemos dicho, es más ventajoso el que menos interfiere en la vida de los gobernados <b><span style="color: red;">(1)</span></b>. Si no fuera porque el comercio y los negocios parecen botar como la goma, nunca conseguirían saltar los obstáculos que los legisladores les imponen continuamente, y, si tuviéramos que juzgar a estos hombres únicamente por las repercusiones de sus actos, y no por sus intenciones, merecerían que los castigaran y los trataran como a esos delincuentes que ponen obstáculos en las vías del ferrocarril.</div><div><br /></div><div>Pero, para hablar con sentido práctico y cómo ciudadano, a diferencia de los que se autodenominan contrarios a la idea de un gobierno, solicito, no que desaparezca el gobierno automática- mente, sino un mayor gobierno de inmediato. Dejemos que cada hombre manifieste qué tipo de gobierno tendría su confianza y ése sería un primer paso en su consecución.</div><div><br /></div><div>Después de todo, la auténtica razón de que, cuando el poder está en manos del pueblo, la mayoría acceda al gobierno y se mantenga en el por un largo periodo, no es porque posean la verdad ni porque la minoría lo considere más justo, sino porque físicamente son los más fuertes. Pero un gobierno en el que la mayoría decida en todos los demás no puede funcionar con justi- cia, al menos tal como entienden los hombres la justicia. ¿Acaso no puede existir un gobierno donde la mayoría no decida virtualmente lo que está bien o mal, sino que sea la conciencia? ¿Donde la mayoría decida solo en aquellos temas en los que sea aplicable la norma de convivencia? ¿Debe el ciudadano someter su conciencia al legislador por un solo instante, aunque sea en la mínima medida? Entonces, ¿para qué tiene cada hombre su conciencia? Yo creo que deberíamos ser hombres primero y ciudadanos después. Lo deseable no es cultivar el respeto por la ley, sino por la justicia. La única obligación que tengo derecho a asumir es la de hacer en cada momento lo que crea justo. Se ha dicho y con razón que una sociedad mercantil no tiene conciencia; pero una sociedad formada por hombres con conciencia es una sociedad con conciencia. La ley nunca hizo a los hombres más justos y, debido al respeto que les infunde, incluso los bien- intencionados se convierten a diario en agentes de la injusticia. Una consecuencia natural y muy frecuente del respecto indebido a la ley es que uno puede ver una fila de soldados: coronel, capitán, cabo, soldados rasos, artilleros, todos marchando con un orden admirable por colinas y valles hacia el frente en contra de su voluntad, ¡sí! contra su conciencia y su sentido común, lo que hace que la marcha sea dura y se les sobrecoja el corazón. No dudan en que están involucrados en una empresa condenable; todos ellos son partidarios de la paz. Entonces, ¿qué son: hombres o, por el contrario, pequeños fuertes y polvorines móviles al servicio de cualquier mando militar sin escrúpulos? Visitad un arsenal y contemplad a un infante de marina: eso es lo que pue- de hacer de un hombre el gobierno americano, o lo que podría hacer un hechicero: una mera sombra y remedo de humanidad; en apariencia es un hombre vivo y erguido pero, sin embargo, mejor diríamos que está enterrado bajo las armas con honores funerarios, aunque bien pudiera ser:</div><div><br /></div><div><b><i>No se oían tambores ni himnos funerarios</i></b></div><div><b><i>Cuando llevamos su cadáver rápidamente al baluarte;</i></b></div><div><b><i>ningún soldado disparó salvas de despedida</i></b></div><div><b><i>sobre la tumba en que enterramos a nuestro héroe.</i></b></div><div><br /></div><div>De este modo la masa sirve al Estado no como hombres sino básicamente como máquinas, con sus cuerpos. Ellos forman el ejército constituido y la milicia, los carceleros, la policía, los ayudantes del sheriff, etc. En la mayoría de los casos no ejercitan con libertad la crítica ni el sentido moral sino que se igualan a la madera y a la tierra y a las piedras, e incluso se podrían fabricar hombres de madera que hicieran el mismo servicio. Tales individuos no infunden más respeto que los hombres de paja o los terrones de arcilla. No tienen más valor que caballos o perros, y sin embargo se les considera, en general, buenos ciudadanos. Otros, como muchos legisladores, políticos, abogados, ministros y funcionarios, sirven al estado fundamentalmente con sus cabezas, y cómo casi nunca hacen distinciones morales, son capaces de servir tanto al diablo, sin pretenderlo, como a Dios. Unos pocos, como los héroes, los patriotas, los mártires en un sentido amplio y los hombres sirven al Estado además con sus conciencias y, por tanto, las más de las veces se enfrentan a él y, a menudo, se les trata como enemigos. Un hombre prudente sólo será útil como hombre y no se someterá a ser "arcilla" y "tapar un agujero para detener el viento", sino que dejará esa tarea a otros.</div><div><br /></div><div><b><i>Soy de estirpe demasiado elevada</i></b></div><div><b><i>para convertirme en un esclavo,</i></b></div><div><b><i>en un subalterno sometido a tutela.</i></b></div><div><b><i>en un servidor dócil, en un instrumento</i></b></div><div><b><i>de cualquier Estado soberano del mundo.</i></b></div><div><br /></div><div>Al que se entrega por entero a los demás se le toma por un inútil y un egoísta, pero al que se entrega solamente en parte se le considera un benefactor y un filántropo.</div><div><br /></div><div>¿Cómo corresponde actuar a un hombre ante este gobierno americano hoy? Yo respondo que no nos podemos asociar con él y mantener nuestra propia dignidad. No puedo reconocer ni por un instante que esa organización política sea mi gobierno y al mismo tiempo el gobierno de los esclavos.</div><div><br /></div><div>Todos los hombres reconocen el derecho a la revolución, es decir, el derecho a negar su lealtad y oponerse al gobierno cuan- do su tiranía o su ineficacia sean desmesurados e insoportables. Pero la mayoría afirma que ese no es el caso actual, aunque si fue el caso, dicen, en la revolución de 1775. Si alguien me dije- ra que ese fue un mal gobierno porque gravó ciertos artículos extranjeros llegados a sus puertos, lo más probable es que ni me inmutara porque puedo pasar sin ellos. Toda máquina experimenta sus propios roces, pero es posible que se trate de un mal menor y contrarreste otros males. En ese caso sería un gran error mover un dedo por evitarlo. Pero cuando resulta que la fricción se convierte en su propio fin, y la opresión y el robo están organizados, yo digo: “hagamos desaparecer esa máquina”. En otras palabras, cuando una sexta parte de la población de un país que se ha comprometido a ser refugio de la libertad, está esclavizada, y toda una nación es agredida y conquistada injustamente por un ejército extranjero y sometida a la ley marcial, creo que ha llegado el momento de que los hombres honrados se rebelen y se subleven. Y este deber es tanto más urgente, por cuanto que el país así ultrajado no es el nuestro, sino que el nuestro es el invasor.</div><div><br /></div><div>Paley, autoridad reconocida en temas morales, en un capítulo sobre “Deber de sumisión al gobierno civil”, reduce toda obligación civil al grado de conveniencia, y continúa: <b>“mientras el interés de la sociedad entera lo requiera, es decir, mientras la institución del gobierno no se pueda cambiar o rechazar sin inconvenientes políticos, es voluntad de Dios que se obedezca a este gobierno, pero no más allá.... Admitido este principio, la justicia de cada caso particular de rebelión se reduce a calcular por un lado la proporción del peligro y del daño; y por el otro la posibilidad y coste de corregirlo”</b>. A continuación nos dice que cada hombre debe juzgar por si mismo. Pero nos parece que Paley no ha contemplado casos en los que la regla de conveniencia no se apli- ca; es decir cuándo un pueblo o un solo individuo deben hacer justicia a cualquier precio. Si le he quitado injustamente la tabla al hombre que se ahoga, debo devolvérsela aunque me ahoge yo. Esto, según Paley sería inconveniente. Aquel que salve su vida, en este caso, la perderá. Este pueblo debe dejar de tener esclavos y de luchar contra México aunque le cueste la existencia como tal pueblo.</div><div><br /></div><div>Por experiencia propia, muchas naciones están de acuerdo con Paley, pero ¿acaso alguien cree que Massachusetts está haciendo lo correcto en la crisis actual?</div><div><br /></div><div>Un estado prostituido: una mujerzuela a cuyo traje plateado se le lleva la cola, pero cuya alma se arrastra por el polvo Descendiendo a lo concreto: los que se oponen a una reforma en Massachusetts no son cien mil políticos del sur sino cien mil comerciantes y granjeros de aquí, que están más interesados en el comercio y la agricultura que en el género humano y no están de acuerdo en hacer justicia ni a los esclavos ni a México, costase lo que costase. Yo no me enfrento con enemigos lejanos sino con los que cerca de casa cooperan con ellos y les apoyan, y sin los cuales estos últimos son inofensivos. Estamos acostumbrados a decir que las masas no están preparadas, pero el progreso es lento porque la minoría no es mejor y más prudente que la mayoría. Lo más importante no es que una mayoría sea tan buena como tú, sino que exista una cierta bondad absoluta en algún sitio para que fermente a toda la masa. Miles de personas están, en teoría, en contra de la esclavitud y la guerra, pero de hecho no hacen nada para acabar con ellas; miles que se consideran hijos de Washington y Francia, se sientan con las manos en los bolsillos y dicen que no saben qué hacer, y no hacen nada; miles incluso que posponen la cuestión de la libertad a la cuestión del mercado libre y leen en silencio las listas de precios y las noticias del frente de México tras la cena, e incluso caen dormidos sobre ambos. ¿Cuál es el valor de un hombre honrado y de un patriota hoy? Dudan y se lamentan y a veces redactan escritos, pero no hacen nada serio y eficaz. Esperan con la mejor disposición a que otros remeden el mal, para poder dejar de lamentarse. Como mucho, depositan un simple voto y hacen un leve signo de aprobación y una aclamación a la justicia al pasar por su lado. Por cada hombre virtuoso, hay novecientos noventa y nueve que alardean de serlo, y es más fácil tratar con el auténtico poseedor de una cosa que con los que pretenden tenerla.</div><div><br /></div><div>Las votaciones son una especie de juego, como las damas o el backgammon que incluyesen un suave tinte moral; un jugar con lo justo y lo injusto, con cuestiones morales; y desde luego incluye apuestas. No se apuesta sobre el carácter de los votantes. Quizás deposito el voto que creo más adecuado, pero no estoy realmente convencido de que eso deba prevalecer. Estoy dispuesto a dejarlo en manos de la mayoría. Su obligación, por tanto, nunca excede el nivel de lo conveniente. Incluso votar por lo justo es no hacer nada por ello. Es tan sólo expresar débilmente el deseo de que la justicia debiera prevalecer. Un hombre prudente no dejará lo justo a merced del azar, ni deseará que prevalezca frente al poder de la mayoría. Cuando la mayoría vote al fin por la abolición de la esclavitud, será porque les es indiferente la esclavitud o porque sea tan escasa que no merezca la pena mantenerla. Para entonces ellos serán los únicos esclavos. Sólo puede acelerar la abolición de la esclavitud el voto de aquel que afianza su propia voluntad con ese voto.</div><div><br /></div><div>He oido decir que se va a celebrar una Convención en Baltimore o en algún otro sitio, para la elección del candidato a la presidencia y que está formada fundamentalmente por directores de periódicos y políticos profesionales, y yo me pregunto: ¿Qué puede importarle al hombre independiente, inteligente y respetable la decisión que tomen? ¿Es que no podemos contar con la ventaja de la prudencia y la honradez de este último? ¿No podemos esperar que haya votos independientes? ¿Acaso no son numerosísimos los hombres que no asisten a convenciones en este país? Pero no: yo creo que el hombre respetable como tal se ha escabullido de su puesto y desespera de su país, cuando es su país el que tiene más razones para desesperar de él. Inmediatamente acepta a uno de los candidatos elegidos de ese modo, como el único disponible demostrando que es el quien está disponible para cualquier propósito del demagogo. Su voto no tiene más valor que el de cualquier extranjero sin principios o el de cualquier empleadillo nativo que pueden estar comprados. ¡Loado sea el hombre auténtico que como dice mi vecino, tiene un hueso en la espalda que no le permite doblegarse! Nuestras estadísticas son falsas, la población está inflada. ¿Cuántos hombres hay en este país por cada 250.000 hectáreas? Apenas uno. ¿No ofrece América ningún atractivo para que los hombres se asienten aquí? El americano ha degenerado en un <b>“Odd Fellow”</b>, un ser que se reconoce por el desarrollo de su sentido gregario y la ausencia manifiesta de inteligencia y una alegre confianza en si mismo, cuyo primer y básico interés en el mundo es ver que los asilos se conservan en buen estado y antes se ha puesto la vestimenta en toda regla y ha ido a recabar fondos para mantener a las viudas y huérfanos que pueda haber; en fin, en alguien que se permite vivir sólo con la Compañía de Seguros Mutuos que se ha comprometido a enterrarlo decentemente. Por supuesto, no es un deber del hombre dedicarse a la erradicación del mal, por monstruoso que sea. Puede tener, como le es lícito, otros asuntos entre manos; pero si es su deber al menos, lavarse las manos de él. Y si no se va a preocupar más de él, que, por lo menos, en la práctica, no le dé su apoyo. Si me entrego a otros fines y consideraciones, antes de dedicarme a ello debo, como mínimo, asegurarme de que no estoy pisando a otros hombres. Ante todo, debo permitir que también los demás puedan realizar sus propósitos. ¡Fijaos que gran inconsistencia se tolera! He oido decir a conciudadanos míos: <b>“me gustaría que me ordenaran colaborar con la represión de una rebelión de es- clavos o marchar hacia México; veríamos si lo hago”</b>; y en cambio esos mismos han facilitado un sustituto indirectamente con su propio dinero. Al soldado que se niega a luchar en una guerra injusta le aplauden aquellos que aceptan mantener al gobierno injusto que la libra: le aplauden aquellos cuyos actos y autoridad él desprecia y desdeña, como si el Estado fuera un penitente que contratase a uno para que se fustigase por sus pecados, pero que no considerase la posibilidad de pecar ni por un momento. Así, con el pretexto del orden y del gobierno civil, se nos hace honrar y alabar nuestra propia vileza. Tras la primera vergüenza por pecar surge la indiferencia y lo inmoral se convierte, como si dijéramos, en amoral y no del todo innecesario en la vida que nos hemos forjado.</div><div><br /></div><div>El mayor error y el mas extendido exige la virtud más desinteresada. El ligero reproche al que es susceptible muy a menudo la virtud de un patriota, es aquel en el que incurren fácilmente los hombres honrados. los que, sin estar de acuerdo con la naturaleza y las medidas de un gobierno, le entregan su lealtad y su apoyo son, sin duda, sus seguidores más conscientes y por tanto suelen ser el mayor obstáculo para su reforma. Algunos están interpelando al Estado de Massachusetts para que disuelva la Unión y olvide los requerimientos del Presidente. ¿Por qué no la disuelven por su cuenta (la unión entre ellos mismos y el estado) y se niegan a pagar impuestos al tesoro? ¿No están en la misma situación con respecto al Estado que el Estado con respecto a la Unión? ¿Acaso las razones que han evitado que el Estado se enfrentara con la Unión no han sido las mismas que han evitado que ellos mismos se enfrenten con el Estado?</div><div><br /></div><div>¿Cómo puede estar satisfecho un hombre por el mero hecho de tener una opinión y quedarse tranquilo con ella? ¿Puede haber alguna tranquilidad en ello, si lo que opina es que está ofendido? Si tu vecino te estafa un solo dólar no quedas satisfecho con saber que te han estafado o diciendo que te han estafado, ni siquiera exigiéndole que te pague lo tuyo, sino que inmediatamente tomas medidas concretas para recuperarlo y te aseguras de que no vuelva a estafarte. La acción que surge de los principios, de la percepción y la realización de lo justo, cambia las cosas y las relaciones, es esencialmente revolucionaria y no está del todo de acuerdo con el pasado. No sólo divide Estados e iglesias, divide familias e incluso divide al individuo separando en él lo diabólico de lo divino.</div><div><br /></div><div>Hay leyes injustas. ¿Nos contentaremos con obedecerlas o intentaremos corregirlas y las obedeceremos hasta conseguirlo? ¿O las transgrediremos desde ahora mismo? Bajo un gobierno como este nuestro, muchos creen que deben esperar hasta convencer a la mayoría de la necesidad de alterarlo. Creen que si opusieran resistencia el remedio sería peor que la enfermedad. pero eso es culpa del propio gobierno. ¿Por qué no está atento para preveer y procurar reformas? ¿Por qué no se aprecia el valor de esa minoría prudente? ¿Por qué no anima a sus ciudadanos a estar alerta y a señalar sus errores para mejorar en su acción? ¿Por qué tenemos siempre que crucificar a Cristo y a excomulgar a Copérnico y Lutero y luego declarar rebeldes a Washington y Franklin?</div><div><br /></div><div>Se pensará que una negación deliberada y práctica de su autoridad es la única ofensa que el gobierno no contempla; si no ¿por qué no ha señalado el castigo definitivo, adecuado y proporcionado? Si un hombre sin recursos se niega una sola vez a pagar nueve monedas al estado, se le encarcela (sin que ninguna ley de que yo tenga noticia lo limite) por un periodo indeterminado que se fija según el arbitrio de quienes lo metieron allí; pero si hubiera robado noventa veces nueve monedas al Estado, en seguida se le dejaría en libertad.</div><div><br /></div><div>Si la injusticia forma parte de la necesaria fricción de la maquinaria del gobierno, dejadla así. Quizás desaparezca con el tiempo, lo que si es cierto es que la maquinaria acabará por romperse. Si la injusticia tiene un muelle o una polea o una cuerda o una manivela exclusivamente para ella, entonces tal vez debáis considerar si el remedio no será peor que la enfermedad; pero si es de tal naturaleza que os obliga a ser agentes de la justicia, entonces os digo, quebrantad la ley. Que nuestra vida sea un freno que detenga la máquina. Lo que tengo que hacer es asegurarme de que no me presto a hacer el daño que yo mismo condeno.</div><div><br /></div><div>En cuanto a adoptar los medios que el estado aporta para remediar el mal, yo no conozco tales medios. Requieren demasiado tiempo y se invertiría toda la vida. Tengo otros asuntos que atender. No vine al mundo para hacer de él un buen lugar para vivir, sino a vivir en él, sea bueno o malo. Un hombre no tiene que hacerlo todo, sino algo, y debido a que no puede hacerlo todo, no es necesario que haga algo mal. No es asunto mío interpelar al gobierno o a la Asamblea Legislativa, como tampoco el de ellos interpelarme a mí, y si no quieren escuchar mis súplicas, ¿qué debo hacer yo? Para esta situación el estado no ha previsto ninguna salida, su Constitución es la culpable. Esto puede parecer duro y obstinado e intransigente, pero a quien se ha de tratar con mayor consideración y amabilidad es únicamente al espíritu que lo aprecie o lo merezca. Sucede pues que todo cambio es para mejor como el nacer y el morir que producen cambios en nuestro cuerpo.</div><div><br /></div><div>No vacilo en decir que aquellos que se autodenominan abolicionistas deberían inmediatamente retirar su apoyo personal y económico al gobierno de Massachussets, y no esperar a constituir una mayoría, antes que tolerar que la injusticia opere sobre ellos. Yo creo que es suficiente con que tengan a Dios de su parte, sin esperar a más. Un hombre con más razón que sus conciudadanos ya constituye una mayoría de uno. Tan sólo una vez al año me enfrento directamente cara a cara con este gobierno americano o su representante, el gobierno del Estado en la persona del recaudador de impuestos. Es la única situación en que un hombre de mi posición inevitablemente se encuentra con él, y el entonces dice claramente: <b>“Reconóceme”</b>. Y el modo más simple y efectivo y hasta el único posible de tratarlo en el actual estado de cosas, de expresar mi poca satisfacción y mi poco amor por él, es rechazarlo. Mi convecino civil, el recaudador de impuestos, es el único hombre con el que tengo que tratar, puesto que, después de todo, yo peleo con personas y no con papeles, y ha elegido voluntaria- mente ser un agente del gobierno. ¿Cómo va a conocer su identidad y su cometido como funcionario del gobierno o como hombre, si no le obligan a decidir si ha de tratarme a mí que soy su vecino y a quien respeta, como a tal vecino y hombre honrado o como a un maníaco que turba la paz? Después veríamos si puede saltarse ese sentimiento de buena vecindad sin recurrir a pensamientos y palabras más duras e impetuosas de acuerdo con esa actuación. Estoy seguro de que si mil, si cien, si diez hombres que pudiese nombrar, si solamente diez hombres honrados, incluso un sólo hombre de este estado de Massachussets dejase en libertad a sus esclavos y rompiera su asociación con el gobierno nacional y fuera por ello encerrado en la cárcel del condado, eso significaría la abolición de la esclavitud en América. Lo que importa no es que el comienzo sea pequeño: lo que se hace bien una vez, queda bien hecho para siempre. Pero nos gusta más hablar de ello: decimos que esa es nuestra misión. La reforma cuenta con docenas de periódicos a su favor, pero ni con un sólo hombre. Si mi estimado vecino, el embajador del Estado, que va a dedicar su tiempo a solucionar la cuestión de los derechos humanos en la Cámara del Consejo, en vez de sentirse amenazado por las prisiones de Carolina, tuviera que ocuparse del prisionero de Massachussets, el prisionero de ese estado que se siente tan ansioso de cargar el pecado de la esclavitud sobre su hermano (aunque, por ahora, sólo se ha descubierto un acto de falta de hospitalidad para fundamentar su querella contra él), la legislatura no desestimaría el tema por completo el invierno que viene.</div><div><br /></div><div>Bajo un gobierno que encarcela a alguien injustamente, el lugar que debe ocupar el justo es también la prisión. Hoy, el lugar adecuado, el único que Massachussets ofrece a sus espíritus más libres y menos sumisos, son sus prisiones; se les encarcela y se les aparta del Estado por acción de este, del mismo modo que ellos habían hecho ya por sus principios. Ahí es donde el esclavo negro fugitivo y el prisionero mejicano, en libertad condicional y el indio que viene a interceder por los daños infringidos a su raza deberían encontrarnos: en ese lugar separado, pero más libre y honorable, donde el Estado sitúa a los que no están con él sino contra él: ésta es la única casa, en un Estado de esclavos, donde el hombre libre puede permanecer con honor. Si alguien piensa que su influencia se perdería allí, que sus voces dejarán de afligir el oido del Estado, y que no serían un enemigo dentro de sus murallas, no saben cuanto más fuerte es la verdad que el error, cuanto más elocuente y eficiente puede ser combatir la injusticia cuando se ha sufrido en su propia carne. Deposita todo su voto, no sólo una papeleta, sino toda tu influencia. Una minoría no tiene ningún poder mientras se aviene a la voluntad de la mayoría: en ese caso ni siquiera es una minoría. Pero cuando se opone con todas sus fuerzas es imparable. Si las alternativas son encerrar a los justos en prisión o renunciar a la guerra y la esclavitud, el Estado no dudará cuál elegir. Si mil años dejaran de pagar los impuestos este año, tal medida no sería ni violenta ni cruel, mientras que si los pagan, se capacita al Estado para cometer actos de violencia y derramar la sangre de los inocentes. Esta es la definición de una revolución pacífica, si tal es posible. Si el recaudador de impuestos o cualquier otro funcionario público me preguntara -como así ha sucedido- <b>“pero, ¿qué debo hacer?”</b>, mi respuesta sería: <b>“Si de verdad deseas colaborar, renuncia al cargo”</b>. Una vez que el súbdito ha retirado su lealtad y el funcionario ha renunciado a su cargo, la revolución está con- seguida incluso aunque haya derramamiento de sangre. ¿Acaso no hay un tipo de derramamiento de sangre cuando se hiere la conciencia? Por esta herida se vierten la auténtica humanidad e inmortalidad del hombre y su hegemonía le ocasiona una muerte interminable. Ya veo correr esos ríos de sangre.</div><div><br /></div><div>Me he referido al encarcelamiento del objetor y no a la incautación de sus bienes, aunque ambos cumplen sus mismos fines, porque aquellos que afirman la justicia más limpia y, por tanto, los más peligrosos para un Estado corrompido, no suelen haber dedicado mucho tiempo a acumular riquezas. A estos ta- les el Estado les presta un servicio relativamente pequeño, y el mínimo impuesto suele parecerles exagerado en especial si se ven obligados a ganarlo con el sudor de su frente. Si hubiera alguien que viviera sin hacer uso del dinero en absoluto, el Estado mismo dudaría en reclamárselo. Pero los ricos (y no se trata de comparaciones odiosas) están siempre vendidos a la institución que les hace ricos. Hablando en términos absolutos, a mayor riqueza, menos virtud; porque el dinero vincula al hombre con sus bienes y le permite conseguirlos y, desde luego, la obtención de ese dinero en si mismo no constituye ninguna gran virtud. El dinero acalla muchas preguntas que de otra manera tendría que contestar, mientras que la única nueva que se le plantea es la difícil pero supérflua de cómo gastarlo. De ese modo, sus principios morales se derrumban a sus pies. Las oportunidades de una vida plena disminuyen en la misma proporción en que se incrementan lo que se ha dado en llamar los <b>“medios de fortuna”</b>. Lo mejor que el rico puede hacer en favor de su cultura es procurar llevar a cabo aquellos planes en que pensaba cuando era pobre. Cristo respondió a los fariseos en una situación semejante: <b>“Mostradme la moneda del tributo”</b>, dijo, y sacó un céntimo del bolsillo. Si usáis moneda que lleva la efigie del Cesar y él la ha valorado y ha hecho circular, y si sois ciudadanos del Estado y disfrutáis con agrado de las ventajas del gobierno del Cesar, entonces devolvedle algo de lo suyo cuando os lo reclame: <b>‘Dad al César lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios’</b>.Y se quedaron como estaban sin saber qué era de quién, porque no querían saberlo.</div><div><br /></div><div>Cuando hablo con el más independiente de mis conciudadanos, me doy cuenta de que diga lo que diga acerca de la magnitud y seriedad del problema, y su interés por la tranquilidad pública, en última instancia no puede prescindir del gobierno actual y teme las consecuencias que la desobediencia pudiera acarrear a sus bienes y a su familia. Por mi parte no me gustaría pensar que algún día voy a depender de la protección del Estado. Si rechazo la autoridad del Estado cuando me presenta la factura de los impuestos pronto se apoderara de lo mío y gastará mis bienes y nos hostigará interminablemente a mí y a mis hijos. Esto es duro. Esto hace que al hombre le sea imposible vivir con honradez y al mismo tiempo con comodidad en la vida material. No merece la pena acumular bienes: con toda seguridad se los volverán a llevar; es mejor emplearse o establecerse en alguna granja y cultivar una pequeña cosecha y consumirla cuanto antes. Se debe vivir independientemente sin depender más que de uno mismo, siempre dispuesto y preparado para volver a empezar y sin implicarse en muchos negocios. Un hombre puede enriquecerse hasta en Turquía si se comporta en todos los aspectos como un buen súbdito del gobierno turco. Decía Confuncio: <b>“Si un Estado se gobierna siguiendo los dictados de la razón, la miseria y la pobreza provocarán la vergüenza: si un Estado no se gobierna siguiendo la razón, las riquezas y los honores provocan vergüenza”</b>. No: mientras no necesite que Massachussets me socorra en algún lejano puerto del Sur, donde mi libertad se halle en peligro, o mientras me dedique únicamente a adquirir una granja por medios pacíficos en mi propio país, podré permitirme el lujo de negarle lealtad a Massachussets y su derecho sobre mi vida y sobre mis bienes. Además, me cuesta menos trabajo desobedecer al Estado, que obedecerle. Si hiciera esto último, me sentiría menos digno.</div><div><br /></div><div>Hace algunos años, el Estado me instó en nombre de la Iglesia a que pagara cierta suma para sostener al clérigo a cuyos oficios solía asistir mi padre, aunque no yo. <b>“Paga”</b> -se me dijo- <b>“o serás encarcelado”</b>. Me negué a pagar pero lamentablemente otro decidió hacer el pago por mi. No veía por qué el maestro tenía que contribuir con sus impuestos al sustento del clérigo y no el clérigo al del maestro; dado que además yo no era maestro del Estado y me mantenía gracias a una suscripción popular. No veía por qué la escuela carecía del derecho a recibir impuestos del Estado, mientras que la iglesia si lo tenía. De todos modos, ante el requerimiento de los concejales, me avine a redactar una declaración en los siguientes términos: <b>“Sepan todos por la presente que yo, Henry Thoreau, no deseo ser considerado miembro de ninguna sociedad legalmente constituida en la que no me haya inscrito personalmente”</b>. La entregué al alguacil y él la tiene. El Estado sabiendo de este modo que yo no deseaba ser considerado miembro de la iglesia, no ha vuelto a reclamarme aquel impuesto, aunque mantuvo su exigencia inicial por aquella sola vez. Si hubierra sabido entonces cómo denominarlas me habría borrado una por una de todas las sociedades de las que jamás me hice miembro, pero no sabía donde conseguir una lista completa.</div><div><br /></div><div>No he pagado <b>“los impuestos sobre los votantes”</b> desde hace seis años. Por ello me encarcelaron una vez, durante una noche, y mientras contemplaba los muros de piedra sólida de 60 u 80 centímetros de espesor, la puerta de hierro y de madera de treinta centímetros de grosor y la reja de hierro que filtraba la luz, no pude por menos que sentirme impresionado por la estupidez de aquella institución que me trataba como si fuera mera carne, sangre y huesos que encerrar. Me admiraba que alguien pudiera concluir que ese era el mejor uso que se podía hacer de mi, y no hubieran pensado que si un muro de piedra me separaba de mis conciudadanos, aún habría otro más difícil de rebasar o perforar para que ellos consiguieran ser tan libre como yo. No me sentí confinado ni un solo instante, y los muros se me antojaban enormes derroches de piedra y cemento. Me sentía como si yo hubiera sido el único ciudadano que había pagado mis impuestos. Sencillamente no sabían como tratarme y se comportaban como personas inadecuadas. Lo mismo cuando alababan que cuando amenazaban cometían una estupidez, ya que pensaban que mi deseo era saltar al otro lado del muro. No podía hacer otra cosa que sonreír al vez con qué esfuerzo me cerraban la puerta, mientras mis pensamientos les seguían fuera de allí sin obstáculo ni impedimento, cuando eran ellos los únicos peligrosos. Como no podían llegar a mi alma, habían decidido castigar mi cuerpo como hacen los niños que, cuando no pueden alcanzar a la persona que les fastidia, maltratan a su perro. Yo veía al Estado como a un necio, como a una mujer solitaria que temiese por sus cubiertos de plata y que no supiese distinguir a sus amigos de sus enemigos. Perdí todo el respeto que aun le tenía y me compadecí de él.</div><div><br /></div><div>El Estado nunca se enfrenta voluntariamente con la conciencia intelectual o moral de un hombre sino con su cuerpo, con sus sentidos. No se arma de honradez o de inteligencia sino que recurre a la simple fuerza física. Yo no he nacido para ser violentado. Seguiré mi propio camino. Veremos quién es el más fuerte. ¿Qué fuerza tiene la multitud? Sólo pueden obligarme aquellos que obedecen a una ley superior a la mía. Me obligan a ser como ellos. Yo no oigo que a los hombres les obliguen a vivir de tal o cual manera las masas, ¿Qué vida sería esa? Cuando veo que un gobierno me dice: <b>“La bolsa o la vida”</b>, ¿por qué voy a apresurarme a darle mi dinero? Puede que se halle en grandes aprietos y no sepa qué hacer: yo no puedo hacer nada por él: Debe salvarse a sí mismo, como hago yo. No merece la pena lloriquear. Yo no soy el responsable del buen funcionamiento de la máquina de la sociedad. Yo no soy el hijo del maquinista. Observo que cuando una bellota y una castaña caen al lado, una no permanece inerte para dejar espacio a la otra, sino que ambas obedecen sus propias leyes y brotan y crecen y florecen lo mejor que pueden, hasta que una acaso ensombrece y destruye a la otra. Si una planta no puede vivir de acuerdo con su naturaleza muere, y lo mismo le ocurre al hombre.</div><div><br /></div><div>La noche en prisión fue una novedad interesante. Cuando entré, los presos en mangas de camisa disfrutaban charlando y tomando el fresco de la tarde en la puerta. Pero el carcelero dijo: <b>“¡Vamos, muchachos, es hora de cerrar!”</b>, y todos se dispersaron y oi el sonido de sus pasos volviendo a sus oscuros aposentos. El carcelero me presentó a mi compañero de celda como un <b>“individuo inteligente y de buena naturaleza”</b>. Cuando cerraron la puerta me enseñó donde podía colgar el sombrero y como se las arreglaba uno allí dentro. Blanqueaban las celdas una vez al més y ésta, si no las demás, era la habitación más blanca, más sencillamente amueblada y probablemente más limpia de toda la ciudad. Mi compañero se interesó inmediatamente por mí: quería saber de dónde era y qué me había traído aquí, y cuando se lo dije le pregunté a su vez cómo había venido él, dando por supuesto que se trataba de un hombre honrado, y tal como está el mundo, creo que lo era. <b>“Pues”</b> -dijo- <b>“me acusan de incendiar un granero, pero no lo hice”</b>. Según pude averiguar, probablemente había ido a dormir la borrachera a un granero y al fumar allí su pipa, el granero se incendió. Tenía fama de hombre listo, llevaba tres meses esperando el juicio y tendría que esperar otro tanto aún; pero se había adaptado y aceptaba su situación puesto que le mantenían gratis y le trataban bien.</div><div><br /></div><div>El ocupaba una ventana y yo la otra, y me di cuenta de que si uno permanecía allí mucho tiempo su quehacer principal consistía en mirar por la ventana. Muy pronto había leído todos los panfletos que habían ido dejando allí y examinando por donde se habían escapado otros presos y dónde habían aserrado una reja y también conocí anécdotas de varios ocupantes de aquella celda. Descubrí que incluso había una historia y unos chismes que jamás salían de los muros de la prisión. Probablemente sea ésta la única casa en la ciudad donde se componen versos que luego se copian aunque no lleguen a publicarse. Me enseñaron una larga lista de versos compuestos por ambos jóvenes a los que habían descubierto en plena huida, y los cantaban para vengarse.</div><div><br /></div><div>Le saqué a mi compañero de celda toda la información que pude temiendo no poder volver a verlo nunca más, pero finalmente me indicó cuál era mi cama y se alejó para apagar la lámpara. Pernoctar allí esa noche fue como volar a un país que nunca hubiera imaginado conocer. Me parecía que nunca antes había oido las campanadas del reloj del Ayuntamiento, ni los ruidos de la noche en la ciudad y es que dormíamos con las ventanas abiertas por dentro de la reja. Era como contemplar mi ciudad natal a la luz de la Edad Media y nuestro Concord convertido en el Rin, con visiones de caballeros y castillos desfilando ante mí. Eran las voces de mis vecinos en las calles lo que yo oía. Me convertí en un espectador y oyente voluntario de lo que sucede en la cocina de la posada contigua, una experiencia totalmente nueva y extraña para mi. Me proporcionó un conocimiento de primera mano de mi ciudad natal. Estaba absolutamente dentro de ella. Nunca hasta entonces había visto sus intituciones. Esta es una de sus instituciones más peculiares, pues se trata de una cabeza de partido. Empezaba a comprender de verdad a sus habitantes.</div><div><br /></div><div>Por la mañana me pasaron el desayuno por una abertura en la puerta en pequeñas latas ovaladas hechas a la medida que contenían medio litro de chocolate con pan moreno y una cuchara de hierro. Cuando volvieron para recoger los cacharros caí en la novatada de devolver el pan que me había sobrado, pero mi compañero lo agarró y me dijo que debía guardarlo para la comida o la cena. Enseguida le dejaron salir para acudir a su trabajo de recogida de heno en un campo cercano al que iba cada día y del que no volvía hasta mediodía, por tanto se despidió diciendo que no sabía si nos volveríamos a ver.</div><div><br /></div><div>Cuando salí de la prisión (pues alguien intervino en mis asuntos y pagó el impuesto) no observé que se hubieran producido grandes cambios en la gente, como le hubiese sucedido al que marchase de joven y volviese hecho un viejo tembloroso y lleno de canas. Sin embargo si aprecié un cierto cambio en la escena: en la ciudad, en el Estado y en el país; un cambio mayor que el debido al mero paso del tiempo. El Estado en el que vivía se me presentaba con mayor nitidez. Vi hasta que punto podía confiar como vecinos o amigos en la gente con la que vivía, que su amistad era de poco fiar, que no se proponían hacer el bien. Eran de una raza distinta a la mía por sus principios y supersticiones, como los chinos y los malayos que, en sus sacrificios a la humanidad, no corren riesgo alguno y tampoco sus bienes. Después de todo, no eran tan nobles y trataban al ladrón como les había tratado a ellos; y esperaban salvar sus almas mediante la observancia de ciertas costumbres y unas cuantas oraciones y caminando de vez en cuando por senderos rectos pero inútiles. Puede que esta crítica a mis vecinos parezca severa, puesto que muchos de ellos no saben que existe una institución como la cárcel en la ciudad.</div><div><br /></div><div>Antes era costumbre en nuestra ciudad que, cuando un deudor pobre salía de la cárcel, sus conocidos le saludaran mirando a través de los dedos cruzados, para representar las rejas de la cárcel: <b>“¿Qué tal?”</b>. Mis vecinos no hicieron eso sino que primero me miraron a mí y luego se miraron unos a otros, cómo si hubiera vuelto de un largo viaje. Me prendieron cuando iba al zapatero a recoger un zapato que me habían arreglado. Cuando me soltaron, a la mañana siguiente, procedí a finalizar mi recado y tras ponerme el zapato arreglado, me uní al grupo que iban a recoger bayas y que me esperaban para que les hiciera de guía, y en media hora (pues aparejé el caballo con rapidez) estaba en medio del campo de bayas, en una de nuestras colinas más latas, a 3 km de distancia, y allí no se veía al Estado por ningún sitio. Esta es la historia completa de <b>“Mis prisiones”</b>.</div><div><br /></div><div>Nunca me he negado a pagar el impuesto de carreteras porque tan deseoso estoy de ser un buen vecino como de ser un mal súbdito; y respecto del mantenimiento de las escuelas, estoy contribuyendo ahora a la educación de mis compatriotas. No me niego a pagar los impuestos por ninguna razón en concreto; simplemente deseo negarle mi lealtad al Estado, retirarme y mantenerme al margen. Aunque pudiera saberlo, no me importaría conocer el destino de mi dinero, hasta que se comprara con él a un hombre o a un mosquetón para matar -el dinero es inocente- pero me interesaría conocer las consecuencias que tendría mi lealtad. A mi modo, en silencio, declaro la guerra al Estado, aunque todavía haré todo el uso de él y le sacaré todo el provecho que puedo, como suele hacerse en otros casos.</div><div><br /></div><div>Si otros, por simpatía con el Estado, pagan los impuestos que yo me niego a pagar, están haciendo lo que antes hicieron por si mismos, o por mejor decir, están llevando la injusticia más allá todavía de lo que exige el Estado. Si los pagan por un equivocado interés en la persona afectada, para preservar sus bienes o evitar que vaya a la cárcel, es porque no han considerado con sensatez hasta qué punto sus sentimientos personales interfieren con el bien público.</div><div><br /></div><div>Esta, pues, es mi postura en estos momentos. Pero en tales casos hay que estar muy en guardia para evitar actuar llevado por la obstinación o por un indebido respeto por la opinión del prójimo. Lo que hay que comprender es que actuando así se está haciendo lo que uno debe y lo que corresponde a ese momento.</div><div><br /></div><div>A veces pienso que estas gentes tienen buenas intenciones pero son ignorantes; serían mejores si entendieran todo esto. ¿Por qué obligar a tu vecino al esfuerzo de tratarte en contra de sus propias inclinaciones? Sin embargo, yo creo que ésta no es razón suficiente para que yo les imite o para que permita que otros sufran calamidades mucho mayores. A veces me digo a mi mismo, cuando muchos millones de hombres sin odio, sin mala voluntad, sin sentimientos personales de ningún tipo, os piden unas pocas monedas y no existe la posibilidad -según su propia constitución- de retirar o de alterar tal demanda, ni la posibilidad por tu parte de ayudar a otros millones, ¿por qué te tendrías que exponer a esta aplastante fuerza bruta? Tú no te resistes con esa obstinación al frío y al hambre, al viento y a las olas, sino que te sometes resignadamente a esas y a otras muchas penalidades similares. No metes la cabeza en el fuego innecesariamente. pero exactamente en la misma proporción en que considero que esta no es completamente una fuerza bruta, sino que es en parte una fuerza humana, y creo que tengo relaciones con esos millones, que son relaciones con millones de hombres, y no con simples animales o cosas animadas, veo que la apelación es posible, en primer lugar, y de modo inmediato, de ellos hacia su Creador; y en segundo lugar de ellos hacia si mismos. Pero si deliberadamente meto la cabeza en el fuego, no hay apelación posible ni al fuego ni al Creador del fuego, y yo sólo sería responsable de las consecuencias. Si me pudiese convencer a mi mismo de que tengo el más mínimo derecho a sentirme satisfecho de los hombres tal como son, y tratarlos en consecuencia y no, en cierto modo, según mi convicción y mi esperanza de cómo ellos y yo deberíamos ser, entonces, como un buen Musulmán y fatalista me las arreglaría para quedarme tranquilo con las cosas tal y como son, y diría que se trataba de la voluntad de Dios. Y, sobre todo, hay una diferencia entre resistir a esto y a una mera fuerza animal o natural: al resistir a esto consiguió algún efecto: pero no puedo esperar cambiar, como Orfeo, la naturaleza de las rocas, los árboles y las bestias.</div><div><br /></div><div>No tengo interés en discutir con ningún hombre o nación. No deseo ser puntilloso y establecer distinciones sutiles; ni tampoco quiero presentarme como el mejor de mis conciudadanos. Lo que yo busco, en cambio, es una excusa para dar mi conformidad a las leyes de este país. Estoy totalmente dispuesto a someterme a ellas. De hecho, cuando pasa el recaudador de impuestos, me dispongo a revisar las leyes y la situación de ambos gobiernos, el federal y el del Estado, así como la opinión del pueblo en busca de un pretexto para dar su conformidad.</div><div><br /></div><div>Debemos interesarnos por nuestro país como si fuera nuestro padre y si en algún momento nos negamos a honrarle con nuestro amor o nuestro esfuerzo, debemos, sin embargo, respetarle y educar el alma en cuestiones de conceptos y de religión, y no en deseos de poder ni de beneficio propio.</div><div>Creo que el estado podrá evitarme pronto toda esa preocupación, y entonces no seré más patriota que mis convecinos. Desde cierto punto de vista, la Constitución, con todos sus fallos, es muy buena; las leyes y los tribunales son muy respetables, incluso el gobierno federal y el de este Estado son, en algunos sentidos, admirables y originales; algo por lo que debemos estar agradecidos, tal como mucha gente lo ha descrito. Pero si elevamos un poco nuestro punto de vista, en realidad no serían más que como los he descrito yo, y si nos elevamos aún más, ¿quién sabe lo que son o si merece la pena observarlos o pensar en ellos?</div><div><br /></div><div>De todos modos, el gobierno no es algo que me preocupe demasiado, y voy a pensar muy poco en él. No son muchas las ocasiones en que me afecta directamente ni siquiera en este mundo en el que vivimos. Si un hombre piensa con libertad, sueña con libertad, e imagina con libertad, nunca le va a parecer que es aquello que no es, y ni los gobernantes ni los reformadores ineptos podrán en realidad coaccionarle.</div><div><br /></div><div>Sé que la mayoría de los hombres piensan de distinto modo, pero son aquellos que se dedican profesionalmente al estudio de estos temas u otros semejantes, los que más me preocupan; los estadistas y legisladores, que se hallan tan plenamente integrados en las instituciones que jamás las pueden contemplar con actitud clara y crítica. Hablan de cambiar la sociedad, pero no se sienten cómodos fuera de ella. Puede que se trate de hombres de cierta experiencia y criterio, y, sin lugar a dudas, han inventado soluciones ingeniosas en incluso útiles, por lo que sinceramente les damos las gracias; pero todo su talento y su utilidad se encuentran dentro de límites muy reducidos. Suelen olvidar que el mundo no lo gobiernan ni la política ni la convivencia. Webster jamás ve más allá del gobierno y por tanto no puede hablar de él con autoridad. Sus palabras las consideran válidas aquellos legisladores que no contemplan la necesidad de una reforma social en el gobierno actual, pero a los inteligentes y a los que legislan con idea de futuro les parece que ni siquiera vislumbra el problema.</div><div><br /></div><div>Conozco unos cuantos que con sus serenos y sabios argumentos sobre este tema pondrían de manifiesto cuán limitada es la capacidad de Webster para la reflexión y la apertura a nuevas ideas. Y, sin embargo, si lo comparamos con el pobre quehacer de los reformistas y el aún más pobre ingenio y elocuencia de los políticos en general, sus palabras resultarían más sensatas y válidas, y damos las gracias al cielo porque existen. En comparación con los otros, él es siempre fuerte, original y sobre todo práctico. Con todo, su mayor cualidad no es su sabiduría sino su prudencia. Lo que el abogado llama verdad no es la auténtica Verdad sino la coherencia o una conveniencia coherente. La Verdad está siempre en armonía consigo misma y no se preocupa, al menos básicamente, en poner de relieve la justicia que pueda ser consistente con el mal. Bien merece que le llamen, como ha ocurrido, el Defensor de la Constitución. Los únicos golpes que ha dado, han sido siempre defensivos. No es un líder sino un seguidor. Sus líderes son los hombres del 87. <b>“Nunca me he esforzado”</b> -dice <b>“y nunca pienso esforzarme; jamás he aprobado un esfuerzo, y no pienso hacerlo ahora, para alterar el acuerdo original por el cual los diferentes Estados llegaron a constituirse en Unión”</b>. Respecto al hecho de que la Constitución sancione la existencia de la esclavitud, dice: <b>“Dado que forma parte del contrato original, dejémoslo como está”</b>. Pese a su especial agudeza y habilidad es incapaz de extraer un hecho y sacarlo de sus meras implicaciones políticas, para contemplarlo de una manera exclusivamente intelectual (por ejemplo, como le tocaría hacer a un hombre hoy en América, en relación con el problema de la esclavitud) sino que más bien se aventura o se ve llevado a dar una respuesta tan descabellada como la siguiente, mientras anuncia que habla en términos absolutos y a título personal (y, ¿qué nuevo sistema de valores sociales podríamos deducir de ahí?): <b>“El modo”</b> -dice- <b>“en que el gobierno de estos Estados donde existe la esclavitud hayan de regularla, es responsabilidad suya ante sus electores, antes las leyes generales de lo que es apropiado, de la humanidad y de la justicia ante dios. Las asociaciones que puedan formarse en otros lugares surgidas de un sentimiento de humanidad o de otras causas, no tienen nada que ver con la cuestión. Nunca han recibido mi apoyo y nunca lo tendrán”</b>.</div><div><br /></div><div>Quienes no conocen otras fuentes de verdad más puras, quienes no han seguido su curso hasta sus orígenes, están, y con razón, del lado de la Biblia y la Constitución y beben de ellas con reverencia y humildad. Pero aquellos que van más allá y buscan el origen del agua que gotea sobre el lago o la charca, se ciñen los lomos una vez más y siguen su peregrinación en busca del manantial.</div><div><br /></div><div>No ha habido en América ni un solo hombre con genio para legislar. Son escasos en la historia del mundo. Hay centenares de oradores, políticos y hombres elocuentes, pero el orador capaz de resolver los acuciantes problemas de hoy, aún no ha abierto la boca. Nos gusta la elocuencia por sí misma y no porque sea portadora de ninguna verdad o porque aspire a cierto heroísmo. Nuestros legisladores aún no han aprendido el valor relativo que encierran el libre comercio y la libertad, la unión y la rectitud, para una nación. Carecen de genio o talento para las cuestiones relativamente sencillas, como son los impuestos y las finanzas, el comercio, la industria y la agricultura. Si nos dejáramos guiar por la ingeniosa verborrea de los legisladores del Congreso, sin que la oportuna experiencia del pueblo y sus propuestas concretas les corrigieran, América pronto dejaría de conservar su rango entre las naciones. El Nuevo Testamento se escribió hace mil ochocientos años -aunque tal vez no debería referirme a ello- y, sin embargo, ¿donde está el legislador con sabiduría y talento suficiente como para aprovechar la luz que de él dimana y aplicarla sobre la ciencia legislativa?</div><div><br /></div><div>La autoridad del gobierno, aun aquella a la que estoy dispuesto a someterme -pues obedeceré a los que saben y pueden hacer las cosas mejor que yo, y en ciertos casos, hasta a los que ni saben ni pueden- es todavía muy impura. Para ser estrictamente justa habrá de contar con la aprobación y consenso de los gobernados. No puede ejercer más derecho sobre mi persona y propiedad que el que yo le conceda. El progreso desde una monarquía absoluta a otra limitada en su poder, y desde esta última hasta una democracia, es un progreso hacia el verdadero respeto por el individuo. Incluso el filósofo chino fue lo suficientemente sabio como para considerar que el individuo es la base del imperio. ¿Una democracia, tal como la entendemos, es el último logro posible en materia de gobierno? ¿No es posible dar un paso adelante tendente a reconocer y organizar los derechos del hombre? Jamás habrá un Estado realmente libre y culto hasta que no reconozca al individuo como un poder superior e independiente, del que se deriven su propio poder y autoridad y le trate en consecuencia. Me complazco imaginándome un Estado que por fin sea justo con todos los hombres y trate a cada individuo con el respeto de un amigo. Que no juzgue contrario a su propia estabilidad el que hayan personas que vivan fuera de él, sin interferir ni acogerse a él, tan sólo cumpliendo con sus deberes de vecino y amigo. Un Estado que diera este fruto y permitiera a sus ciudadanos desligarse de él al lograr la madurez, prepararía el camino para otro Estado más perfecto y glorioso aún, el cual también imagino a veces, pero todavía no he vislumbrado por ninguna parte.</div><div><br /></div><div><b>NOTAS</b></div><div><br /></div><div><b><span style="color: red;">(1)</span></b> No cabe aquí ninguna comparación entre las tesis de Thoreau y las de los popes del neoliberalismo contemporáneo. Thoreau escribió este opúsculo en una etapa del liberalismo clásico previa al periodo capitalista en que el Capital privado se constituye en grandes imperios económicos nacionales y transnacionales que controlan el mercado, dejando éste de ser <i>“libre”</i> en el sentido en que lo entendían los pensadores liberales (y protolibertarios clásicos como Thoreau o Wilhelm von Humbold.</div></div><div><br /></div><span><a name='more'></a></span><div><br /></div><div>Este texto fue publicado en el número 32 de la revista <i>Amor y Rabia</i>, titulado <b>"Desobediencia Civil"</b>, que puede descargarse <a href="https://mega.nz/#!XpwSiCyS!N8tMTa2JUV158d0joGTSSW0jPeO_EuuUUNqqQxEudQ8" target="_blank">aquí</a>. Una introducción al texto puede encontrarse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2016/06/reedicion-del-numero-32-de-nuestra.html" target="_blank">aquí</a>.</div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrKARUKL1imKnwr8pGDC_Z0ZUlTi8En0LuGQ7IFg8eCq7Jm-00rydi0bXlBB81DYI6xHaSU3ErElezqN6FouTMc3YxMWbzxMgY1yVSwElrXSRyrlkoIoc4iovtchhOxRsmZXyZWZjbMNc/s964/desobediencia1.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="398" data-original-width="964" height="262" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrKARUKL1imKnwr8pGDC_Z0ZUlTi8En0LuGQ7IFg8eCq7Jm-00rydi0bXlBB81DYI6xHaSU3ErElezqN6FouTMc3YxMWbzxMgY1yVSwElrXSRyrlkoIoc4iovtchhOxRsmZXyZWZjbMNc/w640-h262/desobediencia1.jpg" width="640" /></a></div><div><br /></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-24746153788811927602021-11-13T10:11:00.007+01:002021-11-13T10:11:46.376+01:00Apología del capitán John Brown<p><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9ZdERlsnPug0UHl4cOWSz1BRxk3iPxyc_A3sn8HwUbUZ7zjEyqMkPbPE5n8BPoxejbBt51DI6f9LZVMMJXiuQLziLBJ_LD92rrlI4fLTx4JBiX_pi0Yits7t2neZf1loZF3rsU9tite4/s700/brown.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="360" data-original-width="700" height="328" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9ZdERlsnPug0UHl4cOWSz1BRxk3iPxyc_A3sn8HwUbUZ7zjEyqMkPbPE5n8BPoxejbBt51DI6f9LZVMMJXiuQLziLBJ_LD92rrlI4fLTx4JBiX_pi0Yits7t2neZf1loZF3rsU9tite4/w640-h328/brown.jpg" width="640" /></a></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b>Tragic Prelude (Preludio trágico) mural dedicado a John Brown en el edificio del Capitolio del Estado de Kansas, obra de </b><span style="text-align: left;"><b>John Steuart Curry</b></span></div><b><br />por Henry David Thoreau</b><p></p><p><br /></p><p><b><i>(Discurso pronunciado por primera vez en Concord, el 30 de octubre de 1859. El ataque al arsenal de Harper‘s Ferry había tenido lugar el día 16 de ese mismo mes)</i></b></p><p><b><i><br /></i></b></p><p>La esclavitud y el servilismo no han dado lugar cada año a flores de suave fragancia para hechizar los sentidos de los hombres, porque no tienen una vida real; son tan sólo decadencia y muerte, ofensivos para todos los olfatos sanos. No nos quejamos de que existan sino de que no los entierren; incluso ellos son buenos como abono.</p><p>Confío en que me perdonen por estar aquí. Preferiría no tener que forzarles a oír mis ideas, pero creo que no tengo más remedio. A pesar de lo poco que sé del Capitán Brown quisiera intervenir con el fin de corregir el tono y las afirmaciones de los periódicos y de mis compatriotas en general, con respecto a su carácter y a sus acciones. No nos cuesta nada ser justos. Al menos podemos expresar nuestra simpatía y admiración por él y sus compañeros y eso es lo que me propongo hacer.</p><p>Me referiré primero a su historia. Procuraré omitir, dentro de lo posible, lo que ustedes ya han leído. No es preciso que les describa su físico, ya que la mayoría de ustedes probablemente lo han visto y no lo olvidarán en mucho tiempo. He sabido que su abuelo, John Brown, era un oficial de la Revolución, que él nació en Connecticut a principios de Siglo <i><b><span style="color: #2b00fe;">(John Brown nació en Torrington, Connecticut, en 1800)</span></b></i> y que de muy joven se trasladó con su padre a Ohio. Le oí decir que su padre era un contratista que suministraba carne al ejército en la guerra de 1812 <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Declarada por el Congreso el día 18 de junio de 1812, contra Inglaterra, por razones básicamente comerciales. Terminó con la Paz de Gante el 24 de diciembre de 1814. Con todo la denominada batalla de Nueva Orleans tuvo lugar el 8 de enero de 1815: de ahí salió convertido en héroe Andrew Jackson)</span></i></b> que le acompañaba al campamento y le ayudaba en su trabajo, lo cual le enseñó mucho de la vida militar -tal vez mucho más que si hubiera sido soldado, porque siempre estaba presente en las reuniones de los oficiales-. Su experiencia le enseñó sobre todo cómo se abastece y mantiene a los ejércitos en el campo de batalla, un trabajo que, según su opinión, requiere tanta experiencia y destreza como la propia estrategia de la lucha. Decía que son muy pocas las personas que tienen conciencia del coste, incluso del coste pecuniario que supone lanzar un solo cañonazo en la guerra. De este modo, vio lo suficiente como para hacerle rechazar la vida militar e incluso le incitó a aborrecerla hasta tal punto que aunque le tentó una oferta de un pequeño empleo en el ejército, cuando tenía dieciocho años, no sólo lo rechazó sino que se negó a hacer el servicio militar cuando le llamaron a filas, y le multaron por ello. Entonces decidió que nunca tendría nada que ver con una guerra, a no ser que fuera una guerra en favor de la libertad.</p><p>Cuando empezaron las revueltas de Kansas <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Como consecuencia del «Kansas-Nebraska Act» de 1854 que permitía la esclavitud en aquellos territorios si la mayoría de los habitantes así lo decidían, en contra de lo acordado en el compromiso de Missouri de 1820)</span></i></b>, envió allí a varios de sus hijos para apoyar al partido de los <b>«Free State men»</b> equipados con las armas que pudo conseguir y les dijo que si los enfrentamientos se incrementaban y le necesitaban, se uniría a ellos para socorrerlos con sus manos y sus consejos. Así lo hizo, como ya sabéis, y fue su contribución más que la de ningún otro, la que llevó la libertad a Kansas.</p><p>Durante una época de su vida fue agrimensor y luego estuvo algún tiempo dedicado al comercio de lana y viajó a Europa como agente de este negocio. Allí, como en todas partes, se mantuvo alerta e hizo observaciones muy originales sobre todo lo que vio. Decía, por ejemplo, que había visto por qué la tierra era tan fértil en Inglaterra y en Alemania (creo recordar) tan pobre, y pensó en escribir a algunos miembros de la realeza al respecto. La razón era que en Inglaterra los campesinos vivían en las tierras que trabajaban, mientras que en Alemania se les recogía de noche por distintos pueblos. Es una pena que no haya escrito un libro con sus observaciones.</p><p>Debo decir que fue ún hombre anticuado debido a su absoluto respeto a la Constitución y a su fe en la estabilidad de esta Union. Consideró la esclavitud como algo totalmente opuesto a ambas, y fue siempre su enemigo <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Como se ve reaparecen los dos viejos temas en litigio siempre, el de la integridad de la Unión por una parte, y el de la intangibilidad de la Constitución por otra)</span></i></b>.</p><p>Fue un campesino de Nueva Inglaterra por nacimiento y ascendencia hombre de gran sentido común, decidido y práctico como los de su clase pero con esas cualidades multiplicadas por diez. Fue como el mejor de los que se reunieron en Concord Bridge, en Lexington Common y en Bunker Hill, <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Gestas bélicas de la Guerra de la Independencia o Revolución americana)</span></i></b> pero más firme y de principios más elevados que los de cualquier otro que hubiera estado allí. No le convirtió ningún predicador de la abolición. Ethan Allen y Stark <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Allen se distinguió en Ticonderoga y Stark en Bunker Hill)</span></i></b>, con quienes se le compara en ciertos aspectos, fueron luchadores en un campo mucho menos importante. Ellos podían enfrentarse con valor a los enemigos de la patria, pero él tuvo el valor de enfrentarse a su propia patria cuando actuaba erróneamente. Un escritor del Oeste dice, al contar su huida de tantos peligros, que se ocultaba bajo un <b>«traje de campesino»</b>, como si en esas tierras de llanuras lo apropiado fuera que un héroe se vistiera con un traje de ciudad.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigjp-l-IrjLxBXq1PZwLFldJ3UVZdU0p8a_S1RB_I3Bb51yG943PFuLeg4VBpiDoUwHVqmCF69GPPNDpgIFRMeLIu2gBtJ6lUEFVTigTplfhLiG5cKwVhBh03hYZ9ZOONF2c1kR02OfNg/s868/brown3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="868" data-original-width="694" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigjp-l-IrjLxBXq1PZwLFldJ3UVZdU0p8a_S1RB_I3Bb51yG943PFuLeg4VBpiDoUwHVqmCF69GPPNDpgIFRMeLIu2gBtJ6lUEFVTigTplfhLiG5cKwVhBh03hYZ9ZOONF2c1kR02OfNg/w320-h400/brown3.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><i>John Brown, daguerrotipo de 1856</i></b></div><p><br /></p><p>No se educó en una Universidad llamada Harvard, buena y antigua Alma Mater como es. No se alimentó de la papilla que allí se elabora <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Es conocida la poca simpatía que Thoreau le mantuvo siempre a Harvard, no a pesar de haberse educado allí sino quizá precisamente por ello. Esta actitud se la solía reprochar, como es lógico, el maestro Emerson)</span></i></b>. Como él solía decir: <b>«No sé más gramática que uno de vuestros terneros»</b>. Se educó en la gran Universidad del Oeste, donde asiduamente acometió el estudio de la Libertad, por la cual había mostrado una temprana afición. Y, tras obtener diversos diplomas, finalmente comenzó su actividad pública de Humanidades en Cansas, como todos sabéis. Esas eran sus humanidades y no el estudio de la gramática. Habría colocado un acento del griego al revés pero ayudado a levantarse al hombre caído <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Contraposición más que significativa, no sólo aplicada a John Brown sino por lo que al propio Thoreau se refería)</span></i></b>.</p><p>Pertenecía a ese grupo del que se dicen muchas cosas pero del que la mayoría de las veces, no sabemos nada en absoluto: los puritanos <b><i><span style="color: #2b00fe;">(No deja de tener sentido el recuerdo al puritarismo, en este contexto, e inmediatamente después su alusión a Cromwell. Ya por entonces se había comenzado a extender por Estados Unidos una aversión al puritanismo, cuyo significado más profundo no se ha empezado a reconocer y rescatar sino en épocas muy recientes. También en esto Thoreau sabe detectar, con antelación, aquellos valores, con todos los aspectos negativos que se quiera)</span></i></b>. Matarle sería inútil. Murió al final de la época de Cromwell, pero reapareció aquí. ¿Por qué no? Se dice que algunos puritanos han venido aquí y se han establecido en Nueva Inglaterra. Era un grupo que hacía algo más que celebrar el día de la llegada a Plymouth de sus antepasados, y comer maíz tostado en recuerdo de esa fecha. No eran ni Demócratas ni Republicanos sino tan sólo hombres de costumbres sencillas, rectos y devotos; no confiaban en los gobernantes que no temían a Dios, no hacían demasiadas concesiones y no se dedicaban a la política <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Sí se dedicaron a la política. Naturalmente, Thoreau juega con el concepto: «,política» y «políticos» en su momento fueron términos, para Thoreau, sinónimos de oportunismo, corrupción, abuso de poder, y exhibicionismo papanatas. La paradoja de la frase de Thoreau queda clara)</span></i></b>.</p><p><b>«En su campamento»</b>, como alguien ha escrito recientemente, y como yo mismo le he oído afirmar, <b>«no permitía la blasfemia, no toleraba la presencia de hombres de moral dudosa, a no ser, por supuesto, como prisioneros de guerra»</b>. Preferiría -dijo- <b>«tener la viruela, la fiebre amarilla y el colera todos a la vez en mi campamento, antes que un hombre sin principios... Es un error el que cometen los nuestros cuando creen que los matones son los mejores combatientes o que son los adecuados para enfrentarse a los del Sur. Dadme hombres de principios, hombres temerosos de Dios, orgullosos de sí mismos y con una docena me enfrentaré a otros cien de esos rufianes de Buford»</b>, <b><i><span style="color: #2b00fe;">(En mayo de 1856, un tal Jefferson Buford asoló Kansas con una pandilla de facinerosos favorables a la esclavitud)</span></i></b>. Dijo también que si se le presentaba un soldado bajo su mando que alardeara de lo que haría o podría hacer en cuanto pusiera sus ojos sobre el enemigo, depositaría muy poca confianza en él.</p><p>Jamás pudo conseguir más de veinte reclutas que tuvieran su aprobación y sólo una docena, entre ellos sus hijos, contaban con su plena confianza. Cuando estuvo aquí hace varios años, mostró a unos cuantos un pequeño libro manuscrito -su <b>«libro de ordenanzas»</b> creo que le llamaba- donde figuraban los nombres de los miembros de su compañía en Kansas y las normas a las que se sometían todos, y añadió que varios de ellos incluso las habían sellado con su sangre. Cuando alguien le señaló que con la incorporación de un capellán se convertiría en una tropa perfectamente Cromwelliana <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Oliver Cromwell (1599-1658). Lider puritano inglés que se hizo con el poder y se convirtió en Dictador entre 1653 y 1658. También éste, un poco como John Brown, fue «mitad fraile, mitad soldado». Las consecuencias de la combinación no siempre son demasiado satisfactorias)</span></i></b>, contestó que le hubiera gustado contar con un capellán en la lista si hubiera encontrado uno que fuera capaz de cumplir su misión satisfactoriamente. Es muy fácil hallar uno que sirva en el ejército de los Estados Unidos. De todos modos, en su campamento tenían oraciones de mañana y tarde, según creo.</p><p>Fue un hombre de costumbres espartanas, y a los sesenta años era muy escrupuloso con su dieta incluso fuera de casa, y se excusaba diciendo que debía comer frugalmente y hacer mucho ejercicio, como corresponde al soldado o a cualquiera que se prepare para empresas difíciles y lleve una vida arriesgada.</p><p>Hombre de gran sentido común y de claridad de expresión y acción, un trascendentalista ante todo. un hombre de ideas y de principios, eso era lo que más le caracterizaba. Sin rendirse al capricho del impulso fugaz sino persiguiendo toda su vida un mismo propósito. Me di cuenta de que nunca exageraba sino que hablaba dentro de los limites de la razón. Recuerdo en especial, cómo en el discurso que pronunció aquí, se refirió a lo mucho que su familia había sufrido en Kansas, pero sin dar rienda suelta a su furia contenida. Era como un volcán con la chimenea de una casa normal. Refiriéndose a los ataques de ciertos rufianes de la frontera <b><i><span style="color: #2b00fe;">(«Border Ruffians», en el original, pandillas de hombres armados que cometían las tropelías que se les antojaban, atemorizando a los antiesclavistas)</span></i></b> dijo, cortando rápidamente su discurso, como un soldado con experiencia que hace acopio de valor y de fuerza: <b>«Tenían perfecto derecho a ser colgados»</b>. Nunca fue un orador retórico, no hablaba con Buncombe o con sus electores en ninguna ocasión, no necesitaba inventar nada, simplemente decía la verdad y transmitía su propia firmeza; así es como conseguía parecer incomparablemente fuerte y la elocuencia en el Congreso o en cualquier otra parte tan sólo le hubiera restado valía.</p><p>Eran como los discursos de Cromwell al lado de los de cualquier rey.</p><p>Por lo que se refiere a su tacto y prudencia, tan sólo diré que en una época en que nadie de los Estados Libres podía llegar a Kansas por un camino directo, por lo menos sin que se le despojara de sus armas, él, equipado con rifles y otras armas poco adecuadas que pudo conseguir, condujo un carro lentamente y sin ninguna protección a través de Missouri, aparentando ser un agrimensor con su teodolito bien a la vista, y así pasó sin sospechas y tuvo la oportunidad de conocer la situación del enemigo. Continuó ejerciendo esta profesión algún tiempo después de su llegada. Por ejemplo, cuando veía un grupo de enemigos en el campo discutiendo por supuesto sobre el único tema que les obsesionaba entonces, él cogía su brújula y con uno de sus hijos procedía a trazar una línea imaginaria por el preciso lugar en que se estaba celebrando la reunión y cuando se acercaba a ellos hacía una pausa con naturalidad y charlaba con ellos para enterarse perfectamente de las últimas noticias y de todos sus planes. Tras completar su estudio real recogía sus instrumentos y seguía con el imaginario hasta que se perdía de vista.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiN1qEKf1YdgnXC41r7kwYS-kcr71QfLQCNeK9Y5cQjta0w_czJdGMEKjkJVjERYH-HuOV408x9qzCnZh4GtsHCjEh5LBZ11aSzh2qickNWWgRXQCgUkib35fNgPkECKlTH4D5CjM_K428/s729/brown1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="486" data-original-width="729" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiN1qEKf1YdgnXC41r7kwYS-kcr71QfLQCNeK9Y5cQjta0w_czJdGMEKjkJVjERYH-HuOV408x9qzCnZh4GtsHCjEh5LBZ11aSzh2qickNWWgRXQCgUkib35fNgPkECKlTH4D5CjM_K428/w400-h265/brown1.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b>Ataque al arsenal de Harper‘s Ferry</b></div><p><br /></p><p>Cuando expresé mi sorpresa de que pudiera vivir en Kansas, donde habían puesto precio a su cabeza y tenía tantos enemigos, incluyendo a las autoridades, él lo explicaba diciendo: <b>«Es perfectamente lógico que no me capturen»</b>. Durante varios años pasó la mayor parte del tiempo oculto en las ciénagas, sufriendo una absoluta pobreza y enfermo a causa de su vida a la intemperie, ayudado sólo por los indios y unos pocos blancos. Pero aunque se supiera que estaba escondido en una determinada ciénaga, sus enemigos no se atrevían a ir a buscarlo. Incluso podía ir a cualquier ciudad donde hubiera más <b>«Border Ruffians»</b> que <b>«Free State men»</b> y hacer algún recado sin entretenerse demasiado, y nadie le molestaba porque, como él decía: <b>«un simple puñado de hombres no se atrevía a acometer tal empresa y un grupo grande no se podía reunir a tiempo»</b>.</p><p>No conocemos las razones de su reciente fracaso. Evidentemente no se trató de una tentativa insensata y desesperada. Su enemigo, Mr. Vallandigham <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Congresista demócrata por Ohio. Por estas fechas ha cristalizado va en Estados Unidos el sistema bipartidista aunque hay que señalar que por aquel entonces los demócratas eran más bien los conservadores, y los republicanos significaban una instancia política algo más progresista. Lincoln, por supuesto, fue Republicano)</span></i></b> se ve obligado a confesar que fue <b>«una de las conspiraciones mejor planeadas y llevadas a cabo que jamás haya fracasado»</b>.</p><p>Pero había que mencionar sus otros muchos éxitos. ¿Acaso fue una derrota o una muestra de mala organización librar de la esclavitud a una docena de seres humanos y guiarlos a plena luz del día durante semanas, e incluso meses, a paso lento, de un Estado a otro por todo el Norte? Todos sabían por donde andaba, tenía precio puesto a su cabeza, pero así y todo entró en un juzgado y contó lo que estaba haciendo y logró convencer a Missouri de que no les beneficiaba tratar de mantener esclavos cerca de donde él viviera <b><i><span style="color: #2b00fe;">(La acción liberadora de esclavos de John Brown, antes de Harper‘s Ferry, tuvo casi siempre como escenario el Estado tic Missouri)</span></i></b>. Y esto no sucedía porque los servidores del gobierno fueran indulgentes, sino porque le tenían miedo.</p><p>Sin embargo, él nunca atribuía sus victorias tontamente, ni a su buena suerte, ni a ninguna clase de magia. Decía, y con razón, que si tanta gente se amedrentaba ante él, era porque carecían de una causa, una especie de escudo que nunca les faltó ni a él ni a su grupo. Llegado el momento de la verdad, muy pocos hombres se mostraban dispuestos a entregar sus vidas en defensa de algo que sabían injusto. No les gustaba que ése pudiera ser su último acto en este mundo.</p><p>Pero apresurémonos para llegar a su último golpe y sus consecuencias.</p><p>Los periódicos parecen ignorar, o tal vez realmente ignoren, el hecho de que hay al menos dos o tres personas en cada ciudad por todo el Norte que piensan lo mismo que éste que os habla respecto a él y a su empresa. No vacilo en decir que son un grupo importante que va en aumento. Aspiramos a ser algo más que estúpidos o tímidos esclavos fingiendo que leemos historia y la Biblia, pero profanando cada casa Y cada día en que vivimos. Tal vez los políticos ansiosos puedan probar que sólo diecisiete hombres blancos y cinco negros estaban involucrados en esta. empresa última, pero su misma ansiedad por probarlo debe sugerirles que no está dicho todo. ¿Por qué siguen esquivando la verdad? Se sienten ansiosos porque son ligeramente conscientes del hecho, aunque no lo reconozcan con claridad, de que al menos un millón de los habitantes libres de los Estados Unidos se hubieran alegrado si la empresa hubiera tenido éxito. Como mucho criticarían el método.</p><p>Aunque no llevemos un crespón, pensar en la situación en que se halla este hombre y su probable destino está amargando a muchos hombres del Norte por varias razones. Pensar de otra manera, después de haberlo visto aquí, implicaría estar hecho de una pasta que no me atrevería a calificar. Si hay alguien que pueda dormir toda la noche yo le garantizaré que es capaz de seguir engordando en cualquier circunstancia, con tal que no le afecte ni a su piel ni a su cartera. Yo en cambio, puse papel y lápiz bajo mi almohada, y cuando no podía dormir escribía en la oscuridad.</p><p>En general, mi respeto por mis compañeros, excepto en un caso de entre un millón, no va en aumento estos días. Me he dado cuenta de la frialdad con que hablan de este tema la prensa y la gente en general. Parece como si se hubiera atrapado a un vulgar malhechor, aunque de <b>«valor»</b> fuera de lo común (como Parece que dijo el Gobernador de Virginia <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Harper‘s Ferry, pueblecillo de Virginia; era por aquel entonces el gobernador del Estado Henry A. Wise, también del partido demócrata)</span></i></b> usando la jerga de las peleas de gallos, <b>«el hombre más bravo que he conocido»</b>) y estuvieran a punto de colgarlo. No era en sus enemigos en quienes pensaba cuando el Gobernador lo encontraba tan valeroso. Cuando tengo que oír estas observaciones de mis vecinos, o las oigo comentar, todo en mí se vuelve hiel. Al principio, cuando oímos que había muerto <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Efectivamente, el 18 de octubre llegó a Concord la noticia, luego desmentida, de la muerte de John Brown en combate)</span></i></b>, uno de mis conciudadanos hizo la siguiente afirmación: <b>«Murió como muere un idiota»</b> <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Alusión al libro segundo de Samuel, cap. 3, versículo 33. El lamento de David por la muerte de Abner. «¿Tenía que morir Abner como muere un insensato?»)</span></i></b>, lo cual -y perdonadme- me sugirió por un instante la semejanza entre él muerto y mi vecino vivo. Otros, de espíritu cobarde, dijeron menospreciándole que <b>«había desperdiciado su vida»</b> por enfrentarse al gobierno. ¿De qué modo han desperdiciado ellos sus vidas? Parece como si elogiaran a un individuo que hubiese atacado él solo a una vulgar banda de ladrones y asesinos. Oigo que otro pregunta, con un estilo yanqui: <b>«¿Qué gana con eso?»</b> <b><i><span style="color: #2b00fe;">(El utilitarismo inmediato, herencia de la mentalidad de Franklin, virtud típica del yankee, según Thoreau. Sus constantes ataques a este espíritu adquisitivo, ha quedado puesto de relieve en el Estudio Preliminar)</span></i></b>, como si hubiera pretendido llenarse los bolsillos con esta empresa. Tal sujeto no entiende posible que exista otro tipo de beneficio distinto del material. Si no nos conduce a una fiesta <b>«sorpresa»</b>, si no nos proporciona un par de botas nuevas o un voto de gracias, debe considerarse un fracaso. <b>«Pero no va a ganar nada con ello»</b> Pues no, supongo que no le van a dar un sueldo durante todo el año por ser ahorcado; pero de este modo tiene la oportunidad de salvar una parte considerable de su alma -¡y qué alma!- mientras que ellos no. No hay duda de que en vuestro mercado dan más por un litro de leche que por un litro de sangre, pero no es ése el mercado al que llevan su sangre los héroes.</p><p>Estos hombres no saben que el fruto sale según la semilla, y que en el mundo de la moral, cuando se siembra buena semilla, es inevitable un buen fruto, y no depende de nuestro riego y nuestro cultivo; del mismo modo, cuando siembras o entierras a un héroe en su patria, una cosecha de héroes surgirá sin duda. Es una semilla de tal fuerza y vitalidad que no necesita nuestro permiso para germinar.</p><p>La carga de la Brigada Ligera en Balaclava <b><i><span style="color: #2b00fe;">(La carga de la brigada ligera fue un acontecimiento histórico ocurrido en 1854 durante la guerra de Crimea. El poeta «laureado», Alfred Tennyson se encargó de «inmortalizarías»)</span></i></b>, obedeciendo una orden estúpida, prueba que el soldado es una perfecta máquina, y ha sido celebrada, como era de esperar, por un poeta laureado <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Poeta «laureado» u oficial, de una corte determinada, encargado expresamente de ensalzarle las glorias a la monarquía que lo mantenía. Según parece el primero institucionalmente establecido en la corte británica fue Dryden)</span></i></b>; pero la firme y además afortunada carga de este hombre durante varios años contra las legiones de la Esclavitud, obedeciendo a un mandato infinitamente superior, es mucho más memorable que esta carga de la caballería inglesa, del mismo modo que el hombre inteligente y consciente es superior a la máquina. ¿Creéis que todo esto pasará sin ser proclamado?</p><p><b>«Bien merecido lo tiene»</b> <b>«Es un hombre peligroso»</b> <b>«Sin duda es un demente»</b> Por tanto proceden a vivir sus sanas,. sabias, así como admirables vidas, leyendo algo de Plutarco pero principalmente parándose ante las proezas de Putnam <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Israel Putnam, héroe legendario también de Bunker Hill. 1718-1790. Parece que mató a una loba en su propia guarida. Figura folklórica en Massachusetts)</span></i></b>, que fue abandonado dentro de la madriguera de un lobo; y de esa sabiduría se alimentan para poder acometer hazañas valientes y patrióticas algún día. La <b>«Tract Society»</b> se pudo permitir la publicación de la historía de Putnam. Deberíais abrir las escuelas del distrito con su lectura, ya que no hay nada en ella sobre la Esclavitud o la Iglesia, a no ser que le parezca al lector que algunos sacerdotes son lobos con piel de corderos. <b>«La Junta Americana de Delegados para las Misiones Extranjeras»</b> podría incluso atreverse a protestar contra ese lobo. He oído hablar de Juntas y de Juntas americanas, pero da la casualidad de que nunca he oído hablar de este barullo en concreto, hasta hace muy poco. Y además he sabido que hombres y mujeres y niños del Norte, familias enteras, se hacen socios de por vida de tales sociedades. ¡Socio de por vida de una tumba! ¡Imposible conseguir un funeral más barato!</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHuq1sE6j5zs7S69BPSAsjIr2RxjRgR1fE8z7K82_GFyHZJOGFBlPKVIkDPQQRuPyRGj9w6AOVXWKe4sKADCOpLCIo9dotKrKqaw6ewY7Hscjm_WA21FgjN1c8fw7QVt1daezWRR8H8Ok/s1200/Brown4.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1200" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHuq1sE6j5zs7S69BPSAsjIr2RxjRgR1fE8z7K82_GFyHZJOGFBlPKVIkDPQQRuPyRGj9w6AOVXWKe4sKADCOpLCIo9dotKrKqaw6ewY7Hscjm_WA21FgjN1c8fw7QVt1daezWRR8H8Ok/w400-h300/Brown4.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><i>Combate en el arsenal de Harper’s Ferry</i></b></div><p><br /></p><p>Nuestros enemigos están entre nosotros, a nuestro alrededor. Difícilmente se podrá encontrar un hogar que no esté dividido porque nuestro enemigo no es otro que la ausencia universal de sensibilidad en la cabeza y en el corazón, la falta de vitalidad en el hombre, que es la consecuencia de nuestro vicio; y de aquí surgen todos los tipos de miedo, superstición, fanatismo, persecución y esclavitud. Somos meros mascarones sobre una proa, tenemos hígados en lugar de corazones. La maldición es adorar a los ídolos, lo cual, a la postre cambia al adorador mismo en una imagen de piedra; y no olvidemos que el hombre de Nueva Inglaterra es tan idólatra como el hindú. En cambio este hombre fue una excepción, porque no levantó ni siquiera un ídolo político entre él y su DIOS.</p><p>¡Una iglesia que mientras exista no dejará de excomulgar a Cristo! ¡Abajo con vuestras iglesias anchas y bajas y vuestras iglesias estrechas y altas! Dad un paso adelante e inventad un nuevo estilo de retretes. Inventad una sal que os salve y proteja nuestro olfato <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Evangelio según Mateo, cap. 5, versículo 13. «Vosotros sois la sal de la tierra. Y si la sal se pone sosa, ¿con qué se salará?»)</span></i></b>.</p><p>El cristiano moderno es un hombre que ha conseguido recitar todas las plegarias de la liturgia, con tal que se le deje después ir derecho a la cama y dormir en paz. Todas sus oraciones empiezan con: <b>«Ahora me acuesto a dormir»</b>, y siempre está esperando el momento de ir a su <b>«descanso eterno»</b>. Ha consentido también, hasta cierto punto, en llevar a cabo ciertas caridades de viejo uso, pero no quiere oír hablar de ninguna de nueva instauración; no quiere tener ningún artículo suplementario añadido a su contrato, para adaptarlo a los nuevos tiempos. Muestra el blanco de sus ojos el domingo y el negro el resto de la semana. El mal no es sólo una parálisis de la sangre sino también del espíritu. Sin duda alguna, muchos de ellos tienen buena intención pero son perezosos por naturaleza y por hábito, y no pueden concebir que un hombre se mueva por motivos más elevados que los suyos. En consecuencia, declaran a este hombre demente porque saben que en toda su vida ellos mismos nunca podrían comportarse como él.</p><p>Soñamos con países extraños, con otras épocas y otras razas, situándolos en el tiempo y en el espacio; pero deja que nos ocurra algún suceso importante como el presente y descubriremos la distancia y el desconocimiento que media entre nosotros y nuestros vecinos más próximos. Ellos son nuestras Austrias, nuestras Chinas y nuestras Islas del Mar del Sur. Nuestra sociedad amontonada, abre espacios de repente, es limpia y hermosa a la vista; una ciudad de grandes distancias. Esa es la razón por la que hasta ahora nunca hablamos pasado de los cumplidos y de un trato superficial con los demás. De pronto nos hacemos conscientes de que hay tantos kilómetros entre ellos y nosotros como entre un tártaro vagabundo y una ciudad china. El hombre reflexivo se convierte en un ermitaño en medio del bullicio del mercado. Mares impracticables se interponen de repente entre nosotros o mudas estepas se extienden ante nosotros. Es la diferencia de manera de ser, de inteligencia y de fe, y no los arroyos y las montañas los que originan auténticos e intransitables límites entre los individuos y entre los Estados. Unicamente los que piensan igual que nosotros pueden acudir con pleno derecho a nuestra corte.</p><p>He leído todos los periódicos que pude conseguir la semana siguiente a este suceso, y no recuerdo que hubiera entre ellos una sola expression de simpatía hacia este hombre. Desde entonces he leído una sola afirmación sensata y era en un periódico de Boston y no en el editorial. Algunos periódicos de gran extensión decidieron que no se imprimiría el informe completo de las palabras de Brown, para no excluir otros temas. Fue como si el editor hubiera rechazado el manuscrito del Nuevo Testamento para publicar el último discurso de Wilson <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Henry Wilson, senador Republicano por Massachusetts)</span></i></b>. El mismo periódico que incluía esta noticia tan valiosa se dedicaba esencialmente, en columnas paralelas, a los informes de las convenciones políticas que se estaban celebrando. La comparación producía vértigo. Debieron haber evitado el contraste y haberlo publicado como un extra, al menos. ¡Pasar de las palabras y los hechos de hombres serios al cacareo de las convenciones políticas! ¡Candidatos a puestos públicos y habituales del discurso que carecen de toda honestidad y además de ser un fraude se permiten presumir! Su gran juego es el juego de las pajas, o mejor ese juego aborigen universal de los dados con el cual los indios exclamaban hub, hub <b><i><span style="color: #2b00fe;">(«Los primeros colonos de Nueva Inglaterra le aplicaron el término de origen celta ‘hubbub’ a una especie de juego de dados que los indios practicaban, utilizando huesos, en una bandeja o fuente» (Norton). Jugar a la taba)</span></i></b>. Excluid los informes de las convenciones políticas o religiosas y publicad las palabras de un hombre vivo.</p><p>Pero no me opongo tanto a lo que han omitido como a lo que han publicado. Incluso el Liberator <b><i><span style="color: #2b00fe;">(The Liberator, semanario extremadamente abolicionista)</span></i></b> lo calificó de <b>«un esfuerzo equivocado, salvaje y aparentemente loco»</b>. Por lo que respecta a la caterva de periódicos y revistas, da la casualidad que no conozco a ningún director en todo el país que publique deliberadamente algo que sabe que a la larga, le disminuirá permanentemente el número de subscriptores. No lo consideran ventajoso. ¿Cómo van a publicar la verdad? Si no les decimos las cosas que les agradan -argumentan- nadie nos hará caso. Por tanto hacen lo que algunos vendedores ambulantes que cantan canciones obscenas para hacerse con la muchedumbre en torno suyo. Los redactores republicanos, obligados a tener terminadas sus columnas para la edición de la mañana y acostumbrados a verlo todo bajo el prisma de la política, no muestran admiración, ni siquiera un sincero pesar, sino que llaman a estos hombres <b>«fanáticos capciosos»</b>, <b>«hombres equivocados»</b>, <b>«dementes»</b> o <b>«locos»</b>. Esto nos sugiere qué clase de cuerdos redactores nos protege, no son <b>«hombres equivocados»</b>, saben muy bien al menos de qué lado se les unta el pan.</p><p>Un hombre realiza un acto valiente y humano y de repente, por todas partes oímos gente y partidos que declaran: <b>«Yo no lo hice, y de ningún modo lo animé a él a hacerlo. No es justo que se deduzca tal cosa de mi trayectoria»</b>; por lo que a mí respecta, no tengo interés en oírles definir su posición. No creo haberlo tenido antes, ni creo que lo tendré nunca. En mi opinión esto no es más que puro egoísmo o impertinencia en estos momentos. No necesitáis tomamos tantas molestias en lavaros las manos respecto a él. Ningún ser inteligente creerá nunca que él tuviera algo que ver con vosotros. El mismo dijo que siempre hizo y deshizo <b>«bajo los auspicios de John Brown y de nadie más»</b>. El partido Republicano no se da cuenta del número de personas que debido a este fallo tratarán de acertar mejor en su voto en el futuro. Han captado los votos de Pennsylvania & Co., pero no han conseguido el voto del Capitán Brown. Les ha arrebatado el viento de las velas -el poco viento que tenían- y ahora se han quedado estancados y reparan sus averías.</p><p>¡Y qué si no se suma a nuestra banda! ¡Aunque no aprobéis su método o sus principios, reconoced su magnanimidad! ¿No aceptaréis vuestra afinidad con él en este terna aunque no se asemeje a vosotros en ninguna otra cosa? ¿Acaso teméis perder vuestra reputación? Lo que perdisteis por el espiche lo ganaréis por la piquera.</p><p>Si no están de acuerdo con todo esto, entonces no dicen la verdad y no dicen lo que piensan. Sirnplemente continúan con sus viejos trucos.</p><p><b>«Siempre se admitió que era»</b> -dice uno que le llama loco-, <b>«un hombre consciente, muy modesto en su conducta, aparentemente inofensivo hasta que surgió el tema de la Esclavitud, momento en que exhibió una incomparable capacidad de indignación»</b>.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDJTrbPt-mYnCJ6kGB0EW0q0qa-pMjg6UwV-0IuxSOGOWt9KEQGYNOhx7cxbQjiFKj0u65VGdZ_iETRjc6IjEDtB5vEF-XGhfXa_9IhmCq5-vnhdfbUbSraoIj_ilR0-qmdNtJVeTe5Y4/s1200/Brown5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="781" data-original-width="1200" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDJTrbPt-mYnCJ6kGB0EW0q0qa-pMjg6UwV-0IuxSOGOWt9KEQGYNOhx7cxbQjiFKj0u65VGdZ_iETRjc6IjEDtB5vEF-XGhfXa_9IhmCq5-vnhdfbUbSraoIj_ilR0-qmdNtJVeTe5Y4/w400-h260/Brown5.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><i>Captura de John Brown</i></b></div><p><br /></p><p>La esclavitud está de camino cargada de víctimas moribundas; se suman nuevos barcos desde el océano; una pequeña tripulación de traficantes de esclavos, tolerados por una gran masa de pasajeros, están sofocando a cuatro millones de esclavos bajo la escotilla, y todavía aseguran los políticos que el único medio de obtener la liberación es a través de la <b>«pacífica difusión de sentimientos humanitarios»</b> sin ningún <b>«tumulto»</b>. Como si los sentimientos de humanidad se hallaran alguna vez sin la compañía de los hechos, y vosotros pudierais dispersarlos, acabar con el orden tan fácilmente como esparcir agua con una regadera, para asentar el polvo. ¿Qué es lo que oigo arrojar por la borda? Los cuerpos de los muertos que han logrado su liberación. Este es el modo de difundir» humanidad, y con ella sus sentimientos.</p><p>Directores de prensa eminentes e influyentes, acostumbrados a tratar con políticos, hombres de un nivel infinitamente más bajo, dicen, en su ignorancia, que actuó <b>«dejándose llevar por el sentimiento de venganza»</b>. Desde luego no conocen a este hombre. Deben crecer ellos mismos antes de empezar a imaginar como es él. No dudo que llegará el día en que conseguirían verle tal como era. Tienen que concebirle como hombre de principios religiosos y de fe, y no como a un político o a un indio <b><i><span style="color: #2b00fe;">(En la mitología americana, el indio es el ser vengativo por excelencia, desde los relatos iniciales, como el de la Sra. Rowlandson, o los medio folklóricos de Cooper)</span></i></b>; como un hombre que no esperó a que le perjudicaran personalmente o le frustaran en algún pequeño interés propio, para entregar su vida en favor de los oprimidos.</p><p>Si consideramos a Walker <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Robert J- Walker, Gobernador del territorio de Kansas)</span></i></b> el representante del Sur, me encantaría poder decir que Brown fue el representante del Norte. Fue un hombre superior. No valoraba su existencia física tanto como sus ideales. No reconocía las leyes humanas injustas, sino que se enfrentaba a ellas siguiendo su conciencia. Por una vez nos encontramos por encima de lo trivial y rastrero de la política, en la región de la verdad y la hombría. Ningún otro hombre en América se ha levantado con tanta persistencia y eficacia en favor de la dignidad del género humano, reconociéndose a sí mismo hombre y por tanto tan válido como cualquiera de los gobiernos. En este sentido fue más americano que todos nosotros. No necesitó a ningún abogado charlatán pronunciando falsos discursos para defenderlo. El pudo con todos los jueces elegidos por los electores americanos, y con los funcionarios y con cualquier otro sector. No le hubiera podido juzgar un tribunal de su misma clase, porque no había más personas de su clase. Cuando un hombre se enfrenta con serenidad a la condena y la venganza de la humanidad, elevándose literalmente un cuerpo entero por encima de ellos, aunque fuera el criminal más vil que se hubiese reconciliado consigo mismo, el espectáculo es sublime. ¿No os habíais percatado vosotros Liberators, vosotros Tribunes, vosotros Republicans? <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Se refiere Thoreau a tres de los periódicos más influyentes de la época, bien que por muy diversos motivos, The Liberator, de Boston, de William Lloyd Garrison, ya mencionado. El New York Tribune, dirigido por Horace Greely, amigo del propio Thoreau. La visión que de este personaje y de su periódico se ofrece en la ya mencionada novela de Gore Vidal, Lincoln, no deja de ser significativa. The Republican, publicado en Springfieid, Massachusetts, era un poco el órgano oficioso de los anti-esclavistas moderados. Más que moderados, medrosos)</span></i></b> y al compararnos con él los criminales somos nosotros. Haceos a vosotros mismos el honor de reconocerle. El no necesita de vuestro respeto.</p><p>Por lo que se refiere a los periódicos demócratas, no son lo suficientemente humanos corno para afectarme. No me indigna nada de lo que puedan decir.</p><p>Soy consciente de que me anticipo un poco, ya que por las últimas noticias, él está vivo todavía en manos de sus enemigos; pero, a pesar de ello, me he dejado llevar, al pensar y al hablar, por la idea de que estaba físicamente muerto.</p><p>No me gusta que se erijan estatuas de aquéllos que aún viven en nuestros corazones y cuyos huesos aún no se han desmenuzado en la tierra cerca de nosotros, pero preferiría ver la estatua del capitán Brown en el patio del State-House de Massachusetts antes que la de cualquier otro hombre conocido. Me congratulo de vivir en estos tiempos, de ser contemporáneo suyo.</p><p>Qué contraste cuando nos volvemos hacia ese partido político <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Se refiere Thoreau al partido Republicano para quien, a pesar de su declarado anti-esclavismo, la acción de Brown u otras parecidas, las consideraban peligrosas, inoportunas y de muy dudosa eficacia política)</span></i></b> que está tan ansioso de quitárselo de en medio, a él y a su conspiración, y busca por todas partes un dueño de esclavos disponible que figure como candidato, uno que al menos haga cumplir la <b>«Ley de Esclavos Fugitivos»</b> y todas las demás leyes injustos contra las cuales él levantó sus armas con el fin de anularlas.</p><p>¡Demente! ¡Un padre y seis hijos y un nieto y varios otros hombres -al menos en número de doce- todos afectados de demencia al mismo tiempo; mientras que un tirano cuerdo, sujeto con más tenacidad que nunca a sus cuatro millones de esclavos, y mil directores de prensa cuerdos, sus instigadores, están salvando al país y su pan! Igual de dementes fueron sus esfuerzos en Kansas <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Como ya se ha mencionado, parte del Compromiso de 1850, punto siete)</span></i></b>. Preguntad al tirano quién es su enemigo más peligroso; ¿el hombre cuerdo o el demente? ¿Acaso los miles que le conocen bien, que se han regocijado con sus hazañas en Kansas y le han proporcionado ayuda material allí, le consideran un demente? Semejante uso de esta palabra es un simple tropo en boca de muchos que persisten en emplearlo, y no rne cabe duda de que el resto ya se ha retractado de sus palabras en silencio.</p><p>¡Leed sus admirables respuestas a Mason <b><i><span style="color: #2b00fe;">(James M. Mason. senador demócrata por Virginia)</span></i></b> y a otros! ¡De qué modo quedan ellos ridiculizados y derrotados! Por un lado preguntas medio torpes, medio tímidas; por el otro, la verdad, clara como la luz estrellándose contra sus sienes obtusas. Están hechos para figurar junto a Pilatos y Gessier <b><i><span style="color: #2b00fe;">(De Pilatos no es menester hablar. Gessier, represor austríaco en Suiza, asesinado por Guillermo Tell durante la guerra de independencia)</span></i></b> y la Inquisición. ¡que ineficaces sus palabras y sus acciones!, ¡y qué vacíos sus silencios! No son más que herramientas inservibles a esta gran empresa. No fue ningún poder humano el que les congregó en torno a este predicador.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQtkXL-WL-lBcOa1m7h55MJSDrbcRx3MtIMKV4kPnTK0EPVcZ3trGmoaarCW6R6PHUmcj4_5IwauRNT0cIlhC_18q0qjC_e9iWWjE7zFcszmpw4DTjvBlHGuVPuQliTa3E_8AP-NkBFoU/s600/brown6.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="502" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiQtkXL-WL-lBcOa1m7h55MJSDrbcRx3MtIMKV4kPnTK0EPVcZ3trGmoaarCW6R6PHUmcj4_5IwauRNT0cIlhC_18q0qjC_e9iWWjE7zFcszmpw4DTjvBlHGuVPuQliTa3E_8AP-NkBFoU/w335-h400/brown6.jpg" width="335" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both;"><b><i>Últimos momentos de John Brown (“Last Moments of John Brown”), por Thomas Hovenden</i></b></div></div><p><br /></p><p>¿Para qué han enviado a Massachusetts y al Norte a unos cuantos cuerdos representantes del Congreso, estos últimos años?, ¿para declarar con todas sus fuerzas cuáles son sus sentimientos? Todos sus discursos juntos y reducidos a la más simple expresión -probablemente ellos mismos lo confiesen así- no alcanzan la rectitud y la fuerza propias de hombres, y en vez de la verdad simple, hacen alusiones casuales al loco de John Brown en la sala de máquinas en <i>Harper‘s Ferry</i>, a ese hombre que estáis a punto de ahorcar, de enviar al otro mundo, aunque allí no será vuestro representante. No, no ha sido representante nuestro en ningún sentido. Fue una clase de hombre demasiado justo para representar a seres como nosotros. ¿Quiénes, pues, fueron sus electores? Si leéis sus palabras con atención lo descubriréis. En su caso no hay elocuencia hueca ni discursos elaborados o artificiosos, no halaga al opresor. Le inspira la verdad, y la seriedad pule sus afirmaciones. No le importaba perder sus rifles Sharps mientras le quedara la facultad de hablar, que es un rifle Sharps de una infinita mayor seguridad y alcance.</p><p>¡Y el <i>New York Herald</i> publica la conversación <i>verbatim</i>! Esa publicación ignora que se ha convertido en vehículo de unas palabras inmortales.</p><p>No siento ningun respeto por la perspicacia de cualquiera que, después de leer esa conversación, aun insista en que es la palabra de un loco. Suena con una mayor cordura de la que pueden proporcionar una disciplina normal y los habitos de vida organizados y seguros. Extraed cualquier frase: <b>«Toda aquella pregunta que pueda contestar con sinceridad la contestaré así y no de otro modo. En lo que a mi respecta, he hablado con total veracidad. Señores, yo valoro mi palabra»</b>. Esos que le reprochan su espíritu de venganza, mientras que lo cierto es que valoran su heroísmo, carecen de capacidad para reconocer a un ser noble, y no poseen mineral alguno que cambiar por su oro puro. Lo mezclan con su propia escoria.</p><p>Es un alivio pasar de estos difamadores al testimonio de sus carceleros y verdugos que, aunque amedrentados, son más veraces. El Gobernador Wise habla de él con mucha más justicia y aprecio que cualquier periódico del Norte, político o personaje público del que yo haya tenido noticia. Creo que no os importará oír sus palabras acerca de este tema. Dice: <b>«Se engañan a si mismos los que le consideran loco... Es frío, sosegado e indómito y es justo decir de él que fue humanitario con sus prisioneros... Y me inspiró una gran confianza como hombre de bien. Es un fanático, vanidoso y locuaz»</b> (no hago mías estas palabras de Mr. Wise), <b>«Pero firme, sincero e inteligente. Sus hombres, los que sobreviven, también son así... el Coronel Washington dice que fue el hombre más frío y tenaz que conoció, cuando se trataba de desafiar el peligro y el hambre. Con uno de sus hijos muerto a su lado y otro herido de bala, le tomaba el pulso a su hijo agonizante con una mano y con la otra sujetaba su rifle y mandaba a sus hombres con gran serenidad, animándoles a mantenerse firmes y a vender sus vidas tan caras como les fuera posible. De los tres prisioneros blancos, Brown, Stevens y Coppoc, sería difícil decir quién mostraba más entrega»</b>.</p><p>¡Casi el primer ciudadano del Norte que ganó el respeto del dueño de esclavos!</p><p>El testimonio de Mr. Vallandigham, aunque menos valioso, sigue en la misma línea; dice que <b>«es estúpido menospreciar a este hombre o a su conspiración... El es lo opuesto a un rufián, un fanático o un loco»</b>.</p><p><b>«Sin novedad en Harper‘s Ferry»</b> -dicen los periódicos-. ¿De qué clase es esa calma que persiste cuando la ley y los dueños de esclavos triunfan? Yo considero este suceso como una piedra de toque diseñada con el fin de descubrirnos, con absoluta claridad, la naturaleza de este gobierno. Precisábamos de una ayuda como ésta para verlo a la luz de la historia. Debería verse a sí mismo. Cuando un gobierno utiliza todo su poder en proteger la injusticia, como hace el nuestro, sosteniendo la esclavitud y matando a los libertadores del esclavo, se está comportando como una fuerza bruta, o peor, como una fuerza demoníaca. Es la cabeza de los <b>«Plug Uglies»</b> <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Estos «Plug Uglies» era un término que se aplicaba a pandilleros y matones, en Baltimore. Estos fueron los que planearon el asesinato de Lincoln cuando pasara por Baltimore, camino de Washington, para tomar posesión de su cargo de presidente en marzo de 1861. Pero la jugarreta no tuvo éxito porque los de Lincoin, con Pinkerton a la cabeza, supieron cambiar de itinerario a tiempo)</span></i></b>. Ahora es más manifiesto que nunca que la tiranía gobierna. Veo que este gobierno se ha aliado de hecho con Francia y Austria para reprimir a la humanidad. En él se sienta un tirano sujetando las cadenas de cuatro millones de esclavos; aquí viene su heroico libertador. Este gobierno hipócrita y diabólico, levanta la vista sobre los cuatro millones jadeantes y pregunta desde su escaño, adoptando un aire de inocencia:» ¿Por qué me atacáis? ¿No soy acaso un hombre honrado? Dejad de agitaros por este tema u os convertiré en esclavos u os colgaré.</p><p>Estamos hablando de un gobierno representativo; pero, ¿qué monstruo de gobierno es ése en el que las facultades mentales más nobles y todo el corazón no están representados? Se trata de un tigre semihumano o de un buey que avanza con paso majestuoso sobre la tierra, con el corazón arrancado y la tapa del cráneo levantada de un tiro. Los héroes han luchado valientemente desde sus trincheras incluso después de que las balas alcanzaran sus piernas, pero nunca se ha oído que un gobierno de tales características hiciera algo bueno.</p><p>El único gobierno que reconozco -y no importa que tenga pocas personas a la cabeza o que tenga un ejército pequeño- es el poder que establece la justicia en su territorio, nunca el que establece la injusticia. ¿Qué pensaremos de un gobierno para el que todos los hombres realmente valientes y honrados de su territorio son enemigos que se interponen entre él y aquéllos a los que oprime? ¡Un gobierno que alardea de ser cristiano y crucifica a un millón de Cristos cada día!</p><p>¡Traición! ¿Dónde se origina semejante traición? No puedo evitar pensar en vosotros como os merecéis, en vosotros, gobiernos. ¿Podéis secar las fuentes del pensamiento? La alta traición, cuando no es sino resistencia a la tiranía de aquí abajo, tiene su origen y está inspirada por el poder que crea y recrea al hombre. Cuando hayáis capturado y colgado a todos esos rebeldes humanos, no habréis conseguido nada excepto vuestra propia culpabilidad, ya que no habréis extirpado las raíces. Dais por sentado que os enfrentáis con un enemigo al que no apuntan los cadetes de West Point ni los cañones. ¿Puede todo el arte del fundidor del cañón hacer que la materia se vuelva contra su creador? ¿Es la forma en que el fundador quiere forjarlo más importante que la materia que constituye al cañón y a él mismo?</p><p>Los Estados Unidos tienen una cantidad de esclavos que suma cuatro millones. Este país está decidido a mantenerlos en esas condiciones y Massachusetts es uno de los superintendentes confederados que debe evitar su huida. No piensan así todos los habitantes de Massachusetts, pero sí al menos los que mandan y los que obedecen. Fue Massachusetts junto con Virginia quien sofocó esta insurrección de Harper‘s Ferry. Tras enviar allí a los soldados deberá pagar el castigo por su pecado.</p><p>Suponed que exista en este Estado una sociedad que, de su propio bolsillo y por su magnanimidad, salve a todos los esclavos fugitivos que acuden a nosotros, proteja a nuestros conciudadanos de color y deje el resto del trabajo al así llamado, gobierno. ¿No te supondría eso perder rápidamente sus funciones de gobierno y hacerse despreciable para la humanidad? Si algunas sociedades privadas se ven obligadas a llevar a cabo las tareas del gobierno para proteger a los débiles y hacer justicia, entonces el gobierno se convierte tan sólo en un asalariado, un empleado para desempeñar servicios mínimos o sin trascendencia. Por supuesto, un gobierno que precisara un Comité de Vigilancia <b><i><span style="color: #2b00fe;">(En este contexto, sinónimo de abolicionistas)</span></i></b>, no sería sino la sombra de un gobierno. ¿Qué pensaríamos incluso del Cadi oriental, tras el cual funcionase en secreto un Comité de Vigilancia? Y, hasta cierto punto, estos gobiernos desquiciados reconocen y aceptan esa relación. En la práctica, vienen a decir: <b>«Nos alegrará trabajar por vosotros con esas condiciones, con tal de que no se publique demasiado»</b>. Y así el gobierno, con el sueldo asegurado, se retira a la trastienda llevándose la Constitución y dedica la mayor parte de su esfuerzo a repararla. A veces, cuando oigo decir tales cosas en el trabajo, me acuerdo, en el mejor de los casos, de esos labradores que maquinan el modo de sacar algún dinero extra en invierno dedicándose al negocio de los barriles. ¿Y qué bebida alcohólica almacena ese barril? Especulan en la bolsa y hacen agujeros en las montañas, pero no tienen la capacidad de construir siquiera una carretera decente. La única carretera libre, la <i>Underground Railroad</i> <b><i><span style="color: #2b00fe;">(El legendario Underground Railroad, o ferrocarril subterráneo, constituyó una eficaz organización clandestina para facilitarles a los negros que así lo desearan evadirse de sus plantaciones del Sur, atravesar subrepticiamente los Estados del Norte, y alcanzar la meta de la liberación en Canadá. Entre 1810 y 1850 se calcula que más de cien mil esclavos, por un valor de más de treinta millones de dólares, consiguieron la libertad por este procedimiento. Numerosos blancos del norte aportaban esfuerzo personal, dinero e instalaciones adecuadas para mantener esta organización. También colaboraron en ello numerosos blancos que, aunque del Sur, eran abolicionistas)</span></i></b>, es propiedad del Comité de Vigilancia y él la administra. Ellos han cavado galerías a lo largo de toda esta tierra. Semejante gobierno está perdiendo su poder y su respetabilidad con la misma rapidez que el agua se filtra por una vasija agrietada, pero no se escapa de una en buen estado.</p><p>Oigo a muchos que condenan a estos hombres por su número tan reducido. ¿Cuándo estuvieron en mayoría los honrados y los valientes? ¿Hubierais preferido que su acción se interrumpiera esperando ese momento, hasta que vosotros y yo nos uniéramos a él? Este mismo hecho de que no tuviera una chusma o una tropa de mercenarios en torno suyo lo distingue de los héroes corrientes. Su compañía era reducida porque los dignos de pasar revista eran bien pocos. Allí, cada hombre que ofrecía su vida por los pobres y los oprimidos era un hombre elegido, sacado de entre varios miles, millones; un hombre de principios, de valor poco usual y acendrada humanidad; dispuesto a sacrificar su vida en cualquier momento por el beneficio de sus hermanos. Yo dudo que hubiera más hombres de estas características en todo el país (y esto por lo que se refiere sólo a sus seguidores); respecto al líder, no cabe duda de que barrió todo lo ancho y largo de estas tierras para incrementar su tropa. Estos fueron los únicos hombres dispuestos a colocarse entre el opresor y los oprimidos. Fueron sin duda alguna los mejores que podíais seleccionar para colgarlos. Ese es el mayor cumplído con que podía pagarles este país. Ellos estaban preparados para la horca. Ya se ha colgado a bastantes, pero a pesar de haberío intentado nunca antes se había dado con los más adecuados.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi74Kr6bmw7YlOg6_qjZSSu-Eb_lUQjn-G-ha4grFE84ZeOGbWMPEXKCvp4r0RvjjL3shAvRLdc-AcY0ymm5tYTW_FyoY1jzH31LZtllEOj2TUOIoplJO66wvP2A7j8AlPrDLI5xZ7-RZ4/s979/Brown7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="651" data-original-width="979" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi74Kr6bmw7YlOg6_qjZSSu-Eb_lUQjn-G-ha4grFE84ZeOGbWMPEXKCvp4r0RvjjL3shAvRLdc-AcY0ymm5tYTW_FyoY1jzH31LZtllEOj2TUOIoplJO66wvP2A7j8AlPrDLI5xZ7-RZ4/w400-h265/Brown7.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><i>Ejecución de John Brown</i></b></div><p><br /></p><p>Cuando pienso en él, en sus seis hijos y en su yerno, sin mencionar a los otros alistados en su lucha, comportándose fríamente, con reverencia, con solidaridad en su trabajo, durmiendo y despertándose por la lucha, pasando veranos e inviernos sin esperar recompensa alguna excepto una conciencia limpia, mientras que casi toda América se alineaba en el lado opuesto, digo de nuevo que esto me afecta a mí como un espectáculo sublime. Si él hubiera tenido algún periódico apoyando «su causa»; un órgano, como se suele decir, repitiendo monótona y tristemente la misma vieja canción y después pasara la gorra, eso hubiera sido fatal para su eficacia. Si hubiera manifestado de algún modo su enfrentamiento al gobierno, hubiera resultado sospechoso. Lo que le distinguía de todos los reformadores que conozco hasta hoy era el hecho de que no estaba dispuesto a pactar con el tirano.</p><p>Su peculiar doctrina era que un hombre tiene perfecto derecho a interferir por la fuerza contra el amo, como medio para rescatar al esclavo. Yo estoy de acuerdo con él. Aquéllos que se sienten continuamente escandalizados por lá esclavitud tienen cierto derecho a escandalizarse por la muerte violenta del amo, pero no los demás. Estos se escandalizarán más por su vida que por su muerte. No seré yo el primero que considere un error su método para liberar esclavos lo más rápidamente e posible. Hablo por boca del esclavo cuando digo que prefiero la filantropía del Capitán Brown a esa otra filantropía que ni me dispara ni me libera. De todo modos, no creo que sea bueno pasarse la vida hablando o escribiendo sobre este tema, a no ser que uno esté continuamente inspirado, y yo no lo estoy. Un hombre puede tener otros asuntos legítimos que atender. Yo no deseo matar ni ser matado, pero puedo vislumbrar circunstancias en las cuales ambas cosas me resulten inevitables. Mantenemos la llamada paz de nuestra comunidad con pequeños actos de violencia cotidiana, ¡ahí está la porra del policía y las esposas!, ¡ahí tenemos la cárcel!, ¡ahí tenemos la horca!, ¡ahí tenemos al capellán del regimiento! Confiamos en vivir a salvo únicamente fuera del alcance de este ejército provisional. Por tanto, nos protegemos a nosotros y a nuestros gallineros y mantenemos la esclavitud. Sé que la masa de mis compatriotas piensan que el único uso justo que se puede hacer de los rifles Sharps y de los revólveres es librar duelos cuando otras naciones nos insultan, o cazar indios, o disparar a los esclavos fugitivos o cosas parecidas. Yo creo que por una vez los rifles Sharps y los revólveres se emplearon en una causa justa. Los instrumentos estaban en las manos del que sabía utilizarlos.</p><p>La misma indignación que se dice vació el templo <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Evangelio según Mateo, cap. 21, versículos 12-13)</span></i></b> una vez, volverá a vaciarlo. La cuestión no está en el arma, sino en el espíritu con que se use. No ha nacido todavía ningún hombre en América que amara tanto a sus semejantes y les tratara con tanta ternura. Vivía para ellos. Tomó su vida y se la ofreció a ellos. ¿Qué clase de violencia es ésa que promueven, no lo soldados, sino los pacíficos ciudadanos; no tanto las sectas no pacifistas, sino los cuáqueros; y no tanto los hombres cuáqueros como las mujeres cuáqueras? <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Los cuáqueros, desde los tiempos de John Woolman e incluso antes, eran decididamente anti-esclavistas, protectores y defensores de los indios, pacifistas, objetores de conciencia, y por todo ello los puritanos les declararon guerra a muerte y persecución implacable. El Diario de John Woolman es un texto modélico en este sentido)</span></i></b>.</p><p>Este suceso me recuerda que existe algo llamado muerte, la posibilidad de la muerte de un hombre. Parece como si todavía no hubiera muerto ningún hombre en América, ya que para morir, uno tiene que haber vivido antes. Yo no creo en los coches fúnebres, los paños mortuorios y los funerales que han tenido. No hubo muerte en esos casos porque no hubo vida; simplemente se pudrieron y se degradaron bajo la tierra del mismo modo que se habían podrido y degradado en vida. No se desgarró ningún velo del templo <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Evangelio según Mateo, cap. 27, versículos 50-53)</span></i></b>, sólo se cavó una fosa en cualquier parte, Que los muertos entierren a sus muertos. Los mejores res simplemente dejaron de funcionar, como un reloj, Franklin, Washington, ellos salieron bien librados sin morir; tan sólo desaparecieron un día. Oigo a muchos que fingen que se van a morir, o que se han muerto, incluso ¡Tonterías! Les reto a que lo hagan. No hay suficiente vida en ellos. Se licuarán, como los hongos y mantendrán a cien aduladores enjugando el lugar en que se desvanecieron. Sólo han muerto media docena aproximadamente desde que empezó el mundo. ¿Cree usted, señor, que se va a morir? ¡No! No hay ninguna esperanza. No ha aprendido la lección aún. Debe quedarse después de clase. Estamos protestando demasiado a causa de la pena de muerte: arrancar vidas, cuando no hay vidas que quitar. ¡Memento morí! No entendemos esa frase sublime que algún personaje hizo esculpir sobre su tumba en alguna ocasión. La hemos interpretado en un sentido rastrero y lastimoso; hemos olvidado completamente cómo se muere.</p><p>Pero as! y todo, aseguraos de que morís. Haced vuestro trabajo y terminadlo. Si sabéis cómo empezarlo, sabréis cuándo terminarlo.</p><p>Estos hombres al enseñarnos a morir, nos han enseñado al mismo tiempo a vivir. Si los actos y las palabras de este hombre no originan un renacimiento, ésta será la sátira más dura posible que se escriba sobre actos y palabras que sí lo originan. Esta es la mejor noticia que América haya escuchado. Ha acelerado el débil pulso del Norte e infundido más y más sangre generosa a sus venas y a su corazón, que varios años de los que se suele ¡llamar prosperidad comercial y política!. ¡Cuántos hombres que consideraban recientemente la idea del suicidio tienen ahora algo por lo que vivir!.</p><p>Un escritor dice que la peculiar monomanía de Brown le hizo ser <b>«temido por los habitantes de Missouri como si fuera un ser sobrenatural»</b>. Sin duda alguna, un héroe entre nosotros, tan cobardes, es siempre temido así. El es así. Aparece como superior a la naturaleza. Hay una chispa de divinidad en él.</p><p>¡Si sobre él mismo no logra elevarse, qué pequeña cosa es el hombre!.</p><p>¡Los directores de periódicos argumentan también que una prueba de su demencia es que se creía destinado para el trabajo que hizo, que no dudé ni un momento! Hablan corno si fuese imposible que un hombre pudiera hacer un trabajo hoy en día destinado a él por Dios como si las promesas y la religion estuvieran pasados de moda en relación con cualquier otro trabajo cotidiano; como si el agente para abolir la esclavitud pudiera ser solamente alguien designado por el Presidente, o por un partido político. Hablan como si la muerte de un hombre fuera un fracaso y la continuación de su vida, sea del tipo que sea, fuera un éxito. Cuando reflexiono sobre la causa a la que se entregó este hombre, y cuán religiosamente, y después reflexiono sobre la causa a la que se entregan sus jueces y todos los que le condenan con tanta Energía y ligereza, me doy cuenta de que hay la misma distancia entre ambos que hay entre el cielo y la tierra.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLu7HX7jhlNgi3PZx3kgXFUqJRxaVaGhlkjYt2He5mhv4douzH6029Jhdln1nIHtKBqCZTpI9-jXQZtdJs8Hq_Ufj99Opl4VoBEfIk_sARxNw9yP5S0yy3VkmjjGqCLWkEw4KXTF_Sym0/s512/brown8.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="493" data-original-width="512" height="385" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLu7HX7jhlNgi3PZx3kgXFUqJRxaVaGhlkjYt2He5mhv4douzH6029Jhdln1nIHtKBqCZTpI9-jXQZtdJs8Hq_Ufj99Opl4VoBEfIk_sARxNw9yP5S0yy3VkmjjGqCLWkEw4KXTF_Sym0/w400-h385/brown8.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><i>Tumba de John Brown</i></b></div><p><br /></p><p>Esto pone de manifiesto que nuestros <b>«Líderes»</b> son una gente inofensiva, y saben demasiado bien que ellos no fueron designados por Dios sino elegidos por los votos de su partido.</p><p>¿Quién es el que precisa para su seguridad que se cuelgue al Capitán Brown? ¿Es acaso indispensable para algún ciudadano del Norte? ¿No hay otra salida que arrojar a este hombre al Minotauro? <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Se da el nombre de Minotauro a un monstruo que tenia cabeza de hombre y cuerpo de toro. Se le hizo construir el Laberinto. Cada año -otros dicen que cada tres años, o incluso cada nueve- le daba en pasto a los siete jóvenes y otras tantas doncellas que, como tributo, pagaba la ciudad de Atenas» (cfr. Pierre Grimal))</span></i></b>.</p><p>Si no lo deseáis, decidlo claramente. Mientras se estén haciendo cosas como ésta, la belleza permanece velada y la música es una mentira que chirría. ¡Pensad en él, en sus raras cualidades!, es el tipo de hombre que tardará mucho en repetirse y tardará mucho en ser comprendido; no se trata de un héroe cómico, ni del representante de ningún partido. El sol no volverá a salir en esta bendita tierra sobre otro hombre como él. ¡Para el que nació con más cualidades; para el inquebrantable, enviado para redimir a los cautivos; y lo único que se os ocurre es colgarlo del extremo de una cuerda! Vosotros que aparentáis sufrir por Cristo crucificado, considerad lo que vais a hacer al que ofreció su vida por la salvación de cuatro Millones de hombres <b><i><span style="color: #2b00fe;">(Es reiterada la comparación que a lo largo del ensayo lleva a cabo Thoreau entre Cristo y John Brown)</span></i></b>.</p><p>Todo hombre sabe cuándo está justificado, y todos los inteligentes del mundo serían incapaces de darle luz sobre el tema. El asesino siempre sabrá que se le castiga justamente; pero cuando un gobierno quita la vida a un hombre sin el consentimiento de su conciencia, nos encontramos ante un gobierno audaz que está dando un paso hacia su propia disolución. ¿Acaso es imposible que un sólo individuo tenga la razón y un gobierno esté equivocado?</p><p>Deben imponerse las leyes tan sólo porque se hayan aprobado? ¿O declararlas válidas por un número cualquiera de hombres, si no son válidas? ¿Tiene que ser el hombre necesariamente el instrumento que lleve a cabo un acto que su propia naturaleza rechaza? ¿Acaso pretenden los legisladores que los hombres buenos sean colgados siempre? ¿Pretenden los jueces interpretar la ley de acuerdo con la letra y no con el espíritu? ¿Qué derecho tenéis vosotros a llegar al acuerdo de que haréis esto o lo otro, en contra de vuestra propia razón? ¿Es labor vuestra, al tomar cualquier resolución, decidir sin aceptar las razones que se ofrecen, que muchas veces ni siquiera comprendéis? Yo no creo en los abogados, en ese modo de acusar o defender a un hombre, porque descendéis para tratar con el juez en su propio campo y, en los casos más importantes, no tiene mayor trascendencia si un hombre transgrede una ley humana o no. Dejad que los abogados decidan en casos triviales. Los hombres de negocios pueden solucionar esas cosas entre ellos. Si ellos fueran los intérpretes de las leyes eternas que obligan al hombre con auténtica justicia, eso ya sería distinto. ¡Esto es como una fábrica falsificadora de leyes que se sitúa parte en un país de esclavitud y parte en un país de libertad! <b><i><span style="color: #2b00fe;">(La dialéctica esclavitud-libertad, o sur y norte, iba a desembocar casi enseguida en guerra civil (1861-65)</span></i></b>. ¿Qué clase de leyes podéis esperar de ella para el hombre libre?</p><p>Estoy aquí para interceder por su causa ante vosotros. No intercedo por su vida sino por su naturaleza, por su vida inmortal, y eso sí es enteramente asunto vuestro y no de ellos. Hace mil ochocientos años Cristo fue crucificado; esta mañana posiblemente, el Capitán Brown haya sido colgado. Esos son los dos extremos de una cadena que no carece de eslabones.</p><p>Ha dejado de ser el viejo Brown; es un ángel de la luz.</p><p>Ahora comprendo que fue necesario que el hombre más valiente y humano de todo el pais fuera colgado. Tal vez él mismo lo haya comprendido. Casi temo enterarme de que le hayan liberado, porque dudo que la prolongación de su vida, o de cualquier otra pueda hacer más bien que su muerte.</p><p><b>«¡Descarriado!» «¡Granuja!» «¡Demente!» «¡Vengativo!»</b> Eso escribís desde vuestras poltronas, y el herido responde así desde el suelo del Armory, claro como un cielo sin nubes, con la verdad en los labios, como si fuera la suya la voz de la naturaleza; <b>«No me envió aquí hombre alguno, fue mi propia voluntad y la de mi Creador. No reconozco a ningún jefe de condición humana»</b> Si.</p><p>Y con qué noble y dulce talante continúa dirigiéndose a los que le apresaron y que se sitúan por encima de él: <b>«Creo, amigos, que sois culpables de un gran error contra Dios y la humanidad, y sería perfectamente justo que alguien interfiriera en vuestras cosas con el fin de liberar a ésos que vosotros mantenéis voluntaria y cruelmente en cautiverio»</b></p><p>Y, refiriéndose a su actividad: <b>«Este es, en mi opinión, el mayor servicio que un hombre puede ofrecerle a Dios»</b>.</p><p><b>«Me apenan los pobres cautivos que no tienen a nadie que les ayude; por eso estoy aquí, no para satisfacer ninguna animosidad personal, venganza o espíritu revanchista, sino por mi simpatía hacia los oprimidos y los agraviados que son tan buenos como vosotros y tan preciosos a los ojos de Dios.»</b></p><p>Vosotros no reconocéis vuestro testamento cuando lo tenéis delante.</p><p><b>«Quiero que entendáis que yo respeto los derechos de los hombres de color más pobres y más débiles, oprimidos por el poder esclavizador, del mismo modo que respeto los de los más ricos y poderosos.»</b> Me gustaría decir, además, que haríais mejor, vosotros, todos los hombres del Sur, en preparamos para solucionar esta cuestión, que deberá terminarse de una vez antes de que estéis dispuestos a ello. Cuanto antes os preparéis, mejor. Os podéis deshacer de mí muy fácilmente. Ya casi estoy eliminado, pero esta cuestión aún tendrá que solucionarse -este problema de los negros, me refiero-; el fin de ese problema no ha llegado aún.</p><p>Imagino el momento en que el pintor dibujará esa escena sin ir a Roma en busca del modelo; el poeta la cantará; el historiador la registrará; y, con el desembarco de los <b>«Peregrinos»</b> y la <i>Declaración de Independencia</i>, será el ornamento de un futuro museo nacional, cuando al fin la forma actual de esclavitud ya no persista. Entonces tendremos libertad para llorar por el Capitán Brown. Entonces, y no antes, llegará nuestra venganza.</p><div><br /></div><a name='more'></a><div><br /></div><div>Este texto es parte de un dossier sobre Thoreau publicado en el número 35 de la revista <b>Desde el Confinamiento</b>, que puede descargarse gratuitamente <a href="https://mega.nz/file/78YzxKrC#953wBhZWvWCuzGWfMTlJiu2Oes66lMTCNUfQttVcO08" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2021/09/desde-el-confinamiento-n-39.html" target="_blank">aquí</a>.</div><div><br /></div><div><br /></div><p><span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPfP0HhLKVtb9tZh7E-LnoIfMjAfgBx5XcDXywJ9sGCkOE10viIA2Oqup-Gm0Bl8e0B5Ep95kKvxZ1z7UKGiub66s2yJnv93eGWHSYvYYrJTx3tSIDGfyqOst0Y2EWaMb477ccuPAU9xA/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="700" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPfP0HhLKVtb9tZh7E-LnoIfMjAfgBx5XcDXywJ9sGCkOE10viIA2Oqup-Gm0Bl8e0B5Ep95kKvxZ1z7UKGiub66s2yJnv93eGWHSYvYYrJTx3tSIDGfyqOst0Y2EWaMb477ccuPAU9xA/w640-h320/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-84277386118424666152021-11-11T15:07:00.003+01:002021-11-12T12:30:18.952+01:00Mary Moody Emerson, la mujer que Thoreau llamó la “persona más joven de Concord”<b><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU0IWMP4amGXpxcn1FUMeQbifkJQb8huH_xmjJIH4G9upkp4CVs5Nnq9Nd6vmx3V5Z4_vZBm961mwrk0X1gJCi7Syi3qZ9Per-ThIm9smj4-Q1t1x0pacIgASq1GYTWkqwyojIR1Wn2Ak/s700/Mary.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="489" data-original-width="700" height="445" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjU0IWMP4amGXpxcn1FUMeQbifkJQb8huH_xmjJIH4G9upkp4CVs5Nnq9Nd6vmx3V5Z4_vZBm961mwrk0X1gJCi7Syi3qZ9Per-ThIm9smj4-Q1t1x0pacIgASq1GYTWkqwyojIR1Wn2Ak/w640-h445/Mary.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i>"Una conversación entre amigos- Thoreau y Miss Mary Moody Emerson", obra del pintor N. C. Wyeth (1936)</i></div><br />por Noelle A. Baker y Sandra Harbert Petrulionis</b><div><br /></div><div><div>Henry David Thoreau no suele ser conocido por sus comentarios halagadores sobre las mujeres. Pero después de unas horas de conversación con Mary Moody Emerson, de 77 años, una noche de noviembre de 1851, elogió tanto su intelecto como su espíritu juvenil. La tía de su amigo Ralph Waldo Emerson, Mary Emerson, era en la estimación de Thoreau no sólo <b><i>“un genio”</i></b>, sino también “la mujer más ingeniosa y vivaz” que conocía. Unos años más tarde, amplificó estos elogios al decirle a un amigo que Emerson, que ahora tiene 81 años, era de hecho <b>“la persona más joven de Concord”</b>. Thoreau y Emerson disfrutaron de muchas horas juntos durante sus frecuentes visitas allí. En más de una ocasión pidió leer sus escritos; y, al salir del pueblo, le pidió correspondencia con ella, para <b><i>“iluminar la soledad tan deseada”</i></b>. Perspicaz como siempre, Thoreau destacó un rasgo esencial de la personalidad de Mary Emerson: un compromiso vibrante y de mente abierta con los demás. A lo largo de una larga vida, Emerson cultivó relaciones intelectuales, especialmente con mujeres y hombres más jóvenes, como Thoreau, cuya estimulante compañía ansiaba.</div><div><br /></div><div>Nacida en 1774, en vísperas de la Revolución Americana, en Concord, Massachusetts, Mary Emerson apreciaba su conexión con esa ciudad histórica. Al conocer a su <b><i>“amado Fayette”</i></b> durante su gira triunfal de 1824-1825 por los Estados Unidos, la ya adulta Emerson bromeó con el influyente Marqués de Lafayette diciendo que cuando era una niña “en armas” había presenciado la famosa pelea de Concord que lo inició todo. Pero, en 1776, cuando murió su padre, William Emerson (capellán del Ejército Continental en Fort Ticonderoga), su viuda tenía cinco hijos pequeños que criar. Mary, de dos años, fue enviada a la cercana Malden, para ser criada por una tía y un tío sin hijos. Más tarde describió estos años de formación solitarios como una <b><i>“esclavitud de la pobreza, la ignorancia y la orfandad prolongada”</i></b>, sin embargo, Emerson se hizo cargo de su propia educación, leyendo extensamente literatura, filosofía, historia y los clásicos.</div><div><br /></div><div>Gracias a una herencia modesta de su abuela y tocaya, Mary Emerson llegó a la edad adulta como una rareza en los primeros Estados Unidos: una mujer soltera dueña de una propiedad que podía permitirse rechazar al menos una propuesta de matrimonio. A los 30 años se había comprometido a bailar con la <b><i>“música de mi propia imaginación”</i></b> y se propuso forjar una vida rica como académica, teóloga, idealista reformista y escritora. (No hemos corregido la ortografía idiosincrásica de Emerson, un rasgo común en los escritos de mujeres autodidactas del siglo XIX). <b><i>“Hoy lee todo el tiempo... vigilia. Me parece que vivo. Ansío el conocimiento”</i></b>, declaró en 1804. Sin embargo, a lo largo de esta existencia generalmente solitaria, Emerson mantuvo un intercambio de ideas igualmente abundante e incesante con los demás. Ya sea en las páginas de sus enormes diarios y cartas o en una conversación cara a cara, esta vida de la mente la mantuvo joven.</div><div><br /></div><div>Durante más de medio siglo, de 1804 a 1858, Emerson fue autora de una inmensa serie de revistas a las que llamó <b>“Almanacks”</b>. Con más de mil páginas de manuscritos, estos escritos ofrecen un ejemplo raro y prolífico de la producción académica de las primeras mujeres estadounidenses. A diferencia del género de almanaques estándar, que típicamente relata apuntes prácticos sobre la vida diaria y el clima, Emerson concibió sus Almanaques como un registro expansivo de la mente, un lugar para trabajar sus pensamientos y, lo que es más importante, para participar directamente con otros, incluidos los autores de su vasta lectura. Escritos en hojas sueltas de papel de carta que luego se encuadernaban con hilo para crear folletos, se convertían en paquetes compactos diseñados para compartir. Por cada diez hojas de manuscrito cosidas juntas, adjuntó otra hoja (o más) con una de sus muchas cartas.Como Emerson le confió a su querida amiga Elizabeth Hoar: <b><i>“Mis borradores de Almanak... me encanta divagar</i></b><b><i>”</i></b>.</div><div><br /></div><div>Estas páginas de viaje permitieron un flujo constante de conversación a pesar de la distancia física de Emerson de sus seres queridos. Este don para hablar, más tarde tan estimado por Thoreau, se manifiesta en casi todas las entradas del <i>Almanack</i>, ya que Emerson se involucra en un enfoque <b><i>“dialógico”</i></b> de la cultivación mutua de lectores y escritores. En marzo de 1830, en correspondencia con su sobrino Charles Emerson, ella menciona que recientemente disfrutó de <b><i>“mucha buena charla con mi erudito primo”</i></b>, como se refirió al educador pionero Joseph Emerson, y espera extender esa experiencia a Charles enviando con la carta <b><i>“una página vieja para recuperar la charla”</i></b>. La <b><i>“página vieja”</i></b> era una hoja de Almanack en la que Emerson enmarca imaginativamente un encuentro hipotético <b><i>“¡si Platón y Shakespear se encontraran!”</i></b> Años antes de que los trascendentalistas, dirigidos por Ralph Waldo Emerson, propusieran que una conversación vigorizante sobre las <b><i>“verdades superiores”</i></b> podría generar una reforma individual y social, Mary Emerson persiguió sus exaltadas nociones de <b><i>“cultura propia”</i></b> a través de un diálogo centelleante con amigos, familiares, conocidos casuales, y los autores que leyó.</div><div><br /></div><div>Lo que sorprendió a Thoreau como su capacidad para <b><i>“entretener un gran pensamiento con hospitalidad”</i></b> había sido durante mucho tiempo el método de Mary Emerson para conectarse con otros, inicialmente con amigos de Concord como Mary Wilder von Schalkwyck, con quien Emerson publicó una serie de ensayos epistolares cuando era joven; y luego con íntimos como Sarah Alden Bradford, Elizabeth Palmer Peabody, Ann Sargent Gage y Elizabeth Hoar, mujeres de 20 a 40 años más jóvenes que ella, así como con sus sobrinos, especialmente Waldo (como prefería ser llamado Ralph Waldo Emerson) y su hermano Charles. Alentando sus propias búsquedas intelectuales, Emerson preguntaba constantemente sobre los libros que leían sus jóvenes amigos, incluidos los que había recomendado pero sobre los que había cambiado de opinión desde entonces. Por ejemplo, le dijo a Ann Gage que el Germany de Germaine de Staël, pensándolo bien, <b><i>“no era necesario para tu mejora real”</i></b>. En una carta de 1814 a la futura cuñada Sarah Alden Bradford, insistió: <b><i>“Escríbeme más. ¿Alguna vez leíste a Dante? ¿Por qué sus regiones infernales son mucho más interesantes que las celestiales?... ¿Amas a Tasso? ¿Oh, si pudieras escribir la historia de todo lo que conoces en miniatura? Una imagen de la antigua Grecia de tu mano, ¡cómo idolatraría la pintura!”</i></b>.</div><div><br /></div><div><br /></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtDVq4s1j77p8w4zdubLHYcxBt59vkcaGSM4oLH79uiXkrIglivRo5tiw-g3xaPzytN04jzXQFlDMjGq7A1JFoyUiP8HQkMDhJfaowdjazrbvyq3o_Yv3ZcQYYhrlRW4saF9Bf8C8toms/s620/Mary2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="620" data-original-width="480" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtDVq4s1j77p8w4zdubLHYcxBt59vkcaGSM4oLH79uiXkrIglivRo5tiw-g3xaPzytN04jzXQFlDMjGq7A1JFoyUiP8HQkMDhJfaowdjazrbvyq3o_Yv3ZcQYYhrlRW4saF9Bf8C8toms/w310-h400/Mary2.jpg" width="310" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><i>Portada de la revista Humanities con un retrato de </i></b><i style="font-weight: bold;">Mary Moody Emerson </i><span style="font-weight: bold;">(<a href="https://www.neh.gov/humanities/2017/winter/feature/mary-moody-emerson-was-scholar-thinker-and-inspiration-all-who-knew-her" target="_blank">FUENTE</a>)</span></div><div><br /></div></div><div><br /></div><div>A diferencia de muchos de los primeros manuscritos de mujeres estadounidenses que no han sobrevivido, los Almanaques existen hoy casi con certeza debido a su valor para Waldo Emerson, quien a petición suya había heredado <b><i>“el legado de todos”</i></b> los <b><i>“registros”</i></b> de su tía. La historia posterior de los <i>Almanacks</i>, sin embargo, parece una casi fatalidad. En 1872, la casa de Waldo en Concord se incendió, dañando gravemente y desordenando masivamente los escritos de Mary junto con otros documentos familiares preciados. Los habitantes se apresuraron a extinguir el incendio, mientras que otros, incluida la vecina Louisa May Alcott, rescataron preciosos manuscritos, entre ellos cientos de hojas de Almanack que yacían ardiendo y esparcidas por el césped. Cuando finalmente se depositó con otras colecciones de la familia Emerson en la Biblioteca Houghton de la Universidad de Harvard, estos frágiles escritos se almacenaron sin catalogar, donde permanecieron durante décadas hasta que Phyllis Cole los utilizó para escribir Mary Moody Emerson y los orígenes del <b>Trascendentalismo </b>(1998).</div><div><br /></div><div>Mientras se matriculaba en Harvard y luego cuando comenzaba su sacerdocio, la estrecha relación de Waldo con su tía es un excelente ejemplo de la tutoría y las conversaciones por las que se celebró a Mary Emerson. Durante la década de 1820, especialmente, su correspondencia de ida y vuelta a menudo se derramaba en las páginas del Almanack, ya que los dos se ocupaban de todo tipo de consultas. Sus discusiones variaron ampliamente entre temas y figuras, desde la religión natural, la poesía rusa, el misticismo indio y la mitología del norte de Europa hasta Shakespeare, Platón, Kant, Byron, Cicerón y Coleridge, entre muchos otros. Se acosaban mutuamente con peticiones que confirmaban su necesidad vital de esta tormenta recíproca de ideas:<b><i> “Escríbeme, querido Wally”</i></b>, rogó; <b><i>“Ruego a tu caridad para que no retengas su pluma”</i></b>, instó; y <b><i>“Quizás estés cansado de mis metáforas pero escribo para obtener respuestas y no para complacerme a mí mismo... Te suplico de nuevo que me escribas”</i></b>, repitió.</div><div><br /></div><div><br /></div><div>La forma en que Mary se nutre de la inclinación filosófica de Waldo fue vívida y profunda. Más tarde recordó que su tía había<b><i> “descrito el mundo de Platón, Spinoza y todos los fantasmas, como si hubiera estado hipnotizada y los hubiera visto objetivamente”</i></b>. Cuando era un joven sacerdote, se dio cuenta de que su <b><i>“conversación y cartas”</i></b> eran mejores que todas las otras fuentes de investigación que consultó para escribir sus sermones. Hasta bien entrados los setenta, Emerson continuó internando en Nueva Inglaterra y sus alrededores durante varios meses de cada año en busca de buenas bibliotecas privadas. Sarah Ripley describió este dínamismo a los 70 años como un intelecto penetrante que <b><i>“entabla conversación con todo el mundo y habla sobre todos los temas; es afilada como una navaja en su sátira, y te ve de cabo a rabo en un momento”</i></b>.</div><div><br /></div><div>De manera constante, esas conversaciones comenzaron con la insaciable curiosidad de Emerson por comprender el estado de ánimo de una generación más joven y compararlo con el suyo. <b><i>“¿Cómo está tu alma?”</i></b> le preguntó a Waldo en 1821. <b><i>“¿No es eso de lo que habla Pablo, sino tu poética? Los espíritus de la inspiración están en el extranjero esta noche. He montado solo para salir y ver el maravilloso aspecto de la naturaleza. ¿Amamos la poesía como amamos las flores del campo? La fantasía, el regalo celestial, es para la mente lo que para la tierra”</i></b>. Esta energía mental lírica nunca disminuyó. La vida de Mary Emerson fue llevada a cabo a toda velocidad, observó Waldo, y agregó que giraba a una <b><i>“mayor velocidad que cualquiera de las otras personas elevadas”</i></b>.</div><div><br /></div><div>Fiel a la descripción de Waldo, Emerson probó suerte en una variedad de géneros literarios. Con este fin, los Almanaques revelan la mezcla literaria de un autor aprendiz, incluidos diarios devocionales, diarios filosóficos, cuadernos de notas comunes, composiciones originales y cartas. En sus páginas aborda una asombrosa variedad de temas, desde la teología, la filosofía, la crítica literaria y la ciencia, hasta la guerra, el imperialismo, los roles culturales de la mujer, los peligros de la vejez, la reforma carcelaria y la esclavitud. Lejos de ser ortodoxo, su lectura ecléctica y su admiración por los pensadores liberales reflejan una teología de mente amplia infundida con los hallazgos de la era de la Ilustración en la filosofía natural y el empirismo, así como el idealismo filosófico del romanticismo y el énfasis en la imaginación. De hecho, en un <i>Almanaque </i>de 1827, su combinación de naturaleza y ciencia toca una fibra común con Thoreau: <b><i>“¿Qué es lo más emocionante del misterio de la variación de la aguja magnética [que] aún permanece sin explicación? ¿Por qué siento tal placer de que la naturaleza guarde secretos?... más pruebas para mí de que el Autor de la naturaleza es el Autor de la [revelación]. Y despiertan la curiosidad que aquí nunca se puede saciar... Aquí está la poesía de la naturaleza y la ciencia”</i></b>.</div><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtiYaOgPLE2ct_Ak5VqHR9Q3v00_IXkDrCmxvy0QDzsxWpLvgHvnN6qZZyBvGTC4vWQ99vTAaytsOkFWq3byfqAM1QuVKOD06zY0tBnexvMOLiAbmmABTt4spFVjzQqb-Q7Iic7VbAFOU/s906/Mary3.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="906" data-original-width="700" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtiYaOgPLE2ct_Ak5VqHR9Q3v00_IXkDrCmxvy0QDzsxWpLvgHvnN6qZZyBvGTC4vWQ99vTAaytsOkFWq3byfqAM1QuVKOD06zY0tBnexvMOLiAbmmABTt4spFVjzQqb-Q7Iic7VbAFOU/w309-h400/Mary3.jpg" width="309" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><i>Página de uno de los Almanaques (<span style="text-align: left;">Almanacks</span>) de </i></b><i style="font-weight: bold;">Mary Moody Emerson </i><span style="font-weight: bold;">(<a href="https://marymoodyemerson.net/images-of-mary-moody-emerson-and-her-almanacks/manuscript-conversations-with-almanack-readers/" target="_blank">FUENTE</a>)</span></div><div><br /></div><div><br /></div><div>La extensión de géneros de los <i>Almanacks</i>, algunos descuidados u olvidados hoy, pero importantes para las primeras escritoras estadounidenses, nos recuerda lo que Thoreau sabía muy bien: el entusiasmo juvenil de Emerson, la sed insaciable de ideas y la experimentación con la pluma nunca se desvaneció. Debido a que los <i>Almanaques </i>generalmente se han encasillado como diarios espirituales, sus otros modelos literarios, cada uno con su propia lente interpretativa, se han pasado por alto en gran medida. Especialmente relevante para los escritos de Emerson es el género del libro común, que promovió oportunidades innatas de conversación para que los escritores extraigan, comenten y organicen extractos de su lectura (llamados <b><i>“lugares comunes”</i></b>) en nuevos contextos. Al producir estas formas sociales de arte intelectual y material, Emerson se unió a otras jóvenes mujeres anteriores a la guerra cuyas plumas influyeron en los debates públicos clave, incluyendo cuestiones de las esferas públicas emergentes del republicanismo y el liberalismo.</div><div><br /></div><div>Pero en la atmósfera de salón de los lugares comunes <b><i>“parlantes”</i></b> de Emerson, la conversación se desarrolló como un juego creativo, uno que Germaine de Staël describió de manera similar como un “ejercicio animado, en el que los sujetos se juegan como una pelota, que a su vez vuelve a la mano del lanzador” . A la manera de De Staël, Emerson lanzó esa bola a lo largo y ancho, página tras página de sus Almanaques. Insistentemente puso en diálogo a los autores de su lectura por la misma razón por la que suplicó a la estrella trascendentalista en ascenso Frederic Henry Hedge que apagara su <b><i>“deseo insaciable de entender”</i></b> la <b><i>“nueva escuela”</i></b> en 1838. Haciendo preguntas rápidas sobre él mismo y el de los demás. publicaciones, tranquilizó al joven, <b><i>“Ahora mi querido señor, no me responda como si fuera una anciana tímida y me jactaría de sus dichos o me alarmaría”</i></b>. En el corazón de estas conversaciones reside su ferviente impulso de mantener la pelota en juego, de iluminar sus propias incursiones ilimitadas con los fuegos de otra mente.</div><div><br /></div><div>Este hambre de diálogo esclarecedor surge más claramente en el lugar común de los Almanaques de los poetas, filósofos y teólogos que más admira Emerson, entre ellos, William Wordsworth, Dugald Stewart, Jonathan Edwards, Victor Cousin, Adam Smith, John Locke, Samuel Clarke y Precio de Richard. A veces, alinea estas figuras para debatir entre sí; en otros, los cuestiona ella misma. La práctica de escritura típica de Emerson era copiar una frase clave o dos de su lectura en un cuaderno, luego considerar y reconsiderar estas ideas en una discusión en clase como si los autores se sentaran en la sala con ella. Ya sea venerando o amonestando, Emerson se dirige cortésmente a una gran cantidad de figuras, desde <i style="font-weight: bold;">“querido inmortal </i>[Samuel]<i style="font-weight: bold;"> Clark”</i>, a <i><b>“Querido santo Plotino”</b></i>, a <i><b>“querida Sra. Hemans”</b></i>, a <b style="font-style: italic;">“querido Cole</b>.[ridge]<b style="font-style: italic;">”</b>, a <i><b>“querido Platón”</b></i>, a <b><i>“estimado anciano, modesto y cauteloso”</i></b>, como se refirió al filósofo escocés del sentido común Dugald Stewart, al <b><i>“viejo Hume... el viejo sofista”</i></b>.</div><div><br /></div><div>Ella relaciona su regocijo por este proceso en marzo de 1835 con el tropo clásico explícito del lugar común, la imagen de la abeja diligente, revoloteando de flor en flor mientras sacrifica el néctar más dulce para obtener su miel. <i style="font-weight: bold;">“Esta fiesta del alma comienzo el 1er vol. de</i> [Victor]<i style="font-weight: bold;"> Cousin. . . consigue recortes y escríbelos como la mosca zumbadora sorbe de la rica flor”</i>, aunque más tarde califica esta emoción inicial: <i style="font-weight: bold;">“Es una lástima que Cousin sea católico”</i>. En 1827, Waldo resumió lo que ella había enseñado con el ejemplo: <b><i>“Para hacer preguntas, para eso es esta vida, para responderlas en la siguiente”</i></b>. El espíritu abierto que infundió estas salidas aparece en una carta de 1820 a Wally.<b><i> “¿Cómo estás, querido amigo?... Escribe... Escribir digo, Colledge news, que será literario, pero sobre todo sobre ti, un personaje muy importante para mí”</i></b>.</div><div><br /></div><div>Otros destinatarios de la destreza conversacional de Emerson compartieron la brillante reacción de Thoreau a sus reflexivas discusiones con la <i><b>“persona más joven de Concord”</b></i>. La trascendentalista Elizabeth Palmer Peabody se maravilló de que Emerson, treinta años mayor que ella, no pareciera nunca cansarse sino para <b><i>“coquetear con la vida como una niña de quince”</i></b>. En un intercambio vibrante registrado directamente en las páginas del Almanack de 1829-1830 de Emerson, la amiga de la familia Ellen Ward Blake Blood, unos treinta años menor que Emerson, responde calurosamente a la descripción de Emerson de una ferviente <i><b>“búsqueda”</b></i> de una <i><b>“Verdad”</b></i> que directamente <b><i>“conduce... al Centro de toda la verdad y el ser”</i></b>. Emerson esboza esta búsqueda de forma autobiográfica al describirse a sí misma como una <i><b>“buscadora de libros”</b></i> arrojada a la deriva en un <i><b>“vasto océano”</b></i>, aparentemente el viaje de la vida, en un barco <b><i>“sin amarras”</i></b> y <b><i>“sin aparejos”</i></b> mientras dirige su curso hacia la <b><i>“búsqueda ‘vocacional’ de conocimiento”</i></b>. Sus décadas de lugares comunes se vuelven heroicas: <b><i>“Ánimo y continúa con el trabajo desconcertante de años: transcribir... ¡Pero a tu tarea de esclava-barquera-basurero de bibliotecas-carroñero de libros! . . . ¡Demasiado, a eso!”</i></b>. Después de leer estas páginas prestadas del Almanack, Ellen Blood tomó su bolígrafo, primero para alabar el dominio propio de Emerson y luego para ofrecer su propio extracto común para conversar en la página con Emerson. Al honrarla como <i><b>“la autora de estos fragmentos”</b></i>, Blood ensalza a Emerson como una mujer cuya <b><i>“fe es fija”</i></b>, cuyo<b><i> “negocio es la mejora de sus poderes mentales y morales”</i></b>, y <b><i>“cuya felicidad está dentro de ella”</i></b>.</div><div><br /></div><div>Los Almanacks también dan testimonio de que Emerson era una ciudadana comprometida, en particular con las causas de la reforma anterior a la guerra que son aceptadas de manera más consistente por una generación más joven de tizones. Contribuyó financieramente a causas benéficas, incluido el Asilo de Mujeres de Boston y una escuela para mujeres indigentes. Si bien sus opiniones contra la esclavitud son evidentes ya en 1827, se alió con el abolicionismo radical en 1835 después de escuchar un conmovedor discurso de Charles Burleigh, un joven acólito del controvertido líder abolicionista de Boston, William Lloyd Garrison. Muy a menudo, los gustos de Burleigh conmovieron a Emerson mucho más que los tradicionales sermones dominicales, sobre los cuales a menudo es crítica. Sufriendo con indiferencia por la homilía de un sacerdote en este momento, está agradecida de que <b><i>“el joven de la emancipación me haya elevado a la cima de mi ser. Dios lo bendiga”</i></b>. Fue una oración contagiosa y noble la que llegaba a Emerson a cualquier edad.</div><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1uxVuBqvQrC5UP5S5iRWkhoxeYq5V5CtN1J2hvwV9_j6ZIQFMkkbsNQsf_y3AG4dkdMoJf8U9ahUmbzWqL9rAv82BTXAt-HMphUWL3WLY9KkkSSu3cln01ASyDxM_a3MZJJa_ssa4yLk/s892/Mary4.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="892" data-original-width="711" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1uxVuBqvQrC5UP5S5iRWkhoxeYq5V5CtN1J2hvwV9_j6ZIQFMkkbsNQsf_y3AG4dkdMoJf8U9ahUmbzWqL9rAv82BTXAt-HMphUWL3WLY9KkkSSu3cln01ASyDxM_a3MZJJa_ssa4yLk/w319-h400/Mary4.jpg" width="319" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><i>Cadaver de Mary Moody Emerson</i></b></div><div><br /></div><div><br /></div><div>Emerson elogió y despreció a otros por la fuerza de su activismo contra la esclavitud. Lydia Maria Child, autora y editora del <i>National Anti-Slavery Standard</i>, por ejemplo, merecía admiración por enfrentar francamente la injusticia de la esclavitud y los horrores concomitantes; Sin embargo, Emerson encontró fallas en los parientes de Concord, incluidos Waldo Emerson y su familia, por su silencio inicial cuando la Ley de esclavos fugitivos se convirtió en ley en 1850. Ninguna causa, incluida la antiesclavitud, fue la principal preocupación de Emerson, pero sus profundas simpatías por la reforma la mayoría de las veces la llevó a encontrarse aliada con <i><b>“exaltados”</b></i> más jóvenes y radicales que con los conservadores y moderados decorosos de su propia generación.</div><div><br /></div><div>A principios de 1861, la hija de Wally, Ellen Emerson, de 22 años, pasó varios días con su tía abuela enferma y frágil, que ahora tenía 87 años. Parte de la misión de Ellen durante esta visita fue conseguir más Almanaques y, si era posible, conocer la ubicación de otros. Cuando se le preguntó el paradero de los manuscritos, Mary Emerson <b><i>“trotó hasta”</i></b> un cofre e invitó a Ellen no solo a llevar <b><i>“montones de diarios”</i></b>, sino a ayudarse a sí misma con sus queridas cartas familiares y otras reliquias. Una triunfante Ellen regresó a su casa en Concord y obsequió a su familia con más tesoros de su visita: <i><b>“historia tras historia, todas nuevas, sobre los Ancestros”</b></i>, muchas de las cuales no eran familiares incluso para su padre. La euforia de Ellen refleja el placer de Thoreau al hablar con Emerson seis años antes. Las descripciones de la anciana Mary Moody Emerson la recuerdan como sin edad, montando a caballo y <b><i>“con la piel sonrosada que nunca se arruga, y el cabello rubio con mechones que nunca se pone gris”</i></b>. A los 81 años, ella no era, por supuesto, <b><i>“la persona más joven de Concord”</i></b>. Pero con su mente provocativa y su temperamento juvenil, al menos en sentido figurado, Thoreau puede haber tenido razón.</div></div><div><div><br /></div><span><a name='more'></a></span><div><br /></div><div>Este texto es parte de un dossier sobre Thoreau publicado en el número 35 de la revista <b>Desde el Confinamiento</b>, que puede descargarse gratuitamente <a href="https://mega.nz/file/78YzxKrC#953wBhZWvWCuzGWfMTlJiu2Oes66lMTCNUfQttVcO08" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2021/09/desde-el-confinamiento-n-39.html" target="_blank">aquí</a>.</div><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPfP0HhLKVtb9tZh7E-LnoIfMjAfgBx5XcDXywJ9sGCkOE10viIA2Oqup-Gm0Bl8e0B5Ep95kKvxZ1z7UKGiub66s2yJnv93eGWHSYvYYrJTx3tSIDGfyqOst0Y2EWaMb477ccuPAU9xA/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="700" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPfP0HhLKVtb9tZh7E-LnoIfMjAfgBx5XcDXywJ9sGCkOE10viIA2Oqup-Gm0Bl8e0B5Ep95kKvxZ1z7UKGiub66s2yJnv93eGWHSYvYYrJTx3tSIDGfyqOst0Y2EWaMb477ccuPAU9xA/w640-h320/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a></div></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-3369304194018884065.post-65261985876440498142021-11-11T12:04:00.003+01:002021-11-11T21:37:28.281+01:00Que el yo no soy yo<p><b></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3Ff0qWIpwtXsTdyFbY7FpOBEqkwG_FnPrOQrU1Gng_0DHz_5AECkkq7EjOfAI_fMjRIadBnDHOW34xHlVcWm-2-twlE1XYeLeDhOXCeW7Rul32YxKBFkMKeBU551BxK-dbzDH5kSOu4c/s700/yo.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="394" data-original-width="700" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3Ff0qWIpwtXsTdyFbY7FpOBEqkwG_FnPrOQrU1Gng_0DHz_5AECkkq7EjOfAI_fMjRIadBnDHOW34xHlVcWm-2-twlE1XYeLeDhOXCeW7Rul32YxKBFkMKeBU551BxK-dbzDH5kSOu4c/w640-h360/yo.jpg" width="640" /></a></b></div><b><br />por Agustín García Calvo</b><p></p><p><br /></p><p>...Y esto me sirve como ejemplo de la principal dificultad con que nos vamos a encontrar para intentar hacer algo esta mañana. Hacer. Hacer. Hablar entendido como hacer, cosa sobre la cual volveremos al final.</p><p><br /></p><p>La principal dificultad para nosotros es que esto es demasiado claro. Comprobadlo con el título: <b><i>“Que el yo no soy yo”</i></b>. ¿Lo habéis entendido? ¿Habéis entendido lo que dice? Evidentemente, desde el punto de vista gramatical, es inevitable, porque está dicho en lenguaje corriente: no hay más que un terminacho de jerga, que es precisamente el término ‘el yo’, pero, por lo demás, en cuanto a la sintaxis y todo lo demás, está en lenguaje corriente, así que el sentido gramatical —digamos— tiene que haber sido para vosotros evidente desde el principio y, en ese sentido, habéis entendido qué es lo que dice la frase <i><b>“que el yo no soy yo”</b></i>.</p><p><br /></p><p>¿Habéis entendido más? ¿Habéis entendido qué es lo que implica esa formulación, a qué sitio nos puede llevar, contra qué cosas nos tiene inevitablemente que lanzar? Eso es más dudoso, y ésa es la dificultad metódica que os quería poner por delante. Esto, como todo lo que voy a dejarme decir por esta boca, tiene la dificultad de que es demasiado claro. Y ésta es una dificultad evidente, sobre todo estando en academia, donde el curso normal es, para fingir que se entiende, recurrir a las jergas, reducirlo todo a jergas más o menos científicas, garantizando de esa manera que nada se entienda de verdad. Por mi parte, empleo en todo lo posible el lenguaje corriente, y si empleo algún término de la jerga, como es el mismo de <i>‘el yo’</i>, será solamente como objeto de ataque.</p><p><br /></p><p>Porque —aquí está la dificultad— también la Psicología es una ciencia. ¿O no? Supongo que sí. La Psicología es una ciencia, y ser una ciencia, aunque no pretenda ser una ciencia tan ciencia como la Física, como la reina de las ciencias o ciencia por escelencia, pero, en la medida en que ha de ser una ciencia y que imite más o menos a la Física en cuanto al empleo, sobre todo, de los cuantificadores, de números, de cálculos, tanto en el registro de esperimentos como en la estadística, en la medida en que es una ciencia, trata acerca de realidades, acerca de una realidad.</p><p><br /></p><p>Las Ciencias tratan acerca de la <b>Realidad</b>. Ésta es otra cosa demasiado clara.</p><p><br /></p><p>Que la Ciencia trate acerca de la Realidad implica que la Ciencia está fuera de la Realidad, puesto que trata acerca de ella. De forma que la Psicología, al tratar de realidad, se escindiría ella misma de ser una realidad. Salvo que, claro, como sucede a cada paso, en lugar de hablar de la realidad de que habla la Psicología, digamos con un término arcaico, el alma, en lugar de hablar de una realidad, ésta, el alma, o la personalidad, o la persona, o hasta el yo, en lugar de hablar de eso, hable de psicología. Por ejemplo, hemos entrado en una Epistemología de la Psicología, como a cada paso las ciencias pasan a ser una epistemología de sí mismas. Entonces sí, entonces ya la Psicología es el objeto de que se trata: no se ha bla del alma; se habla de la Psicología, y en ese momento, por supuesto, la Psicología ha entrado a formar parte de la Realidad, y, en la medida en que se habla de ella, ya no es ella la que habla; ya hay otra manera de hablar que queda fuera de esa realidad.</p><p><br /></p><p>¿Véis lo que os prometía o amenazaba? Es demasiado claro. Es demasiado claro, y tanto temo a esta escesiva claridad que os pediría incluso que, sin aguardar a coloquios finales para los cuales no vamos a tener segura mente tiempo ninguno, me interrumpáis exigiéndome que os ponga las cosas un poco más oscuras, para ver si las entendéis mejor. Porque ése es el procedimiento habitual.</p><p><br /></p><p>Si la Psicología es una ciencia, como debe serlo, trata acerca de la Realidad, digamos ésta, el alma, o la personalidad o la conducta personal o, como acabo de oírle decir al profesor Monedero, el propósito, los propósitos humanos, una definición que trataré de usar también más adelante. Trata acerca de esas realidades, llamémoslas como las llamemos; para eso es una ciencia.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOexWJHAF_wC-08DMcrd44PbbRRtAG8crO0sWDIDIBayePdtjAmSHaeHuvuHKkvQHhbdJTsvWWCJNZlejn7g5gC1Tw23CZ1XLFHjbTbWMuA8HDBRZl31YAxQ8CWqY7WfGp9yBSAqjj__s/s1280/yo3.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOexWJHAF_wC-08DMcrd44PbbRRtAG8crO0sWDIDIBayePdtjAmSHaeHuvuHKkvQHhbdJTsvWWCJNZlejn7g5gC1Tw23CZ1XLFHjbTbWMuA8HDBRZl31YAxQ8CWqY7WfGp9yBSAqjj__s/w640-h360/yo3.jpg" width="640" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Pues imaginad que abrís un tratado cualquiera de Psicología y que os encontráis con una frase como ésta: <b>“Síndrome de ansiedad de desprotección es esto que me está pasando ahora mismo según lo estoy escribiendo”</b>. Os encontráis esta frase y decís <b>“Esto no puede ser; evidentemente esto no puede estarlo diciendo el autor del tratado”</b>. Inmediatamente miráis a ver si está en letra pequeñita y si es que está citando la carta o el testimonio de algún enfermo que sirva como caso de eso; pero que el autor para esplicar el citado síndrome se esprese de esa manera y diga <b>“Síndrome de ansiedad de desprotección es esto que me está pasando a m í ahora mismo según lo estoy escribiendo”</b>, eso no pasa.</p><p><br /></p><p>En ningún tratado de ciencia, de ninguna, ni de Psicología, podéis encontrar formulaciones como ésas. Formulaciones como ésas que, si recordáis bien la fórmula que me acabo de inventar, implican <b>“es esto”</b>. Vamos, la frase empieza muy bien, empieza con un terminacho, empieza con una cosa perfectamente manejable: <b>“síndrome...”</b> (también me lo acabo de inventar ahora, no sé si corresponde a algo), <b>“síndrome de ansiedad de desprotección”</b>. Vamos, estamos en plena jerga, es decir, estamos tratando de la realidad. Pero luego sigue <b>“es esto”</b>. <b>“Esto”</b> no puede aparecer en ningún tratado de ciencia. <b>“Es esto que me está pasando”</b>. <b>“Me”</b> mucho menos todavía. ¿Cómo <b>“me”</b> va a entrar como término de un tratado de ciencia? <b>“Está pasando ahora mismo”</b>, con el presente y con el <b>“ahora mismo”</b> ratificándolo. No, hombre.<b> “Ahora mismo”</b> en un tratado de ciencia no se puede decir. <b>“Según lo estoy escribiendo”</b>, para acabar de rematar la faena: eso es una cosa que no cabe, este presente, <b>“según lo estoy escribiendo”</b>, que aludiría al hecho mismo de estar formulando el tratado el propio autor. Esas cosas están escluidas de cualquier formulación científica. Cosas como <i><b>‘esto’</b></i>, <i><b>‘aquí’</b></i>, <b><i>‘ahora’</i></b>, <b><i>‘me’</i></b>, <b><i>‘yo’</i></b>... Esos términos, que pertenecen a la lengua corriente y que los empleamos con más frecuencia que ningunos otros, a cada paso y para cualquier función del lenguaje, todos esos términos están escluidos de la ciencia. Una ciencia no puede tratar de <i><b>‘aquí’</b></i>; no puede tratar de <b><i>‘esto’</i></b>; no puede tratar de <i><b>‘mí’</b></i>; no puede tratar de <i><b>‘ahora’</b></i>. Todo eso está fuera.</p><p><br /></p><p>Si una ciencia, o una filosofía, que yo no distingo para nada (la verdadera filosofía que hoy padecemos es la Ciencia, y lo demás que se llama filosofía no son más que complementos, restos, accesorios), si una ciencia o una filosofía se empeña en tratar de cosas de ésas, pues ¿qué hace? Trata, no de <i><b>‘aquí’</b></i>, porque eso es imposible, pero trata de <b><i>‘el aquí’</i></b>. ¡Ah! Eso ya es un término filosófico: <b><i>‘el aquí’</i></b>. Eso ya puede ser un término científico. Trata de <b><i>‘el ahora’</i></b>. De <b><i>‘ahora’</i></b> es imposible que trate. Para eso está la lengua corriente, pero el lenguaje de la ciencia no puede tratar de <b><i>‘ahora’</i></b>. Tratará de <i><b>‘el ahora’</b></i>. Pero <b><i>‘el aquí’</i></b> y <b><i>‘el ahora’</i></b>, notadlo, se han convertido en realidades; por eso se puede tratar de ellas: <b><i>‘el aquí’</i></b>, <b><i>‘el ahora’</i></b>. Por tanto, pueden ser objeto de una ciencia o una filosofía, pero ya son lo que no eran. Ya no hacen lo que hacían <b><i>‘aquí’</i></b>, <b><i>‘ahora’</i></b>, ya no están diciendo precisamente eso.</p><p><br /></p><p>Hace poco tuve que habérmelas en pleno reino de la reina de las ciencias, de la Física, con el libro de un físico, medio académico medio marginal, Barbour, que se titula <b>The End of Time</b>, donde proponía una Física sin tiempo. Y, efectivamente, esa Física, cuyo desarrollo no es al caso traeros aquí, acababa por reducir todo a configuraciones y variedades que sustituyeran al cambio temporal, de forma que el tiempo quedaba eliminado, y los entes últimos que quedaban eran los que llama “cápsulas de tiempo”: los ahoras. Esto de <b><i>“los ahoras”</i></b> ya lo decía Aristóteles mismo: <b>tónyn</b>, <b>tányn</b>, los ahora. Pero evidentemente los ahora no son ahora. Los ahora no son ahora: los ahora están ya fijos en la realidad y el intento de Barbour de hacer una Física sin tiempo es un intento que no tiene sentido. Es sugerente y honrado, hasta cierto punto, el intento; después de los progresos de la mecánica cuántica es, incluso, hasta lógico. Pero es, por supuesto, un imposible. La realidad está justamente fundada en la conversión de <b><i>‘ahora’</i></b> en <i><b>‘un ahora’</b></i>, <b><i>‘el ahora’</i></b>, <i><b>‘los ahora’</b></i>. Está fundada justamente en esta reducción del tiempo que de verdad está pasando, que es inasible, incapaz de ser objeto de ninguna ciencia, a <b><i>‘un ahora’</i></b>, <b><i>‘el ahora’</i></b>, que ya son formas de la realidad y que, por tanto, pueden ser objeto de ciencias de la realidad, de filosofías.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCb2MfHBUtMHza2y6-3TzHvoeQg5TBT1oM6DrzlQzliUTyzc2HCj_5FXsqbuwnEpnQ0iIWJOgw33xiErCpR7WFg4XJqxXr5cKDyLlPmukjjBPrMq9f-OrIiDZTGO2MQ8IIIay-24R85ds/s1000/yo2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="653" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCb2MfHBUtMHza2y6-3TzHvoeQg5TBT1oM6DrzlQzliUTyzc2HCj_5FXsqbuwnEpnQ0iIWJOgw33xiErCpR7WFg4XJqxXr5cKDyLlPmukjjBPrMq9f-OrIiDZTGO2MQ8IIIay-24R85ds/w261-h400/yo2.jpg" width="261" /></a></div><p><br /></p><p>Supongo que aparece bastante claro el cambiazo (si no, ahora en seguida me lo diréis) y, naturalmente, esto que os he mostrado con <b><i>‘aquí’</i></b> o <i><b>‘ahora’</b></i> podéis aplicarlo a todos esos términos que tienen esta condición de que no significan en sentido estricto, sino que hacen algo más: apuntan; apuntan en relación con el acto mismo de hablar.</p><p><br /></p><p>Sí, en un tratado relativamente científico puede aparecer<b><i> ‘ahí’</i></b>, pero eso si <i><b>‘ahí’ </b></i>es un anafórico que remite a un esquemita que el autor ha puesto. Es a lo más que se puede llegar. En una geometría ilustrada, por ejemplo, uno puede decir <i><b>“esto”</b></i>, pero si <i><b>‘esto’</b></i> quiere decir <i><b>‘el teorema que acabo de formular antes’</b></i>: un anafórico que no nos saca para nada del testo. Pero de esto de verdad, esto que está aquí ahora mismo, de eso no hay ciencia que trate. Por lo tanto, de mí o de tí, mucho menos.</p><p><br /></p><p><b><i>‘Mí’</i></b> o <b><i>‘ti’</i></b> no somos nadie real.<i><b> ‘Yo’ </b></i>es cualquiera. Es cualquiera con la sola condición de que esté hablando. <b><i>‘Yo’ </i></b>es cualquiera que está hablando. Y <b><i>‘tú’ </i></b>es cualquiera al que se está hablando. Y eso, señores, eso no puede ser objeto de ninguna ciencia. De eso no se puede hablar. Si se habla de ello, ya ni es el que habla ni es al que se habla: es de lo que se habla. Y eso es lo que se hace. Eso es lo que, inevitablemente, tiene que hacer cualquier Psicología, que empieza, de unas maneras más torpes, desarrollando nombres con significados, sustantivos, por ejemplo, <b>psyché</b>, entre los antiguos, anima o animus en la teoría de Epicuro y Lucrecio, y, resumiendo las dos, <i><b>‘alma’</b></i>. Teniendo en cuenta que el invento empieza (de una manera que me parece sumamente lógica) por aplicarse a las almas de los muertos. No hay ningún alma que se haya inventado antes de inventarse las ánimas de difuntos: ésas son las primeras formas de alma. El trasladar eso a los vivos es secundario, es un proceso que remata la obra, pero las almas primeras son las de los difuntos. El sitio donde en la prehistoria ya se desarrolla un culto y lamentación del difunto que implica la invención de <b>Nombre Propio</b> (en la prehistoria, en lo desconocido, es decir, antes de hace diez mil años) es ahí, con el invento y la lamentación del Nombre Propio del difunto, donde aparece el invento del alma por primera vez, que después se desarrolla tan esplendorosamente no ya con los trucos epicúreos de animus y anima, sino con todo el desarrollo moderno, en el que no voy a entrar.</p><p><br /></p><p>Como os advertí antes, el término en sí, este objeto de la psicología dicho como <i><b>‘alma’</b></i>, es una cosa anticuada, suena muy mal (para algo las ciencias progresan), pero, a cambio de ello, se han desarrollado otros, como es <b><i>‘la persona’</i></b>, <b><i>‘la personalidad’</i></b> y todos los demás nombres de los mecanismos anímicos a los que estáis de sobra acostumbrados. Y, en último término, con ayuda, a Iniciativa de filósofos y, después, del propio psicoanálisis, se Inventó <b>el yo</b>, que es la manera más hábil y directa de dar el cambiazo: en lugar de <b><i>‘mí’ </i></b>está <b><i>‘el yo’</i></b>.</p><p><br /></p><p>No sólo está <b><i>‘el yo’</i></b>, sino que, si me descuido, está <i><b>‘mi yo’</b></i>, y <i><b>‘tu yo’</b></i>, es decir, meros disimulos para evitar decir <b><i>‘alma’</i></b>, para evitar decir <b><i>‘mi alma’</i></b> y <i><b>‘tu alma’</b></i>; es decir, disimulos porque, en definitiva, con sólo el truco ese de sustantivarlo y poner un artículo (<b>“el yo”</b> o <b>“mi yo”</b> o <b>“tu yo”</b>) ya se le está convirtiendo en una realidad: en una realidad que yo no era cuando estaba vivo. Una realidad que yo no era cuando estaba vivo. Vuelvo con esto al título: <b>que el yo no soy yo</b>.</p><p><br /></p><p>Esto es lo que el año pasado nos surgía imaginando o recordando a un niño en el trance de dos años, dos años y medio, de estar terminando en él la lucha entre la gramática común, la lengua común, con la que cualquiera viene a este mundo, y el idioma de los padres que le ha tocado. Por esa edad, más o menos, con ese trance decisivo que la Psicología sólo torpemente reconoce y analiza, pero que, en cambio, para Freud, ya aparecía muy claro como límite: todo lo importante había sucedido antes, antes de ese trance de terminar la lucha entre la lengua común y el idioma que a uno le ha tocado. Tomemos a un niño, recordado, imaginado, en ese trance, al que los padres ponen ante el espejo y le dicen: <b>“Mira, Celita, qué guapa estás con ese lacito rosa”</b>, o <b>“Mira qué bien te sienta la chaquetita, Raimundito”</b>. El niño se queda mirando al espejo y todavía declara: <b>“Pero ése... no soy yo”</b>. <b>“Pero ése no soy yo”</b>. Hay algo en él que todavía está vivo y que, por tanto, tiene que hacer esta declaración: <b>“Pero ése...”</b>, es decir, ante la imagen del espejo, que es lo mismo que el significado de las palabras que lo tienen, incluidos también el nombre propio de la persona, Raimundito o Celita, que son como formas del espejo, declara: <b>“ése, evidentemente, es real, es real, me hablan de él, tiene su nombre, pero ése no soy yo; ése, a pesar de todo, no soy yo”</b>.</p><p><br /></p><p>Bueno, así es en el trance que trato de presentaros como recordado, imaginado y, en todo caso, ejemplar. Después viene la asimilación, la historia de la <b>Historia</b>, la historia del <b>Poder</b>, el desarrollo de la <b>Ciencia</b>, de la <b>Psicologia </b>entre las ciencias, que nos istruye acerca del yo, de la personalidad, de los síndromes de ansiedad, de la conducta, de los propósitos y todo lo demás; pero bueno, eso ya es la aburrida historia a la que estáis acostumbrados y en la que estáis metidos.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWaYN_AHHr0ewE3cdiE3MabWuCyygq7Nsp7u1DHRdlfjH49Suhc9DEAwJ68FscbCMKqNms_6e-WsSE7JNo5kZl1xX7vsPIqjSO-Z_8hazAVG_fb3e-rWqMRDWWFaeuKy30sW4-HPrbJqE/s724/yo4.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="483" data-original-width="724" height="424" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWaYN_AHHr0ewE3cdiE3MabWuCyygq7Nsp7u1DHRdlfjH49Suhc9DEAwJ68FscbCMKqNms_6e-WsSE7JNo5kZl1xX7vsPIqjSO-Z_8hazAVG_fb3e-rWqMRDWWFaeuKy30sW4-HPrbJqE/w640-h424/yo4.jpg" width="640" /></a></div><br /><p><br /></p><p>La realidad, ésa de que las ciencias tratan y de la que tratan también los hombres de negocios y de la que trata vuestra familia en las casas correspondientes, la realidad, aquello de lo que se habla, es, en un sentido preciso, falsa. Es decir, tiene razón el niño que dice: <b>“Ése no soy yo”</b>. Es en un cierto sentido falsa precisamente porque trata de presentarse como verdadera. Sólo así se puede decir que la realidad es esencialmente falsa. Una realidad cualquiera, entre ellas la del invento del alma, que arrastró consigo el invento del cuerpo, que sólo se inventa después de haberse inventado el alma. Una falsificación detrás de otra. Una falsificación complementando la otra.</p><p><br /></p><p>Todos recordáis las consecuencias. A lo mejor os ocupáis mucho de la medicina del alma y de la relación entre psicología y medicina, pero no olvidéis que, por otra parte, está el pobre cuerpo, que ha resultado del invento del alma, como una especie de corolario, y al cual desde entonces se le puede manejar, se le puede hacer objeto de toda clase de gimnasias, medicinas y profilaxis, que no son sólo las del alma, pero que son del mismo orden que ellas. Ésa es la triste historia. En ese sentido la realidad es falsa: porque pretende ser verdadera.</p><p><br /></p><p>Fljáos (es un paréntesis político) que si la Realidad fuera verdadera, no tendrían que estaros haciendo creer en ella todos los días. ¿Para qué diablos os han traído a esta Facultad? ¿O a qué diablos os ponen delante de un televisor? A predicaros todos los días que la realidad es la realidad. A haceros que creáis, a reforzar, por si acaso alguna duda viene a perturbarla, vuestra fe, en la realidad, en que sabéis de lo que estáis hablando y, por tanto, que sabéis lo que estáis haciendo. Esto es un paréntesis consolador: es, evidentemente, una inseguridad de la Realidad en sí misma lo que hace que tenga que estarse predican do cada día, en universidades o por televisores. Si fuera verdad, no tendría que predicarse. Es una cosa también muy elemental y demasiado clara.</p><p><br /></p><p>La <b>Realidad </b>está hecha esencialmente por conversión de eso, lo que llamamos tiempo, que de verdad no se sabe lo que es (el tiempo que está pasando, ahora, mientras os estoy hablando, y que es inasible, y que no tiene dos sentidos a derecha y a izquierda, que no tiene más que uno y, por tanto, ninguno), la conversión de eso en un <b>Tiempo </b>que se sabe, una idea de <i><b>‘tiempo’</b></i>. Es el fundamento mismo de la Realidad. Todas las demás realidades están fundadas sobre esta conversión del tiempo inasible en un Tiempo que se sabe, en un Tiempo que está ideado. Todas vienen de ahí. Era en ese sentido como en el libro del físico, en El fin del tiempo dé Barbour, me encontraba con este trance, que hoy también, de otras maneras, he querido presentaros, en que la gramática elemental, la razón común, se enfrenta con la <b>Ciencia de la Realidad</b> y trata de decirle las cosas que le está diciendo.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUPA_Lawj_WNeEhDNWihHXWBFPb8nb-X_fpxJ85eucoNg3ui10vP4jW0Qpdjana_P6pcc18pT_30oyBK_g0lbOT7pmrkWw_TLprOot10wpqSDWVR-NF9oiagKrHuMT8MFegDm5iOcmHJo/s700/yo1.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="394" data-original-width="700" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUPA_Lawj_WNeEhDNWihHXWBFPb8nb-X_fpxJ85eucoNg3ui10vP4jW0Qpdjana_P6pcc18pT_30oyBK_g0lbOT7pmrkWw_TLprOot10wpqSDWVR-NF9oiagKrHuMT8MFegDm5iOcmHJo/w640-h360/yo1.jpg" width="640" /></a></div><p><br /></p><p>El <b>psicoanálisis </b>era un invento que, desde el propio fundador, digamos, desde Freud, se encontraba en una situación indecisa, porque, por un lado, la tentación de que aquello se convirtiera en una teoría, doctrina y, por tanto, en definitiva, ciencia, era muy poderosa, y con algunos resquemores Freud mismo, de vez en cuando, es evidente que cedía a la tentación. Por otra parte, en muchos momentos, como viene a lo largo de sus escritos, se revela hasta qué punto él era como el niño ante el espejo: era honrado. Es decir, reconocía que eso que él estaba haciendo no podía ser una ciencia; no podía ser una ciencia de la realidad. Como es natural, porque psicoanálisis, como sabéis, etimológicamente quiere decir <b><i>‘disolución del alma’</i></b>. Disolución del alma, es decir, con el término más moderno, disolución del yo, descubrimiento de la falsedad de la persona, de la falsedad del yo. O sea, más o menos lo mismo que estaba yo haciendo con vosotros este rato, que se puede decir que era un poco hacer psicoanálisis. Y eso, evidentemente, no podía convertirse en una teoría so pena de condenarse a muerte, claro. Porque, evidentemente, si aquello se convertía en una teoría, tendría que ser, de una manera o de otra, psicología, es decir, una ciencia acerca de la realidad del alma.</p><p><br /></p><p>La disputa, que supongo que sigue a estas horas en la academia, entre dar entrada o no al psicoanálisis en las facultades, pues es todavía, hasta cierto punto, aunque muy de lejos, representativa. Efectivamente, hay una tendencia asimiladora, que parece ser la progresista y que es la conservadora, como suele suceder bajo el Régimen, que diría: <b>“¡Sí, sí, abarquémoslo todo! ¡También el psicoanálisis tiene derecho a entrar en las disciplinas académicas!”</b>. No sólo el psicoanálisis: hasta la parapsicología en muchas universidades está metiendo la nariz; de manera que imagináos, ¿no? Ésta es la actitud progresiva, que es la conservadora, la reaccionaria: meterlo dentro, no vaya a quedarle todavía algún veneno al psicoanálisis, no vaya a implicar todavía alguna forma de peligro; si lo hacemos disciplina académica, se acabó; ahora ya lo tenemos seguro, dentro.</p><p><br /></p><p>Y luego, está la actitud que, siendo la reaccionaria, es, por cierto, la más honrada, que es la de los académicos de pro, que de ninguna manera pueden consentir que bajo el nombre de <b><i>'Psicología'</i></b> éntre en las facultades eso del psicoanálisis. En ese sentido la disputa es reveladora. Con ella voy a ir terminando.</p><p><br /></p><p>El psicoanálisis, a pesar de estas vacilaciones del propio <b>Freud</b>, y no digamos de los supuestos seguidores, es una disolución del alma, es una disolución del yo, un descubrimiento de la falsedad del yo. Y esto no puede ser una ciencia. ¿Por qué? Porque es una acción. Es con esto con lo que quiero terminar: con la oposición entre acción y saber, entre acción y ciencia.</p><p><br /></p><p>La Ciencia está para confirmar la fe en la Realidad y, por tanto, para que estemos seguros de que no hay nada que hacer más que lo que ya está hecho. Lo que todos los días os predica la <b>Televisión</b>, sobre todo, mostrándoos que no puede suceder nada más que lo que ha sucedido. Todos los días, por si os entra alguna duda, que no hay nada que hacer.</p><p><br /></p><p>En ese sentido, al empezar, recordaba a mi antecesor en esta mesa, el profesor Monedero, que se inclinaba a decir <b>“ciencia de los propósitos”</b>, porque, en efecto, si la Realidad está costituida por una ideación del tiempo, la Realidad es esencialmente futura. Futuro no es, para la verdad, para este corazón de niño que nos queda, no es nada que esté ahí, que esté hecho, pero es, justamente, la realidad de las realidades; es de lo que se habla.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjh6a1TpOl75GX6I9lv8ZEflRTkmJQ75bbMmqQK7r4pgb-W5IJxT1oss6N0kqglXxo-4OxJ9Jq5P49fbcq6l6iAr1VCyYiQjdmHcUV-5lCPyYGh0WQMpBT5jCzp0vl-dJITwdBbuDhrV58/s1600/yo5.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjh6a1TpOl75GX6I9lv8ZEflRTkmJQ75bbMmqQK7r4pgb-W5IJxT1oss6N0kqglXxo-4OxJ9Jq5P49fbcq6l6iAr1VCyYiQjdmHcUV-5lCPyYGh0WQMpBT5jCzp0vl-dJITwdBbuDhrV58/w640-h480/yo5.jpg" width="640" /></a></div><br /><p><br /></p><p>Fijáos en el <b>Dinero</b>, que es la realidad de las realidades: el Dinero es todo futuro. No hay más dinero que el futuro. Y del Dinero dependen todas las demás istituciones sociales, judiciales, académicas... todas dependen del Dinero como realidad de las realidades; y, por tanto, de lo que tratan es del futuro. Tratan justamente de conseguir que no suceda más que lo que ya se sabe. Imagináos adonde se iría el Dinero si no tuviera un futuro sabido de antemano, adonde irían la <b>Banca </b>y las <b>Compañías de Seguros</b> y programas o presupuestos de todos los <b>Estados del Bienestar</b>. Su condición es que el futuro se sepa, es decir, que se asegure que no va a pasar nada que no sea lo que ya se sabe. Así se pueden hacer pronósticos, presupuestos estatales y operaciones financieras de todo tipo. Y el resto (justicia, organizaciones familiares o estatales, academia, educación...) va sencillamente a la rastra. ¿No os hacen aquí todos los años un plan de estudios, haciéndoos costar que el Ministro allá en lo alto sabe de antemano todo lo que va a haber que saberse durante ese curso? Se sabe ya de antemano. Si no, ¿qué sentido tendría un plan de estudios? Un plan de estudios tiene ese sentido: cuidar, asegurarse de que lo que se va a aprender es lo que ya está sabido, no vaya a correrse algún peligro de algo.</p><p><br /></p><p>De manera que, en ese sentido, efectivamente, la realidad es esencialmente futura, y la Ciencia, aunque parezca otra cosa, es una ciencia que, en definitiva, trata del Futuro, y que, por tanto, está dedicada a esta labor fúnebre de asegurarse de que no va a pasar nada más que lo que ya ha pasado, de que no va a haber ninguna sorpresa... En vano: en vano, porque, no ya un psicoanalista, sino un gramático cualquiera os puede decir: <b>“Pero eso nunca es así”</b>. Nunca es verdad que ese Futuro esté he cho, y es en ese sentido como os contraponía para terminar la acción con la Ciencia.</p><p><br /></p><p><b>La Ciencia está para asegurar la Realidad y, por tanto, la Fe</b> y, por tanto, asegurarse de que no pase nada imprevisto. Frente a ello está la acción: psicoanálisis en cual quiera de los sentidos, disolución del alma... empezando, como en el título de esta charla, por mostraros esta evidencia demasiado clara de que el yo no soy yo.</p><p><br /></p><p><b>Fin</b></p><p><br /></p><span><a name='more'></a></span><p><br /></p><p><b>Respuestas a preguntas</b></p><p>Tu pregunta no tiene una respuesta unitaria. Unas sí y otras no. Unas veces sí y otras veces no. Me estoy ocupando de ello sobre todo con una serie de artículos o sustitutos de artículos que vengo sacando (ya voy por el 15 o el 16) en el diario <i>La Razón</i> todos los miércoles. (No os escandalicéis demasiado; porque a lo mejor muchos de vosotros sois de los que distinguen todavía entre un diario y otro diario, y, si os descuidáis, vais a llegar a distinguir entre una cadena televisiva y otra cadena televisiva... no os digo adonde vais a parar), bueno, el caso es que por azares me encontré metido hace años en ese periódico, y esta serie la estoy dedicando a eso: a tratar de sacar de mí un tipo de recuerdos que no sean históricos, que no sean una narración histórica, que no pretendan, por tanto, ninguna forma de realidad y que, por ello mismo, sean como una especie de grano que se desgrana y que sugiere cosas vivas para cualquiera. Que yo a lo largo de esta serie lo consiga o no lo consiga o más o menos, eso es otra cuestión. Pero el intento, la pasión que me mueve a ello, es ésta. </p><p>Porque, naturalmente, lo contrario, el impulso contrario, es el dominante: convertir todo recuerdo en algo sabido, en algo histórico, en una realidad, someterlo a la realidad. Yo y cualquiera de vosotros distingue entre recordaciones indefinidas, que le asaltan, que ocasionalmente lo invaden o lo arrastran, y luego el álbum de fotos; frente a eso, al álbum de fotos, es decir, las imágenes, historias, de vuestra niñez o de más tarde, lo que tenéis ahí ya sabido, encuadrado, esactamente como las fotos en su álbum.</p><p>Luego, lo uno está contra lo otro; y, aunque no me puedo estender mucho más, yo creo que tu cuestión, por lo menos en su planteamiento, a todo el mundo alcanza: Hay en el funcionamiento de la memoria dos mecanismos que no sólo son distintos, sino que se contraponen:</p><p>Hay una historia del yo real, que está hecha para sostener el yo real, empezando por la fecha de nacimiento, empezando por lo que dice tu documento de identidad; y hay otra memoria.</p><p>O lo uno o lo otro: O es una historia, más o menos cronológicamente ordenada, es una historia que se sabe (se parece —por volver a la imagen— al álbum de fotos), o no es eso. O no es eso, sino que es una muestra de que uno nunca está bien hecho del todo, y que por los resquicios le pueden surgir, de vez en cuando, olores indefinidos que le invadan, que le hagan perder el tino personal y, por tanto, dudar, como el niño ante el espejo, de su personalidad.</p><p>No olvidéis que yo, el yo real, por ejemplo, en este caso, don Agustín García Calvo, es un ente de la realidad como, en general, el yo. Pero yo no. Yo no soy ése. Yo no soy ése. De manera que hay, en cuanto a la memoria, un mecanismo confirmador de la realidad (por todas partes uno cree que sabe su historia), y luego un mecanismo que la contradice.</p><p>La contradicción muchas veces (esto los psiquiatras lo saben muy bien) se manifiesta en forma de trastornos y de locura. Esto para mí es secundario. Puede manifestarse así o de otra manera. Mejor si no se manifiesta en formas de locura definida, porque entonces ya eso mismo hace que la Medicina y, por tanto, la Sociedad entera pueda captarlo. Pero, en todo caso, la contradicción está ahí.</p><p style="text-align: center;"><b>* * *</b></p><p>Sí. No podemos detenernos en ello, pero Freud analizaba eso bastante bien. Hay una especie de motor. El motor, desde luego, está fuera de la persona, está fuera del yo, el motor que mueve el sueño. Pero la fabricación del sueño se hace, no sólo con entidades reales, sino que él distinguía muy bien entre el material próximo, que era normalmente del día anterior, es decir, impresiones del día anterior que uno había recibido, y los materiales lejanos, que normalmente procedían de ese trance que antes os he espuesto en que está terminando la lucha entre la lengua común y el idioma que a uno le toca. De manera que el sueño se fabrica como una realidad. Y, por supuesto, en la medida que después se le recuerda y hasta se le escribe, no se está haciendo más que confirmar la realidad del sueño. Es una realidad como otra cualquiera. Ahora, luego el sueño, como otras cosas, psicoanálisis o actividad de disolución, puedo usarlo en los dos sentidos contrapuestos: puedo usarlo para curar amenazas de lo cura, lograr la reintegración al orden, o puedo usarlo para descubrir esa contradicción que he tratado de poneros por delante, entre aquello que no era el yo, y que soy yo porque precisamente soy cualquiera, y aquello otro que es mi personalidad.</p><p style="text-align: center;"><b>* * *</b></p><p>El miedo en relación con la creación de la nada. El miedo, es decir, aquello que analizábamos estos días en la tertulia política del Ateneo Madrileño, el miedo que, según alguno de los contertulios, era el culpable de que no rompamos, no nos atrevamos a romper con la falsedad de la realidad y, por tanto, de la propia realidad de uno, ese miedo es un miedo de quedarse sin todo aquelio que el <b>Estado </b>y el <b>Capital </b>nos proporciona: esa seguridad del futuro. De forma que nunca es el miedo de una nada verdadera, sino que es el miedo de la falta de algo que nos han acostumbrado a tomar como sustituto. Eso es lo que esencialmente esplica la creación de la nada.</p><p style="text-align: center;"><b>* * *</b></p><p>Sí: no; como todo lo que digo, es de sentido común. No hace falta haberlo estudiado de una manera especial. Hay un intento costante de hacer creer en la realidad y, primariamente, en la realidad propia de cada uno. Por eso, por ejemplo, los padres son los primeros encargados. Convencen en seguida a los niños de que <b>“A este niño le gusta el chocolate”</b> —o <b>“A este niño no le gusta el chocolate”</b>—. Le crean gustos específicos, personales, que, evidentemente, el comercio, después de los padres, no va a hacer más que ratificar. La fabricación de gustos personales y de opiniones personales es el gran truco. Por eso vivimos bajo el <b>Régimen del Bienestar</b>, en la <b>Democracia Desarrollada</b>, que consiste en la fe en que cada uno sabe qué es lo que le gusta y qué es lo que opina. Una fe estúpida, como, de vez en cuando, voces, la de <b>Sócrates </b>o la de <b>Cristo </b>mismo desde la cruz, lo han dicho: <b>“No saben lo que hacen”</b>, que es una manera de decir la verdad. Pero <b>todo el Orden, toda la Realidad está empeñada en que cada uno tenga su gusto personal</b>, propio, como has dicho, su opinión personal: <b>“Esto es mío. Esto soy yo”</b>. De forma que ésta es la costrucción de la mentira (empezando por la mentira de uno mismo), dentro de la que estamos, de la que partimos, para después, aprovechando eso de que nunca uno está bien hecho del todo, nunca la mentira está cerrada, ver si se puede desarrollar esa acción de la disolución del alma, del descubrimiento de la mentira de la realidad.</p><p style="text-align: center;"><b>* * *</b></p><p>Es desde el comienzo de la Historia. Estoy empleando la palabra <i><b>‘Historia’</b></i> de una manera precisa, es decir, escluyendo de la Historia todo lo que no sea la Historia, intentando que Prehistoria o Extrahistoria no se reduzcan a Historia; es decir, de una manera precisa: desde que hay escritura. Desde que hay escritura, es decir, fijación del tiempo del habla en un espacio, por escrito. O sea, unos diez mil años, más o menos, según lo que suele calcularse. Fuera quedan cientos de miles de años que no hay Historia, y que no hay por qué reducir a Historia. Desde el comienzo de la Historia, eso se estaba haciendo. Es decir, con el proceso ese que empieza con los muertos, de un individuo llorado al que se lamenta con su Nombre Propio, con las lamentaciones. Desde ese momento está ya en marcha el proceso. Es la creación del alma en el sentido justamente del individuo personal; que parece que es la creación de lo más individual, pero que, por ello mismo, es la creación de lo más social y sometido. Porque, naturalmente, todos y cada uno tienen su Nombre Propio, y los nombres propios, como las huellas dactilares, pueden ser distintas para cada uno, pero lo que todos tienen de común es que todos tienen su personalidad, su Nombre Propio. Así hasta el progreso último de la Historia, el que hoy, aquí mismo, en esta sala, estamos padeciendo bajo el Régimen del Bienestar, donde toda la fe se centra en eso, en la costitución del individuo personal, y todo el poder se funda en ello, la repartición del docu mento de identidad, cada vez más detallado.</p><p>Algunos apocalípticos, por cierto, de vez en cuando, se han dejado llevar por el miedo y se han equivocado, y han pensado en un <b>Gran Poder</b> que pudiera controlarnos, una Policía perfecta que nos tiene a todos en el fichero controlados, que sabe todos nuestros movimientos. No hay por qué dejarse llevar tampoco por ese miedo. Es verdad, el progreso último de la Historia consiste en este infierno, en esta condena cada vez más tremenda a la Individualidad Personal, que quiere decir su misión al Orden Social (aunque parezca lo contrario, es lo mismo: la Democracia Desarrollada lo demuestra), pero al mismo tiempo, no hay que dejarse llevar por el miedo, porque no es verdad: no hay allí arriba ningún policía perfecto que nos tenga y que nos pueda tener controlados a todos y en su ficha. Quedan siempre rebabas de la obra. Cada uno, por consiguiente, suele estar siempre mal hecho. Nunca acaba de estar bien hecho. Y es gracias a eso como tiene sentido un psicoanálisis, una acción, como la que aquí he propuesto.</p><p style="text-align: center;"><b>* * *</b></p><p>Sí, el <b>Automóvil Personal</b> es un buen símbolo. No es ningún accidente que el auto-móvil, el se-moviente, se haya convertido en el representante por escelencia del ideal democrático. Cada uno sabe adonde va. Todos van al mismo sitio, pero cada uno sabe adonde va, por su propia voluntad y decisión. Esa estupidez es fundamental para el Régimen que hoy padecemos.</p><p style="text-align: center;"><b>* * *</b></p><p>Tal vez has simplificado un poco, has puesto un poco demasiado sencilla la labor. Es que esto de (evidentemente, quienes tenéis práctica lo sabéis mucho mejor que yo), esto de descostruir, destruir la costrucción de la falsedad del alma, es algo que, inevitablemente, tiene que hacerse por sus pasos; es decir, que no puede un psicoanálisis aspirar a una disolución repentina. Toda esta utilización que Freud hacía de síntomas, por ejemplo de síntomas típicamente subcoscientes, manifestaciones, no incoscientes, que yo no sé lo que es, sino subcoscientes, que sé bastante bien lo que es, o de los sueños, que también están fabricados desde lo subcosciente, todo eso tiene el sentido de una marcha, de un proceso: se van descubriendo roturas, incongruencias, y eso puede llevar, efectivamente, hasta donde debe, que es ese trance al que me he referido (que podemos, desde fuera, situar entre año y medio, dos años, dos años y medio, pero que, en fin, no hace falta situarlo así), ese trance en que se está costituyendo el alma, con la victoria de un idioma determinado en contra de la gramática común en la cual yo no era más que yo, es decir, nadie, nadie realmente terminado; todo eso marcha así. Tu corolario de que lo que el psicoanalista tiene que hacer entonces es utilizar esos materiales diversos y hasta contradictorios que se le ofrecen para una interpretación, eso... tú como yo comprendemos que es una conclusión mucho más sujeta a tela de juicio; porque, evidentemente, si el propio Freud vacilaba entre lanzarse desenfrenadamente a la labor de descubrimiento de la falsedad, a la disolución del alma, o utilizarlo como un proceso reintegrador, cualquier psicoanalista está por fuerza condenado a la misma vacilación, y entonces unas veces tirará para un lado y otras veces tirará para otro; y cuantos menos proyectos y recetas se dirija a sí mismo, tal vez mejor.</p><p>Bueno, ésa es justamente la ambigüedad o la vacilación de la que volvíamos a hablar. Evidentemente, si el psicoanálisis se decide por ser psiquiátrico, cosa que tal vez es lo que mayoritariamente sucede, si el psicoanálisis se vuelve psiquiátrico, entonces, efectivamente, lo que hace es conseguir, no ninguna disolución del yo, sino un yo más sano, más tranquilo, más conforme consigo mismo, que padezca lo menos posible de formas de locura estrepitosas, molestas para los propios pacientes y para los progresos en psiquiatría, que para eso está. Ahora, eso que has dicho de <b>“inexorablemente”</b>, no. No, por lo mismo que antes he dicho en general: si la Realidad estuviera definitivamente hecha, si fuera en algún sentido verdadera, no tendría que estarse predicando todos los días. La Realidad no está hecha. La del alma de uno, tam poco está hecha. Nunca. Todas las religiones han pretendido que sí: por eso, en la imaginería católica misma, pues el alma era un alma que seguiría siendo individual, que se trasladaba al cielo y a la eternidad y que seguía siendo la misma, ¿no? Y la Ciencia, que ha sustituido a las religiones, pues hace lo mismo. Pero eso no es fatal, y la labor de disolución del alma, en psicoanálisis, en política, en cualquier cosa, no está condenada de antemano. Precisamente porque no estamos bien hechos, y un psicoanalista tampoco él mismo está bien hecho.</p><p style="text-align: center;">* * *</p><p>Sí, sí, ¿qué se le va a hacer? Si quiere curar, tiene que hacer eso. La situación es típicamente la que dice el evangelio, y es la que te vuelvo a recomendar aquí. Como el psicoanalista está partido, que por un lado es honrado y, por tanto, si se deja llevar, iría a un psicoanálisis desenfrenado, y por otro lado, es a lo mejor hasta un profesional o, en todo caso, tiene esta piedad hipocrática que le pone por delante antes que nada lo de evitar sufrimientos, evitar esas faltas que dices, curar, entonces, que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha. Cuanto menos se interfieran las dos actividades contradictorias, mejor. En cuanto a lo de curar, evidente mente, depende de a quién se cura: a mi yo o a mí. </p><p><br /></p><!--more--><div><br /></div><div>Este texto es parte de un dossier sobre realidad y simulación publicado en el número 43 de la revista <b>Desde el Confinamiento</b>, que puede descargarse gratuitamente <a href="https://mega.nz/file/Lth2QBhJ#swdHR3XevYX69zlVbks6lVdyfPHwmxyAR3MHWtWiIzE" target="_blank">aquí</a>. Una introducción puede leerse <a href="https://revistaamoryrabia.blogspot.com/2021/10/desde-el-confinamiento-n-43.html" target="_blank">aquí</a>.</div><div><br /></div><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhc5cQZ7uMjwfi4ifTdjqv6DXrNfvxzT0u6udLivBbz94I-p0y1Wi6vGqAN1R3HHXLatIMxUDEcBIp7CXtMDgfutiSgStGAjmOvFhU5vRl37d1KcfrV5uvsEy2Ogt0-9r4_O7sGFZfOjIU/s700/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="350" data-original-width="700" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhc5cQZ7uMjwfi4ifTdjqv6DXrNfvxzT0u6udLivBbz94I-p0y1Wi6vGqAN1R3HHXLatIMxUDEcBIp7CXtMDgfutiSgStGAjmOvFhU5vRl37d1KcfrV5uvsEy2Ogt0-9r4_O7sGFZfOjIU/w640-h320/Anuncio-Desde-el-confinamiento.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div></div>Colectivo Editorial Amor y Rabiahttp://www.blogger.com/profile/03470307720469201163noreply@blogger.com